¿A quién le gustaría vivir en Astro City?

A mí, desde luego, sí.

Y no solamente porque podría ver superseres continuamente, sino porque también vería héroes cotidianos, gentes con historias que podrían sucederle a cualquiera: personas corrientes que nos transmiten sus vivencias, mientras los Superhéroes hacen y deshacen a su alrededor, entrando y saliendo de sus vidas, interrelacionándose.
Y, ante todo, porque «mi» posible historia la contaría Kurt Busiek, la dibujaría Brent Eric Anderson y Alex Ross me dedicaría una portada maravillosa.
¿Se nota que me gustan mucho? Pues sí. No podría decir lo contrario.

Esta fantástica serie, que nos llega con cuenta gotas, me la dió a descubrir el tío berni (sí, cariño, no te me vayas a quitar de los créditos) y desde entonces, ando enganchada y a la caza y captura de cualquier especimen de la colección que se me ponga a tiro.
En España han sido editados por Planeta, «Cerca de tí» en formato de grapa, al igual que, y dentro de su sello WorldComics, los correspondientes al volumen 2 y parte de este volumen 5 en USA, y » Héroes Locales» junto con «Vida en la Gran Ciudad» en pequeños tomos.

Héroes LocalesCerca de TíVida en la Gran Ciudad


El volumen que me tiene encandilada es una adquisición americana, el número 5 de 2005 que se puede encontrar editado por DC Comics en Wildstorm Signature Series y que, bajo el título genérico de Astro City: Local Heroes recoge una serie de historias, de las que hablaré más adelante, en las que prima una estética característica de toda la serie, que podría llamar «retro-futurista»: algo así como las décadas de los 40 y 50 fusionadas con un futuro que no se nos antoja lejano, pero al que ya llegamos con la intuición. Todas y cada una de estas narraciones parecen presentadas con el «típico sabor americano»: postales, banderines de los equipos locales o universitarios, tarjetas de visita, recortes de periódicos, anuncios de restaurantes, pases a la ComicCom,… Y es que AstroCity está enclavada en los Estados Unidos, en lo que podría ser una de sus ciudades emblemáticas del, ¿por qué no?, medio-oeste (para no perder ese tipismo).

También tienen en común todas estas historias, el tratamiento de los superhéroes, de los que se enfoca tanto su cara más popular, la pública, como, y sobre todo, la menos conocida: su vida privada, hogareña, familiar, donde salen a relucir las carencias y faltas, que -como héroes- no pueden demostrar en su faceta de «salvadores del mundo», aunque no esperen encontrar la disección milimétrica ni la dureza que nos aparecía en «Watchmen», pues no es ésa la intención de esta obra, que aunque beba de sus fuentes, lo hace de un modo lejano: su tono es mucho más dulce y menos analítico, ya que tiende a centrarse en los sentimientos más que en los caracteres y en las motivaciones más que en los motivos y de un modo que no suele ser explícito, nos lleva hasta ellos con un tempo lento, dejando caer las piezas para que las encajemos poco a poco, en el momento justo.



Otro de los puntos a destacar en esta obra, que es donde reside su principal encanto, es en los habitantes o visitantes de Astro City: cómo viven y conviven con la legión de héroes que les acompañan; cómo les cambia la vida, desde el detalle más nimio hasta que funcionan como punto de inflexión; la manera en que todo lo envuelve, que, al mismo tiempo, hace que sea una ciudad como tantas otras y, a la par, tan diferente.
Así, nos llega «Newcomers», la visión de un portero de hotel, desde que llegó a AstroCity, su encuentro con héroes como Samaritano o Cleopatra y cómo la ciudad acabó atrapándolo, llegando a hacer de él un pequeño héroe, un héroe local.

También nos encontramos con una autora de cómics que empieza a despuntar en el mundillo y que se debate entre ceder a los deseos comerciales de su editor o mantenerse fiel a su arte y sus creencias en «Where the action is». Por cierto, ¿uno de los personajes no os recuerda, curiosamente, a Stan Lee?



En «Great Expectations» un actor, que interpreta a un héroe, se ve envuelto en una situación que le convierte en héroe casi por accidente… y llega a creérselo, hasta que la realidad se torna demasiado real.



Nos encontramos con historia de amor y desamor en «Shining Armor», en la que la «enamorada» está obsesionada en descubrir la identidad secreta del que se supone su amor y como, años después, se enfrenta a su hija, que es una heroína que empieza a ser conocida por toda la ciudad.



La «temática teen» está recogida en «Pastoral»: una adolescente tiene que abandonar temporalmente Astro City para ir a vivir con sus tíos y primas en el campo, donde descubrirá que las cosas no son tan aburridas ni diferentes como ella creía.

Un abogado quiere ganar su caso a toda costa en «Knock Wood» y en su continuación «Justice Systems», con la mafia y los superhéroes de por medio, pero ¿justifica el fin los medios?

Los Superhéroes también se retiran del «sevicio activo» y se jubilan. En «Old Times», «SuperSonic» es requerido para luchar contra un robot que ataca la ciudad, pero ¿la edad perdona a los superhéroes?



La última historia de este tomo recopilatorio es «After the Fire» (o Since the Fire, como aparece en la historia, propiamente dicha) y es un sentido homenaje a los bomberos, héroes del pueblo americano desde siempre, y mucho más, desde los sucesos ocurridos en el 11-S.

Después de estas historias, nos encontramos con unas páginas finales que recogen dibujos de Brent Anderson, con el diseño y elaboración de los personajes, con anotaciones del artista en los originales y de Busiek alrededor, con «supuestos Post-it» y los bocetos de las portadas de Alex Ross, en las que podemos ver la evolución del modelo real hasta el resultado en el papel, para seguir disfrutando, un poquito más, aunque sabe a poco, de esta serie, entre cuyos fans (¿no estaba suficientemente claro?) me cuento. Y no soy la única, pues podemos leer en la página de DC Comics, en el apartado de Wildstorm que el nuevo número de Astro City, titulado «The Tarnished Angel» lleva como autor de la introducción nada menos que a Frank Miller. A ver cuándo nos llega aquí, que lo estamos deseando, ¿verdad?

Mar