El día de Todos los Santos… Buen momento para seleccionar algunas historias de fantasmas. Ojo, no de terror, ni de monstruos. Historias de fantasmas como dios manda, seres que vuelven de la tumba generalmente a tocarnos las narices. No son las mejores, porque no las hemos leído todas para poder opinar, pero ahí van algunas historias de/con fantasmas que merecen realmente la pena. Perdón por la escasa calidad de las imágenes, pero no tengo escáner y he tenido que fotografiar los tebeos. Y con tanto miedo me temblaba el pulso.
• El miserere, de Carlos Giménez (incluido en Sabor a menta, Glénat, 2005). El maestro Giménez adaptó en 1971 un cuento de horror de otro maestro, Gustavo Adolfo Becquer. Son sólo cinco páginas, suficientes para que Giménez de una lección de cómo se narra una historia y cómo se crea un ambiente y una tensión dramática. Una historia tan simple como inolvidable.
• The Marquis, de Guy Davis (Norma, 2006). Fantasmas, fantasmas y más fantasmas, y además de los malos. Con una ambientación muy apropiada para contar historias de este tipo, también hay que destacar la imaginación de Davis para diseñar criaturas terroríficas.
• Lady Ligeia, de Dino Battaglia (incluído en Totentaz, Astiberri, 2005). Cuando se junta a dos monstruos como Poe y Battaglia, no se puede esperar menos que una historia magistral. 8 páginas de infarto. Y si podéis, echad un ojo a Los cuentos de Maupassant que editó hace tiempo Nueva Frontera, una maravilla.
• Planetary, de Warren Ellis y John Cassaday (Planeta). A lo largo de esta serie, en varias ocasiones Ellis cede el protagonismo a los fantasmas (nº 3, 7, 8,…), unos fantasmas que por lo general sufren más que asustan, los pobres. Muy recomendable.
• Sandman nº 25, de Neil Gaiman y Matt Wagner. Una historia 100% de fantasmas, a modo de pausa dramática en medio de la saga Estación de tinieblas (Norma, 2005). Al parecer la historia gustó, y a partir de sus personajes se montó todo un crossover en DC titulado La cruzada de los niños.
• Profesor Bell: Los muñecos de Jerusalén, de Joann Sfar (Sins entido, 2005). Junto con La Mazmorra, la serie más divertida de Sfar. El Profesor Bell, detective de lo paranormal, se hace acompañar por un fantasma de esos de los de toda la vida, con su sábana y todo. Este es probablemente el mejor número de la serie.
• La Cosa del Pantano: Amor y muerte, por Alan Moore, Stephen Bissette, John Totleben y Alfredo Alcalá. A lo largo de su estancia en la serie de Swampy, Moore trató en más de una ocasión el tema fantasmagórico, pero esta saga de cuatro números es impresionante. Está editada en formato comic book (4 números) a color (Zinco, 1988) y también se incluye en un tomo con el mismo título en blanco y negro (Norma, 2001).
• Palomar, de Beto Hernandez (La Cúpula, 2005). No es que los fantasmas tengan un papel relevante en este tebeo, pero su presencia se siente a lo largo de toda la obra, como no podía ser menos en un autor con unas raíces mejicanas tan explícitas.
• Hellboy: Navidades subterráneas, de Mike Mignola. Evidentemente en una lista de este tipo no podía faltar una historia de Hellboy, la serie de fantasmas y demonios por excelencia. Esta historia se encuentra recopilada en el tomo El ataúd encadenado y otras historias (Norma, 2004).
• La caída de la casa Usher, de Rich Margopoulos y Richard Corben. Aunque es discutible que sea una historia de fantasmas, me costaba dejar fuera a Corben, ese grandísimo autor que tan buenas historias de terror y fantasía ha aportado al mundo del cómic. Esta historia está incluída en Las obras completas de Richard Corben nº 4 (Toutain, 1985).
Se han quedado fuera, por falta de espacio, que no de interés, toda la EC, mucho cómic japonés, Hellblazer, la Bruja Madrina de Jill Thompson, cosas de Wrightson, de Breccia, alguna historia de Corto Maltés, incluso algún Lapinot y muchísimas historias que se acercan pero no son propiamente de fantasmas… En fin, mil y un cuentos terroríficos que seguro que podéis buscar en vuestras tebeotecas para amenizar un día tan señalado como hoy.