Shenzhen (Guy Delisle)


SHENZHEN, de GUY DELISLE
Astiberri, 152 páginas, B/N, 18 euros


En esta ocasión, Guy Delisle viaja a China, a la ciudad del sur Shenzhen para supervisar el trabajo de animación: el antiguo «director, tras 8 meses en el puesto, está algo desquiciado. Y encantado de largarse», nos dice el propio Delisle mientras nos retrata a un ente medio demoníaco, que no le augura nada bueno. El autor, que ya había estado en el país, empieza comparando sus antiguos recuerdos con los que cree va a tener por delante… y sin darme cuenta, eso es justo lo que yo, como lectora, comienzo a hacer con esta obra. Me recuerda tanto a Pyongyang (que es posterior en su realización, aunque ha sido editada antes en nuestro país) que no llego a disfrutarla tanto como seguramente merece: es divertida, pero tengo la sensación de que las situaciones ya están leídas con anterioridad; aparece el caos, pero ya me conozco ese tipo de “caos controlado”; la espontaneidad que me llegó a sorprender tan gratamente en el otro tebeo no la encuentro en éste; las vivencias extrañas nos resultan gratamente conocidas, pero ya conocidas; las experiencias ya no son delirantes, o al menos, no como en su predecesora… Y el dibujo, es idéntico al utilizado en Pyongyang, lo que hace aumentar esa sensación constante de «dejà vu». Con todos esto elementos, Shenzhen me resultó muy agradable de leer pero no me enganchó, ni de lejos, de la misma forma que su, para mi, mucho mejor Pyongyang, en la que el autor ya domina el tema, si se entiende Shenzhen como una antesala, como un esbozo de lo que queda perfectamente expresado en Pyongyang. Sin duda, el orden de lectura de los factores sí ha alterado el producto.



Aparte de ser anterior en el tiempo, y por lo tanto, en la forma de expresión de todas esas vivencias, también encontramos algunas diferencias más entre estas obras, sobre todo porque Shenzhen es una obra en la que el autor está mucho más tiempo en soledad: mientras que en Pyongyang, Guy Delisle tiene compañeros de trabajo occidentales y se mueve con los cooperantes de las O.N.G.s que realizan su labor social en la ciudad, en Shenzhen apenas si se relaciona con los guías y las personas del estudio y muy pocos a su alrededor «chapurrean» el inglés. Todo ello nos permite acceder a una visión menos elaborada, más íntima y, en cierto modo, más pesimista de esta experiencia: es «un» Delisle en ambas y, al mismo tiempo, otro.

A quien tenga la oportunidad de encontrarse con cualquiera de estas dos obras, le animaría -sin duda, primero Shenzhen y después, y sobre todo, Pyongyang– a que se pusiera manos a la obra, que las lea, que las disfrute … ¡y que se pase por aquí a contarnos qué les han parecido!

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Interesante, pero no resiste una purga por motivos de espacio

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