Stuck rubber baby: Mundos Diferentes (Howard Cruse)


Stuck Rubber Baby: Mundos diferentes (Howard Cruse). Dolmen, 2006. Cartoné. B/N. 216 págs. 25 €



Desde este verano tenía esta magnifica obra en la mesilla, esperando para ser leída, bajo una pila que comenzaba a ser preocupante. Y cada vez que la veía, allí, en el fondo, me daba un pinchacito, porque por lo que había ojeado y leído, no hacían más que llegarme buenos comentarios por todas partes.
Y justo la semana pasada no pude aguantar más: ví el hueco, antes de empezar con otro nuevo montón y me decidí a atacarlo. Y por dos flancos.
La edición que me acompañaba y remordía la conciencia, flanco en inglés.
La edición que acababa de caer en mis manos, en español.
El panorama no podía ser mejor: hacer una comparación de las dos obras, en vivo y en directo. Encuadernación, tamaño, calidad de la impresión y del papel y por supuesto, de la traducción. Y he de decir que en todas estas cuestiones, la edición española no tiene nada que envidiar a la americana (que, en este caso, era de tapa blanda). ¿Y la traducción? Pues muy buena. Adecuada y todo lo contrario a sencilla. Un sobresaliente para Diego García. Y eso que no lo tenía nada fácil.

Esta novela gráfica nos habla de los Estados Unidos en «una época en la que Kennedy era presidente», lo que aporta muchos datos pero, al mismo tiempo, nos deja en duda respecto al momento exacto. Un momento en el que todo estaba intentando cambiar. Una época muy convulsa en aquel país y, por ende, en todo el mundo.
Y más, si la acción se ubica en una pequeña población del Sur, tan ficticia en la novela como real podía haber llegado a ser. Este tono de ficción-real o de realidad pasada por la ficción se mantiene durante toda la historia, en la que nos podemos encontrar con datos reales ocurridos en los Estados Unidos de aquellos días, y con datos creados para situar un determinado punto de la acción con una sólida base de realidad. Por ejemplo, todos los artículos que salen en los maravillosos dibujos existieron en ese momento, aunque la anécdota por la que transitamos no ocurriera así en el extraño mundo de principio de los años 60. Y así lo explica el propio Howard Cruse en los interesantísimos «Comentarios del Autor» que figuran al final de la obra.




Es por decirlo de alguna manera «una autobiografía falsa», como nos explica el propio Howard Cruse: Stuck Rubber Baby, nombre intraducible al español (y a la mayoría de otras lenguas, y que, por supuesto bien explicado está en esta cuidada edición) por los dobles sentidos que tiene en inglés -sobre todo, «rubber» en argot- es la historia de un gay reprimido y nada convencido de su orientación sexual, que trata por todos los medios de ser heterosexual, en la época en que se luchaba por los derechos civiles y la igualdad entre razas.
Autobiografica, porque el propio autor vivió de cerca, aunque no como sucede en el libro, alguna de las situaciones; y falsa, porque no es su propia historia, aunque está contada en primera persona por Toland Polk, que nos lleva, con continuos «flashbacks» del presente, (donde aparece como un hombre adulto con su pareja) al pasado, donde se desarrolla todo el argumento: la muerte de los padres, las primeras experiencias en demasiadas cosas de golpe, la relación con su hermana mayor,…
Es una novela gráfica que no puedes dejar de leer y menos si eres una persona tan curiosa como yo: te sumerjes en un mundo tan lejano como cercano. Lejano y cercano casi por los mismos conceptos: porque sabemos tanto de aquellos días tormentosos, en general, como poco de las historias particulares.
Otro punto que hace que su lectura siga siendo amena y llena de nuevos interrogantes es que tiene su propia banda sonora. Muchas veces, al leer un cómic o una novela, oyes ecos y músicas flotando en el aire o dentro de tu cabeza. En este caso, el autor, nos acompaña de canciones durante toda la lectura, que también aparecen listadas y detalladas, al final de la obra. Otra delicia más que sumar a un conjunto fantástico, redondo y sumamente apetecible.




A todo ello, hay que sumar (pues hay quien gusta de tomar los premios como referencias) que Stuck rubber baby viene respaldada por un Premio Eisner en 1996 a la Mejor Novela Gráfica; un Premio Harvey en 1996 a la Mejor Novela Gráfica; Premio de la Crítica del festival de Angouleme; Premio Comic Art del Reino Unido a la Mejor Novela Gráfica; un Premio Luchs de Alemania, nominada al Premio Literario Lambda … y curiosamente, «sólo» nominada al Premio al Mejor Libro Gay de la Asociación de Libreros Americanos.

Por todo ello, no puedo (ni quiero) dejar de recomendar la lectura de esta maravillosa novela gráfica a quien le apetezca zambullirse en «un mundo diferente» … ¡o no tanto!

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Excelente, tebeos como este hacen grande el cómic


Mar