La tetería del oso malayo (David Rubín)

Astiberri publica La Tetería del Oso Malayo, una recopilación de historias de David Rubín publicadas anteriormente en 2VB y redibujadas para esta ocasión. La Tetería es un lugar regentado por Sigfrido donde personajes de todo tipo aparecen con la excusa de tomar algo y acaban explicando sus amarguras, problemas, llantos o rabias. Un punto de partida que da pié a todo tipo de historias y permite a Rubín explorar muchas situaciones, personajes e, incluso, géneros.

Portada
La tetería del oso Malayo (David Rubín). Astiberri, 2006. Rústica. B/N. 184 págs. 18 €


Empezaremos por un detalle. El prólogo y el epílogo de esta obra. En ambos el autor nos invita y nos despide «personalmente». Es sólo un detalle, pero agradable y que te transmite algunas sensaciones. Establece una complicidad con el lector diciéndote pasa por aquí, gracias por venir y un sincero hasta pronto. Obviamente ni prólogo ni epílogo hacen la obra en su conjunto mejor o peor, pero sí más personal, y crea intimidad con el lector.

Los parroquianos de la Tetería son personajes torturados por sus sentimientos. Llevados al extremo por amor, rabia, miedo u odio. Se encuentran en un cruce de caminos existencial del que no encuentran salida. Héroes llenos de rabia, amantes llenos de pasión o frustados, hombres rotos o confusos. No hay pié a las medias tintas, lo que sea menos indiferentes y contemplativos. En este punto me gustaría recalcar la frontal oposición a lo cotidiano del Slice of Life donde todo se muestra mundano, a veces banal (no confundir con insulso, ni malo, ni nada por el estilo). No es necesariamente mejor (ni peor) pero es un posicionamiento que adopta David Rubín en su manera de contarnos historias y que ejecuta con fuerza y emotividad.

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La obra se estructura en varios relatos cortos y una historia más larga, Las cosas que terminan por romperse. David Rubín es un arduo defensor del relato corto. No sólo eso, sino que tanto en esta obra como en El circo del desaliento, nos ha demostrado que se mueve en este formato como pez en el agua. No descubro nada si os digo que consigue expresar mucho y de manera muy brillante en pocas páginas. Por lo que respecta a la historia larga de esta obra (Las cosas terminan por romperse), se nos muestra un David Rubín algo diferente. En este formato más largo pierde intensidad y fuerza, no se trata de una mala historia ni mucho menos. Quizás el brillo con el que nos deslumbra en los relatos cortos oscurece esta historia más larga. Pero estamos lejos del desánimo ya que esto nos da un margen para que el autor nos sorprenda de nuevo en el futuro. Referente a esta historia larga os recomiendo que leáis este post en el blog de Rubín para entender el proceso de creación de la misma. Tomadlo como un anexo de lujo 😉 y que ayuda a matizar algunas de las observaciones que os apuntaba.

Qué decir del dibujo, arrebatador, lleno de fuerza, poético, evocador. Hay un poquito de Paul Pope, otro de Craig Thompson, unas migas de Blutch. Tiene esa sensación de frescura, de estar dibujado desde el estómago, de la que sólo son capaces los autores que tienen ese algo que también te llega a tu estómago. Ese algo es talento. Y ese algo hace que desde Entrecomics gritemos la redacción grite al unísono:

¡Queremos más David Rubín!

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Excelente, tebeos como este hacen grande el cómic


Iñaki