Los Innombrables: Shukumeï (Yann & Conrad)

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Los Innombrables: Shukumeï (Yann & Conrad). Dibbuks, 2006. Cartoné. Color. 48 págs. 12 €.


Los Innombrables: Shukumeï es un álbum extraño. No por el dibujo de Conrad, heredero de la escuela franco-belga de historieta juvenil, ni por la historia que plantea Yann (guionista bragado en mil batallas y géneros), que se adscribe claramente al género de aventura jalonado de humor, sino por el tono. El diseño de los personajes está claramente destinado al público más jóven por su simplicidad: el gordo brutote a lo Goliath, el pequeñajo gracioso a lo Crispín, la chica guapa con genio, el cínico y Don Juan, el McGyver, el capitán mal encarado y sin corazón; la historia que se cuenta es clara y meridiana, perfectamente paladeable por un niño, una aventura de militares al rescate plagada de peligros que los protagonistas abordan y resuelven merced a su peculiar idiosincrasia… y sin embargo el tono que se emplea en ocasiones es tal vez demasiado adulto: los chistes basados en el sexo con insinuaciones muy poco infantiles, los tenebrosos enemigos ocultos en la selva que parecen zombis, el cinismo de los personajes… En definitiva, una mezcla que me ha descolocado un poco pero que no ha evitado que disfrutase de su lectura.

En este álbum, un grupo de soldados irreverentes e indisciplinados dirigidos por un capitán con aviesas y ocultas intenciones, parten hacia Borneo en una misión secreta y suicida a lo largo de la cual tendrán que sacar a relucir sus mejores habilidades para mantenerse con vida y lograr su objetivo. Los peligros de la selva, las fricciones entre los soldados y su capitán, y sobre todo, ese objetivo que persiguen que resultará no ser lo que parece y provocará nuevas situaciones de peligro, dan pié a innumerables momentos de tensión suavizados con chistes ácidos y con muy mala leche en algunas de las ocasiones, tal vez demasiado infantiles en otras, y decididamente poco logrados en la mayoría.

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El dibujo, sucio y ágil a la vez que clásico, se ciñe muy bien al ambiente oscuro y plagado de peligros de la selva que sirve de escenario a la historia (el fondo negro de las páginas también ayuda), y el estilo caricaturesco y expresivo de Conrad encaja como anillo al dedo al tono humorístico de la obra. Sin embargo hay más de un momento y más de dos en que la narrativa es confusa y se hace difícil de seguir el curso de las acciones, bien por una mala planificación de las escenas o por falta de claridad del dibujante a la hora de presentar los escenarios. En cualquier caso, estos pequeños baches narrativos no impiden el disfrute del tebeo, basado más en los diálogos y la interacción entre los personajes que la aventura propiamente dicha (aunque en ningún momento dejen de suceder cosas). El otro pero que se le puede poner a este cómic es la sensación de déjà vu que provoca, apoyándose en demasiadas convenciones del género y mostrando muy pocos destellos de originalidad más allá del propio carácter de los personajes.

La edición de Dibbuks es impecable y preciosa, y en definitiva nos encontramos ante un álbum recomendable para aquellos que, siendo adultos, aun conservan un niño dentro.

2
Interesante, pero no resiste una purga por motivos de espacio.

el tio berni