El gabinete chino (Nancy Peña)

El gabinete chino
El gabinete chino (Nancy Peña). Dibbuks, 2005. Rústica con solapas. B/N. 96 págs. 14 €


De la mano de Dibbuks tenemos la primera edición de una obra de Nancy Peña, autora francesa, en nuestro país. Con especial cuidado, como nos tiene acostumbrados, Dibbuks realiza una edición con mimo, en blanco y negro –aunque con unas solapas muy coloridas y vivas, de este El gabinete chino.
En esta historia nos vamos a encontrar con dos clásicos de la literatura, versionados libremente por la autora: la Bella y la Bestia y la búsqueda del elixir de la eterna juventud.
Para ello, nos situa en la Holanda del siglo XVII, donde las clases de anatomía ya son frecuentes en las facultades y los estudios de medicina, aunque muy controladas por la iglesia, que ve en todo ello algo cercano a la blasfemia y la herejía.
Un estudiante quiere ir más allá: está seguro que dando un paso –o unos cuantos- más, se conseguiría avanzar sin fin, llegando a un conocimiento tal de nuestra humanidad que nos convertiría en poco menos que seres inmortales, y, por supuesto, encuentra quien le financie tan peligrosos estudios.
Su prometida no lo ve tan claro. Cree que todo pueda ser una trampa dispuesta para encerrarle por hereje, pero no puede hacer nada por detenerle. Mientras aborrece los libros que le han llevado a ser lo que es y a alejarle de ella, aparece un personaje misterioso que le “aconseja” que le acompañe si no quiere verse denunciada por practicar la alquimia. Al acceder a esta “petición”, Magriete, que así se llama la protagonista de a historia, va a verse envuelta en una situación que escapa a toda lógica, que no entiende, pero en la que se encuentra inmersa sin posibilidad de escape.
Un hombre viejo y feo quiere que sea su amante o más extraño aún: quiere retenerla en su casa porque la considera el vivo retrato de la que pudo llegar a ser su amante (durante un viaje a China que hizo por negocios y comercio) y que se convirtió en el amor de su vida. Por todo ello, Magriete es encerrada en el gabinete chino, llamado así porque todas sus paredes, techo y suelo, están forrados con sedas maravillosas que evocan la China que el comerciante conoció.
Si esta situación era ya de por sí extraña, lo que a continuación ocurre parece producto de una mala ensoñación, de una pesadilla que atrapa a la protagonista, que crea un mundo personal sin necesidad de salir del gabinete, que parece tener vida propia, extrayéndola del flujo vital y de las fantasías de Magriete.

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Tanto parece haber querido abarcar Nancy Peña en esta obra que me resulta todo demasiado artificioso. El cruce de las dos historias, la de la joven y la de su prometido, quedan en el aire durante la mayor parte de la obra, hasta que al final, vuelven a unirse para llegar a la conclusión, al acto final, que –por otra parte- se ve venir casi desde el principio. Y no es que eso importe, no es que esperemos ninguna sorpresa estrambótica que rompa con la narración, no es lo que se pretende; es, simplemente, que todo parece llevado con alfileres para que así suceda. Todo el tema de la alquimia y la búsqueda de la vida eterna parece ser una mera excusa para dar veracidad y situar la historia principal. Creo que hubiera sido mejor el centrarse en un solo tema y desarrollarlo plenamente que no intentar hacer encaje de bolillos con ambas tramas para que el paño salga precioso y perfecto.

En cuanto al dibujo, está cuidado al mínimo detalle, documentado en la época a la que hace referencia, con escenas que parecen sacadas de cuadros de la escuela holandesa, como Lección de anatomía de Rembrandt; y las curiosidades del gabinete chino llevadas hasta los más pequeños matices.
Desde mi punto de vista, abusa en ocasiones del “rayado”: para el sombreado, para resaltar, para dar las formas a los peinados, a los trajes, a las expresiones, sobre todo, en la extraña cara del comerciante.

Nancy Peña cuenta actualmente con otra obra publicada en España, también editada por Dibbuks: La Cofradía del Mar. Tomo I – Punto Base y ya se encuentra trabajando en la que será su continuación. Esperemos que llegue a despuntar con este nuevo trabajo, pues aunque El gabinete chino no es una obra del todo redonda, la autora apunta maneras y un estilo muy propio, que nos gustaría seguir y conocer de cerca.

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Interesante, pero no resiste una purga por motivos de espacio

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