Decisiones: Breccia Vs Corben

«(…) pero cuando estoy escribiendo una página de cómic (o secuencia de páginas) estoy muy alerta acerca del sonido y la “sensación” que produce la división en viñetas del dialogo o la narración. Si tienes que contar una determinada cantidad de la historia en una página, tienes que tomar decisiones acerca de cuántas viñetas necesitas para contarla. Tienes que organizar esas viñetas –pequeñas, grandes, o una combinación de ambas. Todas esas decisiones afectan al modo en que el espectador lee la historia; hay un ritmo inherente creado por cómo dispones las viñetas.»

Lo decía Seth en esta entrevista. Cuando se toman las decisiones correctas, se produce un ritmo, una cadencia, que influye en el modo en que el lector «siente» la historia. La disposición y tamaño de las viñetas, los encuadres, el trazo, la simplicidad o abigarramiento de los dibujos, el texto, el color… todos los elementos se combinan de forma que un mismo argumento, en función de las decisiones adoptadas, puede transmitir sensaciones muy distintas. Por supuesto, no existe una fórmula mágica, y cada autor puede decidir potenciar un elemento de la narración u otro, como en este caso, en el que Alberto Breccia y Richard Corben adaptan la misma historia de Edgar Allan Poe, El corazón delator, que producen respuestas disitintas en el lector.

La versión de Breccia, en francés, pero muy facilito.

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Breccia ha optado por utilizar una retícula fija de 3×3 viñetas salvo en las dos últimas páginas. En principio crean un ritmo acompasado, como el de un corazón, roto por las repeticiónes y el encuadre de las imágenes, muy estáticas, que son las que dan énfasis. Estas imágenes cobran un protagonismo especial por lo escaso del texto y su estilo expresionista, con grandes masas de blanco y negro que cautivan el ojo por mero contraste y que tienen clara intención narrativa.

A continuación, una aproximación distinta, la de Corben (con guión de Richard Margopoulos), que aparecerá en La guarida del horror (Panini).

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Completamente distinta, utilizando la viñeta-página, evitando delimitar los pensamientos torrenciales del narrador, con destellos de caricatura y una mayor ambientación. Ramas y raices que se utilizan para guiar el ojo en la secuencia correcta de lectura, marcada expresividad en los rostros, angulaciones forzadas, grises y volúmenes.

¿En qué se parecen ambas historias? ¿Qué sensaciones transmite cada una de ellas: las mismas, distintas? ¿Cuál se acerca más a los planteamientos de la historia original? ¿Hay una que queda grabada con más fuerza en la memoria? ¿Alguna de ellas es más fácil de leer que la otra? ¿Cuál os ha gustado más y por qué? Vuestro turno…