Si el otro día traducíamos los consejos de Frank King a jóvenes autores, hoy le toca el turno a Winsor McCay. De nuevo, de la mano de Jesse Ham, y de nuevo a través de ¡Journalista!.
– ¿Cuál consideras que es el factor que más ha contribuído a tu éxito?
El factor que más ha contribuido a mi éxito ha sido un ansia absoluta por dibujar imágenes todo el tiempo. Estaba en mí -no decidí que dibujaría imágenes en ningún sitio ni en ningún momento. No me dije a mí mismo: «Debo continuar practicando o debo mejorar mis dibujos». Simplemente no podía dejar de dibujarlo todo. No lo hcía para divertir a nadie o para mostrar lo bien que podía dibujar. Dibujaba en solitario para complacerme a mí mismo. Nunca me preocupó para nada si a alguien más le gustaban mis dibujos, ni tampoco me desanimaba si hacía uno malo. Nunca guardé mis dibujos. Se los daba a cualquiera que los quisiese o los tiraba. Dibujaba en vallas, pizarras en la escuela, pedazos viejos de papel, laterales de graneros -simplemente no podía parar- como el chico que silba. Como he dicho antes, no era un plan premeditado para ser un gran artista. No tenía la ambición de ser nada -dibujaba para entretenerme, como el chico que conocía que tocaba la armónica y hoy en día es un gran director musical y arreglista. No creo que yo tuviera más talento para el dibujo que otros chicos, sino que pienso fueron el interés que tenía y la diversión que me producía hacerlos los que propiciaron la perfección que ahora poseo. Hoy en día estoy tan interesado en dibujar como cuando era niño -y ya hace tiempo- pero por mucho que pueda sorprender a aquellos que me conozcan, jamás en mi vida pensé que me iban a pagar por los dibujos que hacía. Simplemente dibujaba y dibujaba, el dinero vino automáticamente. Nunca habría llegado donde estoy si no hubiera seguido dibujando a todas horas, independientemente del talento que pudiera tener.
– ¿Cuánta importancia atribuyes a la educación artística cuando el estudiante pretende adoptar la profesión de autor de cómic?
Por supuesto que es importante la formación artística, pero no puedes educar en música a un hombre y convertirlo en un gran compositor a menos que tenga dentro sensibilidad para la música. Si un hombre o mujer no tiene el sentimiento artístico dentro, toda la educación artística del mundo no los convertirá en artistas, pero pueden ser mejores artistas de lo que lo sería un artista de cómic [cartoonist] que hubiera sido educado en el cómic pero no tuviera humor. Un buen autor de cómic debe representar a sus personajes. Debe sentir dentro a los personajes que dibuja. No puede dibujar a un hombre riendo a menos que él mismo ría. No puede dibujar a un hombre enfadado a menos que él mismo se enfade. Con esto quiero de cir que debe sentir claro el camino hasta la punta de sus dedos mientras representa la figura que está dibujando. Un hombre puede ir y pintar un bello paisaje o una bella imagen de la figura humana, pero está copiando la naturaleza. La gente que pinta o dibuja de la naturaleza -rosas, cielos, estos y aquellos objetos, bodegones, etc.- simplemente están copiando lo que ven. Se les llama artistas. El autor de cómic debe crear, debe ver una situación en su mente, tal vez llena de vida y comedia, tal vez tranquila o dramática o trágica. Debe dibujarla con todo su sentimiento -sin modelos u otras ayudas que los artistas utilizan.
– ¿Cuál es tu opinión sobre la típica escuela por correspondencia?
No sé si las escuelas por correspondencia han hecho mucho por los autores de cómic o no. Si un joven tiene ideas divertidas y puede representar su espíritu, no veo por qué no puede ser enseñado a dibujarlas en papel. A mí me costó mucho tiempo descubrir que tipo de papel, tinta, plumas y otros utensilios se necesitaban. No sabía que uno debe hacer sus dibujos más grandes de lo que luego se publicarán. No sabía sobre la cantidad y calidad de líneas para obtener una buena y clara reducción. Si las escuelas por correspondencia enseñan todos estos necesarios métodos de proceder a alguien que lleva la comedia dentro, junto con un gusto incansable por el trabajo duro, entonces harán un autor de cómic. No creo que puedan enseñar a uno a ser gracioso o como obtener ideas para historietas, pero pueden guiarle en el camino de manejar la ideas con pluma y tinta o con el pincel. Si alguien piensa que tiene dentro la habilidad de hacer historieta, que pruebe una escuela por correspondencia. Lo conseguirá o no. Si no lo consigue, que no culpe a la escuela. Si tú eres capaz, ellos te pondrán en el camino; si no eres capaz, habrás gastado un poco de dinero para descubrirlo, lo que quizás merezca el desembolso, ya que, ¡podrías haber gastado un montón de tiempo para nada!
– ¿Cómo empezaste?
Empieza a dibujar y no pares -dibuja todo lo que veas, no importa lo mal que lo hagas. No dejes que te detenga que otros se rían de ti y no dejes que las alabanzas hacia tus dibujos te influyan -99.999 de cada 100.000 veces, la gente que te alaba no sabe de lo que está hablando. Preferiría que alguien me dijera que mi dibujo es malo a que me dijera que es bueno. Cada dibujo que haces es mejor que el anterior. No te tomes en serio -tampoco a tu dibujo. El dibujo que hoy piensas que es bueno, mañana puede parecer tan mal hecho que te arrepentirás de haberlo mostrado ayer. Nunca debes estar satisfecho. Trata siempre de hacerlo mejor. La tía Emma dice que es lo mejor que haya visto nunca; el tío John está de acuerdo con Mamá y Papá en que eres maravilloso. Sonríe y dales las gracias -eso es todo, pero no les creas. Hay un editor que vendrá después y te cerrará la puerta en las narices, pero continúa, si lo llevas dentro -si no es así, déjalo y consigue un auténtico trabajo.
– ¿Qué regla general o consejo darías al principiante?
Las historietas, una vez publicadas, parece como si fueran fáciles de hacer. Algunas son tan simples que parece que el tipo las dibujó en un minuto o dos. Las historietas de Claire Briggs parecen tan sencillas que mucha gente se ríe cuando escucha que él trabaja duro. Pero si estudias sus historietas, encontrarás que sus personajes son casi fotográficos en situación y expresión. Cuenta su historia con autenticidad y ha sentido cada movimiento, gesto y expresión cuando la dibujaba. Es el hombre que puede hacer tanto con tan pocas líneas -¡pero cuánto cuidado y pensamiento hay tras esas líneas! Cuantas menos líneas, más duro es el trabajo. Esos dibujos de apariencia simple con tan sólo unas pocas líneas son un engaño. Hay más trabajo tras ellos que si contuvieran un millón de trazos de pluma. La persona capaz de dibujar una historieta con unas pocas líneas es la que trabaja duro. ¡TRABAJO! ¡TRABAJO! Eso es todo en lo que consiste la historieta.