El Deadman de Neal Adams

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1967. La Guerra de Vietnam, Martín Luther King, manifestaciones multitudinarias, el primer disco de The Doors, el Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles, el verano del amor… Los ideales hippy inundan el día a día del norteamericano medio, las culturas orientales se redescubren en occidente y conceptos como la reencarnación cobran fuerza entre la juventud. Con este panorama, no es de extrañar que los cómics estadounidenses reflejasen el momento de cambio que se vivía en el país, y en el número 205 de Strange Adventures, editado por DC, Arnold Drake a los guiones, Carmine Infantino a los lápices y George Roussos entintando, crean al personaje Deadman (Boston Brand en vida), un ser que camina entre la vida y la muerte invisible a los ojos humanos y es capaz de ocupar y controlar temporalmente el cuerpo de otros seres vivos por voluntad del espíritu elemental Rama Kushna, con claras referencias a la cultura hindú, tan en boga entonces.

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La citada cabecera, como tantas otras de la editorial, pasó de ser una recopilación de historias de monstruos, terror y ciencia-ficción, a convertirse en un banco de pruebas donde comprobar la aceptación de nuevos personajes cuando Marvel, con Stan Lee, Jack Kirby y Steve Ditko a la cabeza, revitalizaron el género de los superhéroes propiciando lo que pasaría a denominarse la Silver Age. En las páginas de Strange Adventures también nacerían Animal Man o Adam Strange (inmediatamente antes y después respectivamente a los números protagonizados por Deadman), aunque en la mayoría de las ocasiones los personajes pasarían, tras su corto periplo en la revista, bien al olvido absoluto o a engrosar las filas de los secundarios con aparición estelar en las colecciones de los héroes ya consolidados. Este fue el caso de Deadman, cuyo concepto y argumento principal fueron el resultado de unas fechas de entrega leoninas: un viernes el editor Jack Miller (que posteriormente se haría cargo de los guiones del personaje) encargaría a Arnold Drake una historia para Strange Tales… que tenía que estar lista para el lunes. Drake tomo elementos de la mitología hindú (Rama Kushna no es más que una adaptación poco disimulada de la diosa Rama Krishna) y de películas recientes como All of me, donde se trataba el tema de la posesión por espíritus y realizó un pastiche más que aceptable. Tras doce episodios en la citada revista, Deadman volvió al limbo de los superhéroes sin colección propia, y sin embargo, en aquella docena de números y alguna aparición estelar en otras colecciones, Deadman haría historia gracias a un recién llegado a DC: Neal Adams.

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El primer número de Strange Adventures protagonizado por Deadman, el 205, fue el único guionizado por Arnold Drake, al que puede atribuirse el mérito de crear al personaje y poco más: Boston Brand, un hombre de buen fondo pero duro y cínico, violento y solitario, que oculta unos sentimientos que ya no podrá mostrar cuando haya muerto y que se convertirán en su tortura personal. También esa mezcla de superhéroe u hombre extraordinario con aspectos sobrenaturales fue idea de Drake, aunque el universo DC ya conocía a otros personajes como The Spectre que se movían en similares parámetros. Un simple vistazo a los títulos de las historias ya da una idea de lo que nos podríamos encontrar en las páginas de Deadman: Who has been lying in my grave, An eye for an eye, What makes a corpse cry?, How many times can a guy die?Strange Adventures #205 también sería el único número que dibujaría Carmine Infantino, al que poco después nombrarían director artístico de DC y ofrecería a Adams continuar su trabajo en Deadman. Infantino por tanto es el creador del traje de Deadman, uno de los más interesantes y estilizados de la época, sin duda, como demuestra el hecho de que tras 40 años permanezca invariable. EL dibujante realizó un trabajo interesante en ese único número, del que hay que destacar la secuencia previa a la muerte de Boston Brand y en particular la splash page en la que decide que el personaje se vea tan sólo como una pequeña silueta en lo alto del trapecio, mientras su capa cae. Una interesante elección para una viñeta a página completa, sin duda, y que por lo mismo se clava en la memoria.

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Tras este primer número, Jack Miller, editor de la serie, pasa a realizar los guiones sobre argumentos de Infantino, y el dibujo se deja en manos de Neal Adams. Adams venía de realizar la tira de periódico Ben Casey y de realizar historias de terror para Warren Publishing, y gracias a la espectacularidad y gran acabado de su dibujo obtuvo trabajo en DC realizando portadas por ejemplo para todas las series de Superman: Superman, Action Comics, Adventures of Superman, Superboy, Superman’s Girl Friend, Lois Lane, Superman’s Pal, Jimmy Olsen, Wolrd’s Finest… El único trabajo narrativo que había realizado para DC cuando le encargaron dibujar Deadman habían sido 4 números de The Spectre, y no fue muy bien recibido por el público, que estaba acostumbrado a estilos más clásicos como el de Murphy Anderson. La ventaja en Deadman era que en tan solo un número, los lectores no habían tenido tiempo de asociar al personaje con un estilo de dibujo determinado, lo que de algúna manera permitía que Adams comenzase su andadura sin sufrir los prejuicios del público: podía experimentar.

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En el primer número que dibuja, aunque ni la portada ni las tintas son suyas, Adams ya da lo mejor de sí mismo, con todos esos recursos narrativos por los que sería bien conocido mucho después. Su acabado gráfico mejoraría en los números posteriores, y también se atrevería a realizar experimentos narrativos más arriesgados, aunque no siempre con buen resultado, ya que los lectores de esa época y ese género no estaban acostumbrados a audacias y muchas veces se perdían en el orden de lectura. Adams confesaría que incluso él en ocasiones tenía dificultad para seguir la acción en sus propias páginas, y que en concreto había 4 páginas en un número que dibujó de Brave and the Bold que enfrentaba a Batman con The Creeper que ni él mismo entendía (incluído en Batman ilustrado por Neal Adams #1; Planeta, 2007). Pocos años después, por ejemplo en Green Lantern/Green Arrow, Adams sería mucho más comedido y clásico en la distribución de las viñetas, sin por ello dejar de llevar a cabo otro tipo de juegos narrativos. En cualquier caso, la experimentación en Deadman llegaría a su culmen en Strange Adventures #216, con un tour de force narrativo y de diseño de página que bebía de experimentos de otros coetáneos como su admirado Jim Steranko.

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Pero no adelantemos acontecimientos. Strange Adventures #206 marca la pauta de lo que será la serie hasta su último número: una búsqueda del asesino de Boston Brand, un misterioso hombre con un garfio en lugar de mano que recuerda mucho a la serie de televisión El fugitivo. Esta mezcla de serie de acción (abundaban las peleas), intriga (con la búsqueda del asesino número tras número) y fantasía-terror sería muy del gusto de algunos lectores, que escribían apasionadas y elogiosas cartas a la editorial. Sin embargo, al final demostraría no ser lo suficientemente atractiva para el gran público, ya que los 125.000 ejemplares que vendía mensualmente no eran en aquella época tantos como para considerar la serie un éxito.

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Como hemos comentado, ya en su primera colaboración en la serie, Adams dejaría su personal impronta: La división de viñetas clásica de Infantino es sustituida por viñetas oblicuas, con objetos y figuras que se salen de las mismas aumentando la sensación cinética y realzando su importancia. Aparecen los escorzos imposibles tan característicos de Adams, con el punto de vista a ras de suelo, sobre las cabezas de los personajes o desde cualquier otro punto imaginable pero poco habitual, se reduce el número de planos medios o generales de “estilo cinematográfico” en favor de otros en los que la perspectiva se distorsiona, de modo que se puede ver a un personaje en primerísimo plano y a otro muy cercano a él de un tamaño diminuto, aumentando la profundidad y sentido tridimensional del dibujo. No es que otros, como el mismísimo Jack Kirby o Gil Kane, otra clara influencia para Adams no lo hubiesen hecho antes, pero la tridimensionalidad unida al realismo en el acabado, con unos recursos basados en la gestualidad y un magistral lenguaje corporal, hacen que los personajes de Adams literalmente se salgan de las páginas y el lector tenga la sensación de “acompañarlos”, en lugar de ser un mero espectador externo. Esta interesante técnica es especialmente fructífera a la hora de retratar las secuencias de acción y las peleas, que cobran vida propia y transmiten una enorme fuerza y dinamismo, y la empleará también en la mayoría de sus portadas, donde los personjes delimitan hasta tres planos, con Deadman, generalmente, en medio.

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Pero eso no el lo único que preocupa a Adams. Además de realizar juegos con el acabado gráfico, del que es absoluto responsable a partir de Strange Adventures #207, entintando sus propias páginas, el autor quiere hacer otro tipo de experimentos de tipo narrativo. En un par de ocasiones (Strange Adventures #208-209) encontramos homenajes nada menos que a Will Eisner, con el título “Deadman” integrado en la viñeta de apertura del número de la misma manera que lo hacía Eisner en The Spirit.

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Adams también decide jugar con las páginas, con atrevidas dobles splash-pages o con secuencias como la de Strange Adventures #210, donde para explicar una parte de la historia que se está leyendo en un periódico adopta el blanco y negro y el uso de tramas típicas de la tira de periódico, o bien con viñetas verticales que ocupan todo el largo de la página para aumentar la sensación de profundidad cuando sus personajes se encuentran bajo el agua en el número 209.

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Jack Miller continuará firmando los argumentos hasta el número 211 de la serie. A partir de ese momento, Adams, que ya participaba retocando los guiones y aportando ideas propias, pasará a ser guionista además de dibujante, y la serie pasará a bimestral para permitir al autor realizar su trabajo con soltura, ya que no hay que olvidar la gran cantidad de portadas que ilustraba simultáneamente y nuevos encargos para World’s Finest y Brave and the Bold. Salvo por el número 214, donde se encarga del guión Robert Kanhiger, Neal Adams será a partir de entonces el responsable absoluto de las historias de Deadman, supervisado por un nuevo editor que Carmine Infantino ha rescatado para DC de la Charlton: Dick Giordano. De hecho una de las decisiones que hicieron ganar puntos a Infantino como director artístico frente a los ejecutivos de la compañía fue la inclusión de Adams en Deadman y la incorporación de Joe Orlando y Dick Giordano como editores de DC, en un intento de centrar la línea editorial de la compañía en aspectos gráficos y artísticos. El propio Giordano fue quien, cuando le dieron la oportunidad de escoger, eligió ser editor de Strange Adventures, principalmente para poder trabajar con Neal Adams. Ambos volverían a formar equipo en muchas otras ocasiones, compartiendo una interesante relación profesional y de amistad que culminaría pocos años después, en 1971, con la fundación de la editorial Continuty Comics.

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Una de las funciones de Giordano en Deadman era ocuparse de los pequeños detalles: Adams estaba tan preocupado en dar lo máximo e innovar en cada número, que descuidaba los detalles como el brillo característico que había que dibujar a los personajes poseídos por Deadman, que Giordano tenía que repasar y corregir. En cualquier caso, también los guiones eran discutidos entre ambos, y Giordano asumía su responsabilidad en experimentos como las dos dobles páginas de Strange Adventures #214, que muchos lectores encontraron incomprensibles narrativamente hablando.

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Como ya se ha comentado, las ventas no acompañaron a la serie y el número 216 de Strange Adventures sería el último protagonizado por Deadman. Tanto es así, que el argumento que se había planeado para dar fin a la serie, donde por fin Boston Brand-Deadman se encontraba cara a cara con su asesino y descubría los motivos de su propia muerte, tuvo que dividirse entre ese número 216 y The Brave and the Bold #86, la serie team-up de DC, donde finalmente concluía la historia. En este número, al igual que en el número 79 (incluído en Batman ilstrado por Neal Adams #1; Planeta, 2007), Deadman compartía protagonismo con Batman, y en ambos casos el dibujante sería Neal Adams. Los guiones se acreditaron a Bob Haney en ambos números, aunque resulta obvio de Adams tuvo mucho que ver en ellos, ya que era su historia la que movía a los personajes a través de las páginas.

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Es en estos últimos capítulos de Deadman donde Adams tiene la oportunidad de poner toda la carne en el asador, transportando al protagonista a una especie de limbo o ciudad fuera de la realidad donde todo, gráficamente, es posible. En el Strange Adventures #216 es donde más evidente se hace la influencia de Jim Steranko y sus experimentos psicodélicos. Desde la misma rotulación del título del relato se constata que Adams quiere hacer algo nuevo en sus páginas, que llena de efectos estroboscópicos, composiciones novedosas como la página “a lo Arcimboldo” donde las distintas viñetas forman una sola imagen de la cara de Deadman o el famoso homenaje con el “efecto Steranko”.

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Más tarde Neal Adams volvería a hacer historia junto a Dennis O’Neil en Green Lantern/Green Arrow, pero la semilla ya estaba presente en Deadman. Al cabo del tiempo el genio de Adams contó con el beneplácito del público en general, lo que propicio la reedición en 1985 de la serie original de Deadman en siete números, donde se incluían además los dos números de The Brave and the Bold relacionados, algunas historias cortas de terror y fantasía de Neal Adams y portadas e ilustraciones de otras series donde Deadman había hecho alguna aparición. La correspondencia con la serie original (obviando las ilustraciones) sería la siguiente:

Deadman #1: Strange Adventures #205-206 + The Game (7 páginas), con guión y dibujo de Neal Adams, publicada originalmente en House of Mystery #178 (1969).
Deadman #2: Strange Adventures #207-208 + Second Choice (primera parte, 7 páginas), con guión de Gerry Conway, lápices de Gil Kane y tinta de Neal Adams, publicada originalmente en House of Secrets #85 (1970).
Deadman #3: Strange Adventures #209-210 + Second Choice (segunda parte, 6 páginas), con guión de Gerry Conway, lápices de Gil Kane y tinta de Neal Adams, publicada originalmente en House of Secrets #85 (1970).
Deadman #4: Strange Adventures #211-212 + Above and Beyond the Call of Duty! (6 páginas), con guión de Sergio Aragonés y Neal Adams y lápiz y tinta de Neal Adams, publicado originalmente en Witching Hour #8 (1970).
Deadman #5: Strange Adventures #213 + The Brave and the Bold #79.
Deadman #6: Strange Adventures #214-215.
Deadman #7: Strange Adventures #216 + The Brave and the Bold #86.

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Además, esta reedición sirvió como trampolín a la nueva miniserie que ya se gestaba y que se editó en 1986, con Andrew Helfer a los guiones y José Luis García López a los dibujos. Pero esa… es otra historia.

Para finalizar, una anécdota que pondrá los pelos de punta a más de uno, Adams incluído. En las páginas de texto de Strange Adventures #209, Marv Wolfman inaugura la sección de correo, y para ello propone un concurso auspiciado por el editor, Jack Miller: se solicita a los lectores idear un título para la sección (finalmente el elegido fue Deadman’s Chest) y el primer premio es, ni más ni menos, “a liberal number of pages of Neal Adam’s work”, lo que viene a ser algo así como páginas originales de Adams a discreción. Los finalistas también recibirían muestras originales del trabajo de Adams. Cuando en la sección de correo de Strange Adventures #212 Dick Giordano se anuncia como nuevo editor de la serie reemplazando a Jack Miller, alude irónicamente al “rapto de generosidad de Miller”, da los nombre de los ganadores (Syilvester Naliborski, ese día te tocó la lotería) y declara que enviará a los ganadores sus páginas en cuanto descubra cuántas páginas se pueden considerar como “a liberal amount”.

Teniendo en cuenta la posterior lucha de Neal Adams por los derechos de autor y la propiedad de sus páginas, esto debió de doler…

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el tio berni