Kurosagi. Servicio de entrega de cadáveres (Ôtsuka & Yamazaki)

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Kurosagi. Servicio de entrega de cadáveres. Tomo 1. (Eiji Otsuka y Hôsui Yamazaki). Glenat, 2007. B/N. 216 págs. 8,95 €


Que la muerte es un asunto muy serio no se nos escapa a nadie y, porque nos va a tocar, a ninguno nos deja indiferente. Quien más o quien menos, piensa en que mejor cuanto más tarde y más lejos, y al mismo tiempo que lo revestimos todo de un misticismo más o menos moderno, clásico o propio, no podemos caer en la tentación de hacer humor con la muerte, así en abstracto y de lejos, mientras seguimos tocando madera … por si acaso.
Y de eso parte este Kurosagi Servicio de entrega de cadáveres: tratar el tema de la muerte, ajena siempre en estos casos, con irónico humor, muy negro y con mala uva, para desmitificar su importancia.

Todo empieza con el final de carrera de un grupo de estudiantes de una Universidad budista en Japón, cuando uno de los protagonistas de este manga (y conductor principal del primer tomo) se da cuenta de las pobres expectativas que se le abren en su futuro, sobre todo en una sociedad con metas tan claras como las que suponemos en la sociedad nipona. Él y otros cinco compañeros comenzarán a trabajar en un proyecto, ideado por una de ellas y que consiste , en líneas generales en realizar la última voluntad de los muertos. A partir de ese momento y con el asombro inicial del muchacho, se reúnen formando este grupo, en el que cada cual tiene unas habilidades muy especiales que les resultarán muy útiles, fundamentales en el desarrollo de su actividad. El mencionado Kurô Karatsu es médium (o itako) y tocando los muertos puede llegar a conocer sus últimas voluntades y pensamientos; Ao Sasaki, encargada del grupo de voluntarios para recitar mantras budistas a los muertos sin reclamar y mente organizadora del germen de Kurosagi; Numata es una especie de zahorí, sólo que con el péndulo, localiza cadáveres; Makino, la típica babydoll en apariencia, pero que es una artista diplomada del embalsamamiento; Yata, que se hace acompañar de una marioneta a través de la cual dice hablar con los extraterrestres; y para completar el sexteto, no podía faltar un nexo de unión entre la tradición y la tecnología: una persona dedicada al hackeo informático y de quien apenas tenemos información por ahora.

Con la presentación básica de los personajes hecha, el autor en este primer tomo se dedica a ponerlos en situación, a empezar a desgranar aventuras en episodios: consiguen libertas económica para empezar a trabajar en este novedoso proyecto ganando un buen pellizco en la lotería. Así es como comienza Kurosagi: su servicio de entrega de cadáveres. El guionista, Eiji Ôtsuka, nos propone una serie de misteriosos cadáveres encontrados en los lugares más inverosímiles, usando las dotes de rabdomancia, y del que averiguan datos a través del médium para conseguir realizar sus últimos deseos. Cada uno de estos episodios está formulado como la resolución de un enigma, para lo que serán necesarios todos y cada uno de ellos, en mayor o menor medida, sin ahorrarnos unas buenas dosis de humor que adereza historias de violencia explícita – o viceversa- para las que no muchos paladares (incluido el mío) pueden estar preparados.

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Esta misma línea se sigue en el dibujo de Housui Yamazaki, de trazo limpio, efectiva y efectista. En este primer tomo, se centra en la presentación de los personajes, dotándoles de características propias e identificativas que les harán diferentes del resto, tanto físicamente como a nivel de las aptitudes y actitudes ante la empresa que se proponen llevar a cabo. Es efectivo porque en un breve lapso de tiempo, conocemos y distinguimos a todos los activos en la historia y en cada capítulo, y es de suponer que en los siguientes tomos, se podrá ir profundizando en conocimieto y datos. Y es efectista por la puesta en escena, que puede llegar a considerarse macabra y de humor negro, siendo a veces demasiado explícito en los detalles, llegando a un punto gore.

La edición de Glénat es correcta y del tipo que ya nos tiene acostumbrados con otros títulos como Death Note, aunque en el resumen final de este primer volumen, presentan un error en la maquetación, repitiendo un párrafo para cuadrar las páginas. Además en la página de Glénat, también en el anuncio del segundo tomo, un enlace nos remite a una página faltante en el número 1, que tampoco funciona.

Por todo ello y a pesar del impactante, reconocible y magnífico diseño, que atrae como un imán y que se repite, con pequeñas variaciones en los siguientes números, no es un manga cuya lectura y disfrute pueda recomendar, a no ser que el género de terror sea uno de los que tengan incluidos entre sus favoritos.

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Interesante, pero no resiste una purga por motivos de espacio


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