Guibert didáctico

La editorial First Second ha comenzado una nueva sección en su blog titulada Mentors corner donde autores de cómic profesionales aconsejarán y animarán a los autores más jóvenes e inexpertos. La primera entrega corre a cargo de Emmanuel Guibert, y dice más o menos así:

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Al final, sólo creo en aprender mediante el ejemplo. No se me ocurren demasiadas ideas genrales que pueda ofrecer a los artistas de cómics que estan empezando sus carreras. Conozco a unos pocos en Francia cuyo trabajo sigo, pero cada uno tiene su propia idiosincrasia.

Además, habiendo pasado yo mismo por un montón de situaciones jodidas al principio de mi carrera, puedo apreciar cuánto necesitaba pasar por ellas. Crucé unos cuantos desiertos, a menudo sintiendo que me había convertido en una fruta seca -siempre me juzgo a mí mismo muy por debajo de lo que podría hacer y debería estar haciendo, obviamente- y eso ha sido parte de mi camino. Puedo ver cómo ha sido útil. En realidad, siempre he creido que mi habilidad para el dibujo era una especie de tesoro, que llevaba un tesoro en mí y que, más que ser una responsabilidad, era un asombroso golpe de suerte. Soy un tío increíblemente afortunado, y la manifestación más íntima y a la vez más visible de esta suerte es tener el dibujo en mi vida.

Dicho esto, si se supone que debo transmitir uno o dos preceptos desde las vertiginosas alturas de la sabiduría a las que he escalado, añadiría esto: cuando te sientas atascado, en el camino equivocado, en la proverbial situación difícil, no te cierres en ti mismo. Fijándome en mi propia experiencia, veo que fue un punto clave para mí decidirme a mezclarme con un círculo de gente, hacer una ruptura radical de la soledad de mi tablero de dibujo e ir a trabajar entre otra gente. Lo admito, tuve suerte, esa gente se llamaba Joann [Sfar], Christophe [Blain], David [B.], Emile [Bravo], Marc [Boutavant], Marjane [Satrapi] y demás. Podía haber sido peor. Pero eso es realmente lo que me hizo tanto bien -el ejemplo, el compartir, la inspiración mutua, las subidas y bajadas por las que pasas junto a ellos. Ver cómo lo hacen los otros. Lo que te dan, y lo que tú tienes que ofrecerles a ellos.

Nuestro dibujo refleja lo que somos. Una personalidad vivaz, con una fuerte curiosidad y un robusto instinto de autopreservación tenderá a usar el dibujo para evolucionar, para madurar, buscar, encontrar, y siempre sentir más. Una personalidad menos vibrante o más frágil lo usará como una manera de apuntalar su baja autoestima, para cavarse un nicho, para mentirse a sí mismo, a veces incluso para auto destruirse. La verdad es que ambos extremos coexisten en cada uno de nosotros, y la clave, como en todo lo demás en la vida, es tratar de lograr el equilibrio. Te puedes hacer a ti mismo mucho mal o mucho bien con tu dibujo, dependiendo de cómo lo uses. Como todos los ingredientes importantes en la vida, el dibujo es una espada de dos filos. Tiene sus buenos y sus malos usos. Irás a la deriva de un lado al otro, y tienes que estar muy atento a la felicidad o infelicidad que te está causando, porque esa es tu brújula. Y sobre todo, ¡nunca abandones tu lápiz!