Con un título y una portada tan sorprendentes, el número 1 de la revista ARGH! me llamó la atención entre la multitud de cómics de la tienda. Un rápido vistazo me convenció de que aquello era algo distinto al panorama general. Surgido del recientemente premiado Fanzine Enfermo y conducido por las manos y mente de Elfélix y Jorge Parras, ARGH! nos presenta un despliegue de imaginación, humor, locura y nuevos caminos.
Portada del primer número de ARGH!
Con la aparición de los siguientes números y viendo que la revista tomaba cuerpo y entidad creció el interés en conocer a sus impulsores e intercambiar impresiones con ellos. Las recientes nominaciones a los premios del 26è Saló Internacional del Còmic de Barcelona nos alegraron al ver que se reconocía la labor de la revista ARGH! y de uno de sus motores, Jorge Parras. Finalmente en el Saló pudimos charlar y de allí surgió el germen de esta entrevista con uno de los responsables de la revista, Elfélix.
LA REVISTA
¿De dónde y cómo surge ARGH!?
Jorge [Parras] y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo (desde el instituto) y siempre habíamos comentado hacer alguna cosa juntos. De hecho iniciamos alguna cosa pero quedó en nada. Aún así el dibujo siempre estuvo presente en nuestra amistad. Después de la experiencia del Fanzine Enfermo, en la que Jorge también participó, ambos comentamos nuestras ganas de iniciar un nuevo proyecto algo más bizarre y atrevido, y en relativo poco tiempo le dimos forma al ARGH!
ARGH! se presenta con un formato revista alejándose del fanzine. A parte de las diferencias obvias de tamaño y papel, ¿qué otras diferencias conceptuales o de contenido hay?
Nuestra intención era crear un espacio digno donde nosotros mismos y otros autores tuvieramos posibilidad de expresarnos libremente y cobrar por ello. En este aspecto no nos ha ido tan bien, y los asuntos económicos se nos dan bastante mal (buscar subvenciones, contratar publicidad, la propia contabilidad…) así que sólo pagamos 30€ por página, pero bastante tarde, y abusando un poco de la confianza y amistad que nos une a prácticamente todos los autores. La diferencia principal creemos que radica en la intención, y es que nosotros queremos lucrarnos con ARGH!, hacer de ello algo rentable. Los fanzines son algo que se hace por amor al arte básicamente, no esperas de ello una renumeración o rentabilidad. Esto no quiere decir que ARGH! no lo hagamos con esmero y cariño, que lo hay también y en grandes cantidades, y claro que disfrutamos haciéndolo, pero nos gustaría llegar a más público, asentarlo bien y hacer de él una empresa. Que lo alcancemos, es otra cosa. Una vez leí de alguien «cuando empiezas a buscar publicidad para hacer tu fanzine, lo tuyo ya no es un fanzine, esperas de él algo más». Se me quedó grabadita, y creo que quien lo dijo tiene bastante razón.
Hasta ahora han aparecido cuatro números, todos en bitono. Hemos pasado por el rojo, azul, amarillo y verde. ¿A qué responde esta elección? ¿Tenéis prevista una duración para la revista?
Lo de los colores responde un poco a nuestro capricho y a no repetiros de un número a otro. La elección es algo bastante más relajada de lo que pueda parecer. Empezamos con los primarios y el negro, a mí me hacía ilusión un número verde y Jorge quiere que probemos ya con dos tintas de color, a ver qué pasa. Creemos que el bitono es un aliciente, inspira y hace que te esfuerces a hacer algo diferente, trabajar pensando en cosas que cuando usas una paleta de color sin restricciones no te planteas. Es un buen ejercicio, y el resultado es muy vistoso.
Nuestra intención es durar, por supuesto. No estaría bien iniciar un proyecto así con una actitud catastrofista y pensando que no va a durar más que un par de números. Igual nos damos el trastalazo antes de lo que creemos, igual nos hacen la misma pregunta con el ARGH!#14 publicado, no sabemos. Pero las ganas y la ilusión están ahí, y eso es lo importante.
¿Qué objetivos persigue la revista?
Por ahora intentar llegar a que se autofinancie, luego mejorar el pago a los autores y la regularidad de publicación, después que la cosa sea suficiente para pagar las facturas del alquiler y los gastos del hogar, y terminar convertidos en señores como Robert Crumb, retirados gracias a sus dibujos después de haber vivido impagables aventuras gracias a sus tebeos. ¡Pasito a pasito!
Después de cuatro números ya podemos hablar de cierto bagaje e identidad, ¿Estáis dónde queríais o creíais?
Más o menos. Ahora mismo estamos planteándonos ciertas cosas, especialmente en lo que se refiere a contenidos y estilos de las historietas que conforman el libreto. Creemos que aún tenemos que cohesionarnos más, hacer de ARGH! algo más homogéneo. Jorge y yo vemos que estamos tendiendo más al «cartoon», lo bizarre y lo underground en cada número, y es el ámbito en el que más a gusto nos estamos encontrando a la hora de crear. Como también somos los que hacemos más páginas, no podemos evitar que toda la revista se empape de ello, y algunas historietas quedan un poco raras. Creemos que aún tenemos que redondear el conjunto, nuestra identidad temática.
Hay un colectivo de autores más o menos reconocible que “orbita” alrededor de ARGH!, ¿os conociaís? ¿Cómo se ha ido formando el grupo?
Por un lado está el Fanzine Enfermo, que creemos que es un innegable punto de encuentro inicial donde nos conocimos un montón de gente con las mismas inquietudes. «El Garaje» de Martín [Romero] y Susana también fué un nexo, y los salones de Coruña y Barcelona, internet y la blogosfera. Al final, el mundo del cómic es más pequeño de lo que parece, todos terminamos conociéndonos, y la gente que disfruta con las mismas cosas termina por encontrarse, intercambiar e-mails o compartir colaboraciones en fanzines y revistas afines. Este año tuvimos un Salón del Cómic de Barcelona precioso, donde pudimos vernos las caras de nuevo tras mucho tiempo. Ahora toca volver a los e-mails y los comentarios en los weblogs… Y esperar a ver si hay suerte en el siguiente salón y nos volvemos a encontrar!
EDITANDO
¿Qué experiencia teníais en la edición?
Ninguna. Sólo la de los fanzines y las fotocopias, y algo de teoría que nos dieron en la universidad o cursos de infografía. Tenemos amigos que sí que han tenido experiencia directa con imprentas, y ellos nos aconsejaron un poco a la hora de empezar. De hecho, en los tres primeros números de ARGH! hay alguna pega. Por ahora, sólo el cuarto ha salido más o menos como esperábamos, y el momento de la impresión y el calibrado de las tintas es acongojante. Menos mal que Parras está ahí presente para supervisarlo…
¿Qué proceso seguís para la selección de materiales? ¿Quién se encarga?
Ambos le damos un repaso a lo que llega y elegimos. Aún así, Jorge y yo decidimos publicar «sí o sí» las páginas que encargamos a los autores, que para eso las pedimos y se molestaron en hacerlas (y tuvimos que errar para aprender esto). Otra cosa son las páginas que nos manda gente que quiere probar y se decide a enviarnos algo, sin habernos comprometido a publicarlo. Aquí sí que hay criba, y no nos queda más remedio que ser bastante selectivos. No suele haber mucho problema, y si a uno hay algo que no le convence del todo pero al otro le hace ilusión solemos llegar siempre a acuerdos satisfactorios para ambos.
¿Qué criterio tenéis en la elección de autores? ¿Estáis abiertos a nuevas propuestas y/o colaboraciones?
Nos ha de gustar visualmente, que veamos un trabajo y una dedicación. Esto no quiere decir que sólo nos gusten las páginas abigarradas o con mucha información, pero se nota cuando hay trabajo en una página o cuando está hecha en media tarde. Luego que pegue con nuestra idea de ARGH!, una especie de bizarrismo grosero y mordaz, pero elegante y con estilo, con dibujos guapos.
Claro que estamos abiertos a nuevas propuestas y recibimos páginas de gente que se anima a probar y que publicamos si nos gustan. Pero tampoco hay tantas. Creemos que a muchos les repele el modo en que tiene que trabajarse el bitono, que al principio cuesta un poquito.
¿Nos podéis explicar, a grandes rasgos, el proceso que sigue un número de ARGH! hasta llegar a nuestras manos?
Pues a base de mucho e-mail y ver si podemos encontrarnos, Parras y yo revisamos cómo ha quedado el número anterior y sacamos conclusiones. Entonces nos ponemos en contacto con los autores con que queremos contar en el siguiente número y les ofrecemos un número de páginas y un plazo de tiempo, que es exactamente el mismo que nos damos a nosotros mismos (aunque con muchas páginas más a dibujar). Rara vez pedimos a autores que nos envíen material para ver cómo llevan el trabajo, sólo en últimas instancias o cuando la fecha de cierre aprieta, y normalmente lo hacen ellos mismos para que les digamos si nos gusta o si va bien. Parras y yo sí que nos intercambiamos páginas y viñetas constantemente, ya sea para pedir consejo, opinión o picarnos un poco a ver quién lleva más material adelantado y más molón. Recopilado el material discutimos el orden de las páginas, para crear un ritmo en los contenidos, y entonces lo maqueto aquí en Alemania (donde resido momentáneamente). Imprimo una maqueta, veo si queda bien y si hay que retocar algo, y se lo envío todo a Parras en un paquete. Él se encarga de controlar la impresión en imprenta («¡póngale más negro, no ve que hace aguas!») y de enviar el material definitivo a donde proceda, via postal. La verdad es que para dos personas es todo un faenón, pero ves que vale la pena en cuanto tienes el primer ejemplar impreso en tus manos.
¿Qué tirada hacéis de la revista? ¿Qué ventas tenéis?
Imprimimos 1000 ejemplares de cada número que Jorge almacena como puede en su trastero. Del primer número sólo nos queda una caja de 125 ejemplares, aunque hace un año que salió. Del resto nos quedan bastante más. Aún así, ahora hemos empezado a distribuir con SD y esperamos llegar a más público. Estamos contentos, pero para lo que se supone que ha de ser una revista, la venta va despacito despacito.
¿Cómo habéis recibido la nominación en la 26a edición del Saló Internacional del Còmic de Barcelona? ¿La esperábais?
La verdad es que no la esperábamos. Hay revistas mucho más profesionales y con más solera, y nosotros estamos muy verdes aún. Nos preocupaba más la dicotomía entre quienes nos consideraban un fanzine y una revista. De hecho había votos en ambas categorías. Recibirla, eso sí, la hemos recibido con mucha ilusión. Es importante estar ahí, que te nombren y te tengan en cuenta. Sobretodo para que la gente te conozca y te consuma. Es necesario el apoyo de un escaparate con renombre a nivel nacional si quieres vender.
EL FUTURO
En el número cuatro han aparecido unos subtítulos en inglés, ¿estáis pensando en mover ARGH! en más países?
Sí. Es algo que me recomendó hacer Sasha Hommer y no es nada nuevo: revistas como ORANG (del mismo Sasha), Canicola y otras cuantas ya lo han hecho, y creo que puede dar lugar a bonitos encuentros y compartir muchas cosas. No lo hacemos por aumentar las ventas ni hacer mayores ingresos en un principio, pero sí para que nos conozcan y ampliar el espectro de contactos, colaboradores… Y poco a poco ver si encontramos algún lugar donde se cuide el material de importación y nos hacemos un huequito. Ahora me estoy centrando en enviar muestras a otros festivales de Europa, a ver qué pasa. Y estamos rastreando Estados Unidos también.
¿Qué podemos esperar de ARGH! en próximos números?
Pues carcajadas brutales, mezclas de color que harán que vuestras retinas se derritan y páginas muy intensas. Y mucho esfuerzo y tesón por dar lugar a algo que realmente valga la pena.
Agradecer a Elfelix y a Jorge Parras por su tiempo. Esperamos más ARGH! pronto con toda esa energía que desprenden sus impulsores volcada en páginas en bitono, ¡o a todo color!