El asombroso swing del Golem (James Sturm)

golem1.jpg
El asombroso swing del Golem (James Sturm). La Cúpula, 2008. Rústica con solapas. 116 págs. B/N. 12 €


Con El asombroso swing del Golem James Sturm cierra en 2001 la trilogía dedicada a América (a los Estados Unidos, más bien) precedida por las dos historias que se engloban en Encima y debajo. Si en aquellas los temas centrales era la religión, la codicia y la explotación, en esta ocasión introduce en su obra dos ideas principales, como son el espectáculo, representado aquí por el deporte americano por excelencia, el béisbol, y la identidad del pueblo americano, que entronca con la multiplicidad de etnias y el racismo.

Enclavada en los años ’20, esta obra recoge las vicisitudes de un equipo de béisbol de tercera compuesto por judíos que viaja a lo largo y ancho del país jugando partido tras partido para ganarse la vida malamente. Llega un momento en que el equipo ha de rendirse a la necesidad de generar expectación entre el público mediante un artificio publicitario: la inclusión de un golem entre los integrantes del grupo. Y el truco funciona, pero…

Sturm da muestras en esta obra, cuando se compara con Encima y debajo, de un trabajo de planificación mucho mayor, no solamente en el aspecto narrativo, sino incluso la trama y las ideas que se exponen. Aquí, los temas principales plantean más preguntas que respuestas, hay un intento de generar en el lector la reflexión sin conducirle necesariamente hacia unas conclusiones predeterminadas. Así, nada es blanco o negro, y son los matices los que van construyendo la historia. En el terreno del dibujo, Sturm recurre a la simplificación, huyendo de la trama manual tan presente en sus anteriores obras y sustituyéndola por grises que agilizan la lectura en un cómic que requiere, en muchos pasajes, una lectura ágil. Porque aproximadamente un tercio del cómic se desarrolla en el terreno de juego, en dos largas secuencias en las que el autor ha de lograr generar tensión en el lector y a la vez recrear el ritmo de juego. En general, lo logra con creces. El lenguaje corporal de los jugadores (que Sturm ha captado utilizando fotografías antiguas) es otro elemento narrativo importante. Quien no sea aficionado al béisbol (y me temo que en nuestro país habrá mucho de esto) podría encontrar estas escenas pesadas y excesivas, pero la excelente planificación de Sturm salva este escollo en gran medida. Uno puede no estar excesivamente en lo que se le cuenta, pero desde luego es imposible no darse reparar en los muchos aciertos en el cómo se cuenta. Constantes juegos con la presencia/ausencia de fondos para crear un ritmo determinado y una narrativa que basa su ritmo en el encuadre, ya que a menudo opta por la retícula fija y regular que iguala la importancia entre viñetas. Técnicamente, este cómic es incontestable.

sturm.gif


Entre las ideas que Sturm plantea en su libro se encuentra la naturaleza del racismo. Si asumimos que éste nace del miedo a lo diferente, nos encontramos ante la paradoja de que precisamente, el hecho de ser un equipo compuesto por judíos, atrae al público. Es más, cuando entre sus filas aparece “el monstruo”, la expectación es mucho mayor. Nos encontramos ante uno de esos casos de atracción/repulsión similar al generado, por ejemplo, con las películas de terror. Aunque el pueblo llano siente una cierta desconfianza hacia los judíos, Sturm muestra en su cómic cómo el hombre medio, tomado individualmente, carece de ese prejuicio, y no es hasta que los medios de comunicación, aquí representados por un periódico local, arenga a los ciudadanos, que se desata el odio irracional. Este poder de los medios “tradicionales” entronca también con el poder de la publicidad, que aparece aquí como un medio incipiente pero poderoso (atentos al juego de palabras de la compañía publicitaria, que se llama Big Inning). Sin duda, la publicidad y el sentido del espectáculo son algunos de los elementos más importantes en moldear la cultura americana moderna. Pero, ¿qué sucede con el “artista”, con el generador de espectáculo? El deportista es en muchos casos la persona en la que el ciudadano medio proyecta sus ansias de triunfo… en el cómic de Sturm, la mayoría de estos deportistas son de segunda fila, y el deporte (con matices), una mera representación teatral. Y lógicamente, llega un momento en que sus ilusiones de llegar a algo chocan frontalmente con la realidad, como comprobamos en el demoledor epílogo. Podemos, ya que hablamos de cómics, extrapolar esta situación al noveno arte, y entonces nos encontramos con una visión desencantada y pesimista del medio, que premia al autor “hot” del momento (sustituíble en cualquier momento) aupado por los medios, olvidándose del artesano trabajador. Y es que, el talento no es directamente proporcional al esfuerzo.

A pesar de todas las ideas vertidas en el cómic y de las lecciones narrativas que imparte Sturm a lo largo de la historia, la sensación tras la lectura es algo ambigua, como si un exceso de planificación, de formalismo, hubiese apagado el alma de la obra. Aunque los temas tratados son interesantes, el planteamiento original, y la ejecución brillante, hay una especia de falta de frescura y de encorsetamiento que planea sobre todo el cómic y que deja un regusto agridulce. ¿Demasiado técnico, quizás?

Nota: La reseña se realiza sobre la edición USA, no podemos opinar sobre la complicada traducción a la que se ha enfrentado La Cúpula.

3
Bueno, este es el nivel medio que habría que pedir a cualquier tebeo


el tio berni