Releyendo El asombroso swing del golem de James Sturm me han venido a la cabeza otros tebeos donde aparece, bien como elemento sustancial en la historia, bien de modo tangencial, la criatura del folclore judío (y los que no me han venido a la cabeza, los he buscado en internet). Como indica la wikipedia, el mito del golem ya aparece en el Talmud, y en las distintas referencias que se pueden encontrar en la cultura hebrea se representa como una criatura, generalmente de tierra o arcilla, a quien el hombre ha insuflado vida. Del mismo modo que Dios dio vida a Adan a partir de arcilla, un hombre sabio y versado en religión podría dar vida a un ser inanimado, aunque al carecer de los atributos de Dios esta vida siempre sería imperfecta e inferior al ser humano. Por eso, generalmente, el golem carece del don de la palabra y posee una inteligencia rudimentaria. Se han descrito diversas formas de dar vida a un golem, aunque una de las más extendidas es la de escribir uno de los nombres de Dios, muy a menudo en la frente de la criatura, o bien la palabra Emet (verdad). Este último método tiene la particularidad de que borrando la primera letra, el texto se transforma en Met (muerte), provocando en el golem el efecto que podéis suponer.
Los primeros relatos «apócrifos» con el golem como protagonista tienen como escenario la ciudad de Praga, donde la leyenda dice que todavía hoy yace enterrado el golem que el rabino Loew creara para defender al pueblo judío de los ataques antisemitas promovidos por el emperador. Ya en el siglo XX, Gustav Meyrink escribió Der Golem, el libro que serviría de referecia a la mayor parte de versiones modernas de la criatura, desde las películas de expresionista alemán Paul Wegener (de las cuales sólo se ha conservado la tercera y última), hasta probablemente el Frankenstein de Mary W Shelley, donde a pesar de sustituir el elemento esotérico de la concepción de la criatura por elementos científicos, se mantiene el tono general de pesimismo y tragedia que rodea al golem generado por el intento del hombre de emular a Dios. Pero vamos a ir concretando… El golem de James Sturm, por motivos de coherencia interna del relato, bebe directamente del golem cinematográfico, como podéis comprobar:
En La lectura de las ruinas, David B también ofrece su visión particular del golem, en este caso en forma de «hombre de tierra»:
Y por supuesto, a la cita con el golem no podía faltar Joann Sfar, dentro de la serie Gran Vampiro…
…o en Le petit monde du golem:
Cyril Pedrosa introduce a la criatura en su cómic Trois Ombres. No se trata de un golem auténtico, por mucho que él se empeñe en llamarse así a sí mismo.
Y también desde Francia llegan los golems dentro de la serie Gueule de bois, de Foerster.
Pero volvemos a los autores norteamericanos. David Lasky veía así al golem en su adaptación de un poema de Tatiana Gill:
Y Joe Kubert mostro un golem como este durante la Golden Age.
Y otro clásico como Gil Kane, entintado por Frank Giacoia, lo dibujó en la portada de Invaders #13 (1977).
En el interior del cómic, de la mano de Frank Robbins, tenía este aspecto:
De hecho, el golem ha conocido varias encarnaciones en el Universo Marvel. Una de ellas es ésta, aparecida en Strange Tales #174 (1974) y el personaje ha formado parte de los Comandos Aulladores de SHIELD. La portada se atribuye a Marie Severin, Gil Kane o Ernie Chan. Juzgad vosotros mismos.
Otras compañías dedicadas a los superhéroes también han introducido al golem en sus títulos, generalmente como villano, claro está. Atlas Comics lo hizo en el tercer número de The Scorpion (1974), dibujado por Jim Craig.
En Dark Horse, el golem hizo su aparición en la serie Ghost.
Y, por supuesto, aunque descrito como un homúnculo, es fácil asociar a Roger, el personaje nacido en las páginas de Hellboy, con un golem.
DC también ha contado con su ración de golems. Aquí tenemos a uno, en la portada de Tom Yeates de Saga of the Swamp Thing #11.
Y no podía faltar tampoco en la serie esotérica de DC por excelencia, Hellblazer. Concretamente en el número 167, dibujado por Marcelo Frusin.
O The Monolith, dibujado aquí por Phil Winslade.
Hay más golems en DC, como el que aparece en Ragman o en Batman, pero cambiemos de tono y de compañía. Mendy & The Golem es una serie que se vendió bajo el lema «El único comic-book kosher del mundo» y del que se han editado varios volúmenes. Aquí tenemos a su golem.
Pero, por supuesto, estamos hablando de cómics y no pueden faltar las parodias o los golems con humor, como por ejemplo Gumby…
Y aunque Los Simpsons no son cómic, todos sabemos que la relación es estrecha, y en uno de sus especiales de Halloween recrearon el golem clásico cinematográfico.
Este no no es exactamente humorístico, pero tiene su punto gracioso. Obra de Eli Eshed y Uri Fink, parte del concepto de que el golem es un héroe creado por Jack Kirby emigrado a Palestina en una realidad alternativa.
Los autores terminaron llevando su cómic al inglés y al terreno de la tira de humor, como podéis ver aquí.
Pero de todos modos, mi golem favorito, por ser, creo, el primero que vi en un cómic como parte fundamental del desarrollo de una historia, es sin duda el de Rubén Pellejero en El silencio de Malka.
¿Y vosotros? ¿Tenéis un golem favorito?
[ACTUALIZACIÓN] Tristan contribuye con otro par de golems, y además de lujo. Allá van… ¡y que no paren!
Dino Battaglia ha adaptado cantidad de historias de terror, y casi siempre de forma magistral. En el tomo titulado Totentanz que publicó Astiberri encontramos su adaptación de El Golem de Meyrink amalgamado con el poema del mismo título de Jorge Luis Borges. Y su golem tiene este aspecto.
Por su parte, David Mazzucchelli ofrece su particular visión de la criatura muda en una de sus mejores obras, Big Man.
[ACTUALIZACIÓN] Cortesía de José Oliver y Bartolo Torres… ¡El Lovie-Golem! [Gracias a Johnny por el toque]
[ACTUALIZACIÓN] El enciclopédico Dionisio Platel aporta el golem de mierda (literal) de Milo Manara.
