Aventuras de Cacauequi (edición anotada) (Jacobo Fernández)

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Aventuras de Cacauequi (edición anotada) (Jacobo Fernández). El Patito Editorial, 2008. Rústica con sobrecubierta. 72 págs. B/N. 15 €


Cuando piensas que ya lo habías leído casi todo, llega alguien y te cuenta un nuevo cuento de una forma que nunca habías escuchado. Y no es que no conociésemos la capacidad fabuladora de Jacobo Fernández, que ya habíamos podido leer en la revista Dos Veces Breve, pero es que en este nuevo libro borda tanto la narración como su plasmación gráfica.

De hecho estas Aventuras de Cacauequi (edición anotada) (qué buen título, por cierto), ganadoras del Premio Castelao, tienen mucho que ver la historia aparecida en el 2VB especial Mucho Cuento, recuperando algunos personajes y situaciones pero llevando mucho más lejos la capacidad evocadora. A lo largo de los dos primeros tercios del cómic se nos presenta un cuento de factura clásica en algunos aspectos: héroe (o mejor, protagonista a secas) inocente y bonachón, princesa, viajes por mar, amor, maravillas… Aspectos que sin embargo se retuercen para dar un nuevo aire, no macabro, pero sí inquietante o amargo al relato: Asesinatos, mentira, abandono, soledad… Jacobo Fernández logra crear una atmósfera de expectación en todo momento mediante diálogos y situaciones tan crípticas (aunque luego veremos que no lo son tanto) como bellas que se suceden a través de elipsis brutales, densas ausencias y apariciones inesperadas. El último tercio del libro está compuesto por las anotaciones, pequeños relatos de una página que enriquecen, complementan y explican algunas de las situaciones extrañas que ya hemos leído. Consigue con estos micro-relatos dotar de un nuevo sentido a la narración principal pero sin caer en lo banal de una explicación “racional”, aumentando si cabe la sensación de maravilla y de inabarcabilidad de la obra. Finalmente, la concatenación de las dos partes del libro componen un relato mayor que la suma de las partes.

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Es difícil explicar las sensaciones que despierta este libro porque son eso, sensaciones que cada cuál experimentará de forma distinta, pero lo que sí parece claro es que este cómic tiene una segunda lectura como “manual de relatos”, un comentario sobre el propio arte de narrar como el que encontramos, por citar un cómic reciente, en Los cinco narradores de Bagdad de Vehlmann y Duchazeau. Pero qué queréis que os diga, por mucho premio y reconocimiento que haya alcanzado la obra de los franceses, su burda metatextualidad, o autorreferencia, o como queráis llamarla sobre las distintas posibilidades y objetivos de la narración no llega a la suela del zapato a la sutilidad de las reflexiones que origina la lectura de Aventuras de Cacauequi (edición anotada), que además no necesita de esta capa de supuesta autoconciencia para ser disfrutada. Habrá quién encuentre un ambiente onírico en Cacauequi, pero creo que finalizada la lectura las piezas encajan demasiado bien como pensar que el cómic se ha realizado a base de impulsos subconscientes, lo que no resta, sino que más bien incrementa, los vínculos de este cómic con la poesía. Y de ese balance entre la inteligencia estructural y la sensibilidad de lo narrado nace la fascinación del lector por lo leído. Cacauequi lo deja bien claro al principio: sus aventuras no son infinitas… pero nos oculta el número exacto de ellas, de modo que, tal como se hace en las notas, nuestra es la capacidad de imaginar cuatro, o cinco, o seis aventuras y cuentos más que rellenen los huecos de su existencia.

Sin duda el paso de Jacobo Fernández por la revista Golfiño con sus Os Amigos de Archimboldo Roque le ha servido para refinar un dibujo apto para niños: claro y esquemático, con diseños de personajes reconocibles y atractivos, con un aire espontáneo, generoso en texturas y, por que no decirlo, bonito a rabiar. Sus páginas, incluso las más tristes o terribles, que las hay, desprenden amabilidad y cariño contagioso por los personajes. Los fondos mutan en función del efecto que requiere cada viñeta. En la primera parte del relato las páginas se estructuran a razón de dos, tres o cuatro viñetas, con espacio suficiente para resaltar el aspecto simbólico de algunas imágenes. La parte de las anotaciones por fuerza condensa en poco espacio gran cantidad de información resuelta en texto y viñetas: justamente como en una edición anotada. Esta distinta estructuración de la página entre las dos partes del libro, así como el empleo en la primera parte casi exclusivamente de diálogos y en la segunda parte casi exclusivamente de cajas de texto, sirve también para dotar a cada una de un ritmo y una atmósfera muy diferentes, aunque se complementen perfectamente.

Jacobo Fernández firma uno de los, por el momento, cómics que más me han gustado en lo que va de año y que más veces releeré, con una excelente edición (que se puede encontrar en castellano y gallego) de El patito editorial. Lee Cacauequi, se te quedará dentro.

4
Excelente, tebeos como este hacen grande el cómic


el tio berni