Las aventuras de Sock Monkey (Tony Millionaire)

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Las aventuras de Sock Monkey (Tony Millionaire). Rossell Ediciones, 2008. Rústica. 88 págs. B/N. 9,95 €


Cuando se piensa en un tebeo protagonizado por un mono de trapo y un cuervo de felpa y titulado Las aventuras de Sock Monkey, la idea que le viene a la cabeza es que se trata de un cómic creado para el público infantil, aunque pueda ser disfrutado por todas las edades. Y algo de eso hay, pero no se llamen a engaños si es que a estas alturas aún siguen sin saber de este interesante tebeo. Cierto es que los protagonistas son los que son, pero sus aventuras (y miren que les sucedes cosas) no son ni mucho menos aptas para los paladares más tiernos, independientemente de la edad, ya que conocer a este par de desastrosos compañeros, entendiendo por ese concepto a un para de bienintencionados amigos que, en su afán por arreglar pequeños desaguisados, entuertos e injusticias de su entorno, lían unos berenjenales de tomo y lomo que suelen acabar como el rosario de la aurora, más mal que peor.

El monito de faz imperturbable, pero de expresividad total a través de su cuerpo desmadejado, se llama Tío Gabby y no puede parar quieto: nada se escapa a su mirada atenta de ojos enormes y pestañas de puntadas sublimes. Como compañero de fatigas (nunca se usó mejor esa expresión) le acompaña el Señor Cuervo, empeñado en volar y ¡vaya si lo consigue!, aunque como ya podrán suponer a estas alturas, ni Ícaro tuvo un final tan nefasto. Esto ocurre en la aventura que abre el tomo, que nos deslumbra con una brillante –tanto como la lámpara- primera página de la casa donde tienen inicio o lugar todas las correrías de este par de amigos, magnífica mansión, que según el propio autor Tony Millionaire (nacido Scott Richardson y autor de la tira Maakies) es un reflejo de las casa familiar que visitaba de pequeño. En esta recreación abundan los juguetes de época, las casas de muñecas, las reproducciones de veleros y los muñecos de porcelana, entre otras muchas curiosidades traídas de lugares exóticos o que han llegado hasta allí vaya usted a saber cómo y cuándo, justo para que nuestros aventureros intenten, a modo de pareja de cómicos clásicos, enfrascarse en peripecias sin fin y de las que suelen salir muy mal parados, pero en el siguiente capítulo, aparecen sanos y salvos, como si de gatos de siete vida se tratasen, sin un solo rasguño y, por supuesto, sin haber aprendido nada de nada: no hay moralejas ni conclusiones de sus desastrosos y trágicos finales.

No queremos seguir adelantándoles ninguna historia más de las que componen este recopilatorio, sólo decirles que seguro se sorprenderán con unos diálogos en principio inocentes, pero que resultan cargados de humor, de ironía y mala uva revestida de sencillez: son aventuras delirantes son finales asombrosos, como contrapunto chocante, mordaz e hiriente a la fantasía que desbordan los personajes y la trama, en la que el absurdo se mezcla con la supuesta cotidianeidad de las situaciones, llevándonos por senderos cómodos pero insospechados y todo eso, al tiempo.

Interior


Si la historia desborda fantasía y creatividad, el dibujo se llena de todos los personajes que van apareciendo, con un altísimo nivel de detalle y preciosismo: la solidez, estabilidad del marco frente a la irreverencia de lo narrado. Así, la casa funciona como otro personaje más, con sus ambientes propios, que condicionan el desarrollo de lo que va a suceder a continuación: nada queda al azar en esas habitaciones recargadas, repletas de objetos que son el centro de las miradas y deseos de nuestros protagonistas, al tiempo que actúa como obstáculo insalvable, que hace que el mono y el cuervo vuelvan a ponerse en situación de riesgo una vez tras otra para conseguir sus alocados objetivos. Y Tío Gabby y Señor Cuervo son dos maravillas puestas en escena. ¿Se han imaginado alguna vez a un cuervo de felpa borracho? Pues es justo tal y como Tony Millonaire lo ha plasmado en el cómic. Y los movimientos del mono son punto y aparte. El tratamiento, la plasticidad lograda, esa forma de plasmar el descontrol en los movimientos desmadejados de brazos y piernas, en precario equilibrio, lo que aumenta la sensación de que no podrá permanecer estable por mucho más tiempo, sin que todo acabe por descontrolarse, como suele suceder, con finales brutales, tanto en la forma como en la rapidez en que se producen, casi de sopetón, para concluir una historia en la que sucede todo lo imaginable.

Nos encontramos así con un tebeo más que interesante, editado con cuidado por Rossell Cómics, que con este Las venturas de Sock Monkey intenta diversificar sus propuestas, hasta ahora basadas en los álbumes de corte franco-belga. Una iniciativa muy atractiva, sobre todo si nos siguen ofreciendo obras de esta calidad.


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Bueno, este es el nivel medio que habría que pedir a cualquier tebeo


Mar


Encontramos otras reseñas sobre esta misma obra en:

El Show de los Hombres Lobo
El Blog de El Francotirador