Sandman presenta: Los chicos detectives nº 1 (Brubaker & Talbot)

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The Sandman presenta Nº 01: Los chicos detectives (Brubaker & Talbot). Planeta, 2008. Rústica. 96 págs. Color. 8,95 €


Uno de los muchos coletazos del Universo Sandman que pululan por el mundo comiquero es este Los Chicos Detectives. De la mano de Ed Brubaker al guión y de Bryan Talbot al dibujo (con Steve Leialoha a las tintas, colores de Daniel Vozzo, portadas de Dave McKean, separaciones de Jamison y edición original a cargo de Will Dennis, para quienes gusten de tener los datos al completo y bien atados) nos llega una historia en la que dos muchachos han conseguido escapar a la muerte: se han convertido en fantasmas, por lo que jamás crecerán ni cambiarán su aspecto y que deciden dedicarse a investigar, al más puro estilo de su paisano británico Sherlock Holmes o al de los detectives de las películas americanas, que para gustos, cada cual se decanta por uno. Así, Charles Rowland y Edwin Paine se montan una oficina en la casa de un árbol de una vieja mansión abandonada (y que –por supuesto- resulta estar encantada) donde reciben a quien será su nueva y primera cliente. Se trata de una atractiva muchachita que vive en la calle que desea contratarles para que investiguen las misteriosas desapariciones en las no menos extrañas circunstancias en que se producen y que terminan con la muerte de sus jóvenes compañeros vagabundos sin hogar.

Ser fantasma es buena cosa cuando uno se dedica a las labores detectivescas ya que puede colarse sin ser visto en cualquier lugar, momento y asomar las narices en situaciones que de otro modo sería inviable, aunque es también esa misma razón la que juega en su contra, ya que no pueden investigar de modo normal, tal y como ven que hacen sus admirados héroes con quienes se comparan y de quienes quieren aprender.

Al tiempo que van desarrollando su tarea como detectives, los dos chicos van descubriendo cosas nuevas que comporta su situación de muertos-no muertos, pues, en contra de la creencia popular, muchos son los fantasmas que vagan por este mundo que les pueden ver y transmitir sus conocimientos, para que desplieguen todo su potencial o para engañarles, usando sus particulares poderes y habilidades con fines egoístas y propios. Fantasmas o no, son muchachos que se dejan influenciar: están llenos de dudas y confusión, que se suman a las ya de por sí características de su edad, únicas y extraordinarias de su peculiar estado entre este mundo y aquel otro de más allá, sea cual fuere.

En esta particular aventura, los dos amigos van a verse envueltos en toda clase de enredos, más o menos peligrosos y podrán conocer a gente del mundo real, como la chica que les contrata, que tiene la habilidad de verles y charlar con ellos de un modo natural, como si de otros seres humanos vivos se tratasen; de su propio mundo fantasmal y esotérico, del que irán aprendiendo cómo manejarse ante determinadas circunstancias y con ciertos truquitos típicos de su condición de fantasmas; y de personajes que se mueven entre ambos mundos con mayor o menor comodidad y de los que conocen bastante más que los protagonistas, que andan muy pez en estos temas.

Interior
Imagen del interior, extraída de la excelente reseña publicada por Zona Negativa.



El dibujo , que corre a cargo de Bryan Talbot, es correcto, trazado con profesionalidad y estilo, pero sin llegar a cautivarnos en ningún momento, destacando a veces más los fondos y decorados que los propios personajes, que dan, en ocasiones, la sensación de ser planos, sin transmitirnos las diferentes sensaciones de las situaciones por las que pasan, quedándose en meras poses. Son mucho más impactantes las portadas de Dave McKean, oscuras y siniestras, más acordes con el tema que se traían entre manos y que aparecen recogidas al final del volumen.

Planeta DeAgostini nos trae Los Chicos Detectives, publicada originalmente en Vertigo Comics y para un público de cierta edad (mature readers) pero que aquí no se presenta con indicación de edad recomendada de lectura y que veo adecuado, pues la considero apta para todos los públicos, especialmente para aquellos que empiezan a embarcarse en el mundo de la lectura, donde los cómics juegan un papel importantísimo: los niños de cierta edad podrán encontrar este tebeo muy entretenido y con puntos atractivos. A estas edades es fundamental que se enganchen a la lectura para que continúen con el hábito el resto de su vida, disfrutando al leer y apreciando la lectura como acto. Así, este tebeo es, desde mi punto de vista, recomendable para la lectura de los niños preadolescentes y puede llegar a ser disfrutado por lectores de todas las edades, aunque la trama resulta algo simple y predecible, desinflándose a medida que transcurre la acción en este primer volumen, que recoge el arco argumental de los números del uno al cuatro de la edición original americana, defraudando a quienes esperábamos algo más de la etiqueta Sandman, pero que puede hacer que los jóvenes lectores, amantes del misterio y ciertas dosis de escalofríos, pasen un buen rato y se enganchen a leer, leyendo.

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Interesante, pero no resiste una purga por motivos de espacio


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