Crónica Salonera: Salón del Cómic de Zaragoza

Y henos de nuevo en marcha, dispuestos a conocer otro de los Salones que pueblan la geografía comiquera mundial, que no sólo de Madrid y Barcelona vive el fan.

Lo de que llegamos el viernes por la tarde-noche y que nos recibió una Zaragoza heladora y con un viento más frío aún, nos lo podemos saltar porque la idea era llegar al Salón antes de que cerrasen: objetivo apenas logrado, por lo que nos fuimos a prepararnos para un arduo fin de semana como colaboradora en un stand, aunque nos tuvimos tiempo para curiosear un rato y aprovechamos la ocasión para felicitar a la Organización del evento: el Ayuntamiento de la ciudad mañica proporciona la Sala Multiusos del Auditorio, un recinto estupendo y muy apropiado para un Salón como éste, que va creciendo en visitas, prestigio y solidez año tras año y, sobre todo, muy popular, ya que la entrada es gratuíta al público y los precios de los stands son meramente simbólicos. También cuentan con un siempre concurrido bar, unas zonas de juegos a ambos extremos (para consolas y rol-cartas), dos «peceras» medianamente bien aisladas para charlas y talleres y un punto de reunión y juegos-cuentos para los más pequeños. Como ya se ha comentado muchas veces, la participación de las administraciones públicas apoyando estos Salones se considera algo fundamental para que tomen el impulso necesario, logrando asíel reconocimiento como acto cultural y lúdico más, que pueda tener su hueco propio dentro de los calendarios sociales habituales de las ciudades, ese apoyo que echamos tanto de menos los que -por ejemplo- vivimos cerca del kilómetro cero de nuestro país.

Vista Salón


Con más calma, el sábado por la mañana nos plantificamos en el puesto de La Asociación Cultural Malavida, con sede social en Zaragoza y que cuentan con un stand con vistas al mar: es decir, colocado estrategicamente a la entrada, y, por lo tanto, a la salida del recinto, lo que hace que sea muy apetitoso, pero que por esa misma localización, goza de las brisas que se cuelan cada vez que las puertas quedan abiertas. Puestos en marcha y con buena disposición, lo primero que hay que decir es lo mucho que se curra para montar y mantener un stand activo: hay que departir con todo el mundo, sacar las gargantas a flote y tener unas palabras para cada cual que se acerca… y ya les digo que no todo el mundo estamos capacitados para semejante tarea.

Malavida


Tal vez, en otro puestos, en otros salones, otras gentes, el modo de actuar sea diferente, pero en la parada de Malavida así es como se funciona y visto lo visto, el resultado es bastante positivo. Bien es cierto que juegan en su liga, en campo propio y con la afición a favor, pero como lo cortés no quita lo valiente, al Papa lo que es del Papa y a los malavideros, lo suyo: el espiritu fenicio revivido, regado con cosecha Ámbar y con fondo musical -interpretado por ellos mismos, por supuesto- mezcla entre el punk, el metal y la MuchachadaNui reloaded.

Malavida

Suave su su su a ve



También aprovechamos las dotes de anfitriona de nuestra querida Iru para conocer a medio universo aragonés, quienes nos hicieron sentir como en casa y soportaron estoicamente -y también epicureamente- nuestro despiste y desconocimiento: ¡¡dense todos por saludados desde estas líneas, maños!!

Escapándonos a ratos (muchos, a decir verdad) de nuestras recién adquiridas obligaciones como vendedores (nefastos) hicimos las rondas habituales por la exposición y charla con Encarna Revuelta, La Revuelta, mujer simpática y vergonzosa -según contó ella misma y tal y como reza en la expo- pero con un talentazo a prueba de noches y días, de maquisnavajas y de richalsmetaleros, que puso color con sus pinceles a todo el Salón y que se animó en su charla, moderada por Xcar, que ejerció -como el fenómeno que es- de perfecto anfitrión.

Encarna Revuelta


Revuelta Expo


Otra de las charlas a las que pudimos acudir fue a la del campeonísimo Paco Roca, que sigue arrasando con su Arrugas allá por donde pisa -y miren que ya lleva pisado medio universo- y que nos adelantó algo de su nuevo álbum, comenzado antes de la vorágine de premios que bienvenidos sean, pero que le abruman un tanto y que tal vez -teme- le pueda llegar a marcar toda su obra posterior.
No pudimos, lamentablemente, asistir a las de Carlos Giménez ni a la de Javier Trujillo: el deber, ya saben.

Paco Roca


Y hablando de deber, hasta aquí es hasta donde se debe hablar. Las cosas posteriores al cierre del Salón forman parte de la dura y ardua vida de un salonero trabajador, que -ciertamente- llegado el momento del descanso, merece su recompensa. Sólo nos cabe puntualizar que hubo Reina del Baile, apoyos a Campañas de Sanidad y descenso en Caída Libre. Ahí es ná.