Coloquio con Bernard Krigstein, Harvey Kurtzman y Wally Wood

En 1978, Donald Phelps organizó una convención de cómics en Boston bajo el nombre Newcon en la que se desarrollaron una serie de charlas sobre los cómics de la editorial EC. Hubo charlas individuales a cargo de varios colaboradores de la editorial: Bernard Krigstein (esta fue la única convención sobre cómics a la que acudió en su vida), Harvey Kurtzman y Wally Wood, tres artistas fundamentales para entender la importancia de los cómics EC en la primera mitad de los años ’50. También se celebró un coloquio en el que participaron los tres autores simultáneamente, moderado por John Benson, experto en los cómics EC y editor a partir de 1974 del fanzine Squa Tront dedicado a los mismos. Precisamente en Squa Tront #10 (Fantagraphics, 2002) Greg Sadowski transcribió el citado coloquio con el público, que traducimos a continuación.

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De izquierda a derecha: Wally Wood, Bernard Krigstein y Harvey Kurtzman. Fotografía de EB Boatner.


JOHN BENSON: El tema común que aglutina a estos tres artistas hoy aquí es que todos trabajaron en los cómics de EC a mediados de los años ’50. Empecemos preguntando a cada artista lo que piensan sobre su experiencia, si piensan que EC fue única, y que piensan de Bill Gaines.

WALLY WOOD: No sé qué decir que no se haya dicho ya. Por supuesto, EC era la mejor compañía. Hacía los mejores cómics. Creo que mayormente fue Bill Gaines el responsable de ello, porque todo era un reflejo de su personalidad. Y, uh… ¡pagaba a tiempo!

BERNARD KRIGSTEIN: Por supuesto, los cómics de Bill Gaines eran superiores, en el sentido de que intentaba, alentaba y aceptaba mucha más honestidad en los guiones y dibujos. Se rodeó a sí mismo de gente que podía satisfacer su forma de pensar en este sentido, de modo que fue capaz de sacar adelante consistentemente un montón de buen trabajo. Y junto a eso, creo, un montón de trabajo que era realmente… que tenía un nivel inaceptable, también. En otras palabras, me alegro de que no me asignasen algunas de las historias que se publicaron. Pero realmente no podría culparle por ello, porque lo equilibraba con algunas narraciones realmente maduras, auténticas, honestas.

HARVEY KURTZMAN: Era un grupo genial, el de EC, un puñado de tipos con mucho talento, y todos trabajábamos muy duro bajo el paraguas de Bill Gaines e hicimos buen material.

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Felicitación navideña con parte del staff de EC. Vía The Ephemerist.


Se hicieron muchos tipos de historia en EC, y supongo que cada artista tenía su tipo preferido. Cuando os daban los guiones, ¿había algo en particular que os motivase… como la ciencia ficción, MAD, crimen o guerra?

WOOD: Es difícil de decir. En general diría que MAD. [Aplausos] Pero me metía a fondo en todo lo que hacía, ¿sabes? Tanto si era una historia bélica como de ciencia ficción. Me acercaba a cada historia como… había problemas que resolver.

KRIGSTEIN: Siempre he pensado que es artificial dividir las historias en géneros o categorías –una historia bélica, de ciencia ficción, y demás. Siempre he buscado algo más en una historia; me fijaba en las historias por sí mismas. Si resultaba que tenía un escenario de guerra, eso era secundario en relación con la fuerza de la auténtica historia y lo que contaba. Y, por cierto, creo poderosamente en esto en todas las formas, no sólo en los cómics. Creo que estas categorías son artificiales, y si los editores y productores y escritores pensaran más en este aspecto de la cuestión, creo que se produciría mejor material más habitualmente. Eso no quiere decir que no se produjese material extraordinario dentro de categorías en EC.

KURTZMAN: Yo prefería las historias de guerra, creo que eran excelentes. Las historias de MAD creo que eran súper. Las primeras historias de ciencia ficción eran maravillosas. [Risas] Y, uh… ¡esa es mi opinión sobre el material bueno! Estoy mirando a una señora en el fondo… que se gire todo el mundo… ¿veis el efecto que tiene nuestra conversación? Estábamos esperando que arreglasen los micrófonos y durante la última hora hemos estado esperando en un bar. [Risas] Sacarás buen material si haces las preguntas adecuadas.

¿Cómo era Graham Ingels?

KURTZMAN: Yo conocí a Graham, era un tipo agradable. Se esconde en algún sitio –Graham siempre estaba escondiéndose. Según mi experiencia, él no recordaba a esa gente repelente que dibujaba. Un tipo normal. Además era un buen compañero para beber y, uh… era un tipo agradable.

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Viñeta de Graham Ingels para Haunt of Fear.


¿Se hacía el trabajo en el estudio de cada artista, o se hacía en la oficina?

WOOD: Yo siempre trabajé en casa; creo que lo hacía todo el mundo. Sólo aparecíamos en la oficina para recoger un trabajo en concreto.

KURTZMAN: Generalmente, con el tipo de concentración que requería el trabajo, realmente no podías trabajar en la oficina. Porque la oficina era el lugar social de los artistas, si acaso. Y como seguro que algunos de los que estáis en esta habitación sabéis, si estás haciendo cualquier tipo de trabajo de ilustración, o escribiendo, o haciendo algo que requiere una profunda concentración, tienes que trabajar en casa. Al Feldstein y yo trabajábamos en la oficina porque teníamos problemas editoriales; teníamos que encontrarnos con gente. Y Marie Severin trabajaba en la oficina, y Bill Gaines, por supuesto, trabajaba en la oficina. Arreglaba mecheros. [Risas] Trato de recordar quién más… Johnny Craig trabajaba en la oficina.

He escuchado que fue más accidental que intencionado el que Bill Gaines tuviera una gran plantilla de artistas trabajando en EC. ¿Es verdad?

BENSON: Ampliemos la pregunta a cómo comenzó a trabajar cada artista en EC.

KRIGSTEIN: No creo que algo como eso sea para nada accidental. Creo que la gente que rodea a un editor refleja sus ideas. Harvey probablemente no recuerda esto, pero mi primer contacto con EC fue a través de una llamada suya a mi estudio.

KURTZMAN: Lo recuerdo, lo recuerdo.

KRIGSTEIN: Bien. Y yo era tan ignorante sobre lo que pasaba a mi alrededor que lo enfoqué estrictamente en base a la tarifa por página que era capaz de pagar. Y dado que no podía alcanzar la ridícula diferencia entre lo que yo estaba recibiendo y lo que él pagaba, yo pensé, no, mejor no. Pero creo que si hubiera sabido en aquel entonces más sobre lo que significaba EC, simplemente habría aceptado la invitación de Harvey. Lo cuál hice como un año después, cuando estaba experimentando algunas dificultades con los editores con los que trabajaba. Recordé la oferta de Harvey y lo llamé, y Harvey me presentó a Bill Gaines y Al Feldstein. Y pude ver que la recomendación de Harvey tenía una gran influencia en Gaines, y fue estrictamente gracias a eso que entré en EC.

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Una muestra del trabajo de Krigstein previo a su incorporación a EC. Página de Last bullet (Battle #23; Marvel, 1953).


KURTZMAN: Estas diciendo las cosas adecuadas, Bernie.

WOOD: Todo es accidental, pero lo que cuenta es lo que sucede. Yo fui una de las primeras personas en empezar en EC. Creo que sólo Feldstein y Craig estaban allí cuando aparecí yo…

KURTZMAN: Yo estaba allí.

WOOD: No, no estabas.

KURTZMAN: Sí, estaba.

WOOD: Yo trabajaba en EC cuando…

KURTZMAN: Tú hiciste… tu primera historia…

WOOD: Hice Six-gun sisters

KURTZMAN: [Pausa] No, no estaba. [Risas]

WOOD: Fue en aquella época cuando decidieron meterse en el horror. Así que yo estuve en el terreno de juego desde el principio.

KURTZMAN: ¿Por qué te recuerdo como un paracaidista? ¿Viniste con un paracaídas o qué?

WOOD: Supongo que llevaba ropas viejas del Ejército.

KURTZMAN: Tienes que sacárselo… fue paracaidista. [NdT: Wood perteneció entre 1946 y 1948 al 11th Airborne Paratroopers del Ejército de los Estados Unidos]

WOOD: Sí… Salté de un avión doce veces. ¡Nunca lo haré de nuevo! [Risas]

KURTZMAN: Con o sin tu paracaídas. Por supuesto, fue la influencia de Gaines la que nos unió a todos, no podría ser por accidente. Quiero decir, una organización siempre refleja al hombre en la cumbre. Mi comienzo fue… Llegué a la oficina y… [Suspira] Es una vieja y aburrida historia. La señora del fondo… trate de aguantar. Gaines estaba intrigado por mis Hey Look!, pero no tenían nada que darme porque yo hacía material gracioso; no hacía material serio. Pero afortunadamente, el tío de Bill Gaines estaba en la habitación en ese momento. El era un independiente que hacía trabajos para la Columbia University, y me pidió hacer algo para él. Así que hice mi primer trabajo, en cierta manera, conectado con Gaines. Era una historia de vaqueros sobre las enfermedades venéreas; era un cómic sobre cómo curar la sífilis o detectar los picores y reconocerlos, y venía con un pequeño disco, The lonesome cowboy, o The diseased cowboy, algo así. Así que gracias a eso comencé a trabajar para Gaines. Así de bueno fue mi trabajo. Piensa en toda la gente que se curó gracias a mi cómic. [Risas] No sé si ayudó a curar o favoreció la enfermedad, porque mostraba al tipo paseándose con prostitutas. Te enseñaba cómo hacerlo. [Risas]

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Kurtzman y los vaqueros. Página de Pot-Shot Pete (John Wayne Adventure Comics #5; Toby Press, 1950).


Señor Kurtzman, ¿podría hablarme sobre el origen de los cómics bélicos? ¿De quién fue la idea?

KURTZMAN: Los cómics bélicos, por supuesto, estaban inspirados en la guerra de Corea. Así que quien quiera que empezase esa guerra fue el responsable de que hiciésemos los cómics bélicos. Cuando empezamos, Two-Fisted Tales iba a ser un cómic de aventuras –ya sabes, aventura exuberante. Y luego llegó la guerra, así que rápidamente cambiamos el formato para acomodar la guerra de Corea.

¿Qué hay de la tendencia posterior por la que derivaron para convertirse en documentales? ¿Fue esa idea suya?

KURTZMAN: Sí.

¿Cómo reaccionó Gaines ante eso?

KURTZMAN: A él no le gustaba ese material.

Bueno, ¿cuánta autonomía tenía usted?

KURTZMAN: Gaines me dio libertad, y eso era parte de su talento. Era un hombre inteligente. Y asumo que todavía lo es. Me gustaría que se afeitase esa barba. Comprendió suficiente como para darnos libertad, y esa libertad nos dio el poder de ir a nuestro aire.

¿Cuál era la tirada de MAD cuando empezó, y cuándo despegó realmente?

KURTZMAN: No recuerdo datos y cifras. Creo que despegó casi inmediatamente. La respuesta por correo mostró que estaba pasando algo. No sé cuál era la tirada. Los primeros números tenían una tirada estándar, pero he olvidado cuál era.

¿Qué piensan de MAD tal y como es hoy en día? ¿Creen que es más juvenil que cuando ustedes trabajaban en ella?

KRIGSTEIN: Bueno, por las poquísimas historias que he visto desde que dejó de estar en manos de Harvey, he llegado a la conclusión de que realmente es un producto inferior. En realidad nunca he tenido mucha consideración con la imitación de Feldstein… obviamente.

KURTZMAN: ¡Dice la verdad! [Risas]

WOOD: Yo no puedo decir nada, porque nunca he vuelto a mirarla.

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Página de Superduperman, una de las parodias clásicas del tándem Kurtzman/Wood (MAD #4; EC, 1953).


Señor Wood, recuerdo que en una entrevista con Harry Harrison, que colaboró con usted en algunas de las primeras historias de EC, mencionaba que usted y él fueron los que hicieron que Bill Gaines hiciese revistas de ciencia ficción. ¿Puede darnos alguna idea de cómo sucedió?

WOOD: Bueno, fue más cosa de Harry que mía. Creo que él siempre quiso escribir ciencia ficción.

KURTZMAN: ¿No escribió Soylent Green?

WOOD: Escribió un libro titulado Make room! Make room! en el que se basó la película. Creo que hicieron de él una película malísima. ¿Alguien aquí ha leído el libro? Para mí es uno de los mejores libros de ciencia ficción jamás escritos. Era un dibujante malísimo, pero un buen escritor.

Me gustaría preguntarles a Harvey y Wally si alguna vez se arrepintieron de no tomar un camino más parecido al que tomó Bernie, saliendo del lado comercial del negocio y concentrándose en la satisfacción personal, manteniendo algún otro tipo de trabajo para financiarse.

KURTZMAN: Bueno, no sé. Siempre he seguido el curso de mi satisfacción personal, aunque siempre me incliné más por el compromiso comercial, sospecho, y me atuve a él. Si quieres hacer cómics, tienes que aceptarlo. Creo que Bernie simplemente lo dejó y no volvió nunca. Yo nunca he estado listo para hacer ese tipo de movimiento, todavía.

WOOD: Bueno, yo finalmente estoy haciendo mis cosas. Estoy cansado de trabajar para otra gente, así que me he convertido en mi propio editor. Estoy trabajando en un cómic ahora, The Wizard King, que saldrá en diciembre. Y estoy vendiendo Cannon y Sally Forth, así que id y comprad algunos.

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Tira de Sally Forth, de Wood, de la edición alemana de Sally Forth #1 (Taschen-Verlag, 1981).


Me gustaría conocer su opinión sobre por qué parece imposible hoy en día, en general, alcanzar de nuevo el nivel de EC. ¿Es principalmente algo económico?

WOOD: No lo sé. Todo grupo satura el mercado antes o después y todo se convierte en política. Creo que si venden cómics, les está funcionando, pero no sé si venden o no. Marvel es la única compañía que queda que está haciendo algo, de modo que parece que para ellos funciona.

KURTZMAN: Los cómics parecen estar en una espiral degenerativa. Siempre lo han estado, y la tendencia continúa. Y en la vida todo cambia, como seguro que descubriréis por vosotros mismo si no lo habéis hecho ya. Todo es cíclico, todo se mueve, todo cambia. Las cosas viven y mueren; todo tiene una vida. Y los cómics, para mi ojo inexperto, están en proceso de muerte. Tienes que tener más por menos, y todo se ha abaratado. Es como los dibujos animados; no creo que los dibujos animados vuelvan a ver los días gloriosos de Walt Disney, cuando se ponía tanto trabajo en el material. Es un problema de economía, pero no es una situación completamente desesperada, porque desde otros medios vienen nuevas inspiraciones. Quiero decir, ahora tienes el mercado de National Lampoon y tienes ese material inspirador que viene de Europa y que finalmente tiene que enraizar aquí. Pero los comic-books, como los conocemos, creo que sólo pueden caer en calidad porque se les pide lograr mucho más dinero por mucho menos material. ¿Tiene algo que decir, señor Krigstein?

KRIGSTEIN: Sí.

KURTZMAN: Lástima… ¡El tiempo se ha terminado! [Risas]

KRIGSTEIN: Creo que lo que le ha sucedido a los cómics es una especie de esquema de lo que debe suceder a los artistas y creadores en una sociedad donde las cosas tienen que producirse con un alto coste económico, y requieren de mucha maquinaria para producirlos, y necesitan un sistema de distribución muy complicado. Es casi inevitable que el artista, que es la fuente, que es el impulso original para este producto, es inevitable que deba convertirse en un empleado, por ese conflicto casi irreconciliable entre la gente que pone el dinero y produce el objeto y los individuos que lo están creando. Y debido a la dominancia del poder económico, el artista tiene que ser un vasallo, sólo un instrumento. Ahora, frecuentemente un artista es capaz de atravesar los intersticios y grietas en el sistema, y entonces su trabajo –y usaré a Harvey como ejemplo- creará sensación. Pero tan pronto como sea una parte del sistema de distribución, tan pronto como las ruedas comiencen a engranarse y todo funcione como la seda desde el punto de vista de la producción y la distribución, entonces los Feldsteins se convierten en importantes. Porque pueden manufacturar los productos, pueden manufacturar lo que se necesita. De vez en cuando, un gran sistema como Hollywood permitirá a un individuo, una persona creativamente brillante, inyectar un poco de sangre nueva en el sistema, y después, demasiado a menudo, esa persona es aplastada… tanto si se da cuenta como si no. La única manera de enfrentarse a este tipo de situación es que se permita a los individuos producir su propio material. Y Hollywood, por ejemplo, Permitió trabajar a productores individuales, y hubo un pequeño renacimiento de las películas. Pero tan pronto como esto llega a un mercado amplio, tan pronto como se convierte en un producto comerciable, ya no se necesita al individuo creativo. No desempeña ninguna función importante en esta gran maquinaria. Esa es mi visión pesimista del artista en nuestra sociedad, y no sé cómo se puede resolver ese problema.

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Krigstein hace patentes sus influencias pictóricas es la portada de Piracy #6 (EC, 1955), aquí expurgada de rótulos y con nuevas separaciones de color siguiendo las indicaciones del autor.


¿De modo que no cree que haya ninguna posibilidad de que artistas de éxito tengan más control editorial mientras estén generando dinero?

KRIGSTEIN: Creo que mientras el control esté en manos de pequeños grupos, grupos muy pequeños, como era el grupo de Gaines originalmente –un grupo pequeño, casi como una guerrilla- hay una posibilidad de algún tipo de control artístico.

[BHOB STEWART]: En la entrevista en Squa Tront hiciste una declaración sobre la psicología de la emoción en los cómics. ¿Podrías ampliarla?

KRIGSTEIN: Bueno, pensaba que el medio del cómic, tal y como yo lo encontré cuando estaba allí, era muy primitivo. Dependía de mecanismos muy primitivos de violencia, acción física y trama elemental. Pero pensaba que realmente podía permitir que se produjese un material genial si el dibujante y el guionista fuesen el tipo de gente creativa que necesitaba este formato extremadamente simple. Charlie Chaplin también usó formatos muy, muy simples. Muchas de sus comedias cortas estaban hechas así. Sin embargo, en el mismo Chaplin, había otras sutilezas en su trabajo que iban más allá del primitivo slapstick y la acción. Yo anhelaba tener historias que tuvieran que ver más con la realidad y las emociones de la gente y sus pensamientos; donde un tipo de acción simple resultaría ridículo. Realmente anhelaba un tipo un tipo de forma literaria, digamos incluso una forma chejoviana, donde uno pudiera ahondar en la gente real y los sentimientos reales y proyectar mi concepto de la realidad. La forma del cómic de acción simplemente era incompatible con mis ideas. No es que no aprendiese mucho; aprendí mucho trabajando en estas formas simples. Y hasta cierto punto creo que tuve con Bill Gaines la gran oportunidad de hacer el tipo de historias que realmente plasmaban una mayor sutiliza.

[STEWART]: La historia que hiciste para EC, Prairie schooner, parecía tener esas sutilizas en la caracterización. Me gustaría por qué proceso seguías para idear esas sutilizas. ¿Había un proceso que, digamos, sería análogo al de un actor usando el método Stanislavsky?

KRIGSTEIN: No tenía ningún método. Leía el guión y veía esas cosas en mi cabeza a medida que leía. Y los personajes en mi mente, simplemente mientras leía sobre ellos, se volvían muy ricos, de modo que una palabra del diálogo no sólo era un instrumento para llevarte de una viñeta a otra, sino que revelaba una gran profundidad sobre el personaje o el significado de la historia. Así que, en cierto sentido, yo participaba en esa historia muy, muy profundamente. Pero no era algo consciente. Ahora bien, estoy seguro de que cada dibujante de cómic pasa por un proceso exactamente como ese, viendo, sintiendo las líneas de diálogo y luego queriendo crear eso con reverberaciones, tal vez incluso con cosas opuestas a lo que sucede en el diálogo, describiendo al personaje más claramente.

BENSON: Harvey, creo que tus historias bélicas pretendían lo mismo. ¿Concebías una historia de una manera distinta cuando sabías que la ibas a ilustrar tú mismo? Historias como Rubble! y Big if! eran historias muy simples sobre situaciones humanas simples.

KURTZMAN: Es una observación interesante. Nunca me di cuenta de ello. Pero cuando hablas de material que realmente profundiza en las cosas… ¿ha visto alguien los cómics de Bob Crumb? [Aplausos] Realmente te llegan dentro y creo que se han hecho algunas cosas notables en el cómic en lo que respecta a alcanzar esos niveles sensitivos donde realmente empiezas a tratar con la verdad… la verdad de la situación. Cuando apareció Bob Crumb, con otro par de personas metidas en los cómics underground, realmente se empezó a hablar de esas cosas que eran importantes muy en el interior para nosotros y hablaban de nuestras vidas.

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Big if, de Kurtzman, aparecida en Frontline Combat #5 (EC, 1952).


BENSON: ¿Hay alguna pregunta para Wally Wood?

Tengo curiosidad por saber por qué los ladrillos aparecen tan a menudo en su trabajo. [Risas]

WOOD: Me has pillado. No lo sé. Encontré un BenDay [NdT: Un tipo de trama] genial; tenía un dibujo de ladrillos, así que tuve que usarlo todo.

KURTZMAN: Pensaba que eran mujeres con las rodillas puntiagudas. [Risas] Tú ves ladrillos –yo veo rodillas de mujer.

Esta es para Wally Wood. ¿Tienes alguna historia favorita de ciencia ficción, no tanto por la historia sino por lo que piensas de tus propias ilustraciones?

WOOD: Todas. Supongo que tendía que decir que My world y There’ll be some changes made! sería mis dos favoritas de todos los tiempos.

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There’ll be some changes made, con dibujo de Wood, aparecida en Weird Science #14 (EC, 1952).


Me gustaría hacer una pregunta a Harvey. ¿Qué pensó cuando Bill Gaines le echó de EC?

KURTZMAN: No sabía que me había echado. Dejé a Gaines en cierto momento, e inmediatamente se dedicó a borrar mis créditos de todos sitios… porque estaba cabreado. Comprensiblemente, estaba enfadado. Pero se ha calmado desde entonces y ha vuelto a poner mi nombre.

¿No fue porque tú querías el 51% del negocio y el no quería dártelo y…?

KURTZMAN: Alguna razón estrafalaria como esa. Fue una mala escena.

BENSON: Vosotros [Kurtzman y Krigstein] trabajasteis juntos en la historia Bringing back father, y me gustaría saber cuál fue vuestro concepto de la historia y que pensáis del resultado.

KURTZMAN: Bueno, Bernie no era un tipo fácil con el que trabajar. Era un individualista acérrimo; siempre tenía sus propias ideas. Solía irritarme mucho. En esa historia en particular, tuvimos un conflicto de teorías y… me gustaría que no sacases a relucir cosas como esa. Quiero decir, ya sabes…

BENSON: Pero ahora, hoy, ¿qué piensas de la historia?

KURTZMAN: ¿Por qué no me escuchas? [Risas] Tal vez Bernie quiera decir algo. [A Krigstein] ¡Mucho ojo!

KRIGSTEIN: No sé cómo enfocarlo. [Risas] No sabía que yo era tan irritante.

KURTZMAN: ¿Irritante? ¿He dicho yo irritante?

KRIGSTEIN: Es decir, ya sabes, exasperante.

KURTZMAN: Sólo fue un desacuerdo amistoso. Un desacuerdo amistoso.

KRIGSTEIN: Todo el mundo sabe que Harvey tiene ideas específicas sobre cómo se deben hacer sus historias. Supongo que lo que hice… Lo sentí intensamente, o Harvey debió de decir algo cuando traje la historia… en cualquier caso, me quedé con la sensación de que no había hecho lo que Harvey esperaba… Sé que no lo hice.

KURTZMAN: Fuiste travieso.

KRIGSTEIN: Cuando lo hice, sé que no lo hice. [Risas] Pero lo hice de todas formas.

KURTZMAN: Creo que Wally probablemente tiene historias similares. Tienes que entender que creo que todos teníamos talento y ciertamente todos teníamos muchas ideas propias, y estábamos predestinados a tener problemas de ego. Y hubo muchos. Puedo decir que, antes o después, me enfrenté con todo el mundo. Lo atribuyo a personalidades muy fuertes trabajando en muy poco espacio. Yo cargaba contra los chicos y ellos volvían. Siempre hubo ese tipo de fricción y creo que es lo que hay cuando tienes fuertes talentos y egos trabajando codo con codo.

WOOD: No sé qué decir. Eres un tipo difícil, Harvey. ¿Cuántas veces lo dejé? Hubo un par de veces que Bill Gaines tuvo que mediar para reunirnos de nuevo.

Esta es para los tres artistas: ¿alguna vez habéis lamentado que vuestros originales se redujesen a una escala tan pequeña?

WOOD: Bueno, hoy en día es mucho más difícil trabajar. No sé cómo pueden rotular tan pequeño. De hecho, Steve Ditko, la última vez que trabajé con él, usaba el viejo método del doble tamaño. Fue para Seabord [NdT: Posiblemente se refiere a Destructor]. De modo que un número completo tuvo que ser fotocopiado y después usaron las fotocopias para fotografiar las páginas. Y así quedó.

KRIGSTEIN: Yo disfrutaba mucho viendo mi trabajo reducido al tamaño de la página. A veces era un desastre, pero el placer estaba en calcular lo que sucedería en la reducción. Creo que era un entrenamiento artístico tremendo. Le entrenaba a uno para trabajar con extrema claridad.

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Original de Krigstein para Marbles, aparecida en Incredible Science-Fiction #30 (EC, 1955). Atención al sello del Comics Code, clic para ampliar.


KURTZMAN: La escala es relativa. El tamaño con el que trabajan hoy es un mecanismo de abaratamiento. Es una manera de que el artista trabaje mucho más rápido. Aunque es verdad que alguna gente debería trabajar en grande y alguna gente debería trabajar en pequeño. Nosotros trabajábamos en un buen tamaño, creo. El trabajo parecía muy rico y lleno de detalles. Era así por el tamaño al que trabajábamos. Hubo veces en que probé trabajar en pequeño, con un tipo como John Severin, que trabajaba con pluma. El trabajo hecho con pluma puede hacerse a pequeño tamaño. El trabajo con pincel necesita más espacio. Pero han adoptado el tamaño pequeño como un mecanismo para ir más rápido. Una vez más, menos por más es el motivo que hay detrás.

[BILL MASON]: En EC, ¿el dibujante jugaba un papel activo en la elección de material? ¿Era simplemente una cuestión de asignación, o los dibujantes individuales pedían que se les diese ciertas historias?

KRIGSTEIN: Nunca supe por anticipado qué historias había disponibles, pero sé que pedí cierto tipo de historias, o trabajar en ciertos títulos. Ahora he olvidado qué títulos eran. Pero de veras, la regla general era que al artista se le daba un encargo, y debo decir que tuvo que estar cuidadosamente pensado por los editores porque, tal y como yo lo veo, realmente querían confeccionar a medida el trabajo para el artista.

KURTZMAN: Yo te lo puedo decir con seguridad. Alineábamos nuestro grupo de cuatro historias y luego tratábamos de elegir qué tipo sería el más adecuado para esa historia en particular, técnica o problema.

WOOD: Recuerdo que yo pedía cierto tipo de historias y siempre se las daban a [Al] Williamson.

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