Entrevista con Andrés G Leiva

Marc Charles Palau, periodista y redactor de la página web www.maumaunderground.com (donde podéis encontrar varias reseñas de cómic a su cargo), entrevistó a Andrés G Leiva aprovechando su presencia en el pasado Salón del Cómic de Barcelona y la presentación de su último álbum, Evelyn (Sins entido, 2009), proyecto que resultó ganador del Primer Premio Cómic Cuenca 2008, patrocinado por dicha fundación y Ediciones Sins entido. Marc ha tenido la amabilidad de cedernos dicha entrevista, que se complementa con algunos dibujos inéditos de Andrés G Leiva.

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Podrías empezar desvelando un poco quién es esta Evelyn del título.

Evelyn es la historia de una chica que renace. Tiene una especie de catalepsia, aunque no se llega a explicar del todo, y revive después de haber estado en un estado de casi no vida. Podríamos decir que tiene una serie de poderes paranormales. Pero sobre todo, y lo más importante en la historia, es la relación que hay entre los tres personajes, Evelyn, el vampiro y el doctor Corman. Ella es un personaje vampirizado, pero el vampirismo que trato es de tipo psicológico, de relaciones inseparables. Relaciones que te vampirizan. Evelyn se ve abocada, por una serie de circunstancias, a acompañar al vampiro en su vida, en el viaje que éste emprende. Y esa es la niña. Extraña, porque es la única al final que tiene poderes sobrenaturales. Al fin y al cabo no es nada más que una excusa para hacer una historia de terror.

Al mismo tiempo hay un contrapunto entre el doctor Corman, que representa la razón, y el miedo, lo irracional, que representa la figura del vampiro. El doctor está concebido como un personaje detectivesco, al estilo de las novelas decimonónicas, que se enfrenta a situaciones que superan el mundo de la ciencia. No sé si has pensado en el personaje para el desarrollo de una serie al estilo del Profesor Bell, de Joann Sfar, o la Adele Blanc-Sec de Jaques Tardi.

Alguna vez lo he pensado. Aunque depende mucho de cómo encaje el tebeo en el público. Es un tipo de historia que me gusta mucho y por ello dejo el final abierto para que se puedan desarrollar, en un futuro, más historias y profundizar algo más en los personajes. Con respecto al final, el doctor Corman, a pesar de ser alguien racional y que busca siempre una solución científica, es capaz de hacer cosas inmorales. En ese momento de la historia es capaz de unirse con la chica, que ha ido de la mano del vampiro, siendo cómplice de los horrores de éste. Prefiere no delatarla. Confieso que me gusta que los personajes se muevan siempre en esa línea, que sean valientes pero temerosos, con dobles comportamientos, con doble moral, para darles un toque de humanidad. Creo que el héroe inquebrantable o con una armadura especial es de otra pasta. Personalmente, prefiero ese otro tipo de personajes.

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Déjame decirte que a tú historia le sienta de miedo el blanco y negro. ¿Fue una elección a priori o lo elegiste una vez desarrollada la historia?

Sí, veía el miedo en blanco y negro, sí. Deben ser los recuerdos que para mí tienen las películas de terror de la infancia. Lo único que no tenía claro era como la iba a desarrollar. En un principio, y como Juana de Arco fue bastante bien a nivel de crítica, o al menos dicen que es un tebeo compacto, que está bien construido, te quedas un poco como a ver qué haces ahora. Esto es una tontería, porque de lo que se trata es de ir creando y ya está. No obstante, sí que tienes cierta presión. Y en ese mar de dudas, dije, voy a hacer un álbum de historias cortas. De historias de miedo. Pero fui desarrollando ésta, me fue gustando, y lo convertí en un álbum más o menos largo. Y el blanco y negro, sí, lo tenía pensado. Además dibujo más rápido en blanco y negro y me apremiaban las ganas de sacar un álbum. Y lo más importante, porque creo que a la historia le iba muy bien. Además, este blanco y negro con grises me recuerda mucho a los grises de Historias para no dormir de Narciso Ibáñez Serrador y ese tipo de cine.

Precisamente quería preguntarte sobre el trabajo previo de documentación. ¿Es exhaustivo?

Con Juana de Arco sí fui más minucioso, porque se trataba de personajes históricos. De todas formas me gusta mucho fantasear con eso. Con Juana de Arco quería atar muy bien los cabos, era como una película clásica, donde no hay nada al azar y, si hay detalles que aparecen al principio, luego los introducía para resolver y cerrar todas las diferentes situaciones. Pero en Evelyn, aunque me he documentado, me he dejado llevar mucho más por el cine. Por lo visual y narrativo. Además, en un principio, me empeñé en documentarme para los más insignificantes detalles, por ejemplo, sobre la enfermedad que el vampiro podría tener, en explicarla y, leyendo, descubrí que H.P. Lovecraft decía que no hace falta dar una explicación hasta lo más profundo, sino crear una sensación atmosférica de miedo. En un relato de terror crea un espacio que sea creíble, que funcione bien y que te sumerja en una atmósfera de terror. Expliques o no expliques de donde viene el miedo, o si no tiene una explicación científica, no es tan importante como crear esa sensación. Me gustó la idea ya que estaba demasiado empeñado en querer indagar en todos los detalles. Al final me dejé llevar por el dibujo, por la imagen.

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El armazón narrativo de Juana de Arco está mucho más encorsetado con su planteamiento, nudo y desenlace y en cambio, este último álbum hay un devenir mucho más suelto de la historia.

Pues sí.

Siempre partes de un género muy definido para subvertirlo y hablar de temas más íntimos a nivel personal. Parece que el género sea un pretexto.

Sí, lo que pasa es que también me gusta el género. A veces, veo una película de vaqueros y pienso: me gustaría hacer un western de esos que disfrutaba de chico. Ahora tengo ahí una historia que empecé de marinos. Me agrada el género. Y me gustaría, en mi próximo proyecto, centrarme más en el género y dejar de lado ese tono intimista, porque te exige demasiado y necesito una historia en la que pueda distanciarme más del personaje. Una historia un poco más de aventuras que la escriba otra persona, que no haga yo el guión.

Al estilo de Isaac el Pirata de Christophe Blain.

Esos son magníficos. En este nuevo proyecto, ya me iba de nuevo hacia la introspección, como en Juana o Evelyn, y, quizás, necesito a alguien que me lo escriba o recordarme constantemente que quiero hacer algo diferente, para no caer de nuevo en lo mismo. A lo mejor es un sello personal, pero a veces resulta un poco insano.

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Cuando se mira tus biografías, se dice que te interesaste en el mundo del cómic a mediados de los ochenta con los autores que publicaban las distintas revistas que abundaban en el mercado. Pero supongo que de pequeño ya leías.

Mis primeras lecturas eran más de Bruguera. Mortadelo y Filemón, sobre todo. Recuerdo en mi casa, mi hermano y yo, con la lamparita leyéndolos antes de dormir. Y tenía algunos Jabatos, pero no me gustaban mucho. Muy poquito de superhéroes, alguno de Spiderman, pero es que no guardo, casi no guardo nada de aquello. Prácticamente no tengo tebeos de esa época. Cuando ya tuve quince años o así, empecé a comprar mucho de Toutain, el Creepy, 1984, todo eso, y entonces, lo anterior, dejó de interesarme. Lo dejé un poco relegado. En cambio, aún cojo de mi estantería tebeos de Fernando Fernández o de Alfonso Font, Jordi Bernet y los reviso constantemente. O cojo cualquier Alberto Breccia. Lógicamente, no pasé directamente a Breccia, primero pasé por gente que hacía cómics más de aventuras como, por ejemplo, Font que tenía Cuentos de un futuro imperfecto. Incluso algunos de ciencia ficción que tiene Carlos Giménez, como Hom, que a mí me encantaba. Luego ya descubrí Alack Sinner, de Muñoz y Sampayo, dirigido a un público más adulto, no sé, o más difícil de digerir para un adolescente. Porque de Alack Sinner, recuerdo, a veces, no entender el dibujo. Y, más adelante, maravillarme con él. Supongo que el gusto también evoluciona.

¿Algún autor actual que te interese?

Hay muchos. Por ejemplo, el que sacaron hace nada Fidel y Jorge García (Cuerda de Presas). Luego también alguno de Pedro Rodríguez, por ejemplo, Omar el Navegante. Lo que hablaba antes de la aventura, la aventura por la aventura, Omar me pareció que era un tebeo redondo y, además, la edición muy buena. De Fermín Solís, también. Me gusta mucho la narración de Luis Durán. Y a nivel internacional me gustan los franceses. Manu Larcenet. Me encanta Christophe Blain. El otro día me compré, por ejemplo, uno de Blutch, Péplum, y me quedé flipado. Fui a mis compañeros de trabajo a decirles si lo conocían. Una tragedia griega llevada al cómic. En fin que me quedé alucinado con el tebeo. Joann Sfar es otro de los grandes, sobre todo, El Profesor Bell. Y seguro que me dejo algo.

¿David B?

Sí, pero ahora estoy mucho más por Blain. Me gusta mucho la lectura que tiene. Es casi automática, no sé como lo hace. Tiene una fluidez para pasar de una cosa a otra. Va de un sitio a otro con una facilidad pasmosa.

¿Qué tal por el Saló, te esperan algunos días intensos?

Bueno, sí. Tengo las sesiones de firmas. La presentación de Sins Entido. Las entrevistas y ver a los amigos. Además, hace tiempo que no saco un álbum y hay que ir a Barcelona a hacer la promoción.

Porque Juana de Arco te llevó tres años acabarlo.

Bueno, porque hice en medio otras cosas. Yo empecé Juana de Arco pero paré para dibujar Horrible hórreo. La editorial me quería sacar un álbum, pero el riesgo del color en el primero era demasiado. Pero sí, me llevó bastante.

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¿Y este último?

Evelyn me ha llevado dos años. Lo que pasa es que tuve un proyecto que no acabé. Hay cosas que empiezas y por una razón u otra no las puedes acabar. Por lo menos a mí me pasa eso.

¿Y la edición en francés de Juana de Arco te abrió las puertas al mercado galo?

No, fue una edición muy corta y es difícil calibrarlo. He leído alguna crítica. Una o dos. No he visto más. Por ejemplo, Evelyn lo quería encuadrar en 46 páginas, por aquello del formato europeo y tal. Es curioso, porque una vez estuve también con Delcourt, en una entrevista aquí en el Saló, y, hablando de dibujo, me dijeron que a ellos mi estilo más pictórico les venía bien para historias de no sé cuántas páginas, doscientas o por ahí. No he tanteado más a la industria francesa, no sé muy bien por qué.

¿Trabajas por encargo o por cuenta y riesgo?

Hasta ahora he tenido la suerte de tener mucha libertad creativa. Por ejemplo, el primero que saqué vino a raíz de un accésit que gané en el Injuve. Participé en el álbum colectivo Plagio de Encantes, les gustó mucho y me propusieron presentar un proyecto. Yo estaba un poco desconectado del mundo del cómic. Estaba viviendo en un pueblecito de Badajoz, en esa época. Y no sabía muy bien que era un proyecto, me superaba un poco todo aquello. Entonces me puse a dibujar y les llevé quince páginas en el formato primitivo de Sins Entido. Les gustó y lo acabé. Y luego, ellos habían visto ya Juana de Arco, lo que al ser en color era más arriesgado. De hecho, creo que el de Juana de Arco lo empecé a dibujar antes incluso que me dieran lo del Injuve. Así que he tenido suerte, porque una serie de circunstancias me han llevado a una editorial donde tengo libertad, estoy bien con ellos, ellos conmigo, les gusta lo que hago, hasta ahora, y me gusta el producto que sacan, que son tebeos muy bien editados, y que, para el dibujo que yo hago, es fundamental. En otro tipo de formato o de papel podrían perder mucho. Con Sins Entido tengo la seguridad de que va a salir un buen producto.

¿Y el trabajo con la cera?

Creo que en este último álbum hay un salto en el dibujo. En Juana de Arco tenía más espacios vacíos y, en cambio, en Evelyn he hecho un esfuerzo por introducir mucho escenario, ambientar las escenas y dotarlas de mayor profundidad de campo.

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¿Cuándo prefieres trabajar? ¿De día o de noche?

Trabajo mejor por la tarde y, cuando estoy plenamente dedicado a ello, por la mañana. En enero y febrero tuve tiempo para dibujar cuando quisiera gracias a una excedencia que me pedí. Si trabajas constantemente las ideas fluyen sin parar. Al compaginar mi trabajo con el cómic, no me queda más remedio que arañar tiempo al dibujo.

¿La banda sonora de este álbum?

La música que siempre escucho. No sé, mucho Neil Young. Rock clásico, algo de jazz, me ayuda a concentrarme, aunque a veces tengo que quitarla. No es una banda sonora al uso para una historia de miedo pero es con la que dibujo.

¿Y el proceso de dibujo?

Primero hago un boceto pequeño a tinta, para pasarlo luego a formato definitivo más grande, un DIN A3 aproximadamente, con cuatro trazos a lápiz, un poquito de lápiz, marca Pilot porque se va con la luz y con la luz. Luego, finalmente, trabajo con la cera. Intento no re-dibujar mucho para no perder valor pictórico alguno. Será por mi formación de bellas artes y mi amor por la pintura, pero no me gusta perder espontaneidad en el trazo.

Espero que el próximo año estés nominado al premio del Saló.

Hombre, sería un placer.

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Marc Charles Palau

Enlaces de interés

Entrevista al autor en La Cárcel de Papel
Entrevista al autor en Deia
Ficha en Tebeosfera