Nylon Road. La vida en Irán (Parsua Bashi)

Portada
Nylon Road. La vida en Irán (Parsua Bashi). Norma, 2009. Cartoné. Color. 128 págs. 18 €


De la mano de Norma Editorial, dentro de su ecléctica y cuidada Colección Nómadas , nos llega este tomo itulado Nylon Road. La vida en Irán, primera (y única, de momento) novela gráfica de Parsua Bashi, ilustradora y diseñadora, que apunta buenas maneras construyendo una historia, la suya propia, basándose en los encuentros con sus otros yo antiguos que le harán ver cómo su pasado corre en su ayuda para aprender a afrontar su nueva vida como exiliada política en el cantón germano de Suiza.

Intenta Bashi no dar puntada sin hilo y es de agradecer la valentía con la que se enfrenta a su vida anterior, aunque también hemos de precisar que no queda conseguido de manera regular y constante en todos los flashbacks que nos hace revivir, dejando que sea el lector quien actúe como juez de lo que fueron las diferentes evoluciones de su personalidad, a quienes trata con cierto distanciamiento, poniendo el énfasis en el debate personal para llegar a la aceptación de su presente.

Así, el título Nylon Road se nos antoja un juego de palabras entre la moda, el diseño (que tanta importancia tienen en la vida de la autora) y el antiguo esplendor de su país, donde la seda con sus fabulosos colores y delicadas texturas querían impregnarlo todo. El pasado y el presente, de nuevo, puestos frente a frente.

Interior


Otro ejemplo de ese continuo cara a cara nos lo concede la portada, que nos deja ver lo duro que es la “no-pertenencia”: las piernas cruzadas con ambos lenguajes entrecruzándose pero sin mezcla posible; la tinta que las inunda en claro contraste con el blanco de la camisa, una bandera blanca que pide tregua y paz que a duras penas encuentra en la neutral Suiza; el modo, el uso, la costumbre de escribir desde otro ángulo, que hace ver el mundo de modo diferente; la boca, que contiene el gesto, buscando la reflexión y la serenidad; y los ojos, grandes, abiertos y expresivos, deseosos de captar todo lo nuevo, intentando no dejar nada de lo vivido atrás: partir de lo que una era para llegar a ser la actual. Y todo esto, tratando de no perder la identidad propia en el camino, sin sucumbir a la vida que se le ofrece a sus pies, en la que, como irá descubriendo, también hay otros tipos de minas antipersona, que vuelven a crear inseguridades, que inician nuevos coloquios con sus yo interior: así, y sin develar nada, el final no podría ser otro que una nueva pregunta lanzada al aire, al lector, que nos explota en la cara para decirnos que nada está acabado si uno siente curiosidad y ganas de avanzar, de crecer.

De todo esto hay en Nylon Road y aún no hemos entrado en su mundo. Démosle la vuelta y veamos la contraportada, intentemos alejar a Marjane Satrapi de aquí, y olvidemos el parecido remoto con El juego de las golondrinas y ofrezcamos una oportunidad limpia a la lectura autobiográfica de esta vida en Irán de Parsua Bashi y tal vez comprobemos que tiene una historia propia que contar y con un estilo característico, que nos proporciona una lectura entretenida, llena de curiosidades y buenas intenciones: los relatos compañeros que nos han abierto las puertas pueden pasar de convertirse de los mejores embajadores a los torpedos en la línea de flotación.