Pomez #1 (Leandro Alzate)


Pomez #1 (Leandro Alzate). Autoeditado (2009). Minicómic. 40 págs. B/N y color. 4 €

De vez en cuando uno se lleva una sorpresa donde menos lo espera, como por ejemplo en un minicómic autoeditado por un autor patrio con escasa obra publicada a sus espaldas. Es el caso del primer número del minicomic autoeditado por Leandro Alzate, Pomez, un tebeo que habría encajado perfectamente en el catálogo de PictureBox al lado de Frank Santoro, Dash Shaw o CF, o lo que es lo mismo, la vanguardia de la vanguardia del cómic norteamericano. Bueno, maticemos, la sorpresa ya nos la llevamos con Mal dadas, un cómic que me parece que pasó muy desapercibido posiblemente porque es muy distinto de lo que estamos acostumbrados a ver. Como me dijo alguien, primero aparecen los autores de cosas nuevas y después los lectores de cosas nuevas. Allí, Alzate desarrollaba una historia que era casi una anécdota sin moraleja, sin imponerse al lector, con un dibujo esquemático pero preciso y muy adecuado a la desnudez del relato. Ahora, en Pomez, hace honor al título y entrega una serie de historias cortas con una densidad argumental mínima pero con una superficie rugosa y repleta de accidentes.



Desde el dibujo de portada Alzate nos advierte que la información que encontraremos dentro está codificada, que las pequeñas historias que comprende Pomez son como pequeños jeroglíficos, una combinación de signos que él mismo ha ideado. La gracia no reside tanto en encontrar un sentido oculto o un mensaje en los relatos (que ya digo que no hay), sino en dejarse llevar por su forma de narrar, con elipsis tremendas y con pausas en detalles nimios, con diálogos casuales, con una combinación de códigos poco habitual en una especie de anti narración en la que podemos perdernos buscando nuestra propia piedra de Rosetta. Esta levedad temática me ha recordado a los experimentos alucinantes de Yuichi Yokohama y a algunas páginas de La vida secreta de los jóvenes de Riad Sattouf, donde el francés parecía recrearse no en sentido de las conversaciones que reproducía sino en las conversaciones mismas y el aparente absurdo de sacarlas de contexto al convertirlas en historieta. Alzate huye de la tiranía de la narración, de la necesidad de contar una historia y hacerlo además siguiendo los esquemas clásicos. ¿Cuánta gente está hoy dispuesta a leer algo así? Seguramente poca (primero aparecen los autores…) pero el medio necesita encontrar nuevas vías por las que expandirse, vías que conduzcan a lugares poco transitados o que simplemente vuelvan al lugar de partida después de habernos mostrado un nuevo paisaje. Eso es lo que está intentando Alzate. Creo.

Enlaces de interés
Minisite de Pomez, desde donde se puede comprar o leer online el cómic.
Entrevista con Leandro Alzate.
Reseña en Mandorla.
Reseña en Es Muy de Cómic.