Spiegelman Vs Huizenga

Ahora sí que podemos dar por inaugurada la web de The Comics Journal. Por fin se deciden a publicar una de las megaentrevistas incluidas en The Comics Journal #300, la mantenida entre Art Spiegelman y Kevin Huizenga, con la participación de Gary Groth.

Algunos extractos traducidos:

Spiegelman: Los libros largos tienen su propia trampa. Yo pienso en el cómic como en un medio de alta compresión. Las cosas se destilan en imágenes relativamente simples y pequeños estallidos de lenguaje, y no es natural que uno haga una obra de entre 300 y 500 páginas tras otra -tendrías que tener 10.000 páginas de prosa para reducirlas a un libro ilustrado de 500 páginas, o la fórmula matemática que sea. O sea, hay un incentivo para diluir más que para condensar lo que uno está diciendo si uno debe completar un contrato para un libro de 200 páginas que ha de ser producido en una cantidad de tiempo finita.

Groth: Cuando dices diluir, ¿quieres decir hinchar?

Spiegelman: Hinchar. «Bueno, vaya, esta secuencia puede tener tres páginas, en lugar de una, eso es bueno.» Para mí siempre ha sido al revés. Si puede reducirse a una página, es mejor. Pero las implicaciones de la novela gráfica son: cómo darle esa especie de arco que permita extenderse y llenar el espacio que requeire algo que necesita un hilo conductor.

Huizenga: Creo que puedes tener ambos.

Spiegelman: Estoy de acuerdo, por supuesto, pero lo bueno de los cómics es que tienen que seguir reinventándose a sí mismos. No hay tantos requerimientos sobre lo que tienen que ser en términos formales. Así que creo que ser un buen autor de cómics consiste en encontrar una nueva definición del cómic.

Groth: ¿Qué quieres decir?

Spiegelman: Bueno, los cómics realmete buenos normalmente toman un impulso básico para narrar con elementos visuales y despliegan las muy finitas capacidades de uno (lo que es verdadero incluso para los más grandes artistas), e idean cómo plasmar eso en algo que merezca la pena hacerse. Y, por ejemplo, la solución de Jules Feiffer es totanlmente diferente de, no sé, la de George Herriman. Los cómics realmente buenos normalmente no son creados por las personas que dices, «Sí, ese Milton Caniff tiene algo. Voy a hacerlo a su manera.» Las escuelas se generan alrededor de las soluciones únicas de artistas específicos -sus soluciones creativas, y otros artistas miran con sorpresaa y emulan lo que los Winsor McCays o Herrimans han hecho nuevo de la combinación de palabras y dibujos. Mirando hacia el material de los cómics underground, cada mes salía algo que me noqueaba y que parecía elevar las apuestas del juego, incluso aunque ahora mira atrás y diga, «¡Hunh, éramos una panda de primitivos!»

Groth: Así que en realidad, ¿ves una especie de evolución estética progresiva?

Spiegelman: No creo que sea progresiva. Veo que las cosas permutan… Del mismo modo que la evolución no asume que porque el hombre camine sobre dos piernas sea una forma de vida superior. No es eso, pero las cosas siguen permutando. Es una época dorada en el sentido de que ahora son posibles más cosas. La gente ha expandido los parámetros, de manera que el objetivo principal de alguien no tiene por qué ser entretener a los niños o aportar variaciones en el tema superhéroes-aventuras-cómico. Ahora puede variar entre manchas de tinta abstractas y acabados muy trabajados, entre integrar fragmentos de comercio hasta hermeneúticas herméticas. Puede ir desde el ensayo al diario, al manga o a lo que sea. Quiero decir que hay un montón de canales abiertos a través de los que moverse, pero… ¿tal vez esa especie de libertad es algo malo?

Huizenga: Eso es lo que estaba pensando. Para mí, quizás no este año o el año pasado, pero sí en los años antes de que yo realmente tuviera ansiedad por lo que se supone que debo hacer, como historietista. Incluso había algún tipo de nostalgia por tener que ponerse una corbata e ir a una oficina, y que sólo se les diga qué hacer como dibujante: qué tamaño tienes que dibujar, que se supone que debes hacer una historia con Little Lulu y eso es todo. Pero hoy en día…

Spiegelman: Yo comparto esa nostalgia. Pienso, «Oh, ¿no sería genial estar emborrachándose con un montón de gente después de reunirse para rellenar con fecha de entrega a cinco días un tebeo de historietas, con todo el mundo trepando por las mismas hojas de papel, sin ser posesivos…»

Huizenga: Y estoy seguro de que esas personas estarían celosos de nosotros.

Spiegelman: Absolutamente. Sólo puedes existir en el momento en que existes. Igual que Wally Wood, de vuelta a la época, comenzó su autoeditado witzend justo antes del florecimiento de los cómics underground. Se trataba de un intento de dar a su generación el tipo de licencia que estaba a punto de florecer en la prensa alternativa, pero lo que todo el mundo pudo decir fue: «¡Va a ser genial! Podemos mostrar tetas! ¡Es una historia llamada Animan! «[Risas.] Y ése fue el horizonte de lo que significaba la libertad para la mayoría de esas personas.

Huizenga: Volviendo a lo que estaba diciendo sobre esa especie de ansiedad que pienso que pueden sertir los autores más jóvenes, es como si a veces quisieras que hubiera un tamaño estándar y un formato estándar y una audiencia estándar, tal vez más como era antes, porque hoy en día tienes que pensar más: ¿Cuál va a ser mi audiencia? ¿Qué es lo que voy a hacer?

Spiegelman: Absolutamente. Eso no se limita a los autores más jóvenes; esa es la nueva situación. No es tanto una cosa de la edad; se debe a la época en que estamos. Ya no somos parte de un medio de masas como lo era Jim Davis cuando creó Garfield. había auténticos parámetros, auténticos sistemas de control. Y ni siquiera se limita a los cómics. Creo que todo en medio ambiente en que nos encontramos ha dejado a todo el mundo en un estado de parálisis total y confusión: ¿Cómo nos ganamos la vida con lo que hacemos? Es tan cierto para los periodistas como lo es para los autores de cómic alternativos.

Huizenga: Volviendo a la analogía con la evolución biológica, supongo que podrías pensar en ella como una época en la que existe la posibilidad de una amplia variedad de especies apareciendo porque están todas esas posibilidades. Pero no sé hasta qué punto se mantiene esa analogía, porque no sé si hay tanta «comida», o cuál es el motivo, pero algo ha cambiado definitivamente el ecosistema.

Huizenga: Me gustaría volver a lo que estabas diciendo sobre los autores underground. La cuestión era que tenían una audiencia más grande que simplemente los nerds de los cómics. Era también parte de la subcultura contracultural de los ’60. Encajaban en ese movimiento, mientras que lo que yo hago en realidad no está dentro de una comunidad más grande; sólo son cómics por sí mismos. Mi audiencia es la gente a quien le gusta el medio. Todavía hay subculturas. Me gustaría ver cómo un nuevo autor de cómic podría ser no sólo un gran autor de cómic, sino tambiñen conectar con cierto tipo de subcultura más amplia -hip hop, punks, aficionados a los videojuegos. Pero los cómics se ha convertido en su propia subcultura, que sólo es parte de la más amplia cultura geek geeks y aficionados a los superhéroes y a las historias de fantasía.

Spiegelman: Bueno, volvamos a Chris Ware por un momento, porque me parece interesante el hecho de que Chris Ware haya tenido en su generación un impacto tan grande, diría, como Crumb tuvo en la generación anterior, y trabaja a partir de unas herramientas que funcionan para él, y en parte es debido a que es un diseñador abrumadoramente bueno, de modo que lo que hace tiene una increíble cantidad de interés visual. Es más Frank Lloyd Wright que George Grosz, generalmente. Pero definitivamente tiene un gran componente visual… tanto que el hecho de que las historias realmente tienen un aspecto emocional se pierde para mucha gente, porque tiene ese agradable, no sé, patrón de color y forma, pequeñas cajas y grandes cajas y todo eso en una especie de composición. Pero me pregunto hasta qué punto Chris ha sido en realidad una influencia peligrosa para la gente, porque veo cosas que se han ritualizado en las direcciones que Chris tuvo que esforzarse para conseguir.

La entrevista es muchísimo más larga y se abordan tanto cuestiones sobre el estado actual del cómic y sus autores como de las propias singularidades artísticas y narrativas del medio. Los entrevistados se apoyan en comentarios sobre otros autores para elaborar sus teorías: Frank King, George Herriman, Milt Gross, Harvey Kurtzman, Ernie Bushmiller, Charles Schulz, Gary Panter, Chris Ware… ¡A leer!