TNY: Eric Drooker

No se puede decir que Eric Drooker se prodigue mucho en el mundo del cómic, pero a pesar de todo, ha hecho cómic. Un cómic, eso sí, en la línea de Lynd Ward o Frans Masereel, autores de aquellas novelas en imágenes (o novelas sin palabras) de contenido social que tuvieron su apogeo en los años años 20 y 30 del siglo pasado, y cuyos dibujos se realizaban a base de grabados en madera. Drooker es neoyorquino de pro, esto es, nacido y residente en la parte baja de Manhattan, lo que ya de por sí debe de sumar puntos para ser portadista de The New Yorker. Un vistazo rápido a sus portadas permite comprobar que no solamente es su estilo de dibujo el que tiene que ver con las novelas en imágenes, sino que, como le sucede a Peter Kuper, también sus temas son afines a los de aquellos grabadores. A saber: la alienación del hombre moderno, su insignificancia dentro de esas grandes urbes que él mismo ha construido, la situación de los más desfavorecidos, la contaminación, la cada vez más lejana naturaleza, la búsqueda de una salida a la opresión y el aislamiento. También cabe resaltar en el aspecto gráfico la versatilidad o utilización de distintas técnicas de un autor que, en mi opinión, ha mejorado con los años. Allá van pues sus veinte portadas realizadas hasta el momento para la revista.