Daño gratuito (Paco Alcázar). Diábolo, 2010. Rústica. 160 págs. B/N. 15,95 €
Hoy en día es más fácil entender estas propuestas, sí, y esta normalización tiene también que ver con la ampliación de la brecha llevada a cabo por autores actuales forjados bajo la influencia alcazariana. Si en su momento Alcázar se enconmendó a Stéphane Blanquet, Daniel Clowes o Charles Burns para ir encontrando su propia voz, autores españoles de la última hornada, como David Sánchez o Joan Cornellà, parecen haber mamado y aprovechado la mala leche de su veterano colega. Si algo destaca en Daño gratuito es la sensación constante de encontrarse ante un enorme talento que no acaba de encontrar un traje que le haga justicia. Curiosamente (o tal vez naturalmente), Alcázar alcanza sus momentos más brillantes hacia el final del libro, cuando se despega de referentes historietísticos modernos y retoma la programación genética implantada en su cerebro por Roberto Alcázar (¿casualidad?) y los cómics Bruguera. La combinación a priori tan inmiscible del inquietante absurdo de Alcázar con el humor infantil da lugar a la bomba de relojería que nos haría pedazos en obras posteriores como Mecanismo blanco o Bolsas de basura perfumadas. Aunque, a más de uno, Daño gratuito le puede explotar en las manos.