En la
reseña del anterior libro de esta serie ya comentábamos su origen y algunas de las claves para exprimir su concentrado y nutritivo jugo, pero no nos resistimos a reincidir en nuestra recomendación y a recordar que
Riad Sattouf visitará el Saló del Còmic de Barcelona para regocijo de sus muchos fans, entre los que nos contamos. Esperemos que escuche muchas conversaciones juveniles durante su estancia. A lo que íbamos.
La vida secreta de los jóvenes II explota de nuevo la fórmula de las historietas de una página donde Sattouf recoge conversaciones entre jóvenes escuchadas en el metro, en la calle o en la terraza de un bar. Como tan a menudo sucede en el humor moderno, ni siquiera existe un gag, un
punchline final que provoque la carcajada; el humor que propone Sattouf es ciertamente escalofriante. Por un lado, la lectura de estas conversaciones en torno al sexo, la religión, los celos o cualquier otro tema susceptible de ser tratado por nuestra juventud actual, se hace con una media sonrisa en la boca. El dibujo de Sattouf (que se recrea en los defectos físicos y convierte en único a cada personaje en virtud a su fealdad) y su habilidad para captar el lenguaje y ritmo de la calle (muy bien trasladado al español por los traductores), son suficientes por sí mismos para despertar el sentido cómico. Pero por otra parte, a poco que se rasque esa frívola superficie, el panorama que Sattouf parece retratar es poco menos que terrorífico. La juventud, nuestra juventud (porque en esto la española puede equipararse a la francesa), no sabe dónde va. No hay aspiraciones, no se entienden los valores positivos, las ambiciones pasan por el bienestar personal rápido y sin sacrificio, la religión no tiene mucho más valor que el de asegurar la pertenencia a un grupo determinado. La vida secreta de los jóvenes demuestra ser en realidad muy poco secreta. No hay mucho más que lo que salta a la vista, al menos en las páginas de Sattouf, y lo que salta a la vista es poco esperanzador.
Por supuesto, Sattouf, como los buenos autores satíricos, arremete contra su propio grupo social, ya que con sus 33 años no se aleja demasiado de la juventud retratada, y muy a menudo los protagonistas de estas historias son jóvenes musulmanes. Como buen sabemos, los chistes de judíos solo los pueden contar los propios judíos, y así Sattouf, con sus raíces sirias, puede permitirse ridiculizar a este importante grupo de la juventud francesa ofreciendo interesantes apuntes sobre su esquizofrenia identitaria, divididos entre la tradición de sus padres y su necesidad de ser considerados franceses de primera clase. Además, en este nuevo tomo de la serie encontraremos una excelente historieta donde los protagonistas son el propio Sattouf… y un mítico e invisible Sempé. Humor moderno, secretos a voces, sexo oral, confesiones de barra de bar, autobiografía autodestructiva, bonitos dibujos y un poso inquietante. ¿Se puede pedir más?
