4 años de El Patito. Hoy: Peter Petrake



Sigue en Entrecómics la celebración del cuarto aniversario de la editorial gallega El Patito. Hasta el 4 de noviembre, El Patito regalará en Entrecomics un cómic diario, y basta con responder a una sencilla pregunta para participar.

El concurso de hoy gira en torno a Peter Petrake, de Miguel Calatayud.

La pregunta que debéis contestar para participar en el sorteo es: ¿Qué editorial recopiló en álbum las aventuras de Peter Petrake en 1971?
La dirección de correo donde enviar vuestra respuesta es concursos_entrecomics@yahoo.es, indicando en el asunto «Peter Petrake».

Dejamos aquí la transcripción de las palabras del propio Calatayud en una charla celebrada en Madrid a principios de 2010 y que ya publicamos en su momento.

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PETER PETRAKE, de Miguel Calatayud
Rústica con solapas. 21 x 29,5 cm. 96 págs. Color. 20 €



Resulta que por indicación de Fausto [Isorna] y Gemma [Sesar], los editores y verdaderos padres de este invento, yo tuve que hacer una especie de epílogo, porque, para los que no conozcáis la obra, esta obra es inacabada. Es decir, la revista Trinca dejó de publicarse y yo dejé de dibujar exactamente en la página en que estaba en aquel momento. Y no hice ni una página más, y de eso hace cuarenta años. Entonces, he de decir que considero de gran valor editorial tomar la decisión de editar un asunto que está sin terminar, querido Fausto.


Cubierta del álbum recopilatorio editado por Doncel en 1971


Yo, en mi apunte de epílogo defiendo incluso que por qué no… una película a la que faltara el final podría ser interesante. Igual podría ser más interesante que si tuviera el final, porque cada cual puede aportar, con imaginación y ganas, posibles finales. Una periodista me preguntaba ayer… una periodista de intenet, me pasó un cuestionario de preguntitas y empezaba con la siguiente, que venía a decir algo así como, “¿Esto que publicas ahora, que ya tiene cuarenta años, es una espinita que tú tienes clavada en el corazón?” Todo así muy folclórico, muy… ¿verdad? Entonces, yo le respondo en esa entrevista que nada de eso. Este material corresponde a un momento, a una época, a unos años… y sigue perteneciendo a esos años, ¿eh? Lo único que ocurre es que esa especie de resurrección en realidad no se debe a una propuesta mía, sino que esto casi ha dejado de ser mío, es de vosotros, indudablemente, y en este caso de El Patito Editorial. Es El Patito el que toma la iniciativa. Yo no los conozco, ellos están en una ciudad tan maravillosa como es Santiago de Compostela, y yo estoy al lado de la Albufera en el Mediterráneo. Total, que es decisión de ellos buscar ese material. Conectan con Pedro [Porcel], amigo común, Pedro hace las presentaciones, se provocan las conexiones… De manera que esto no es una propuesta mía. Es decir, no es que yo haya buscado una editorial y haya conectado con El Patito Editorial, sino que yo creo que quizá Fausto, en su juventud casi primera, acudió a los kioscos a nutrirse de la revista Trinca, y él tenía una experiencia… tenía una realidad en el sentido de que observó algunas revistas de estas. Por otra parte, ellos piensan -Gemma está incluida, ella es la editora realmente-, bueno ellos piensan que esto puede tener una actualidad.



Pero, de alguna manera, yo le decía a esa periodista hoy, “ni espinitas en el corazón ni sufrimientos de ningún tipo”. Eso es un material que está en unos archivos, en unas carpertas, protegido de la luz, del tiempo inclemente valenciano. Se me han llegado a estropear, no en una riada, afortunadamente, porque últimamente no ha habido, pero sí que de vez en cuando el agua entra por un balcón que tengo allí, y no estas páginas, pero algunas sí que se han deteriorado por no tenerlas envueltas en plástico. Bueno, afortunadamente lo teníamos todo. Se habían perdido tres o cuatro originales. Si observáis los originales hay algunos con manchas de tinta, incluso hay uno que tiene un quemazo de cigarrillo… porque en aquellos tiempos, aunque se hacían pruebas de impresión, tenían la manía de que los originales tenían que ir a parar tanto al taller de lo que ahora llamamos impresión, pero que entonces se llamaba fotomecánica… entonces esto llegaba a la fotomecánica, luego pasaba a la imprenta, y si teníamos suerte se nos devolvía con todo tipo de deterioros. Bueno, ni que decir tiene que Fausto, como grafista y especialista en este tipo de cuestiones, ha hilvanado lo que estaba deshilvanado, ha repasado todas las cuestiones, y yo creo que el resultado es excelente. Vamos, yo estoy muy contento con esto. Sobre todo porque me he mantenido al margen. Yo le mandé el material tal y como estaba. Ha habido que reproducir algunas páginas de la propia impresión de la revista, que no era buena, porque entonces había un problema con el negro, se retocaba todo, etcétera.



Como cosa anecdótica tengo que decir que algún amigo que también guardaba esto en la memoria, fantástica, porque esto suele aburrir cuando recuperamos cosas… Os habrá pasado a todos. En un momento determinado hemos visto un paisaje, hemos visto un interior, hemos visto algo… volvemos cuarenta años después y dices, “bueno, esto no era tanto, para el recuerdo que yo tenía”. Y este amigo mío se puso a mirar y decía, “pues la verdad es que los colores no son…” Es decir, es un poco, no el deterioro del tiempo, sino que el recuerdo que él tenía no le cuadraba con la realidad de aquello. Porque, evidentemente, yo la técnica de trabajo que tengo en estos momentos no es la misma que era hace cuarenta años. Jesús Cuadrado, hace cuarenta años, me decía, “vaya birria que tienes de bocetos, no sirven para nada”, y yo le decía, “no, si yo los tiro”. Porque entonces uno era joven. Y el arco iris lucía con cierta frecuencia. Y respirábamos. Pese a las condiciones expuestas por Jesús primero. Luego, no eran años de libertad, pero la libertad se suplía con una especie de espíritu de superación. Sabíamos que aquello no tenía que durar siempre y de alguna manera tratábamos de anticiparnos al menos en la estética, en la intención estética. Total, que yo no cuidaba las cosas. Yo era muy joven y también muy atrevido, porque yo cogía, hacía así un borradorcito… De hecho quería también incluir el proceso de trabajo en este álbum, algún bocetito, pero es que no conservo nada. Yo me atrevía a… además, empezaba por la primera viñeta y acababa por la última, una cosa que ahora no me entra en la cabeza. Pero claro, yo era en parte… la valentía de ser joven, uno está en posesión de lo que haga falta, y os digo esto porque claro, yo ahora me reencuentro con esto después de cuarenta años sin sacar el material de la carpeta, y uno también dice, “hombre, tendríamos que haber…” Pero también, esa especie de ingenuidad… porque este trabajo tiene mucho de ingenuo. No porque vaya dirigido a chicos o a niños, que esta es otra discusión que yo tuve…



Yo trabajaba en una revista de una editorial que era para niños, que se llamaba El Ballenato. Esta gente tenía una colección de prestigio, La Ballena Alegre, que todo hay que decirlo, recuperó la buena literatura infantil en aquellos tiempos. Con ilustradores, [Celedonio] Perellón, estaba [Lorenzo] Goñi… había gente muy interesante. ¿Qué ocurre entonces? Que yo pienso que esto de Trinca iba a ser como continuidad de El Ballenato, porque nadie me contó la historia. Dijeron, “a partir de ahora tienes que hacer una aventura de acción”. Pues dentro de lo que cabe, vamos a hacer eso. Claro, evidentemente no era lo que ellos esperaban. Hubo problemas con los lectores, sobre todo. Lo curioso es que el director de la revista, recibiendo cartas de chicos y chicas indignados, porque decían que esto era una tontería, ese era uno de los comentarios… Pero curiosamente, este director, que era jesuita además, jesuita casado con una japonesa, este hombre acabó publicando en la revista cosas que de alguna manera se parecían a esto. Es decir, él renegaba de esto, pero luego le llegaba un material, que como dice Pedro en el prólogo y yo estoy de acuerdo, no acampaban no por calidad, pero evidentemente no existía la invención quizá que existía en esto. Es decir, allí había un espíritu de aventura, luego de una secuencia vendrá otra, y continuará y todo. Y en esos otros intentos, bueno, pues había ese formalismo de tintas planas y todo eso, pero no existía el espíritu de la narración.


A pesar de todo, el regreso de Petrake mereció portada en 1973.


[Pedro Porcel]: La diferencia es que en tu caso hay un acercamiento al pop desde unos presupuestos muy… entendiendo lo que estás haciendo, y los otros los que hacen es imitación formal.

Efectivamente. Se dejaban llevar un poco por esta cosa de la forma. De todas formas a mí me decían aquello de “esto es muy rompedor” y tal, y yo les decía, “bueno, ¡pero si esto es Roberto Alcázar y Pedrín!”. Lo he dicho siempre, cuando me venían con historias de estas yo decía, “no hombre, ¿ves? El chico, la chica o el chiquito que le acompañan, los malvados, y es que no hay más, ¿no?” Además yo defendía este tipo de historia, porque me parecía que formaba parte del espíritu de… Aquí siempre han estado el humor y este tipo de cosas, ¿verdad? Entonces, bueno, pues era de alguna forma, trasladar esto, como dice Pedro, a unas formas que conectaban con el cine de animación, con la publicidad de la época, esto de los colores planos, las portadas de los discos… Porque además me interesaba especialmente todo esto. Ahora lo valoro más, claro ha habido una evolución y tal. Deciros también que, lo saben aquí en Sins entido, yo lo que había expuesto aquí son cosas de actualidad, que son las que me apetece enseñar a nivel de original. Pero esto, que ha sido consecuencia de la publicación del álbum, pues tampoco me parece mal. Así, nos reunimos aquí y es un motivo más de alegría. Y ahora le voy a ceder la palabra a Fausto Isorna. Él ha sido en este caso un creador también, porque le ha dado forma al asunto.