Bocadillos



Desde un primer momento, se estandariza un uso del globo de pensamiento que podríamos llamar no naturalista, en el sentido de que buscó no tanto mostrar los pensamientos reales de los personajes sino utilizarlos como la llave para el monólogo interior. Así, los personajes pensaban frases completas, correctas sintáctica y gramaticalmente, para transmitir una información al lector, ya fuera sobre acciones omitidas o sobre los sentimientos o ideas de ese personaje en concreto. De este modo, era posible añadir un nivel más de complejidad al lenguaje de la historieta. El lector tenía acceso de una manera que sólo era posible en un tebeo a una información que le ayudaba a entender el desarrollo de la historia. Pero en los últimos años, un tipo determinado de cómics parece haber vetado el uso del globo de pensamiento, como señalan Pepo Pérez y Joe McCulloch. Tanto uno como otro se preguntan si, como parecen pensar creadores y editores de ese determinado sector —y si no entro a concretar es porque voy a hacerlo luego—, es un recurso desfasado, incluso infantil. Ambos llegan a la conclusión de que no, que es la misma a la que llego yo. Pero empecemos por el principio.

Nuestro compañero Gerardo Vilches analiza la metamorfosis del bocadillo de pensamiento.