Madonna no existe (Julián Almazán)


Madonna no existe (Julián Almazán). Edicions de Ponent, 2011. Rústica. 64 págs. Color. 15 €

Después de Marica tú, Julián Almazán vuelve con este Madonna no existe, que curiosamente y sin tener el contenido autobiográfico que tenía su anterior trabajo, resulta incluso más personal. Los que seguimos el blog de Almazán, Teenage Thunder, sabemos de su pasión por la cultura pop, o mejor dicho, por aquellas obras de la cultura pop que devorábamos en su momento los que nacimos en los setenta o en los ochenta, y que, mimando y puliendo nuestro complejo de Peter Pan, seguimos devorando aún. Aunque ese complejo generacional estaba muy presente en Marica tú, la presencia de la cultura pop era meramente testimonial: apenas algún tebeo de superhéroes en segundo plano o alguna mención musical. En cambio, en Madonna no existe lo directamente autobiográfico desaparece para que el pop pueda ocupar el primer plano.

En este nuevo título, Almazán, además de ejercer como guionista se encarga también del dibujo, cuyo estilo resultará muy familiar a los lectores de su tira Vergüenza Ajena: un dibujo esquemático, de rasgos exagerados, quizá en homenaje a los cómics Bruguera como afirma Patricia Godes en el prólogo, pero que personalmente me gustaría comparar con Trey Parker y Matt Stone: los personajes de Madonna no existe, al igual que los de South Park, son como aquellas muñecas recortables a las que se les podían cambiar los vestidos o las cabezas para darles una u otra actitud o expresión (cosa que Charuca hace explícita en el recortable de Madonna incluído en el anexo donde se incluyen dibujos e historietas de Alfonso Casas, Manuel Castaño y Juanfer «Scari Wó» García, entre otros). De hecho parte de la gracia del tebeo reside en que casi todos sus personajes siempre tienen las mismas caras; solo varía en ellas la posición de las cejas, de la boca, de las pupilas… Y algunos ni siquiera eso; Beyoncé, por ejemplo, es una enorme sonrisa grapada a una cara. Lo curioso es que lejos de resultar monótono, este estilo resulta el más apropiado para la historia que se cuenta: un teatrillo de marionetas de cartón para hablar de un mundo que también es de cartón piedra.



Y el mundo de que se habla en Madonna no existe es, precisamente, el de la música pop. Empezando por la Madonna del título, claro está, pero sin olvidar al resto del panteón de divas gays: Kylie Minogue, Britney Spears, Alaska, Lady Gaga, y por supuesto, Joseph Ratzinger. Es difícil seguir hablando de este tebeo sin hacer spoilers, sobre todo después de nombrar a Benedicto, así que habrá que conformarse con la mención que acabo de hacer de sus ingredientes y con agitarlos un poco en una trama basada en la teoría de conspiración (muy apropiada, por cierto, pues todo el mundo sabe que Lady Gaga es actualmente una de las principales piezas de la conjura Illuminati, o al menos eso es a lo que apuntan los eruditos informes que Vigilant Citizen hace de cada uno de sus videos).

En resumen, un tebeo delirante y entretenidísimo.



Roberto Bartual (www.comicsgrid.com)