99 ejercicios de estilo (Matt Madden)

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99 ejercicios de estilo (Matt Madden). Sins Entido, 2007 (reimp. 2013). Rústica con solapas. 16,5 x 22,5 cm. 224 págs. B/N y color. 18 €

Un hombre se levanta de su escritorio, y mientras se dirige a la cocina, su compañera le pregunta la hora; cuando llega hasta el frigorífico, no recuerda lo que iba a buscar. Acabo de contar con pelos y señales toda la historia de este cómic, pero tranquilos, porque no tiene ninguna importancia.

Porque 99 ejercicios de estilo es otra cosa. Es justamente lo que el título anuncia: una sucesión de variaciones sobre la melodía que Matt Madden ejecuta en una primera página modelo, donde desarrolla la situación que describo en el párrafo anterior. 99 formas de contar lo mismo, 99 ensayos que experimentan con las posibilidades del cómic y cada uno de sus elementos, inspirados en Ejercicios de estilo de Raymond Queneau, donde éste hacía esencialmente lo mismo con textos en prosa.

Los ejercicios de estilo pueden aplicarse a elementos narratológicos como el narrador —en primera persona, en tercera, poco fiable—, el punto de vista —el del lector, el del protagonista, el de un vecino voyeur, el de la propia nevera—, o el ritmo de la historia, que puede contarse en flashback, o en orden inverso. También juega con la composición de página y con el tipo de plano, en algunas de las variaciones más interesantes del libro porque demuestran que ambas cuestiones son cruciales en el resultado final de una página.

Otro conjunto de páginas es usado por Madden para simular diferentes formatos: viñeta de humor político, página de tiras de prensa, página de anuncios… incluso un mapa. En otras, el autor cuenta lo mismo con los clichés de diferentes géneros: fantasía, ciencia-ficción, oeste, policíaco… También replica diferentes estilos que ya son bastante icónicos, aquí con resultados dispares; buenos en su imitación del underground o de la línea clara francobelga, pero no tanto en su aproximación al shonen manga, por ejemplo, que no me termino de creer. También se incluyen algunas páginas que directamente imitan a autores concretos. Madden, consciente de que el recurso es fácil —en tanto que tiene una cantidad inmensa de autores para llenar tantas páginas como quiera— no abusa de él y así no decae el impacto de encontrarse de vez en cuando alguna.

También hay un puñado de páginas tan experimentales que son difícilmente clasificables, como una en la que el modelo se reproduce usando viñetas de tebeos de otros autores, una telenovela, u otra en la que un crítico analiza el resultado mientras lo vamos leyendo.

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99 ejercicios de estilo es, creo que a estas alturas está claro, un cómic raro, atípico, que como tal no va a conectar con cualquier tipo de lector. Es una obra teórica, en realidad, y como tal me ha parecido muy interesante. Recuerda, por muchos motivos, a los cómics de Scott McCloud, y de hecho uno de los ejercicios de estilo cuenta la historia utilizando su famosa clasificación de los tipos de transición entre viñetas. Ambos están interesados en exponer las posibilidades narrativas de la historieta y ambos lo hacen usando la propia historieta, aunque mientras que en McCloud hay una reflexión implícita y una aproximación ensayística, en el cómic de Madden esa reflexión debe hacerla el lector: es él quien debe sacar sus conclusiones y decidir si la tesis queda probada.

Aunque en la introducción Madden afirma que los ejercicios pueden leerse en cualquier orden, yo para una primera lectura recomiendo seguir el que él ha escogido, porque no es casual, y porque eso permitirá apreciar mejor las diferencias entre cada uno. En esa misma introducción manifiesta la intención de demostrar el potencial del medio, la infinita variedad de formas que pueden emplearse y como éstas no son indistintas y resultan determinantes en cómo percibimos el contenido: cómo, en realidad, la forma es contenido. La misma historia, los mismos diálogos, generan en el lector respuestas radicalmente opuestas en función de la manera en la que el autor se los haga llegar. Esto dicho así parece una obviedad —y lo es—, pero Madden demuestra hasta qué punto es cierta y explora sus escasos límites. Lo hace desde un conocimiento profundo del cómic y haciendo gala de un talento versátil que le permite plasmar en el papel todo lo que se imagina. Y siendo, además, bastante ameno dentro del tono sobrio que le da a 99 ejercicios de estilo, publicado por Sins Entido en 2007 y reimpreso este mismo mes tras agotarse la primera edición.