Paraíso extraviado (Izar Lunazek)

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Paraíso extraviado (Izar Lunazek). EDT, 2013. Cartoné. 230 x 166 mm. 104 págs. B/N. 15 €

Cualquier persona que esté medianamente cercana a este nuestro mundillo de los tebeos, en alguna ocasión, si no en más de una, ha vivido la experiencia de que algún primo o conocido lejano le diga aquello de: “Pues yo tengo un amigo que…”.. Mayormente por cortesía, y sin hacerte muchas ilusiones, acabas revisando las páginas que ese amigo del amigo hace llegar a tu correo o, si tienes mala suerte, te presenta en un bar, sea una historieta de bárbaros pseudo Windsor-Smith con personajes cuya fisionomía desafía el juicio de las proporciones humanas o una lastimera imitación de Ibáñez. Generalmente, la situación se resuelve señalando con delicadeza las debilidades, buscando desesperadamente un punto fuerte para dar ánimos y recomendando alguna lectura.

Pocas veces, si es que hay alguna, te aparece en las manos buen material pero, como para todo, existen excepciones: eso me pasó con Izar Lunazek. Un joven esloveno bien alto y de voz grave, estudiante de Filosofía, vino a ver una habitación que tenía en alquiler. Evidentemente, no podía pasar desapercibida en el salón parte de mi colección de tebeos, de Batmanga al Nancy de Bushmiller pasando por las enciclopedias y libros sobre cómic en inglés y francés. “¿Te gustan los cómics?” — me preguntó mientras la colección de cachivaches y figuritas sonreía amablemente desde las estanterías. “Yo hago tiras de prensa en mi país”. Era EL CANDIDATO desde ese mismo momento, cuánto mejor que un rastafari porrero o el enésimo erasmus italiano. A pesar de la promesa de ir a visitar las tiendas de tebeos juntos, para mi desgracia, Izar no se inclinó por mi piso… pero pasados unos meses recibí una llamada suya y, aunque no le recordaba, quedamos para ese café, normalmente funesto.

Para mi sorpresa, el material que me enseñó era directamente profesional. De buen principio, un libro apaisado delicadamente editado en su país con una historieta sobre una tortuga, muy a lo Chunky Rice, en el que probaba diferentes puestas en página sin la típica metanarración del hipster que acaba de descubrir a Chris Ware. Sus dibujos eran buenos. “Me gusta mucho Walt Kelly” — dice como si fuera algo normal que la gente te comenta por la calle. De su carpeta salen más historietas de estilos totalmente diferentes pero con la misma calidad, no solo era un buen dibujante sino además versátil, la prueba del nueve. Rápidamente lo orienté a las mejores ventanas de explotación para un autor que vive en Barcelona, la revista online “El estafador” del gran Javi Royo y EDT, entonces aún Glénat.

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Paraíso extraviado es una tira publicada en un diario esloveno y disponible online en inglés. Y como tira de prensa, doble tira en este caso, tiene unas características específicas. Por un lado, si no se remontan las páginas, sugiere la edición de un libro apaisado, formato bien escogido por EDT. Por otra, la cadencia temporal de las entregas imprime un ritmo determinado a la lectura, puntuado en determinados momentos como las festividades.

Globalmente, Paraíso extraviado rezuma estilo underground. En cuanto al tema, retoma la tradición de sátira religiosa desde Frank Stack hasta la Biblia de Vuillemin pasando por nuestro querido ¡Dios mío! de José Luís Martín. La restricción, en este caso, al jardín del Edén permite manejar un elenco estable de personajes a disposición de las diversas situaciones que surgen del ingenio cómico del autor. La proximidad al psicoanálisis de la declinación de este motivo en Paraíso Extraviado se comprende mejor por la proximidad personal del autor con la escuela de Ljubljana, cuyo principal representante es el filósofo lacaniano Slavoj Žižek.

Otro rasgo underground de Paraíso Extraviado es su gusto por el pequeño gag visual en los márgenes de las viñetas, según la tradición del MAD Magazine recogida posteriormente por Albert Uderzo y, en nuestro país, por Francisco Ibáñez. Ésta característica, junto con la alternancia de tiras mudas con otras profusamente textuadas, le dota de una densidad que aconseja una lectura en pequeñas dosis.

También en el dibujo se nota la influencia underground. Las texturas de la fisionomía bulbosa y expresiva de sus caricaturas inevitablemente recuerdan a Robert Crumb. Sin duda este último es el punto fuerte de Izar Lunazek; una maestría que vemos evolucionar a lo largo de esta obra hasta su etapa final que incorpora un sugestivo sombreado gris a acuarela.

Todos aquellos que hayáis disfrutado con La Hermandad de la Biblia Perry de Nicholas Gurewitch, encontrareis una historieta a vuestro gusto en este Paraíso extraviado de Izar Lunazek, un esloveno cuyos mimbres, de persistir en el noveno arte, moldearán en el futuro la figura de un gran autor. Quedáis avisados.