Hoy damos la bienvenida a un nuevo colaborador, Miguel A. Pérez-Gómez.
La ciudad de los puentes obsoletos (Federico Pazos). Común, 2010. Rústica con solapas. 19 x 23 cm. 140 págs. Bitono. 85 AR$
Un chico joven que se desplaza a una ciudad para trabajar en una panadería y ganar un poco de dinero, parece el principio de una historia generacional en la que el típico chico joven sale del cascarón familiar para buscarse la vida y en el proceso cambia tanto que ya no es el que salió de su pueblo natal. Sin embargo, lo que nos encontramos en La ciudad de los puentes obsoletos de Federico Pazos no se parece en nada a lo que nos suelen explicar esos relatos de autodescubrimiento y autoconocimiento o quizás no en un aspecto tan formal.
La historia de Paco que en un principio parece que se va a mover por espacios más convencionales de la narrativa se desvía al poco de empezar, lejos de esas patrañas del juego del joven, porque el protagonista de adolescente parece no tener nada, que a través del juego amoroso descubre la vida. Al poco de llevar a la ciudad la vida de Paco cambiará de manera definitiva y se verá desplazado a una selva habitada por seres civilizados encerrados en sí mismos, lo cual es una paradoja habitando un espacio en un espacio abierto, obsesionados con sus propias vidas aunque ayudan de manera desinteresada al protagonista, aunque no de manera muy activa, en su vuelta a la ciudad de Astromburgo.
De la selva pasa a otra ciudad, la que da título a esta obra, donde reina el desapego moral y social hacia el ser humano. Esta metrópoli está gobernada por una especie de rey sin antecedentes monárquicos en el que la gente sigue la corriente sin plantearse ni presente ni futuro son gobernados por el déspota y simplemente lo aceptan. Parece claro que esta obra es una fábula sin final sobre la frialdad de la sociedad y el enfrentamiento de esta hacia el individuo, es el personaje protagonista el que busca el roce humano y el contacto con otros seres que por un lado se lo niegan en masa pero por otro es aceptado por pequeños grupúsculos. En ese sentido el empleo del color es bastante interesante, el autor utiliza dos bitonos: marrón para la parte de la historia que se desarrolla en la selva y verde para las ciudades, un tono verde ligado a lo raro, como si las ciudades no fuesen el espacio natural del ser humano, y de esa extrañeza sale la relación del protagonista con el resto de personas que habitan estas páginas.
La ciudad de los puentes obsoletos es una historia que ahonda en las profundidades del ser humano a través de ciertos toques de realismo mágico que plantea una búsqueda hacia adelante y sin fin, sin resolución y sin catarsis. Es más, Paco es un personaje un tanto impasible, por no decir flemático, que aborda los problemas desde cierta pasividad lo cual le hace dependiente de las acciones de los otros, se deja arrastrar por la inercia que provocan otros personajes: desde robar leña, hasta ir sin rechistar cuando está a punto de ser ejecutado, de hecho es rescatado sin un intento previo de fuga por su parte. Es decir, un tipo bastante extraño que en el único momento en el que decide tomar las riendas de su destino es al final del relato en el momento en el que el autor deja entrever que es una búsqueda sin fin.
Tras la lectura de esta obra de Federico Pazos nos podemos quedar con dos sensaciones: la primera es desazón, por como el autor plantea las relaciones humanas, este se aleja de la estética de la complejidad humana en pos de una mostración casi hierática de las relaciones y de las facetas de las personas. En segundo lugar, da la sensación de relato inacabado; sin embargo, eso no hace más que profundizar en uno de los leit motivs del relato: la búsqueda sin fin. Pero Paco en ningún momento cristaliza de manera clara que es lo que busca volviendo a Astromburgo eso hace que nos planteemos algunas preguntas: ¿Por qué huye de ese mundo fantástico? ¿Realmente es tan excitante el trabajo que le espera? Y la que creo que es más importante ¿Por qué no se detiene a explorar ese mundo extraño al que ha ido a parar y que le ofrece tantas oportunidades? En ese punto en concreto parecen establecerse ecos con Alicia en el país de las maravillas y El mago de Oz.
En ese sentido Paco busca seres instrumentales que lo ayuden a él, se relaciona poco y no transfiere ninguno de sus conocimientos al resto de personajes, cosa que estos sí hacen. La ciudad de los puentes obsoletos es pues una fábula descorazonadora sobre el género humano, que aborda la dificultad de ser uno en la masa y que esta reconozca la marca de la unicidad de la persona, y sobre la imposibilidad de hallar lo que uno anhela aunque no sepa lo que es. Aunque podemos ver como se muestra la artificialidad de las relaciones humanas a través de dos números musicales, y quizás de ahí la dificultad de encontrarse y reconocerse uno mismo en la masa humana. Se trata de una obra inédita en España, esperemos que no por mucho tiempo.