Dios ama, el hombre mata (Chris Claremont & Brent Anderson)

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La imposible Patrulla X. Dios ama, el hombre mata (Chris Claremont & Brent Anderson). Panini, 2013. Cartoné. 96 págs. Color. 12 €

La pregunta que viene inevitablemente a la cabeza antes de releer Dios ama, el hombre mata es si habrá aguantado con entereza el transcurrir de los años. No porque se trate de un cómic publicado hace tres décadas, el paso del tiempo de por sí no es un inconveniente, sino por tratarse de una obra íntimamente ligada a lo que significaba entonces la colección original, The Uncanny X-Men. Como el mismo Claremont confiesa en la entrevista incluida en el presente libro (el capítulo de extras es ciertamente destacable), la idea era “condensar el concepto, la moral, el conflicto y las realidades emocionales y físicas” de aquella en un solo volumen, y probablemente ahí resida el principal problema de esta obra, en que aporta bien poco al serial madre y al imaginario del mundo mutante.

Dios ama, el hombre mata formaba parte, en origen, de la colección Marvel Graphic Novel, iniciada en 1982 con The Death of Captain Marvel. En su momento el espíritu de esa línea editorial era presentar nuevas aventuras tanto de personajes del universo marvelita, como de otros adquiridos mediante licencias de explotación (Elric o Conan), dotándolas de algo más de profundidad, y prestigiando su contenido. No era un ejemplar al uso, un comic-book normal y corriente, ni tampoco la reedición de material clásico, era algo más. El precio, el formato o la pomposa, y en cierta manera ridícula, presentación de los autores (esos Christopher S. Claremont y Brent Eric Anderson), nada que ver con los sobrenombres que Stan Lee adjudicaba a los colaboradores de la casa, así lo prueban. Con este vehículo, que salía a la calle sin el sello de Comics Code Authority, la editorial buscaba sumar otro tipo de público, aquel dispuesto a gastarse 6 dólares en un tebeo, con lo que no podía dar por hecho que el potencial lector estuviera familiarizado con sus creaciones. No era, por lo tanto, otra historia de los hombres X, sino la historia por antonomasia del exitoso grupo, aquella “que destacara sobre todo lo que la había precedido y que influyera en todo lo que viniese después”, un objetivo demasiado ambicioso.

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Para este nuevo relato Claremont tomó una de las líneas argumentales básicas de la franquicia, el conflicto social que supone la mera existencia de los mutantes como homo superior, ya apuntada en tiempos de Lee y Kirby, pero que él había desarrollado con mayor profundidad y habilidad, añadiendo un nuevo antagonista, el reverendo William Stryker. Con ese perfil el guionista intenta ir un paso más allá planteando ese mismo choque desde un punto de vista religioso, en un momento en el que los telepredicadores estaban de moda en EEUU. La premisa, aunque reiterativa, no es mala, pero su desarrollo se queda a medias. Exceptuando al propio Stryker, y puede que al profesor Charles Xavier, el resto de actores son meras comparsas, algunos con un comportamiento incoherente con su historia personal (Magneto, por ejemplo), todo dentro de un guión excesivamente sencillo, muy alejado de lo que se estaba desarrollando entrega a entrega en el cómic mensual.

Dios ama, el hombre mata quería ser una referencia, para fans y para recién llegados, quería ser la historieta definitiva de la Patrulla-X, pero lamentablemente no llegó ni siquiera a representar lo que fue de verdad la Patrulla-X.