Vitamina Potencia (Federico Reggiani y Angel Mosquito). Llantodemudo ediciones, 2012. Rústica. 15,7 x 22,8 cm. B/N. 104 págs. 10 €
No hay nada más gratificante que un viaje al pasado a través del presente acompañados por un par de personas que fueron glorias de la cultura pop y que a día de hoy mantienen el reconocimiento popular. Eso es lo que nos explican Federico Reggiani y Ángel Mosquito en Vitamina potencia, una recopilación de historias aparecidas en la revista Fierro entre 2008 y 2010. En sus páginas se nos narran las aventuras de Milton Kovadonga “El ruso” y Lagartija Gómez “el Hipnotizador” dos estrellas del catch argentino de finales de la década de los setenta que están en plena gira por el país, pero a mediados de los noventa, cuando dicho deporte-espectáculo es incapaz de generar estrellas capaces de cautivar la atención del público.
En ese recorrido por las viejas plazas en las que estos dos luchadores solían triunfar buscan el cariño de los antiguos fans, pero sobre todo se encuentran a sí mismos: dos personas devoradas por su profesión y por los personajes que interpretaron durante años. Se trata de un viaje a través de la desmitificación de los ídolos y la reconversión en humanos de los mismos tras un punto álgido allá por el año 1977, cuando los protagonistas eran dos de los personajes más populares del país y cuando las peleas de este dúo eran retransmitidas por televisión e incluso tenían una revista dedicada a ellos.
Nos encontramos con una especie de falso documental de ficción, aunque quizás se ajuste más a uno de los formatos televisivos estrella de la televisión estadounidense: los factuales. Documentales televisivos centrados en la actividad laboral de una serie de personas que son ficcionados para otorgarles una coherencia narrativa interna y episódica. No he podido evitar encontrar similitudes con este formato a la hora de leer este relato de luchadores venidos a menos. Posiblemente porque desde un principio los autores han evitado caer en sentir y en hacernos sentir lástima por esta pareja; tampoco en que nos riamos demasiado de ellos, pero si con ellos.
Ese tratamiento de los personajes se debe en gran parte a cierta conciliación entre los espacios, que no están construidos como una mera representación en la cual los personajes desarrollaran sus acciones, sino como unos lugares que invitan al viaje emocional y temporal. Posiblemente a los lectores europeos se nos escapen muchos de esos detalles, pero ciertamente están ahí. Y la utilización del deporte como un elemento capaz de sacar lo peor y mejor del ser humano y convertirse en exaltación pura de los valores nacionales, que en la mayoría de ocasiones son más supuestos que reales, que se suelen adjudicar a un país en concreto.
Sin embargo, hay un aspecto que me inquieta: mientras que la gran mayoría de historias que hablan de viejas glorias deportivas estas se arrastran por el presente hacia un futuro incierto. Pero en el caso de Vitamina Potencia, Milton Kovadonga “El ruso” y Lagartija Gómez “el Hipnotizador”, malviven pero viven, y aunque el final es más o menos esperanzador deja cierto sabor agridulce al dar la sensación de que cualquier tiempo pasado fue mejor y que lo que le espera a estos protagonistas no es más que una mera copia de 6ª generación de un VHS, es decir, borrosa, con mucho grano y con poca claridad.
A pesar de ese regusto amargo estas historias no dejan de ser un canto a un presente en el que las acciones pasadas tienen un gran peso pero en el que el futuro no se contempla de ninguna manera. Y no, no es un canto a ese carpe diem al que parece que nos tenemos que ver sometidos sino todo lo contrario a un presente del día a día, más que de vivirlo de irlo resolviendo paso a paso.
En resumen, Vitamina Potencia es otra de esas obras publicadas en Argentina y que parece que no quieren llegar por aquí. Un ejemplo de contar lo íntimo por lo íntimo, sin grandes hazañas ni grandísimas resoluciones, ni siquiera enemigos, ni villanos, ni zarandajas, contar por contar la vida simple de dos personajes que en su momento fueron estrellas nacionales de un deporte venido a menos, como la propia vida.