El hombre que hace lo que le viene en gana (Oskar Andersson)

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El hombre que hace lo que le viene en gana (Oskar Andersson) Editorial El Nadir, 2014. Rústica, 21 x 28 cm. 64 págs. B/N 14,90 €

Oskar Andersson es uno de esos autores que se mueven en la frontera que va de la prehistoria del cómic a la consolidación de la historieta como un arte de entretenimiento de masas. Sin embargo, Andersson es uno de los grandes desconocidos para el lector contemporáneo, incluso para aquellos que están interesados en la historia del medio; en gran parte se debe a lo corto de su trayectoria, que va de 1897 a 1906, y a que su obra se circunscribe al ámbito sueco, donde publicó en un par de revistas, Strix y Söndags-Nisse, gran parte de sus historietas. En 1898 empezó la serie Bröderna Napoleon och Bartolomeus Lunds fran Grönköping resa Jorden runt (Viaje alrededor del mundo de los hermanos Napoleon y Bartolomeus), protagonizada por un tipo acompañado de un animal prehistórico cuya máxima diversión es cargar y destrozar todo lo que apeste a burgués. Aquí ya aparece uno de los temas más importantes dentro de la obra de Andersson: la incorrección política.

Pero fue en 1902 cuando empezó a trabajar con el personaje por el que más tarde fue reconocido: Mannen som gör hvad som faller honom in (El hombre que hace lo que le viene en gana). Obra protagonizada por un hombre con un carácter que podíamos tachar de anarquista y caprichoso las acciones del cual se pueden caracterizar de extravagantes. Todo encaminado a mostrar su desacuerdo con los usos y costumbres sociales.

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Este ser subvierte cualquier tipo de acto social partiendo de un espíritu pre-dadá; en esencia no es un ser violento, pero si alguna vez se comporta como tal, ejerce la violencia sobre sí mismo. Por ejemplo, en una historieta tras darle la mano a otro individuo el protagonista se corta los dedos, en una especie de rechazo de la simpatía del otro. En otro caso la alteración del orden preestablecido tiene lugar en el salón de su casa: la puerta de entrada está oblicua con respecto al suelo, tiene una silla incómoda construida para caerse, una piel de cerdo a modo de alfombra, un retrato suyo en el suelo, y un fuego a tierra a la altura del techo. Es decir, caos puro.

Por otro lado están aquellas historias que no están protagonizadas por ese ser tan especial, pero  en las que la dinámica caótica es la dominante. Por ejemplo, el caso de “El hombre que tenía mal vino” en el que el protagonista golpea a todo el mundo y cuando llega a su casa empieza con la misma dinámica con los muebles para acabar pegándose un puñetazo a sí mismo. Pura incorrección política y crítica a la sociedad que también se pone de manifiesto con la viñeta titulada “Una jornada infantil” en la que unos niños se comportan como adultos mostrando lo pueril de la sociedad adulta.

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Otros dos temas recurrentes en sus obras son el ejército y la muerte. En el primer caso, Andersson realiza una crítica dura mostrando a los integrantes del ejército como una masa acrítica y anónima, incapaz de mostrar empatía hacia el otro. En cuanto a la muerte, aparece de manera puntual pero en el caso de este autor es algo significativo por haberse suicidado a los 29 años, y a pesar de ello, haber tratado el tema con el mismo sarcasmo que tocaba otros.

La edición de El Nadir viene precedida por un prólogo que nos pone en antecedentes sobre la trayectoria de este magnífico autor sueco. Esta obra al igual que muchas de este periodo sorprenden por lo fresco y desprejuiciado en su tratamiento del humor. Un título recomendable para todos aquellos que busquen indagar en el pasado de este arte que tanto amamos.