Berni Wrightson, el jovencito Frankenstein

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Berni Wrightson se ha ganado a pulso el título honorífico de Maestro del Terror. Tal vez ya no sea el mejor, tal vez su producción dentro del mundo de los cómics no sea tan elevada como la de otros o sus incursiones en el mundo de los superhéroes con toque terrorífico deje mucho que desear (Swamp Thing aparte, claro está), pero hubo una época en que parecía ser el único heredero de una forma de entender el cómic de terror, el de los cómics de EC. Numerosas historias cortas, las más de las veces con mediocres guiones, y en contadas ocasiones con excelentes argumentos detrás (sirvan como ejemplo las adaptaciones de cuentos de Poe como El gato Negro o El corazón delator o el perfecto cuento macabro Jennifer guionizado por Bruce Jones), el gráficamente fabuloso Freakshow (Feria de monstruos) de nuevo con Bruce Jones, La Cosa del Pantano, hicieron que su nombre se pronunciase con reverencia por los amantes del género. Es sin embargo en las portadas e ilustraciones donde Wrightson despunta y brilla con luz propia. No es un gran experto narrando, pero cuando se trata de ilustrar el terror, no hay quien le iguale. Sólo hay que ver las planchas que realizó para la novela romántica Frankenstein, o echar un vistazo a la indispensable recopilación de su trabajo como ilustrador Berni Wrightson: A look back, por Christopher Zavisa (si sois asquerosamente ricos podéis buscar la primera edición de 1979, por Land of Enchantment; si sólo sois moderadamente ricos, la de Underwood-Miller de 1991 puede valer). Conviene cerrar la boca para no llenarlo todo de babas. Pero, ¿Cuál es el motivo por el que un joven Wrightson decide dedicar su vida al cómic y más concretamente a un género determinado? A continuación ofrecemos algunas de las pistas de por qué el joven Berni emprende un camino sin retorno…

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Wrightson siente obsesión muy pronto por Frankenstein (principios de 1967).


Bernard Wrightson nace el 28 de Octubre de 1948 en la ciudad de Baltimore, hijo de Bernard y Bertha, polaco y rusa respectivamente. A los 4 años sufre una experiencia que parece que le marcará para siempre, aunque corre a cargo del lector decidir cuanto de realidad y cuanto de imaginación infantil o de truco publicitario atribuir a la historia. Según el propio Berni, en tres ocasiones sufre en su propia casa, en la propia cuna en la que duerme (sus padres pertenecen a la clase media-baja y no hay dinero para comprar una cama) la visita de un ser de ultratumba. En las dos primeras ocasiones los hechos se repiten de forma exacta: una mujer sin cabeza sube las escaleras que dan a su habitación y entra en la misma, moviéndose con soltura por el cuarto y revisando uno a uno los armarios y cajones del aterrorizado Berni. ¿Qué está buscando? Bueno, es una mujer decapitada, así que la respuesta parece obvia… En la tercera ocasión, la visita de la mujer sufre una pequeña variación: tras rebuscar en los cajones y no encontrar nada, se acerca a la cuna donde el pequeño Berni contiene a duras penas el impulso de soltar un alarido de pavor. Berni comenta que el efecto terrorífico de la visita fantasma se incrementa notablemente por la sensación de no tener escape producida por los barrotes de la cuna que le hacen sentirse atrapado en una jaula. La mujer se inclina sobre la cama y el jovencito Wrightson ve un cuello seccionado limpiamente donde es capaz de distinguir la traquea, las venas y arterias, las vértebras y todo aquello que se supone que debe verse en un manual de medicina. Evidentemente, un niño de esa edad no puede tener la menor idea de qué aspecto tiene un cuello seccionado, y esto le serviría años después como “prueba” de que, efectivamente, no se trataba de un sueño sino de una auténtica aparición.

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Primer dibujo de Wrightson publicado, en Creepy #9 (1965).


Fantasmas aparte, la afición de Wrightson al genero de terror y más concretamente a los cómics nace a temprana edad. En las visitas que él y sus amigos hacen diariamente a la tienda de golosinas donde por 2 peniques les permiten leer unos cuantos cómics, él invariablemente escoge los de terror, casi siempre publicaciones de EC. En su afán infantil, en la mayoría de las ocasiones ni siquiera los lee, ya que así amortiza mejor sus dos centavos haciendo pasar por sus manos varios números y fijándose únicamente en los dibujos, especialmente en las últimas viñetas donde generalmente aflora el elemento grotesco y terrorífico más intensamente. De vez en cuando comprará algún ejemplar, o algún conocido le regalará unos cuantos números, pero su madre siempre los encuentra y acaba tirándolos a la basura. De todos los autores que dibujan esas terroríficas historias, Berni disfruta como un enano con Graham “Ghastly” Ingels, que posteriormente se convertiría en una importante influencia en el estilo de dibujo de Wrightson (ese trazo fino, esos picados, esas sombras, ese hilillo de saliva en las bocas abiertas…). Un par de portadas de aquella época quedan marcadas en la mente del joven Wrightson, que se siente fascinado por la sensación de horror que desprenden: una de Jack Davis en Tales fron the Crypt #43 (gracias a Luis Torres por el chivatazo) en la que se observa a un hombre amordazado y con las manos atadas siendo lanzado desde un avión (¿alguien nos puede ayudar a identificar la publicación concreta?) y la portada del Haunt of Fear #27 (que irónicamente contiene una historia de Reed Crandall titulada Swamped), ilustrada por Ingels y que el joven Berni podía pasarse contemplando horas y horas. La afición de Wrightson por los cómics de terror se mantendría invariable a lo largo de los años, y su primer trabajo “publicado” es un dibujo que aparece en la página de los fans del Creepy #9, cuando contaba 17 años.

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Estas portadas quitaron el sueño a Wrightson más de una noche.


Pero si hay algo que según el propio Berni contribuye a su sentido del horror y lo macabro, es su educación católica. Desde que entra en la guardería hasta que acaba el instituto y abandona definitivamente los estudios para dedicarse a dibujar, pasa por una serie de colegios e instituciones dirigidos por religiosos y en su mente prevalece el recuerdo de las monjas golpeándole los nudillos con una regla por dibujar en clase. Después de cada golpe perpetrado por las sádicas monjitas, el joven debía responder: “Gracias, hermana”. Estas experiencias hacen que tenga una visión de las cosas muy particular, y años después comentaría que, por ejemplo, Jeff Jones veía las cosas tal cual eran pero luego tenía dificultad para transportarlas al papel, mientras que él cerraba los ojos y las veía exactamente en la forma en que las dibujaría.

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Poco después de ver por primera vez el trabajo de Frazetta, Wrightson adopta su estilo de entintado (1967).


Hasta aquí los elementos que empujaron a Berni Wrightson hacia el cómic de terror, pero ¿cómo aprende a dibujar? Obviamente su interés en el dibujo también es temprano, y sus primeras “clases de dibujo” las recibe a los 6 años desde la televisión. Todos los sábados durante media hora, John Nagy imparte lecciones desde su programa con la frase “todo el mundo puede dibujar”. A lo largo de esos 30 minutos, el dibujante completa un dibujo desde cero utilizando para ello formas básicas: circulos, cuadrados, triángulos, a los que aplicando el sombreado adecuado convierte en objetos tridimensionales: esferas, cubos, pirámides… La aparente sencillez que desprende el método de dibujo de Nagy, cautiva al jovencísimo Wrightson, que se sienta ante la tele y repite los pasos de su maestro hasta lograr completar unos dibujos al menos decentes. Durante esa misma época, Berni ve en el cine 20.000 leguas de viaje submarino, y al regresar a casa comienza a dibujar su primer tebeo, una traslación de la película al cómic de veintitantas páginas en formato tira de periódico con dos o tres viñetas por página. Recuerda con especial cariño la escena en la que el Capitán Nemo explica a Kirk Douglas lo que está comiendo, filete de feto de pulpo o algo así, y la expresión de Douglas al borde del vómito y con los ojos a punto de salirse de las órbitas.

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Otra muestra de la influencia de Frazetta (circa 1968).


Durante los siguientes años, la afición de Wrightson por el dibujo iría en aumento, ya que es un joven que prefiere dedicar su tiempo a soñar despierto y plasmar sus fantasías sobre el papel que a realizar actividades o jugar con los chicos de su edad. Sin embargo con 12 años conoce a John Pachuca, un compañero del colegio de su misma edad y con su misma afición por el dibujo. Según Wrightson, este muchacho es más responsable que cualquier otra cosa o persona de que finalmente se convirtiera en dibujante. Ambos comienzan una sana competición en la que tratan de derrotar al otro en técnica y estilo, y así, cuando uno muestra un puñado de dibujos a lápiz, el otro contraataca realizando unas acuarelas, a lo que es respondido por un trabajo a plumilla, que a su vez es contrarrestado por un trabajo al óleo… Este afán de superación será crucial en el desarrollo de Wrightson como artista.

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Primeros experimentos con la trama (zip-a-tone) (1968).


Con 16 años, Berni ve en la contraportada de algunos de los cómics que lee el anuncio de un curso de dibujo por correspondencia, The Famous Artists Course. En teoría, algunos de los grandes dibujantes del momento (Albert Dorne, Norman Rockwell,…) se encuentran detrás del proyecto. Pero no es hasta que ve en televisión los spots publicitarios de 15 o 20 minutos realizados por los responsables del grupo cuando decide escribir y realizar el test artístico gratis que ofrecen. Un par de semanas después de completarlo recibe la respuesta. Ha superado el test con buena nota, pero no pueden admitirle en el curso hasta que cumpla 18 años. Así que dos años después repite el test, y en esta ocasión, en lugar de recibir una respuesta por correo, recibe la visita de un representante de ventas. El curso se compone de tres libros, que van incrementando el nivel de complejidad a medida que se avanza en su lectura. El primero está dedicado a lo más básico, desde aprender a coger un lápiz, hasta la descripción de las distintas técnicas de dibujo, composición básica y anatomía. El segundo comprende composición avanzada, dibujo de animales y simbolismo, y el tercero procedimientos de estudio, rotulación, aplicación de color, etc… El curso cuesta 627 dólares, una cantidad exorbitante para la familia Wrightson, que pide un crédito para poder pagarlo. A lo largo de un año, el joven Wrightson hará sus deberes semanalmente, que envía a su instructor particular que los corrige y le envía separatas con las correcciones y un largo texto explicativo. Generalmente, obtiene como media una nota de su profesor de notable alto. Sin embargo Berni no pasa del primer libro. Se da cuenta de que no tiene sentido seguir avanzando sin haber afianzado y logrado el control absoluto de lo que ha aprendido hasta el momento y abandona. Según él, el curso está demasiado orientado a convertirlo en un dibujante comercial, y lo que realmente le apetece en ese momento de su vida es experimentar con lo que ya ha aprendido.

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Portada para el fanzine Gosh Wow #3, coloreada por Bill Spicer (1969).


Durante ese mismo año, 1966, Wrightson termina el instituto y se pone a trabajar. Su primer trabajo es en la imprenta de unos grandes almacenes, donde elabora anuncios, carteles publicitarios e ilustra catálogos navideños y similares. El trabajo le dura 6 meses, tras los cuales encuentra un puesto en el periódico The Baltimore Sun. Un conocido suyo le comenta que en dicho periódico están buscando un ilustrador, y muy poco confiado en sus posibilidades (lleva un portafolio lleno de monstruos e ilustraciones de corte fantástico) Wrightson se presenta allí. Para su sorpresa, le contratan al instante. Este trabajo no difiere mucho del anterior, y se dedica a ilustrar alguna sección del periódico, retocar fotos, dibujar mapas y otras zarandajas.

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Dibujo para el periódico The Baltimore Sun (1967-1968).


Es muy difícil encontrar trabajos de Wrightson publicados antes de 1968 aparte de los que hizo para los periódicos, a pesar de que realiza numerosas ilustraciones para su propio solaz. A finales de 1967 asiste a su primera convención de ciencia ficción en New York y ve el trabajo que otros autores publican en fanzines. Cuando compara la calidad de sus propios dibujos con los publicados en esas revistas de aficionados decide que su nivel es más que aceptable y que sus trabajos dan la talla más que de sobra para ser incluidos en ese tipo de publicaciones. Sus mejores trabajos de esa época se pueden encontrar en los magazines Spa-Fon y Squa-Tront, editados por Rich Hauser y Jerry Weist. Hoy día se puede encontrar una buena recopilación de las historias que dibujó Wrightson para distintos fanzines en The reaper of love and other stories (Fantagraphics, 1988). En dicha convención conoce también a Jeff Jones, Mike Kaluta y Frank Frazetta. Por supuesto Frazetta está ya a otro nivel, pero Jones y Kaluta son aún artistas incipientes que se abren camino y traban amistad. Aprovechando el viaje a New York, visita también las oficinas de Marvel con una muestra de su trabajo, pero aunque su intención es encontrarse con alguien con cierto nivel de responsabilidad que le pueda conseguir trabajo, sólo consigue hablar con un empleado de tercera que le da unas palmaditas en la espalda, le dice que su trabajo está muy bien, pero le pide que haga algo con personajes Marvel. El joven y orgulloso Wrightson se va de allí ofendido.

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La dedicatoria lo dice todo (1968).


A su vuelta de la convención realiza la historia Uncle’s Bill barrel, que publica en la revista Graphic Showcase, y manda algunos fotolitos a Jeff Jones, que queda impresionado con la calidad de Wrightson. En julio de 1968 vuelve a New York y le muestra los negativos (los positivos los tiene Jones) a Dick Giordano, editor en National Periodical (después DC Comics). Giordano le dice que le gustan mucho y que ya le llamará, Berni no se cree nada y vuelve a Baltimore. El viernes de la primera semana de agosto recibe una llamada de Kaluta, que a sido llamado por Jones, que a su vez ha sido llamado por Al Williamson. Giordano ha preguntado a Williamson dónde diablos se ha metido el muchacho Wrightson ese, ya que pensaba que había quedado claro que tenía un puesto en National. Kaluta acaba de alentar al joven Wrightson, y al día siguiente viaja a New York, utiliza un par de días para encontrar apartamento, vuelve a Baltimore a empaquetar sus cosas, y el sábado siguiente se muda definitivamente a la Gran Manzana. El lunes se va a National y consigue su primer trabajo profesional.

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Primera página de Uncle’s Bill barrel (1968).


Hasta aquí el relato de cómo comienza la carrera artística de Berni Wrightson. Lo bueno vendría después, así que si este artículo ha despertado vuestro interés, ¡dejad algún comentario, leñe! y continuamos con su andadura en The House of Secrets, The House of Mistery, Weird Mystery, Nightmaster, Kull, Swamp Thing, sus trabajos humorísticos con Vaughn Bodé y su paso a la independencia (mamma mía, en menudos berenjenales me meto yo solito…).
Por cierto, mil perdones por la calidad de las imágenes, ¿alguien nos regala un scanner?

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Primeros pinitos del Wrightson newyorkino con el color (1969).



el tio berni