Bigfoot (Niles, Zombie & Corben)

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Bigfoot (Steve Niles, Rob Zombie y Richard Corben). Norma, 2006. Prestigio. 96 págs. Color. 10 €


Generalmente no me gusta hacer críticas negativas. Uno es incapaz de hacer la O con un canuto o de juntar cuatro palabras de forma coherente para contar una historia, así que tiendo a valorar muy positivamente el esfuerzo de los demás, independientemente de que los resultados sean mejores o peores. Por eso me gusta tanto Steve Niles. Porque con él desaparecen todos mis complejos y me puedo soltar el pelo como en un anuncio de Sunsilk. Porque Steve Niles es un guionista malo, muy malo, rematadamente malo, y aún peor.

Lo primero que me sorprende de Niles es el status de guionista figura dentro del género del terror que ha alcanzado. ¿Tan mal está el género? ¿De veras merece que pongan a sus órdenes a artistas de la talla de Corben o Wrightson? Bueno, al viejo Tio Berni ya lo doy por perdido, pero Corben todavía puede darnos muchas alegrías (atentos a su Haunt of Horror), y por eso me cabrea tanto que pierda su tiempo y desafile sus lápices en obras de la “envergadura” de este Bigfoot. Porque esa es la sensación que me ha ido dominando al leer este tebeo: ni un poquito de emoción, ni una pizca de terror, ni un atisbo de implicación, sólo un creciente, hasta el punto de desmedido, lo reconozco, cabreo.

Porque, vamos a ver, Niles tiene a un personaje poco explotado, con el que es relativamente fácil idear una historia que resulte original a pocas vueltas de tuerca que se den, le asignan a uno de los dibujantes que mejor plasman la acción y el terror sobre el papel, tiene por delante casi 100 páginas para desarrollar una historia, y lo único que se le ocurre es plasmar una película de serie Z sin ningún ritmo, sin lograr que el lector coja cariño a ninguno de los personajes que van a morir (¡tío, eso es fundamental!), con diálogos de parvulario y con un final estúpido. Bueno, Rob Zombie también andaba por allí, y no sé cuál ha sido exactamente su aportación a la historia, pero su carrera musical y cinematográfica tampoco brillan por su originalidad…

La historia es la siguiente: un niño ve cómo sus padres son masacrados por un Bigfoot. Crece y parte en su busca para matarlo. No, no es un resumen, es toda la historia. ¡Ah, bueno! por en medio aparecen unos campistas (¡pero qué original!), tan importantes para la historia que se les dedican 10 páginas, y también hay un sheriff con un secreto que cuando por fin es desvelado consigue hacernos reír con ganas. Un par de escenas bastante ridículas sobre la preparación para la caza y una revelación final sobre el Bigfoot que no logra el menor impacto sobre el lector ni aporta nada nuevo a lo ya leído. Y así se podrían seguir detallando multitud de tópicos y momentos ridículos a lo largo de toda la historia, pero no merece la pena el esfuerzo (no lo hizo Niles para escribir la historia y lo voy a hacer yo para criticarla, ¡ja!).

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Richard Corben, visto el percal, hace lo único coherente: coge el dinero y corre. Si bien es cierto que nos regala una visión del monstruo muy acertada y con momentos brillantes, parece que también se contagia de la ineptitud de sus guionistas y en un acto sin precedentes en este maestro de la planificación, nos regala varias viñetas sin ningún sentido narrativo, aunque en general resuelve con elegancia todas las escenas de acción, siendo lo único mínimamente reseñable de este tebeo. Rectifico: las portadas, que se incluyen al final del tomo, también son bastante buenas. La que se ha escogido para ilustrar el tomo es la menos interesante, pero supongo que es la que el público mejor identifica con el Bigfoot, la representación del famoso fotograma 352 de la controvertida grabación de Roger Patterson y Robert Gimlin (podéis ver aquí una versión de gran resolución del metraje clave). En fin, que los seguidores y completistas de Corben como yo podrán sacarle un poquito de jugo a este tebeo, pero los demás, por vuestros muertos, ni os acerquéis.

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No merece una relectura, pero es óptimo para nivelar esa mesa que cojea

el tio berni