Pyongyang (Guy Delisle). Astiberri, 2005. Rústica. 184 págs. B/N. 18 €
Hace ya unos meses que leí Pyongyang y fue una sorpresa muy grata, refrescante y divertida.
Es la historia, contada en primera persona, de Guy Delisle, el propio autor, durante un viaje de trabajo a la capital de Corea del Norte. En esta ciudad va a colaborar en el SEK (Scientific Educational Korea) donde elaboran películas de dibujos animados con un carácter fuertemente político-educativo dentro del sistema y, sobre todo, para “hacer entrar divisas extranjeras (principalmente francesas) en el país” como nos explica el propio “señor Guy”, como es llamado por su guía-intérprete-vigilante-exmilitar de turno.
Todo esto no es sino una excusa perfecta para elaborar todo un muestrario de situaciones “de choque cultural” que nos resultan delirantes, extrañas, caóticas y desquiciantes … vividas y contadas por el protagonista con un sentido del humor más que admirable, que hace que tengamos durante todo el tiempo que dura la lectura, una sonrisa cuando no se nos escapa alguna que otra carcajada. Y esta lectura, agradabilísima, se resuelve en lo que podría parecer un instante, pues te dejas llevar como si tal cosa, con fluidez y naturalidad, esperando que le sucedan más y más cosas raras y que te las cuente todas. Yo nunca he vivido en el “extranjero”, pero cualquiera que haya pasado por una experiencia similar, que se lea esta pieza y verá qué bien está todo relatado y retratado, pues el dibujo, que a primera vista puede ser simplista, no es nada simplón: nos ofrece todo tipo de detalles sobre todas y cada una de las vivencias, del paisaje humano y urbano, y de tal manera, que te implicas en la narración e, incluso, te parece que has pasado por situaciones similares de lo genialmente transmitidas que están: llegan a ser familiares.
Dentro de esas historias y sin destripar absolutamente nada, nos encontramos, por ejemplo, en la primera página con una vista general del edificio del aeropuerto, con un retrato del lider, amo, dueño y señor de toda Corea del Norte (la comparación inevitable con el «Gran Hermano» de George Orwell) que va a estar omnipresente por todas las partes y en la mayoría de las anécdotas, como la increíble del que le sucede a Delisle con un espejo; las personas «voluntarias»; sus «charlas» con el guía; sus problemas con la música … También nos encontramos con las experiencias de otros: extranjeros, occidentales y muchos de origen chino, que están realizando trabajos para el gobierno, los primeros exportadores, cooperantes, trabajadores de las diferentes embajadas… y cómo son sus relaciones con los norcoreanos y entre ellos, que a veces, son fluídas y cordiales, y otras, asépticas, sin más.
Por todo ello, y por muchas más gratas sorpresas que se pueden encontrar, recomendamos esta obra, sobre todo para quien quiera pasar un buen rato con una lectura amena, divertida y disfrutar con unos dibujos muy expresivos y que transmiten perfectamente todas y cada una de las experiencias vividas por el autor.
Excelente, tebeos como este hacen grande el cómic