De clásicos

En la edición digital de ayer del New York Times (hay que registrarse… pero es gratis), tratan un interesante tema: la recuperación de los clásicos.

gasolinealley.jpgsnoopyycarlitos01_01g.jpg


«Una pesadilla. Todos esos años, todo ese dinero, todo ese trabajo. No recuperaré ninguno de ellos». El que habla es Joe Matt, y se refiere a su búsqueda de la colección completa de las tiras diarias del Gasoline Alley de Frank King (entre 1921 y 1960). Matt no tiene casa, ni coche, ni ordenador, ni teléfono móvil, pero calcula que ha gastado en poco más de diez años 15.000 dólares en este empeño. Y eso no es nada, si tenemos en cuenta que en un año hay aproximadamente 312 tiras diarias, la etapa de King se prolonga por 40 años, y cada una de las revistas o periódicos en los que se incluye la tira pueden costar unos 50 dólares. Si a eso añadimos que cada sitio en que se publicaba la tira lo podía hacer a distinto tamaño y con distinta calidad de impresión, podemos entender el estado de desesperación del pobre cabrón de Matt.

krazyyignatz01_01g.jpgpopeye1.jpg


En el artículo del NY Times también se hace mención a otros coleccionistas, como Peter Manresca, famoso por la labor de recopilación y edición que ha hecho de Little Nemo: Little Nemo in Slumberland: ¡Esos Maravillosos domingos! (Norma, 2006) de Winsor McCay, ese lujosísimo y descomunal volumen que pocos de nosotros nos podemos permitir debido a lo elevado de su precio, o a archivistas como Bill Blackbeard, gracias al cual Fantagraphics está pudiendo editar sus fantásticas ediciones del material clásico de Popeye y Krazy Kat. El editor de Fantagraphics, Kim Thompson, afirma que, por ejemplo, para la edición del Peanuts de Schulz, fue inestimable la ayuda de una fan que conservaba un completísimo registro cronológico de todas las tiras editadas y sus distintas reimpresiones. La editorial ha vendido la friolera de 100.000 copias del primer tomo de The Complete Peanuts, entre 10.000 y 16.000 copias de los 3 primeros vúmenes del Krazy & Ignatz de George Herriman, Drawn & Quarterly 10.000 del Walt & Skeezix (Gasoline Alley) de Frank King, y la editorial IDW ha agotado ya la primera edición de 7.500 ejemplares del primer volumen de The Complete Dick Tracy (salió hace apenas 4 meses), el personaje creado por Chester Gould. Ciertamente, no estamos hablando de tiradas increíbles, pero tampoco son nada despreciables ni se pueden atribuir únicamente a nostálgicos.

littlenemoinslumberland01g.jpg


Según Seth, existe un público de veintipocos años que ha crecido leyendo en su adolescencia cómics como Eightball de Daniel Clowes y que está preparado para sumergirse en la lectura de los clásicos. Además, conviene recordar que los autores más vanguardistas del momento son los que se están encargando del diseño de las distintas colecciones de clásicos, como Chris Ware con Krazy & Ignatz y Walt & Skeezix, el propio Seth con Peanunts o Adrian Tomine con la obra del japonés Yoshihiro Tatsumi pionero del gekiga, o manga para adultos.

También hay que tener en cuenta que los adelantos informáticos y en técnicas digitales facilitan enormemente la restauración de los originales defectuosos, clonando letras perdidas de otros bocadillos, equilibrando los colores apagados por el tiempo, transfiriendo fondos perdidos desde otras viñetas… Peter Manresca fundó Sunday Press Books en su propia casa y restauró el mismo las páginas originales con Photoshop para después reescalarlas al tamaño en que se publicaban en el periódico. Ahora Manresca prepara una edición similar de páginas dominicales de Frank King con la ayuda de Chris Ware.

topolino.jpgladrondepesadillas.gifsunday.gif


Estados Unidos vive ahora un momento dorado en cuanto a la reedición de clásicos se refiere, en gran medida debido al respeto y reconocimiento que el medio está experimentado en los últimos tiempos, desde que obras como Maus, Watchmen o Jimmy Corrigan llamasen la atención de la prensa generalista y la crítica artística no especializada en cómics, y también como comentaba Seth a que existe un público jóven suficientemente interesado en profundizar en la historia de la historieta de su país. Pero ¿y en España? Parece que la onda expansiva ha llegado hasta nuestro país: Gracias a Norma tenemos en las librerías la edición del Little Nemo de Manresca , y Planeta ha apostado por la reedición del material clásico de Terry y los piratas, Flash Gordon, Peanuts , Príncipe Valiente, Spirou o Tomás el Gafe (aunque la calidad de la edición no siempre acompañe a la de las obras). Pero es paradójico que hayan tenido que ser aficionados como Manuel Caldas los que se hayan decidido a realizar una edición mimada de Príncipe Valiente, y que sólo pequeñas editoriales como Astiberri con el Topolino de Figueras y Glénat con la recuperación del Sunday de Victor Mora y Víctor de la Fuente, El ladrón de pesadillas de Puigmiguel o sus colecciones dedicadas a Beà o Carlos Giménez se atrevan a recuperar el material clásico español. Y ni siquiera el más clásico, porque problemas con los derechos (o incluso la destrucción de muchos originales y la dificultad para encontrar copias en buen estado) impiden acceder al inmenso catálogo de Bruguera. Pero para que engañarnos, podemos imaginar los volúmenes de ventas de Topolino o El ladrón de pesadillas. Por mucho que nos duela y nos cueste reconocerlo, el mercado no está preparado todavía para dar salida a los clásicos españoles, aunque cualquier intento editorial en ese sentido debe ser agradecido y apaludido como se merece. Nos falta todavía esa generación de jóvenes lectores de 20 años que hayan leído a Charles Burns y Chester Brown, a Keko y a Max, a Gipi y a Giardino, a Sfar y a Christophe Blain, y que se a partir de autores que les planteen temáticas y grafismos acordes a los tiempos que corren, se pregunten cómo, cuándo y por qué surgen las raíces de la narrativa gráfica y quiénes son aquellos que las abonaron.

labibliotecadeturpin.jpgpedroyelobo.jpglospitufos01_01g.jpg


Y sin embargo me parece que ya vamos recorriendo el camino. En los últimos tiempos el cómic está experimentando cierto reconocimiento mediático (presencia en periódicos, en televisión, en cine), hay intentos de recuperar el kiosco, el manga está atrayendo a un amplio sector de la juventud hacia el medio secuencial… Es cierto que revistas como Mister K han acabado por desaparecer, pero ahí sigue Witch , Kiko Dasilva piensa orientar su nueva revista al público juvenil, autores consagrados como Max o Miguelanxo Prado han aportado su granito de arena, y Planeta edita Los Pitufos, Lucky Luke y Tomás el Gafe, dando una oportunidad a los niños a disfrutar del cómic hoy y a apeciarlo como arte mañana. Ya va siendo hora de dejarnos de mensajes agoreros (¿desde cuándo está el cómic en crisis?) y de mostrar un poco de optimismo, porque sólo así conseguiremos que sigan naciendo iniciativas esperanzadoras. O eso espero, leñe.

el tio berni