300

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Pues ni tanto ni tan calvo. O sea, que la película de 300 ofrece más o menos lo que ya hemos visto en los trailers pero alargado hasta las dos horas. Eso sí, dos horas bastante bien planificadas en cuanto a timing y con menos escenas de lucha de las que uno podía esperar después de leer todas esas críticas americanas. Bajo mi punto de vista tratar de hacer lecturas políticas de esta película no tiene mucho sentido porque todo está a la vista, no yace más subtexto que la glorificación del héroe mediante el sacrificio, y esto es mucho más antiguo que los marines norteamericanos. Toda la obra de Frank Miller está empapada de esta filosofía, la lucha del individuo frente a la corrupción desde un código moral muy estricto, y en 300 lo único que hizo fue utilizar un hecho histórico (transmitido con más o menos veracidad) que le venía al pelo para que nadie se confundiese con el envoltorio. Por tanto, el reto no estaba en la plasmación del héroe, sino en dotar a la historia de una estructura que deviniera en épica, y hacerlo, por supuesto, a través del espectáculo. Ahí es donde entraban en juego el formato, el color, la planificación e, importantísimo, la cadencia y el impacto de las lacónicas y típicas frases de Miller. En este punto, la película ya parte con desventaja, no se interioriza ni emociona del mismo modo un texto escrito (sobre todo a la manera tan efectista de Miller) como una voz en off en una película. Aún así, hay que reconocer que la adaptación es bastante fiel y que esa voz en off era prácticamente imprescindible. Otra de las diferencias importantes de la película con el cómic, es que en este último Leónidas es un héroe llevado al extremo del sacrificio y no pone nada por encima del honor, el deber y la gloria. Para un antiguo griego, donde los mismos dioses estaban cargados de defectos y debilidades (es decir, humanizados), la mejor manera de retratar al héroe era precisamente deshumanizarlo, como hace Miller en su cómic. Un hombre de nuestro tiempo no puede identificarse con sus dioses, y no le queda más remedio que identificarse con sus héroes, luego estos tienen mostrar al menos algún rasgo de humanidad, y es lo que trata de hacer Zack Snynder en la película. Leónidas (el único personaje de la película) tiene debilidades humanas (pocas), aunque apenas las exteriorice. Esto también provoca que en la película pueda haber algunos momentos de humor (a través de la chulería) donde en el cómic se transmitía un efecto mucho más dramático. En general da la sensación de que la película se ha “aligerado” para llegar a un público más amplio, y donde Miller lograba épica a través del espectáculo, la película logra espectáculo a través de la épica. Claro, que esto puede que sea algo más inherente al cine en sí que a esta película en particular.

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La puesta en escena, no es ningún secreto, es un calco del cómic, pero el cartón piedra chirría demasiado a menudo, tanto en los decorados como la caracterización de algunos personajes, donde tratar de ser tal fiel visualmente a la obra original ha jugado una mala pasada a Snyder. Y cuando introduce un par de “monstruos” persas, la cosa incluso empeora. Muchas de las estampas se quedan grabadas en la memoria (claro, que haber leído el cómic varias veces ayuda) y son muy plásticas, pero uno siempre se queda la sensación de que el cine “es otra cosa”. Se ha hablado mucho del recurso de la cámara lenta/cámara rápida, y lo cierto es que está bastante bien llevada y salvo en un par de ocasiones no se hace demasiado pesado. Hay dos momentos donde incluso me parece que el recurso está muy bien utilizado: durante la profecía del oráculo y en una escena de lucha de dos soldados espartanos, gracias a una buena coreografía. Por cierto, y para rebatir un poco a la tan cacareada representación de los persas como homosexuales a través de Jerjes, quien quiera ver una relación sentimental entre los dos soldados espartanos mencionados, la verá.

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Como he dicho anteriormente, en la película sólo hay un personaje, Leónidas, rodeado de unos cuantos comparsas para que le tomemos la medida. Gerald Butler (Gerry el mazas) lo hace bien, es creíble en el contexto de la historia que se narra y sus declamaciones teatrales no se salen del tono general. Para no convertir la película en una sucesión de batallas y frases lapidarias, Snyder introduce una subtrama que no está presente en el cómic, y ahí es precisamente donde más flojea la película. En algún momento, la inserción de esta subtrama en la historia principal es completamente anticlimática, y para colmo predecible. Es muy superficial e incluso el significado un poco más profundo que podría haber tenido se pierde un poco al final.

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En general, la película es tan obvia que no logra sorprender en ningún momento y raramente emociona. Entretiene, que es lo que busca, pero una historia tan plana no da para mucho más. A Miller le sirvió como ejercicio narrativo, pero tratar de trasladar su trabajo a un medio que no es el cómic me parece que no tiene mucho sentido si no se parte de un planteamiento de búsqueda dentro de los códigos del género cinematográfico, y no es éste el caso. Como he dicho antes, la estética y la espectacularidad se comen el sentimiento que la historia podría transmitir, por lo menos para mí… porque el niño que estaba a mi lado en el cine lloró varias veces y estoy seguro de que 300 ha calado tan hondo en él como aquél El león de Esparta lo hizo en un jovencito Miller.

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el tio berni