Los Heresiarcas I y II (Portela & Das Pastoras)

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Los Heresiarcas I: El alma hueca (Portela & Das Pastoras). Norma, 2004. Cartoné. 56 págs. Color. 14 €
Los Heresiarcas II: Los caminos invisibles (Portela & Das Pastoras). Norma, 2006. Cartoné. 56 págs. Color. 14 €


A menudo la palabra comercial despierta desconfianzas en muchos lectores (yo el primero), pero cuando la supuesta obra comercial tiene una excelente factura y se percibe el placer con que los artistas la han realizado, las desconfianzas se evaporan. Esto es lo que sucede con Los Heresiarcas, la obra de Carlos Portela y Das Pastoras encuadrada en el género de la fantasía heroica, que sin ofrecernos nada nuevo, sabe emplear los lugares comunes del género con soltura y eficacia.

Leyendo Los Heresiarcas a uno le vienen a la cabeza los mundos imaginarios de Robert E Howard y Richard Corben donde la magia se combate con el espíritu cerril y la naturaleza simple del héroe, sin doblez alguna, que en más de una ocasión tendrá que enfrentarse a la traición y caminar sendas oscuras. Por supuesto, el amor será la fuerza que le impulse a comenzar un viaje que en este caso no es iniciático: el héroe no siente la necesidad de un cambio en su comportamiento, su universo personal es nítido y ordenado, y nunca buscará la solución a sus problemas a los lados del camino, sino siempre delante, de frente y sin titubeos. O al menos eso es lo que parece en estos dos primeros tomos de la serie, aunque poco a poco el lector avezado comenzará a intuir que tal vez otro amor, o los juegos a los que los dioses le someten, llamen a su puerta y hagan tambalear los cimientos de sus férreas convicciones y redefinir sus prioridades. Todo buen héroe necesita de un compañero que dé el contrapunto más “humano”, y en este caso paradójicamente se trata de un ser con cabeza y garras de león, Beluch (¿un guiño a John Belushi?), cuyo espíritu práctico (léase cobarde y a veces mezquino) servirá para encumbrar aún más al héroe… o para poner de manifiesto su locura (¿alguien dijo Sancho Panza y Don Quijote?).

Como comentaba anteriormente, la historia transcurre por senderos mil veces transitados: amuletos, brujos, monstruos, dioses, traición, y como estrategia para dotar de otro aire a la historia, Carlos Portela ha optado por el humor, un humor que se sustenta en los diálogos, en las situaciones y en algunos personajes, realmente ridículos. Hay momentos en los que da la sensación de que los autores se están riendo de sí mismos o del género que han elegido abordar, y consiguen de esta manera dar un tono irónico a la obra que ciertamente, le hace ganar puntos, eso sí, sin desmerecer de las escenas en que la trama toma un cariz más sombrío y sobrecogedor, con los dioses y los brujos jugando con los personajes como meros peones.

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Pero sin duda el punto fuerte de Los Heresiarcas está en la representación gráfica de la historia. Das Pastoras es narrativamente sólido, y plásticamente… apabullante. Son impresionantes su imaginación a la hora de recrear el mundo donde transcurre la historia, de idear seres repulsivos, de insinuar la caricatura, de escoger el tamaño de viñeta adecuado, de utilizar el encuadre más efectista, su dominio de la anatomía y su capacidad para que todo esto deje boquiabierto al lector como si de fuegos artificiales se tratase. Y capítulo aparte merece su empleo del color, donde la luz casi deslumbra al lector, la sangre sabe a óxido y la piedra y la madera tienen el tacto que se supone que deben tener. Con menos trucos que el antes mencionado (no por casualidad) Corben, consigue que su universo tenga tanta vida o más que el del artista americano y que en ocasiones (y esto ya no sé si es tan bueno) uno se quede pasmado ante una viñeta, como si de un cuadro se tratase, sin poder saltar a la siguiente. Posiblemente ha sido el trabajo en esta serie el que ha servido al mercado francoblega para descubrir el talento de Das Pastoras y emparejarlo con el todopoderoso (en lo que a ventas se refiere) Jodorowsky en su nueva serie, Castaka, precuela de su popular La casta de los Metabarones, una serie donde la imaginación conjunta de estos dos monstruos del cómic puede dar resultados sorprendentes.

Conviene señalar también que Los Heresiarcas es una serie de “continuará”. La historia es un camino recto sin paradas, los tomos no son autoconclusivos: en el primero la historia quedaba colgada, y el segundo, con un final mucho más impactante y nada concluyente, pide a gritos una pronta continuación. La edición de Norma es correcta e incluye en ambos tomos un apéndice con algunos bocetos de Das Pastoras realizados con distintas técnicas.

Los Heresiarcas, uno de los cómics de fantasía heroica con mejores efectos especiales.

3
Bueno, este es el nivel medio que habría que pedir a cualquier tebeo


el tio berni