El Joven Lovecraft (Oliver y Torres)

Portada
El joven Lovecraft. Guión: José Oliver. Dibujo y tinta: Bartolo Torres. Diábolo Ediciones, 2007. 104 págs. Color. 14,95 €


¿Saben de esos tebeos de los que oyes hablar por fuentes, algo lejanas, y que te apetecen mucho, pero que mucho, leer y tenerlos a buen recaudo en una de tus estanterías?
Éste era mi caso con El Joven Lovecraft, de José Oliver y Bartolo Torres.
Mi relación con las películas de terror es clara: ellos están allá y yo, lo más acá posible. Lo que no quita para que la curiosidad me atrape puntualmente y sucumba, de vez en cuando, lo que me provoca nefastas pesadillas durante, lo que para mí son, enormes períodos de tiempo.
Por eso, doblemente, me atraía este tomo: ¿cómo resistirme a una fantaseada juventud de uno de los iconos del terror, si –además- está contada en clave de humor? Y todo ello, enmarcado por una más que correcta adición de Diábolo Ediciones, tal y como nos tienen acostumbrados, y que se ve que han puesto mucho mimo al conseguir llevar al papel este éxito de la red. Pues así es como empezó este Joven Lovecraft a hacerse su huequito, a través del boca a boca (o del blog a blog, si ustedes me permiten el juego tonto de palabras del día) y ya tenía un público fiel a su llegada a mis oídos y al papel.
A los guiones aparece José Oliver, quien nos presenta a un joven Lovecraft en el que ya despuntan algunas de las facetas que luego serán más conocidas y polémicas del autor, pero siempre matizadas por el humor negro, que impregna toda la serie: monstruos, sangre y mala baba, dentro de un tono de inteligente corrección política, que nos lleva a tener una habitual sonrisa en la comisura de los labios pero rara vez, a hacernos sonreir del todo o a estallar en una carcajada sonora y espontánea.
La obra está ideada como las clásicas tiras cómicas, en tres viñetas auto conclusivas, aunque nos encontramos también algunas con formatos distintos, que prolongan, por ejemplo, su acción durante toda una página.

Interior_01


Interior_02


El apartado gráfico corre a cuenta de Bartolo Torres, que consigue transmitir con un blanco y negro salpicado con pizcas de color, toda la fuerza de ese supuesto mundo interior del que ya gozaba el joven adolescente Lovecraft. Dibujos realizados con una estética en apariencia sencilla, casi naïf, pero siempre con un característico punto oscuro y gótico que tan fenomenalmente bien acompaña a la caracterización del personaje, que suele aparecer vestido como el típico colegial inglés, intemporal, con sus pantalones cortos y su corbata. El punto de actualidad lo pone la nueva compañera de clase, Siouxie (nombre, suponemos, que no está elegido al azar… ¿nuevo homenaje?) y que es el contrapunto al personaje del Joven Howie: abierta, curiosa, extrovertida y fan incondicional de Poe (siguen las referencias por todo el álbum).
En el dibujo prima sobre todo la figura humana, que aparece en primeros y medios planos en su mayor parte, sin fondo, enmarcadas por las viñetas, para hacer destacar las expresiones que dan fuerza al diálogo. En los planos generales, o en los homenajes a escritores, es donde podemos encontrar los fondos más elaborados y un mayor uso del color.
Para acabar, también nos encontramos en las últimas páginas de este volumen con una Galería de Autores Invitados, en la que podemos disfrutar de las diversas y personales interpretaciones de muy diferentes autores de este Joven Lovecraft.

Desde luego, ésta es una obra que destila cariño, buen hacer y admiración casi absoluta y enfervorecida por Lovecraft, pero que (malditos peros) yo no he llegado a disfrutar como esperaba: las expectativas que una se crea son malas consejeras en multitud de ocasiones y esta vez, ha sido una de ellas. Y teniendo todo esto en cuenta, hagan caso –o no- de esta reseña y vayan y conozcan por ustedes mismos esta obra… y vengan a contarnos qué les ha parecido.

2.JPG
Interesante, pero no resiste una purga por motivos de espacio


Mar