Houdini: El rey de las esposas (Lutes & Bertozzi)

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Houdini: El rey de las esposas (Lutes & Bertozzi). Astiberri, 2007. Cartoné. 96 págs. Bitono. 16 €


Houdini: el rey de las esposas es la presentación en nuestro país de Nick Bertozzi, un ilustre desconocido hasta el momento que viene avalado por el guión de un viejo conocido, Jason Lutes (Juego de Manos, La Cúpula, 2005; Berlin: Ciudad de piedras, Astiberri, 2005; The Fall, Planeta, 2005). Bertozzi es profesor de cómic, lo que a priori dota a su obra de un interés especial: ¿será capaz el profesor de demostrar sobre el papel los preceptos teóricos de la narrativa en el noveno arte? Y aunque esta no es la mejor obra de Bertozzi (me viene a la mente The Salon, de próxima publicación también por Astiberri), la respuesta es sí.

Houdini se presenta más como un ejercicio formal que como un cómic nacido de las entrañas. Natural, si tenemos en cuenta que el libro se ha producido por acuerdo entre el Center for Cartoon Studies situado en Vermont y fundado por James Sturm y la editorial Hyperion Books, acuerdo por el cual la escuela de cómic se ha comprometido a producir varios cómics biográficos para los lectores más jóvenes. Bajo la premisa de que el libro está dirigido a una audiencia juvenil e infantil, Jason Lutes delimita unos rígidos márgenes en los que se encuadrará la historia y cuyos objetivos últimos serán la claridad y el entretenimiento didáctico a través del minimalismo narrativo. Por una parte, toda la acción se desarrolla en un solo día, abarcando desde el planteamiento hasta la ejecución de uno de los famosos números de Houdini, el escapista más famoso de la historia. Por otra parte, en ese reducido lapso temporal, Lutes trata de dar a conocer todos los rasgos definitorios de la figura histórica, desde sus trucos de escapista hasta su relación con los espiritistas de la época, pasando por su soberbia y egomanía, su adicción al trabajo, la devoción hacia su esposa (recíproca) o sus ingeniosos artificios publicitarios. En este sentido, Lutes hace un interesante trabajo de condensación, enlazando las escenas de modo que la descripción del personaje no resulte forzada, de manera que realmente parezca que asistimos a un día “normal” en la vida de Houdini. Y sin embargo se le puede reprochar que ese encorsetamiento temporal ha privado al guión de profundizar en otros aspectos tal vez menos conocidos del escapista: cualquiera que haya leído un somero artículo sobre Houdini se dará cuenta de que el cómic de Lutes y Bertozzi no ofrece ningún enfoque novedoso sobre la figura histórica, salvo la traslación al lenguaje del cómic de la personalidad de Harry Houdini. Es de agradecer sin embargo que Lutes haya dejado de lado la excesiva sensiblería presente en otras de sus obras (Juego de Manos…), aunque puede que simplemente el argumento de Houdini no diese pie a ello.

Al aire artificioso de “todo en un día” se contrapone sin embargo la verosimilitud de los escenarios, tanto en los interiores con decoración de la época como en las vistas de la ciudad y sus gentes, y sobre todo, sus modos. Nick Bertozzi logra, con trazo simple cercano a una línea clara-sucia, capturar la atmósfera de la época. En cierto modo el trazo parece querer mimetizar el estilo de su guionista, que se ha encargado también de realizar bocetos previos para la historia, por lo que no podemos saber a ciencia cierta cuántos de los aciertos en la composición de las viñetas de forma individual y como elementos en la página se deben a uno o al otro. En todo caso, ambos logran crear ritmos que hacen que la lectura de los hechos aparentemente banales que se narran no resulten aburridos en ningún momento. La elección de planos, el uso del bitono (Bertozzi utiliza el color de forma nada casual en sus obras), los juegos narrativos son ese extra que convierte a Houdini en un álbum si no apasionante, al menos atractivo.

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Nos encontramos ante un cómic donde dos de las premisas que sueln mover las historias en el cómic están prácticamente ausentes: al tratarse de la biografía de un personaje tan particular, la identificación con los personajes es nula, la historia no busca ser universal o trasladable experiencias ajenas, y el lector asiste como mero espectador distante a las evoluciones de un hombre cuyas pasiones, preocupaciones e inquietudes quedan esbozadas tan sólo a través de sus actos. Por otra parte, tampoco es la peripecia la que carga con el peso del desarrollo del argumento, ya que el hecho retratado puede calificarse de anecdótico y poco inusual en la vida de Houdini.

Por todo esto es por lo que veo Houdini, el rey de las esposas como un ejercicio de estilo donde los autores han logrado lo que se proponían utilizando los recursos del cómic, pero que a la vez puede resultar poco interesante o vacio de «mensaje» para muchos lectores. Quizá el mensaje más claro que se puede obtener de esta obra es que otro tipo de cómic, distinto al que estamos acostumbrados, es posible. Frente a la muy habitual autobiografía o el slice of life, generalmente cargados de emotividad (explícita, como en Paul va a trabajar este verano, de Michel Rabagliati, o implícita, como en Nunca me has gustado de Chester Brown), cercanos en lo argumental y formal a la novela, tenemos cómics como Houdini, el rey de las esposas, más cercanos a la biografía o al ensayo objetivo y con un claro potencial didáctico.

3
Bueno, este es el nivel medio que habría que pedir a cualquier tebeo

Enlaces de interés:

15 páginas de adelanto en la web de Nick Bertozzi
Houdini, el rey de las esposas, en Guía del Cómic
Reseña en DDT
Reseña en El Lector Impaciente


el tio berni