Joaquín Reyes: Charla en la Mostra Cómic de Valencia 2011



El pasado 10 de abril, dentro de los actos programados en la Mostra Cómic de Valencia, asistimos a la charla protagonizada por Joaquín Reyes y moderada por Borja Crespo y Daniel Bartual. Reyes había publicado recientemente Ellos mismos, su primer cómic monográfico y a lo largo de la charla se comentaron algunos aspectos del mismo y de su afición al cómic, aunque hay que reconocer que el grueso del tiempo del encuentro estuvo dedicado a su faceta como cómico en televisión. Esta fue sin duda una de las charlas más divertidas a las que hemos asistido, y en su transcripción hemos prescindido de la típica acotación [risas], porque las risas fueron constantes.

Borja Crespo: La primera vez que te fui a ver no te conocía ni Chus, eras un tipo así como regordete, y ahora estás hecho un mozalbete, modernillo y tal.

Un galán tardío.

BC: ¿La fama rejuvenece o qué ocurre?

Bueno, realmente, digamos que tenía margen de mejora. Yo cuando empecé en la comedia era un gordete gracioso. Bueno, gordete, pesaba cien kilos, ¿eh? Era como lo de los kebab, pero con piernas y brazos. Pero no hablemos de eso. Sigue, por favor, Borja. Esos son temas superficiales, yo he venido aquí a hablar de…

BC: De cómic. De Ellos mismos.

He venido a hablar de cómo somos por dentro. De la vida. Sí, la vida, claro.

BC: Me parece muy bien, ellos también es lo que quieren escuchar. Podemos empezar hablando de Ellos mismos. ¿Cómo definirías este mamotreto que te has sacado de la manga, rellenando páginas con dibujos de gorilas?

¡Bueno, rellenando…!

BC: Es por empezar con un poquito de polémica.

¡Rellenando! ¿A qué me has traído aquí?

BC: Yo sé que vas a salir muy bien de aquí y yo voy a quedar humillado.

Este libro, Ellos mismos, veréis que son, efectivamente, doscientas y… os lo voy a decir exactamente [comprobando un ejemplar]. Déjame que lo mire. Doscientas dieciséis páginas. Parece más de lo que es. Es tapa dura, y dentro es sólo humo, no hay nada. No esperéis que este libro realmente os cambie la vida. Es un muy buen libro para tener en el váter. El váter es un pequeño trono donde estás sólo. Qué a gusto estás… Pues es un buen libro para tener en el váter. Pero realmente hay mucho de mí aquí. ¡Borja!



BD: Estoy mirando a la gente…

No me estás prestando ninguna atención.

BC: …cómo disfrutan, como sonríen, están contentos, felices…

Yo estoy muy contento de estar aquí, en la capital de Turia, ¿eh?

BC: Cualquier cosa que digas además les hace gracia, es una maravilla.

Qué ciudad tan luminosa, qué bien me recibís aquí siempre, con los brazos abiertos. La noche valenciana… No dejéis que se acabe la nochevalenciana, por favor. Tened la llama viva. Bueno, entonces, ahora en serio. Este libro, para la gente que no lo conozca, es una recopilación de tiras que publiqué en El Periódico de Cataluña y en El País, tiras dedicadas a personajes famosos, y lo he completado con una coversación… eh… con un orangután, que es como una especie de alter ego. En realidad la estructura está copiada de un libro de Juanjo Sáez. Incluso el color y el tamaño. Está allí Juanjo…

Juanjo Sáez [desde el público]: Ya te vale.

¡Un aplauso para Juanjo! Bueno, era una excusa para recopilar ese trabajo que había hecho para la prensa. Y cerrar un poco una etapa, porque tiene mucho que ver también con lo que hacía en televisión. Muchos de los personajes que están en este libro eran personas que parodié en La hora chanante y Muchachada nui, y al revés. Quiero decir, que se dio en las dos direcciones. En unas ocasiones hice la parodia y luego la tira, y en otras ocasiones hice la tira y luego la parodia, y era una forma de cerrar ese capítulo. Y bueno, puedo decir que… ¡chapeu! Yo mismo soy muy autocrítico, pero me digo, “que bien te ha quedado, Joaquín”. Estoy muy orgulloso, Borja, de verdad.



BC: Yo también. Y de que estés aquí para contárnoslo.

Has puesto voz un poco como de programa de radio nocturno.

BC: Es lo que me gustaría hacer.

¡Qué voz aterciopelada!

BC: ¿Cómo surgió la idea de editarlo? ¿Fue tuya, Mondadori te entró, o tu amistad con Juanjo te abrió puertas?

Sí, yo dije…

BC: Quiero copiar a Juanjo.

No sólo copiar, yo quiero usurparle el trono a Juanjo. Entonces, es un plan que tengo. Me digo, “me voy a quedar con su editora, voy a publicar en su editorial, y al final le voy a arrebatar su reino”. Lo que pasa es que se lo he dicho. No es un plan secreto, porque lo estoy diciendo aquí, así, a la cara. Bueno, Mondadori me dejó hacer lo que quería. En realidad, los proyectos editoriales que me habían propuesto siempre estaban vinculados al programa de televisión que hacía en ese momento. Quiero decir, cuando estaba haciendo Chanante un libro sobre Chanante… Y no era una cosa que a mí me interesara mucho, sacar un libro sobre el programa de televisión, porque el programa ya está ahí. Y Mondadori me propuso, “haz el libro que quieras”. Yo siempre he tenido mucho respeto por los libros. Vengo de trabajar en una editorial, como algunos sabréis, SM, donde trabajaba de ilustrador y… Bueno, en realidad empecé maquetando un libro de física y química. Luego me pusieron a hacer portadas. Luego me pusieron a llevar la página web. Básicamente, me iban colocando. Ellos veían que “algo tiene, pero ¿qué es?”. Entonces, yo tengo mucho respeto por el libro en sí, como objeto, y quería hacer algo que a mí realmente me mereciera la pena, no tanto como aprovechar el tirón de la televisión.

BC: ¿Qué recuerdas de aquella época en la editorial?

Pues, hombre, la editorial estaba en Madrid, en Carabanchel, y yo iba en taxi a la editorial. Porque me levantaba siempre tarde y entonces cogía un taxi. La gente que trabajaba en la editorial me veía… yo tenía veinticuatro años, era el último que había llegado a la editorial… y me veía que bajaba de un taxi, con un periódico, y fíjate qué imagen. “¡Hostia, un señor!”, ¿no? Me costaba dos mil pelas. Y luego ya pues cogía también en taxi. Cuatro mil pesetas todos los días. Todos los días con mi periódico, en taxi, y tarde, ¡encima llegaba tarde! Hostia, eso era un corte. Y bueno, yo era feliz en la editorial, la verdad, me gustaba mucho el trabajo que hacía allí. Lo que pasa es que luego se cruzó la televisión en mi vida por una carambola del destino.

¿Cómo fueron esos comienzos, los monólogos aquellos…?

Un amigo mío trabajaba en Paramount y Paramount entonces, como ahora, buscaba cómicos noveles que escribieran su propio material para hacer stand up comedia. Este amigo mío que trabajaba allí me dijo, “ve a hablar con los jefes”. Y fue un poco así, por casualidad. Yo nunca tuve una vocación, no quería dedicarme a la comedia o trabajar en televisión, no es esto de “mamá, quiero ser artista”. Yo en la editorial ya tenía mis expectativas cubiertas. Pero como también tenía esta tendencia a la tontuna natural, pues bueno. Me propusieron hacer un monólogo y empecé así. Mi primer monólogo creo que, realmente, eran diez minutos y de texto había cinco. El resto, gruñía, como un niño salvaje. Después de un año haciendo monólogos me propusieron hacer La hora chanante, yo dije que sí, por pura inconsciencia, y el resto es ya historia de la tele.



BC: ¿Te propusieron que inventaras un formato?

Bueno, ellos querían que hiciera un programa de sketches, algo parecido al Saturday Night Live. Pero querían este formato basado en un cómico… tiene un nombre, ahora no me acuerdo… Yo sobre todo soy alguien que ha tenido bastante suerte. Creo que estaba en el momento justo en el sitio adecuado, los jefes de Paramount nos dejaron experimentar, nos dejaron tiempo para hacer lo que queríamos, que es una cosa muy rara en la tele… Y estuvimos cinco años haciendo La hora chanante, que era un programa visual donde nosotros aprendimos a trabajar mientras trabajábamos, desarrollamos nuestras ideas, nuestras locuras, y fue bastante raro lo que pasó allí. Ahora lo pienso y digo, “¡hostia!”. La gente confió en nosotros cuando éramos jóvenes alocados.

BC: Se dieron una serie de circunstancias, ¿no? Que os conocierais todos, que hubiera tan buen rollo…

Sí, porque yo empecé a trabajar con Ernesto Sevilla…

BC: Os conocíais de la facultad…

Bueno, sí, nos conocíamos de siempre, nuestros padres eran amigos. Y luego coincidimos en Paramount, empezamos a trabajar juntos, y hubo una conexión inmediata. Luego se sumaron Carlos Areces, Julián López, Raúl Cimas, y se formó el grupo que seguimos todavía trabajando juntos. Todos venimos de Bellas Artes, de Cuenca. No venimos del mundo audiovisual, venimos del mundo del arte, con lo que eso significa. Y hemos acabado haciendo comedia. Parte de las virtudes que tenemos como grupo es la complicidad que hay entre la gente que hacemos el programa. Se nota, creo que la gente nota el buen rollo que tenemos y eso les anima a hacer cosas, porque dicen, “si estos pueden, yo también puedo hacer comedia”.

[Mirando hacia Daniel Bartual] ¡Hombre! ¡Estás aquí!

BC: Es que Dani se ha preparado muchas preguntas y quiero dejarle luego que las haga. En este menage a trois está también Daniel Bartual, nervioso…

¡Está como la fiera dormida! Luego podéis venir a tocarle, le podéis besar, como al niño Jesús de Praga. Yo os puedo bendecir. Un niño que traigáis, lo bendigo aquí.

BC: Lo puedes bautizar.

¿Por qué no? Si tenéis dinero me lo podéis meter en los bolsillos. Todo lo que llevéis, droga, comida, acepto todo.



BC: Te quería comentar si al miraros al espejo no veis un poco a los Monty Phyton como referencia.

Bueno, una vez Ernesto, que no da puntada sin hilo, dijo que “nosotros somos los Monty Phyton españoles en la medida que los Hombres G son los Beatles españoles”. Me pareció una comparación muy exacta y muy precisa. Evidentemente, las referencias a los Monty Phyton están muy claras. De todas formas, cuando tú descubres a los Monty Phyton, algo se abre en tu mente. Yo lo primero que descubrí de Monty Phyton fueron las películas, Los caballeros de la mesa cuadrada, El sentido de la vida, La vida de Brian… Nosotros también somos un grupo de cómicos y escribimos nuestros propios guiones. En la tele normalmente no es así, hay unos guionistas, hay unos actores. Nosotros hasta ahora hemos escrito nuestro propio material. Pero es evidente que admiramos a los Monty Phyton. Y los copiamos, lógicamente. Pero bueno, no solamente a los Monty Phyton, también a José Luis Cuerda, en Amanece que no es poco, le hemos fusilado cosas directamente. El otro día tuve la suerte de coincidir con Millán Salcedo en El club de la comedia y es un referente. Me recuerdo de pequeño viendo Martes y Trece y me moría. Casi eran los únicos que sketches en España durante una época. En fin, al final es por casualidad que me dedico a la comedia, pero como espectador es mi género favorito, desde luego.

BC: Bueno Dani, te paso el testigo.

¡Dani!

Daniel Bartual: Madre mía, qué responsabilidad.

Un momento, un momento. Quiero que vea la gente el papel… “Preguntas para Joaquín Reyes”, ha puesto aquí.

DB: Y he dibujado un culo.

¡Ha dibujado un culo! ¡Peludo!

DB: Es que me quedaba un espacio…

Y qué mejor que dibujar un culo, ¿no? Te felicito. Muchísimo. Un culo nunca sobra.

BD: Bueno, yo te quería preguntar un poco a raíz del libro… [Reyes hace monerías, el público no para de reír] Esto así no se puede hacer.

BC: Es que ha dibujado un culo pero luego ha puesto una flecha y ha puesto “culo”.

DB: Claro, para que no parezca otra cosa.

Para que tú mismo no te confundieras. “¿Qué he dibujado aquí? Un culo”.

DB: Bueno. A raíz un poco de La hora chanante y Muchachada nui, que fue un poco el germen de este libro, hiciste muchos personajes que aparecen en tus tiras, pero luego también hay muchos personajes que no parodiaste. ¿Te quedaste con ganas de parodiar a algún personaje en particular?

Bueno, también hay muchos que parodié de los que no hay tira, pero, realmente, contando Chanante y Muchachada nui, hice ciento y pico personajes. O sea, hice muchísimos personajes. Muchos. Muchos. Con lo cual creo que no me quedaron muchos por hacer. De hecho hice algunos que casi no tenía ya ni ganas. Yasser Arafat. Yasser Arafat tenía muchas ganas de hacerlo, lo que pasa es que es no encontré la oportunidad por razones obvias. Nunca estaba el horno para bollos. Luego al final el pobre se murió y ya no lo pude hacer. Pero bueno, no, he hecho todo lo que he querido en cuanto a personajes… Marichalar. Marichalar tenía un buen Celebrities. Con un buen maquillaje de esos que me gustan a mí, con la cara muy larga. Me gustaría hacer a Marichalar a lo mejor en una historia en la que él no se levantara de la cama, ¿no? “No estoy bien”. Me gustaría que Marichalar no se levantara de la cama no tanto por la separación de la Infanta Elena sino por el disgusto que le dio que le quitaran la figura del Museo de Cera. Porque fue muy humillante. En el Museo de Cera de Madrid había una especie de tendido, de plaza de toros, donde estaba Marichalar así, apostado en la barrera, y era muy triste ver cómo retiraban la figura del Museo de Cera y la cargaban unos operarios. A él le dio un disgustazo. “Qué disgusto lo del Museo de Cera, qué disgusto”, y que ya no se levantara de la cama. “¡Disgustazo!”. Por cierto, el otro día estaba en el Museo del Ferrocarril de Madrid, que era una antigua estación, la de Delicias, muy bonita, de hierro y cristal, y de repente hay trenes antiguos donde hay figuras dentro. Y de repente empiezo a reconocer figuras. Fernando Rey en la cafetería del tren, Sofía Loren

BC: Marichalar…

¡No! ¡A lo que voy es a que probablemente esté! Porque el jefe de la estación del Museo del Ferrocarril… ¡es que se parece a Saddam Hussein! Le han puesto unas gafillas… “Esto es del Museo de Cera, que nos las traen”. ¡Y allí, de jefe de estación, estaba Saddam Hussein! Con unas gafillas redondas… Fernando ReyIndurain… Famosos que en un momento dado lo petan y que después… pues se los llevan allí. Marichalar, qué pena, que les hubiera costado dejarlo. Qué injusticia.



DB: Además de Testimonios y Celebrities, también había otra sección, que era Retrospecter, que era de las que yo más esperaba del programa. Y lo que más curiosidad me causaba era saber de dónde sacabas esas imágenes. Porque son películas que no las estrenan en el cine de mi barrio.

Bueno, son películas libres de derechos, que se compran a cholón. En Paramount eran cintas, cintas Betamax, con muchos minutos de películas grabadas a tutiplén. Ahora son DVDs. Pero vamos, que se pueden comprar, y la productora compró un montón de DVDs de películas. Por ejemplo ahí está La noche de los muertos vivientes, que es una película libre de derechos creo que por una cuestión burocrática. De hecho la doblé en Mundo viejuno, haciendo la voz de Paco el Pocero. Qué bello es vivir también está libre de derechos.

DB: Caótico Fanegas

Caótico Fanegas era como una especie de Porky’s israelí. Peliculón.

DB: Además tiene segunda parte.

Sí, hice dos. Caótico Fanegas I y Caótico Fanegas II. Hice un juego de palabras con Caótica Ana, la película de Julio Medem. Por si alguien no lo había pillado lo explico. Por cierto, en el libro cuento una anécdota con Julio Medem. En una fiesta del cine en Madrid me lo presentaron. Entonces, yo quería darle la mano, un abrazo y un beso en la mejilla, y al final le di un beso furtivo. Y aún así no me ha llamado para trabajar con él. Todavía.

DB: ¿Y cómo era el proceso para hacer Retrospecter? ¿Te hacías un guión previamente, o simplemente hacías un montaje y luego inventabas sobre la marcha?

Bueno, muchas veces era Ernesto el que me preparaba las piezas y yo las doblaba. Me decía, “bueno, esto podría ir de esto”. Me contaba un poco lo que se le había ocurrido y luego yo hacía pasadas y pasadas de doblajes muy dadás. No es que doblara, porque muchas veces el personaje no hablaba y yo hablaba. Yo soy muy de horror vacui, yo no paro de hablar. Y la verdad es que me lo pasaba muy bien doblando. Porque en el fondo todo surgía de esos años en Bellas Artes donde tenía mucho tiempo libre y con mis compañeros de piso quitábamos el volumen de la tele y doblábamos lo que salía. Y de ahí surgieron estas piezas de doblaje. Una cosa muy loca.



DB: Otro aspecto del programa son las animaciones, muchas de ellas con diseños de personajes tuyos. Uno de los que lo han petado más ha sido Enjuto. Cuéntanos un poco de dónde surgió un personaje como Enjuto.

Bueno, en Chanante estaba Superñoño, que era un superhéroe que nunca sale de su cama y que básicamente su poder es que era… súper ñoño. Una idea, como veréis, bastante compleja. Y a mí me gustaban mucho los personajes que hablaban con la voz en off, tipo la Pantera Rosa. Y cuando dejé de hacer Chanante me propuse hacer un personaje que en esencia fuera lo mismo. Si Superñoño no salía de la cama, pues Enjuto digamos que no anduvo mucho más, salió de la cama y se sentó en el ordenador. Pero sigue en la habitación. En esa época leí noticias sobre los hikikomori, los japoneses que no salen de su habitación, adolescentes que están ahí metidos y cuando salen es para irse a un garaje y suicidarse con otros. Llegan allí, ponen el coche en marcha… Ponen pasta para suicidarse, a lo mejor uno llega “no, yo pongo mañana”. ¡Y no tienen contacto con sus padres! ¡Es un disgustazo! “Hijo mío, ¿qué haces?”. “¡Vete, papa!”. En japonés. “¡Dejaméeee!”. “Sal a comer”. “¡Nooo!”. Me llamó mucho la atención de esos adolescentes japoneses. Entonces, Enjuto es un hikikomori.

DB: Pero un poco a la española.

A la española, sí. Y también era un guiño de complicidad a… parte de nuestros fans son geeks, gente que está loca con internet, con las redes sociales. Internet es una cosa que la gente está loca con internet. Luego resulta que realmente está loca con internet. ¿Qué se mueve en internet? Pues… citas, fotos, gente enseñando el culo también hay, datos… Todo lo que se pone en internet es verdad, datos fidedignos. Y bueno, era también un guiño a ese grupo de fans.

BC: ¿Por qué ese gorro?

Bueno, pues… es un gorro. Lleva un gorrete. Voy a contar una cosa. Me llamaron una vez del Ministerio de Cultura. Sinde dijo, “¡Llamad a Joaquín!”. Porque los ministros no llaman directamente, mandan a alguien a que llame. Entonces me propusieron hacer una campaña con Enjuto para apoyar la Ley Sinde. Enjuto decía, “La Ley Sinde está fenomenal. Al que se baje una película lo vamos a denunciar”. Yo dije que no. ¡Enjuto se baja películas!

DB: Va contra su naturaleza.



[Suena el teléfono móvil de Joaquín Reyes]

BC: Creo que la Sinde se ha enterado, tiene sus espías aquí.

[Reyes coge el teléfono y habla con su interlocutor al otro lado] Estoy en una charla. Sí. Venga, un besico. Adiós.

[Dirigiéndose de nuevo al público] Mi hermano. Mi hermano corre maratones, ¿eh? Sí, sí, sí. La semana que viene va a correr el maratón de Madrid. Está fornido. Se coge, y si quiere se corre… Empieza a correr y se corre a lo mejor… yo qué sé, veintiséis kilómetros. Y luego vuelve otra vez a su casa. Y luego se come un bocadillo.

BC: ¿Hay alguna pregunta del público?

Público 1 [No se entiende con claridad, pero pregunta a Reyes por sus primeras lecturas de cómic]

Leía mucho Bruguera, Mortadelo y Filemón… De pequeño diferenciaba entre las historias largas de Ibáñez y las cortas, que las dibujaban negros. Él dice que no, pero sí. Me gustaba mucho Asterix, claro, y Tintin. Me fascinaba. Las historias no las entendía bien, pero el dibujo de Hergé me cautivaba. El mundo debería ser como las viñetas de Tintin. Esos eran los cómics que básicamente leía de pequeño.

BC: ¿Actualmente qué lees?

Me gustan mucho los cómics americanos digamos… sí, lo que se llama novela gráfica. El grupo de los canadienses: Chester Brown, Joe Matt, Seth. Peter Bagge, Charles Burns

BC: Clowes…

Clowes… Qué asco, qué mal dibuja, agh. Sfar también. Riad Sattouf. Pascal Brutal es un cómic… La verdad es que los cómics son lo mejor del mundo. El cómic es para mí un placer… vamos…

BC: Inconmensurable.

Inconmensurable. Borja, qué te voy a contar a ti…

BC: ¿Los hueles y esas cosas?

Claro. El último cómic de Joe Matt, Consumido, es increíble.

BC: Te sientes identificado en algún momento con el personaje…

Yo no me la meneo tanto, pero vamos. Diez años para hacer cien páginas. Es increíble Joe Matt. Me gustan mucho los cómics autobiográficos, y Joe Matt es un autor que se expone al mundo y hace una cosa, que es que él se deja muy mal. Es muy difícil que empatices con él, porque es un idiota… digamos que es muy cruel consigo mismo. Y eso es muy difícil hacerlo, es una postura valiente.



BC: Ellos mismos es una recopilación. Podrías haber añadido más material, pero supongo que no tienes tiempo, por todos tus trabajos en televisión, tiras y demás, pero a lo mejor tienes la idea de hacer algún día un cómic expresamente.

Sí. El siguiente proyecto que me gustaría hacer sería un cómic sobre Cuenca. O sea, sobre los años de Bellas Artes, no sobre Cuenca la ciudad, ¡que se podría! Cuenca es muy bonita, en otoño es preciosa Cuenca, ¿eh? Muy recomendable, id a Cuenca si queréis. Ahora no, pero otro día. No, hacer un cómic sobre los años de la facultad de Bellas Artes, porque me parece que merece la pena contar lo que vivimos allí. Es el siguiente proyecto que me gustaría desarrollar en el mundo editorial.

BC: ¿Alguna pregunta por ahí?

Público 2: ¿Cómo planteáis La hora chanante? ¿Cómo llenáis los minutos?

La hora chanante es una propuesta del que era director de programación de Paramount, desarrollar un proyecto de sketches para el canal. Empecé a trabajar sobre personajes y el programa se fue haciendo, se fue definiendo mientras lo hacíamos. Al principio había unas secciones fijas, luego las secciones fijas fueron desapareciendo. Al principio básicamente yo hacía todos los personajes, luego se fue incorporando gente… Pero bueno, todo surgió un poco como se pudo presenciar. El programa iba creciendo conforme nosotros íbamos también… básicamente éramos gente que nunca habíamos hecho esto. Nosotros crecimos con el propio programa.

Público 2: ¿Pero entonces qué hacíais, os disfrazabais de repente y…?

No, hombre, a ver, escribíamos guiones. Te aconsejo que si vas a grabar algo, antes te prepares algo que decir. No te pones y peluca y ¡hala!, “no sé qué decir”. Es mejor no llegar a esa situación. Te escribes tu guión, y luego lo haces. No, aunque parezca mentira, había guión en La hora chanante. En Paramount, una de las cosas buenas, es que nos pedían que todos hiciéramos de todo. Que escribiéramos, que actuáramos, que realizáramos… Era como una premisa en el canal, que todos hiciéramos de todo.

Público 3: [Inaudible, pregunta por las recopilaciones en DVD del material de televisión]

Bueno, hicimos una recopilación de lo mejor. ¿Sabes que pasa? Es una recopilación que supervisé yo. Pero hay un problema legal en La hora chanante en cuanto a las canciones. En Paramount nosotros usábamos música de catálogo, música original. Nosotros, si queríamos poner Billy Jean, poníamos Billy Jean. Pero eso es un problema a la hora de recopilar, porque habría que sustituir, como de hecho hicimos en la recopilación, sustituir todas las canciones, todas las músicas. Un trabajo de chinos. Ese es el problema a la hora de abordar esa recopilación. Y a Paramount, realmente, tampoco creo que le interese mucho sacar los DVD de La hora chanante completa. Ellos querían sacar lo mejor, que quedó muy bien y se vendió muy bien, y con eso ya… Realmente es el único DVD que Paramount ha sacado de sus programas. Esa es una de las razones por las que no se pueden editar todos los programas, es una cuestión de los derechos de las músicas. Hay muchísimos músicas allí, es un trabajo de chinos.



Público 4 [Ricardo Mena]: Yo creo que con La hora chanante y Muchachada nui habéis puesto a Cuenca, Albacete y esa zona, en el mapa. Entonces, a mí me gustaría saber cómo ha respondido la gente de allí al ver claramente reflejada su forma de hablar o su forma de comportarse. Si habéis tenido alguna anécdota con algún conquense…

La gente, en general, está orgullosa de que utilicemos expresiones… Suele suceder que se te acerca alguien de pueblo y te dice “di esta palabra, di la otra”. En Albacete somos como virreyes. Voy a contar una anécdota. Ernesto Sevilla, junto con Raúl Cimas, hacen una broma… no viene a cuento, pero la voy a contar. Ellos hacían una broma, que es que uno de ellos se acercaba a un tío en la feria de Albacete y la idea era repetirle la misma frase una y otra vez. Entonces, se acercaron a uno, que estaba hablando con un amigo mientras estaba fumando, y Ernesto le dice “fumas mucho”. “Sí, sí, la verdad es que sí…”. “Fumas mucho”. “Sí, sí, bueno, sí”. “Fumas mucho”. “Y… ¿y a ti que te importa si yo fumo o no fumo?”. Y el otro le decía, “fumas mucho”. Y el amigo dice, “bueno, está conmigo y a mí no me molesta que fume”. “Fumas mucho”. “Te voy a dar una hostia ya, ¿eh?”. Lo ponía al límite. Ya llega un momento en que el muchacho le cogió a Ernesto de la pechera, y entonces llega Raúl como alguien anónimo, “¿qué está pasando?”. “¡Este tío, que dice que fumo mucho!”. Y Raúl le dice, “la verdad es que te he estado mirando y fumas mucho”. Tuvieron que salir por piernas, porque querían darles una buena tunda. Me he acordado de eso y digo, “lo voy a contar”.

Público 5 [Absence]: Antes nos explicabas una anécdota con una fiesta del cine español con Julio Medem. Claro, tú pasas de una escuela de arte a una fiesta del cine español. ¿El cine español es Sodoma y Gomorra? ¿Hollywood Babilonia? ¿Cuenca Babilonia?

Eh, bueno… creo que sí, que se encaman unos con otros. Sí que es verdad, sí, sí. Yo no he tenido prácticas sodomitas, pero creo que se dan en el cine, sí, sí. Eso es un cachondeo, ¿sabes? Unos con unos, otros con otros, se van intercambiando las parejas, gente liberal, ¿sabes? Gente que… no tiene valores. Incluso hay directores que se enrollan con actrices. Aunque te cueste creerlo. Y las actrices consiguen papeles… Es un mundo… Sí. Yo no quería entrar en eso, pero… Los cómicos somos mucho más moralistas, más puritanos.

BC: Bueno, estuviste en esa película, Tensión sexual no resuelta.

¡Sí! ¡Un poco galán! Mi trayectoria en el cine se puede resumir de la siguiente forma. En Spanish Movie salía ocho minutos. Lo sé porque lo cronometré. En Tensión sexual no resuelta salía cinco. Si hago una nueva película, saldré en los extras ya directamente. Qué pena, ¿no? Qué carrera tan pírrica. “¿Por qué?”, os diréis, “con lo buen actor que es y la cantidad de matices que tiene. ¿Cómo no trabaja más?”. Me encantaría hacer un papel dramático en una película de Jaime Rosales. Hacer como de emigrante ruso. Que vive solo. Pero bueno, sigo aquí esperando mi papel definitivo.



BC: No sé si es cierto que estáis preparando una posible película, ¿no?

Sí, bueno, hay un proyecto para una película y probablemente el año que viene nos pongamos a ello. Una película dirigida por Ernesto. Hay ideas y es lo siguiente en nuestra hoja de ruta. Nos apetece mucho hacer una película y parece que es posible hacerla, aunque parezca mentira. Hay gente que está dispuesta a poner su dinero para que nosotros hagamos una película. Y es más, espera amortizarlo. “Este dinero lo quiero para la investigación de las células madre. No. Para que hagan estos una película”. Qué disparate.

Público 6: [Inaudible]

Me gustan mucho unas piezas que se llaman Go, Ibiza, Go, no sé si las habéis visto, y con eso estoy loco ahora. Es un programa como de entrevistas, muy loco, con un personaje loquísimo, y es así como lo último en lo que estamos. Y, ya no en internet, pero Miguel Noguera, que ha sacado un libro ahora, Ultraviolencia, y hace los ultrashows, me parece que es alguien que está marcando el camino. Un cómico muy brillante y muy original.

DB: Os han metido a todos en el saco del post-humor, ¿no?

Sí. Pero encabezándolo nosotros, ¿eh?

BD: Sí.

¡Dilo!

DB: Joaquín encabeza el post-humor, que quede claro.

Gracias.

DB: También Venga Monjas me han dicho alguna vez que se han sentido inspirados por vuestra forma de hacer humor, por el post-humor.

Venga Monjas son dos chavales de Barcelona muy brillantes que tienen ¡veinticinco años! ¡Es que yo les llevo once años a los Venga Monjas! Quiero decir, yo ahora estoy trabajando con unos chavales que crecieron viendo nuestras chorradas. Y ahora hay que decirles, “olvidaos de todo lo que aprendisteis con nosotros”… ¿Cuál era la pregunta? No me acuerdo.

DB: El post-humor.

Ah, el post-humor. El post-humor es un término que inventó Jordi Costa para explicar… El dice que hay una serie de cómicos que no buscan hacer reír sino que buscan otras sensaciones como el desconcierto, la vergüenza ajena, la tensión. A nosotros nos viene bien, porque es una forma de justificar cuando algo no hace gracia. “No, es que es post-humor”. Nosotros lo que buscamos es hacer reír, principalmente. Sí es verdad que hemos asumido riesgos en los programas que hacemos porque estamos en sitios pequeños donde no tenemos que cumplir unas expectativas muy altas. Una de nuestras virtudes, por así decirlo, es que siempre hemos trabajado en sitios donde nos dejaban hacer lo que queríamos. Eso casi es mérito más de la gente que nos contrata que de nosotros mismos.



Público 7 [Inaudible]

BC: Ha preguntado sobre Museo Coconut, por qué se cambió de formato.

Lo ha preguntado un muchacho que está en primera fila y que se da un aire a Robert Crumb. ¿Te lo han dicho? No, ¿eh? Te das un aire. Es un poco un halago. Bueno, después de estar haciendo Chanante y Muchachada durante casi una década, queríamos dar un paso adelante y hacer ficción, probarnos a nosotros mismos que éramos capaces de hacer una sitcom, escribir una serie. Era una cosa que nos apetecía, es un paso intermedio de cara a hacer una película. Era un paso natural. El sketch es un formato que nos encanta y vamos a volver a hacer sketches. Pero nos apetecía asumir ese reto de hacer una sitcom. Estamos muy contentos con el resultado y ahora mismo es a lo que nos dedicamos. [Saca el teléfono móvil y lo mira] Espera. Me está llamando Raúl Cimas, qué gracioso es. Lo voy a coger. [Lo coge y se dirige a Cimas] Raúl. Estoy en la FNAC de Valencia dando una charla. Sí, está la sala… Sí. ¿Quieres decirles algo? Quiere hablar con la gente Raúl Cimas, dice. Te pongo en el micro, diles algo. [Acerca el teléfono al micrófono].



Raúl Cimas: El que os está hablando es un impostor. ¿Y sabéis lo que busca? Un bocadillo y un chadal, su cama de siempre…

[Retira el teléfono del micrófono y lo acerca a su oreja] Vale, Raúl, vale. ¿Por qué has vuelto a beber? La medicación te hacía bien. Venga. Pero ya te despides, ¿eh? [Acercando de nuevo el teléfono al micrófono]

Raúl Cimas: Os está engañando.

[De nuevo acerca el micrófono a la oreja] Vega, vale Raúl, ahora te llamo. [Acerca el teléfono al micro]

Raúl Cimas: [Gritando] ¡Pónmelos otra vez!

Estás en el micro.

Raúl Cimas: Lo siento mucho, entonces. [Inaudible]

Bueno, te llamo ahora. Venga, hasta ahora, Raúl. [Cuelga] Y eso.

Público 7 [Inaudible]

Era algo que nos apetecía mucho grabar… de hecho uno de los alicientes de la sitcom es grabar con público. Planteas las secuencias y luego las grabas. Es un teatrillo. Es televisión, pero es algo muy estimulante es poder grabar con gente y notar su reacción. De hecho las risas, que fue una mini polémica, “son risas enlatadas”. ¡No!, mis queridos amigos, son risas reales de la gente que estaba ahí viendo el capítulo. Lo que sí que es verdad es que esas risas estaban sonorizadas, los programas se sonorizan y se priorizan unos sonidos. Y hay veces que las risas las subes y las bajas. Entonces a la gente le da la sensación de que son risas enlatadas, pero no, no lo son. Son risas de la gente que estaba ahí, que es gente entusiasta, claro. Pero bueno, de la misma forma que tú cuando estás viendo un concierto en tu casa ves que la gente está ahí “¡aaaah!”, tú estás ahí quieto en tu sofá. Gozándolo. La gente que viene a vernos lo está viendo de una forma mucho más intensa que tú en el salón de tu casa, eso es así. Tú también lo harías, no seas tan tiquismiquis. El fan a veces es muy tiquismiquis. El fan da muchas vueltas y se vuelve como muy sibilino, muy sabidito. Una vez fue al teatro y sonó un móvil. Se levantó una persona mayor, se pasó por toda la fila, a unos les dio culo y a otros les dio huevada, se fue al pasillo, lo cogió y dijo, “Estoy en el teatro. Ná, una mierda”. Pobre actor de teatro, que es el actor de verdad, el actor puro. Yo pude ver en su cara una sensación de desolación.

Público 2: ¿El smonka es vuestro?

¡Otro pregunta! Has hecho dos ya, ¿eh? Smonka fue un encargo del canal, de Paramount. Querían que hiciéramos un concurso, y nosotros hicimos esa chorrada supina. Pero sí. Tampoco es una cosa muy original. La estructura del concurso no era una cosa muy compleja. De hecho había veces que incluso no sabíamos muy bien cuál era la dinámica del propio concurso. Nos hacíamos lío a la hora del recuento. Ernesto había veces que, si veía a una chica guapa, la ayudaba a ganar. Una cosa que no había por donde cogerla. Fue un divertimento, una excusa para hacer el chorra todavía un poquito más. De ahí surgió Onofre, que era un azafato. Al principio yo quería hacer como un jubilado que no tenía nada que hacer y se iba allí a ayudar a Ernesto. Pero al final el personaje empezó a crecer y de repente era bisexual, seducía a unos y a otros, y se convirtió en el personaje que es Onofre. Un personaje sin prejuicios, el ser humano total. Todo le viene bien. Es un amoral pero tiene buen corazón. Es un personaje bastante complejo, Onofre. De hecho no se sabe la edad que tiene, no se sabe su apellido, no se sabe si las historias que cuenta son ciertas o no, y yo lo hago de una forma estricta. La gente dice, “qué bien lo hace”. Lo hago muy bien, ¿verdad? A mí me encanta la gente mayor. El otro día inauguraron una parada de metro cerca de mi casa en Madrid y me fui allí, y allí estaba la gente mayor, con los brazos en la espalda. Me encanta la gente mayor, me encanta. Bueno, igual que Bardem aborda de esa forma los personajes… Pero te voy a decir una cosa. Después de grabar la primera temporada de Museo Coconut, de repente estaba cerrando la bolsa de basura para sacarla al contenedor y me descubrí así [haciendo una mueca]. En mi casa. Con mi bata. Me dije, “¡hostia, cuidado, no te traigas el tic a casa!”. Aunque es verdad que los tics son muy elegantes. Os aconsejo que cada uno os busquéis un tic y lo empecéis a trabajar. [Hace muecas]. El tic de búho. El que queráis. Os ayuda a tener más seguridad en vosotros mismos. Para buscar trabajo, por ejemplo, es muy buen tic. “¿A quién contratamos?”. “Pues al del tic”.

DB: ¿Qué le dirías a la gente que aspira a ser un poco como vosotros?

Pues… que deseche la idea. Por cuestión de quitarme competencia, que la juventud siempre viene con mucho ímpetu. Yo vi a Millán Salcedo, coincidimos en El club de la comedia, que tienen ya cincuenta y seis años, y es muy gracioso, pero… Su tren pasó. Y no pude evitar verme a mí también ahí. Llegará un momento en que, aunque ahora me veáis tan cool, mi tren pasará también. Entonces yo, a la gente joven le diría que no se dedicara a la comedia. Que estudiara informática, por ejemplo. O relaciones laborales. ¡¿Pues qué les voy a decir?! Que desarrollen sus ideas, que trabajen, que se junten con sus amigos, que se graben sus sketches, que los escriban antes de grabarlos. Que se disfracen. Que luego salgan por ahí y se embriaguen si pueden. Que metan el pizarrín. Si son hombres. Si son hembras, que se abran a experiencias nuevas. Que vivan la vida. Que tiren una piedra a un escaparate. Que lo prueben todo si es gratis.

BC: Mi tren ha pasado para eso ya. Bromas aparte, vamos a dar por finalizada esta divertida…

¡¿Cómo es eso?! Todo tiene su fin.

BC: Y ahora va a estar Joaquín firmando ejemplares de Ellos mismos

Ni hablar. Ni hablar. No cuentes conmigo. Yo voy a salir de aquí como alma que lleva el diablo.

BC: Muchas gracias a todos, y a Joaquín gracias por estar aquí.