Robert Crumb en pantalones de estar por casa



Hace unos meses Gary Groth mantenía una larga conversación telefónica con Robert Crumb como preparación para la entrevista en directo que mantendría en Sydney dentro del Graphic Arts Festival. Como seguramente ya sabéis, algunos medios australianos cargaron contra Crumb, con el resultado de que el dibujante acabó declinando la invitación y escribiendo una carta abierta en la que explicaba los motivos de su renuncia. En cualquier caso, la web de The Comics Journal acabó publicando dicha entrevista, que aquí debajo podéis encontrar traducida.

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¿Te arrepientes de no haber ido a Australia?

Bueno, no me arrepentía hasta que me dijiste que las calles estaban repletas de chicas Crumb. [Risas]

Que lo son.

Entonces es cuando empecé a arrepentirme. [Groth ríe]. Eso es todo. Por lo demás, tampoco me moría de ganas de ir. Ni siquiera se me habría ocurrido ir si Jordan Verzar sólo me hubiera pedido, pero cuando me envió esas fotos… Esa fue la clave.

Sí, estuviste vendido.

Hizo bien su trabajo. [Ríe] Por otra parte, en serio, ¿qué se me ha perdido en Australia? Es un viaje en avión de 22 horas… ¿Te he leído la nota que me escribió Terry Zwigoff? Después de leer en internet todo lo que pasó, dijo, «¿Qué es lo que te vas a perder? Un viaje matador en avión de unas 20 horas, otro montaje con diapositivas y una discusión en frente de algunos hippies envejecidos, sentarte junto a una de las peores bandas que he escuchado en mi vida… Alguien me los mostró en YouTube. Según la gente con la que he hablado, Australia está incluso más llena que América de paletos borrachos y alborotadores, así que no te vas a perder gran cosa. [Risas]

Paletos.

Paletos, sí.

Huh. [Crumb ríe] Genial. ¿Y cuál es tu opinión sobre la banda?

Nunca he llegado a escucharlos.

¿No fuiste corriendo a Youtube para verlos?

No utilizo ordenadores. Pero puedo hacer que alguien lo descargue y me lo enseñe. Supongo que debería verlo. Ensayé diligente y seriamente para tocar con ellos. Me enviaron una lista de temas, y elaboramos un set de temas de una hora que estuve ensayando. Pero nunca llegué a escucharlos, no. Terry me dijo que lo le gustaron mucho.

En la declaración en la que explicas por qué no ibas, usabas la palabra «mortificante», que me parece apropiada en tanto en cuanto es mortificante abandonar debido a ese tipo de presión.

«Ja, ja, nos libramos de él».

Sí, claro, claro. The Telegraph, donde se publicó el artículo original, publicó una continuación, y me pareció curioso algo que escribieron.

Sí, no he visto eso.

Escribieron, «Crumb parece vivir con miedo a la reacción que provocó en su momento. Parece una situación muy triste para un artista». Y continuaban, «Ahora, Crumb siente cierto arrepentimiento por sus primeros trabajos de la época del ácido sobre violación, bestialismo e incesto, que comenzaron cuando, siendo un adolescente virgen, empezó a dibujar fantasías masturbatorias». [Risas] Y después citan lo que escribiste en un cómic de 1994 que yo no recuerdo haber visto, «Estas son mis propias creaciones únicas y originales, pero nunca he estado orgulloso de ellas. Más tarde, incluso tuve la desfachatez de endilgarle al público esas absurdas fantasías en mis cómics. He olvidado por qué llegué a pensar que alguien le intesaría ver este material».

[Ríe] Probablemente dije eso. [Ríe] A mi manera abierta, angustiosamente confesional, he pasado por todo el espectro de sentimientos y emociones sobre mi propio trabajo.



Es gracioso, porque si eres demasiado honesto en cosas como estas, se usará ideológicamente contra ti.

Sí, claro, puedes evitarte algo así. Puede que esto fuera incluso en una de esa introducciones que escribí para Complete Crumb, no lo sé, seguro que está en algún sitio, en alguna entrevista que hice. Es verdad, otra cosa que Terry dice en ese email que te he mencionado es, [risas] «Yo me tomaría esto también como una oportunidad para reevaluar tu franqueza con los medios. Yo padezco los mismos impulsos compulsivos. Todo surge de querer gustar a los demás. Pero no todo el mundo es bueno, y no es inteligente ser tan abierto. Los Weisntein -se refiere a los hermanos Weinstein- me cogieron por banda y me enseñaron esa valiosa lección hace años al comienzo de la promoción de Bad Santa. Me dijeron, «Terry, ¿por qué cuentas eso? No te metas ahí». Y yo siempre decía, «Pero es la verdad». Ellos decían, «Tienes que aprender a manipular a los medios o los medios te manipularán a ti. Lleva las cosas a tu terreno y fabrica tu propia verdad. Haz lo que sea de ayuda a tu carrera, no a la suya. Espabila». No estaban equivocados». [Ríe]

Tío, eso es deprimente.

[Ríe] Bueno, por eso es por lo que tienes agentes de prensa. Por eso es por lo que los abogados te dicen, «No digas nada».

Por eso es por lo que existe toda esa clase de mentirosos profesionales.

Exacto. Los moduladores de la opinión pública, los relaciones públicas y toda esa mierda, absolutamente. Porque la gente usará la verdad, si eres sincero y honesto, la usarán contra ti. [Groth suspira] Nadie es un santo, ya sabes… Cuando hago el tipo de material marginal que yo he hecho en mi trabajo, no estoy de qué cojones estoy haciendo. Por eso es por lo que dije en ese artículo que si me enfreto a un grupo de abusos infantiles cabreado, no tengo defensa, no sé qué decir. Simplemente levanto las manos y dijo, «No lo sé. Tal vez deberían encerrarme, no tengo ni idea». [Risas] La gente está dispuesta a imprimir mi trabajo y distribuirlo, y ellos se libran de todo.

Pero después te preguntarán, «¿No sientes ninguna responsabilidad hacia tu audiencia?

Y yo digo, «Por supuesto que sí, pero la cuestión del efecto en la audiencia no se responde, no hay un veredicto».

En los años 80, bajo el mandato de Reagan, la Comisión Meese suprimió la pornografía. Salieron con unos estudios falsos que mostraban cómo los violadores y gente así estaban influidos por la pornografía. Era completamente faudulento. Playboy publicó una larga serie de artículos oponiéndose a eso y mostrando que era espurio. Se habían hecho estudios que mostraban que no había ninguna relación entre la pornografía y la violación, el abuso infantil o lo que sea. Algunos violadores consumían pornografía, algunos no. Algunos estaban realmente muy reprimidos, como algunos tipos cristianos, o venían de familias religiosas extremadamente represivas, así que nunca se llegó a una conclusión al respecto. No hay un veredicto.

No, el Informe Meese estaba totalmente manipulado.

Sí, era totalmente espurio. ¡Vaya tío más sórdido, Edwin Meese!

[Ríe] Me pregunto dónde está hoy en día.

Sí, supongo que habrá muerto.

Puede que haya muerto, sí. [No lo está]

Pero yo no me puedo meter en una discusión así. ¿Estoy chalado? ¿Soy un psicópata? Como he dicho, se supone que tengo que negarlo. «No, no soy un psicópata, soy tan normal y estoy tan cuerdo cmoo tú. Tal vez incluso más».

A un nivel más profundo, ¿no crees que eso es verdad?

No sé qué creer. No he llegado a ninguna conclusión. No sé nada. Ahora estoy menos seguro de lo que creo que hace 30 años.

¿Por qué crees que es eso? ¿Es porque ahora sabes más y sabes más sobre lo que no sabes?

Eso es. Creo que la sabiduría que te da la edad es en su mayor parte una sabiduría negativa. Acabas por darte cuenta de que, bueno, esa certeza no es verdad. O de que es una gran mentira. O de que es un montón de mierda. Pero en lo que respecta a la auténtica verdad, simplemente eres más y más consciente de la complejidad de la vida.

La verdad se vuelve más y más elusiva.

Sí, yo antes creía firmemente en el comunismo y el socialismo y esas cosas.

¿Incluso eso ha acabado en la cuneta?

Bueno, no del todo, pero tal y como es la naturaleza humana, alguien dijo una vez, «Socialismo: gran idea, especie equivocada». [Risas] Y piensas en los faraones haciendo que toda la población de Egipto construya esas pirámides para su puta gloria. Ese es el tipo de raza que somos. [Risas] No hemos avanzado tanto desde entonces. No hemos ido muy lejos desde Hitler y los campos de concentración y las cámaras de gas, Stalin y Mao, toda la gente que mataron o que enviaron a Siberia o lo que sea. Puedes seguir y no parar.

Justo anoche pensaba que, políticamente, toda esta situación no tiene ningún remedio.

[Ríe] Un puto desastre.

O sea, tal vez es incluso peor que hace 20 o 30 años. Sabes lo que está pasando con los candidatos republicanos, ¿no?

Lo sigo un poco. Está esa mujer, «Pacman», ¿cómo se llama, Bachman?

Michelle Bachman.

Sí, esa es, y luego está ese tío de Texas, no sé cómo es.

Rick Perry, sí. Ninguno de los candidatos republicanos, con la preventiva excepción de Ronney y posiblemente Huntsman, que no tienen ninguna posibilidad, cree que exista algo como el calentamiento globas. Lo cual es terrorífico.

Bueno, en el caso del cambio climático, vale, yo mismo no creo en el consenso científico, porque hay demasiadas otras áreas en las que el consenso científico es un chanchullo. El problema es que nada es verdad. Yo diría que en el caso del calentamiento global debería aplicarse urgentemente el principio de precaución. [Ríe]

Incluso si te equivocas.

Sí, incluso si existe la más ligera posibilidad de que tengan razón. Y viendo el modo en que se despilfarran recursos y se contamina la atmósfera 24 horas al día, siete días a la semana con hidrocarburos, podría estar habiendo un efecto nefasto, pero los científicos no saben tanto. Ciertamente hay muchas evidencias. Pero en estas situaciones siempre influye el dinero. Los que niegan el calentamiento global lo hacen basándose sobre todo en el dinero y la amenaza a las industrias, y tener que buscar nuevas herramientas, y todo eso cuesta un montón de dinero. ¿Y qué intereses económicos hay ahí para la gente que cree en el calentamiento global, los científicos y los demás? Qué posibles intereses económicos… Vale, tal vez alguna cosa menor, tal vez una fuente de energía alternativa es una pequeña vía para hacer dinero.



No hay un incentivo económico sustancial para impulsar esos cambios.

Ciertamente, no hay incentivos enormes. Hay incentivos económicos enormes para negar el calentamiento global. Cuando comparas ambos y sopesas el equilibrio, cualquier persona sensata tendería a creer a la gente que clama que el calentamiento global es un peligro, más que a los que dicen que «No, no lo es».

Esto es como el viejo principio de «¿A quién le comprarías un coche usado?». [Ríe]

¿Has visto un documental llamado Collapse?

No, ese no lo he visto.

Oh, hermano.

[Ríe] Jesús.

Lo ves y quieres cortarte las venas.

¿Has visto Gasland?

No.

Oh, tienes que verlo. Dios mío. Es sobre el tema de la fractura hidráulica.

Oh, sí, sí, sí, lo están haciendo mucho en Canadá, ¿verdad?

En toda Norteamérica. Lo están haciendo mucho en los Estados Unidos, hay cientos de miles de esos pozos de gas. Tienes que ver gasland, sin duda. Ahora mismo hay una gran batalla en Francia, están intentando evitar que introduzcan nada en los pozos de gas natural. Básicamente, inyectan productos químicos en esas, ¿cómo se llaman?, vetas de gas bajo el suelo, y romper el esquisto, la roca, de manera que el gas salga y lo puedan extraer así. Pero en el proceso joden completamente las aguas subterráneas, y lo han hecho en toda Norteamérica. El tío que hizo este documental fue por ahí y habló con los granjeros… Es sobre todo en las áreas rurales donde se salen con la suya. Los granjeros fueron engañados para que les dejasen poner esos pozos de gas en su propiedad, y sus abastecimientos de agua están completamente jodidos.

¿Has visto Food Incorporated?

No.

Oh, otro documental que tienes que ver. Está muy bien hecho.

Ya sabes que yo tengo mis propios argumentos. Durante los últimos 5 o 10 años he estado leyendo mucho, investigando sobre ciencia médica, y ahora hay mucho fraude en todo la institución de la investigación, mentiras, tapaderas e intereses farmacéuticos. Hay infinitas capas de maldad. [Ríe]

Y todo se reduce a «sigue al dinero».

Sí. He empezado a mantener obsesivamente un archivo de investigaciones. Gran parte viene de internet. Te puedes convertir en un connoisseur de ese tema, puedes empezar a percibir cuál es la investigación más convincente e inteligentemente realizada, y cuáles son chaladuras, cuáles son sólo una especie de locura paranoide. Llegas a convertirte en un juez bastante bueno en el tema y puedes empezar a detectar a los relaciones públicas, cosas falsas, incluso en libros, y en artículo sobre descubrimientos médicos que no son más que reclamos de venta. Auténticos reclamos de venta. Y casi todos los doctores se lo tragan, no lo ven, es increíble lo naïve que son.

O no quieren percibirlo, sí.

Bueno, sí, han sido programados, les han lavado el cerebro durante años y años durante toda su carrera. Todo el sistema médico está basado en el dinero.

¿Esta investigación te ha vuelto paranoico?

Sí, sólo un poco. [Risas] Pero como se suele decir, «Que seas paranoico no quiere decir que no te estén persiguiendo».

Eso es verdad. [Crumb ríe]

Permíteme que empiece a hacerte algunas preguntas que me han pasado. Puedes imaginarte que detrás de ti hay una pantalla de 9 por 9 metros donde se van mostando estas imágenes. [Crumb ríe] Esa era mi estrategia. Y si no conoces a alguno de los autores, dímelo.

Sí, vale.

Bueno, Tony Millionaire.

Conozco vagamente su trabajo.

Su pregunta: «Me encanta el cómic en el que Mr. Natural arranca el rastrillo de la mano de Flakey Foont y le da una horca diciendo, «Usa la herramienta adecuada para el trabajo». La pausa en la que Flakey se queda ahí esperando a que Mr. Natural haga su movimiento es el tipo de sentido del ritmo que antes sólo había visto en Peanuts, como cuando Linus espera la explosión de mal genio de Lucy. ¿Has tenido alguna experiencia de este tipo en una comuna hippy? ¿Has vivido alguna vez en una comuna hippy?

Sí. Esto salió directamente de una experiencia que tuve el día anterior a dibujarlo. [Risas]

¿En serio?

Sí. Estaba rastrillando la hierba seca recién cortada. Fue cuando me mudé a Potter Valley e intentábamos hacer un poco de agricultura orgánica, y lo primero que teníamos que hacer era cortar toda la hierba alta y salvaje de un par de acres de tierra. Así que allí estaba yo, rastrillando con un estupido rastrillo [Groth ríe], y alguien vino y me dijo «Prueba con esto», y me pasó una horca, que funcionaba mucho mejor. [Risas]

No lo sabía.

Bueno, claro, ¿cómo ibas a saberlo?

[Risas] No he vivido en una comuna hippy.

De pronto se me ocurrió que, sí, la herramienta adecuada. Hay cosas sobre las herramientas que se han transmitido a lo largo de las generaciones, y ahí estábamos un puñado de hippies sin nada de esa esa experiencia. Así que me puse allí como un estúpido con ese rastrillo, no sabía nada.

Sí, eso es lo que yo habría hecho. [Crumb ríe]. Ahora, ponme en situación. ¿Vivías en una granja colectiva?

Bueno, cuando Ballantine Books decidió hacer el libro de Fritz the Cat, me adelantaron 10.000 dólares. Por aquel entonces eso era mucho dinero para nosotros. Fue en el 69. Y Dana, mi primera esposa, inmediatamente quiso ponerse a buscar una casa para comprar. Se enteró de que había una casa a tres horas de San Francisco, en Potter Valley, y fue allí a verla, eran 18.000 dólares por un terreno de 5 acres con una casa, así que dijo, «Es esta. Voy a comprarla». La compramos y luego se le ocurrió esta idea, ella conocía a toda esa gente, bohemios y tal. Quería tener un gran jardín, y eran principios del 70 o finales del 69. Puede que fuera en 1970 cuando me vi metido manos a la obra en el tema del jardín.

Acabó en un gran desastre, resultó que lo único que éramos capaces de manejar era una pequeña área, un pequeño jardín de tal vez 9 por 6 metros. No podíamos trabajar acres, no teníamos el conocimiento necesario. Nadie quería trabajar tan duro bajo un sol de justicia. Ya conoces a los hippies, asumen que otro hará eso, que alguien trabajará como un negro bajo el sol, pero no ellos. Tenían cosas más importantes que hacer. [Risas] Es mucho trabajo, mucho trabajo, y tienes que hacerlo todo con las manos, sin maquinaria y tal. ¡Ay!



¿Quienes eran esos bohemios y dónde vivían?

Bueno, teníamos una casa muy grande. No sé de dónde vinieron todos. Algunos de ellos vivían en chozas en los alrededores. Fue una época muy loca. Todo era muy inestable. La gente iba y venía, era la anarquía. Yo no era capaz de manejar aquello. No era ningún experto en este tipo de cosas. Y mis cómics eran los que mantenían todo el tinglado. Cuando todo el mundo andaba por allí y me consumían el tiempo durante el día, tenía que trabajar de noche. Era el único momento en que no había gente por allí. [Risas] Tengo este recuerdo en mi cabeza, estar sentado en mi pequeña cabaña en Potter Valley con todo esa gente sentada alrededor, esperando entretenerme, queriendo fumar droga. Simplemente pasando el rato. Intentar trabajar en algo era imposible.

Una vez me describiste esa situación, trabajar de noche después de que los bohemios se fueran a dormir, y me pregunté cuándo dormías.

Bueno, trabajaba toda la noche, como hasta las 5 de la mañana, luego dormía como hasta la 1 del mediodía. [Rísas] Eso hacía.

Fuiste increíblemente productivo durante esa época.

Sí, aunque no las tengo todas conmigo respecto a la calidad de todo ese material que hice. Creo que la calidad empezó a declinar a principios de los 70. Mi vida era demasiado loca y la gente requería mi atención todo el tiempo porque yo era el Sr. Dibujante Hippy, y la gente constantemente quería cosas, estaba involucrado en muchas cosas sin sentido. [Risas] Además, andaba por ahí persiguiendo a las chicas, buscando follarme a esta y aquella. [Risas]

Teniendo todo esto en cuenta es absolutamente sorprendente lo productivo que eras.

Sí, pero el trabajo se resentía. Creo que se resentía sobre todo por la hierba, fumar demasiada hierba no era bueno para mí. El LSD me inspiraba mucho, pero la hierba me desmotivaba. El dibujo se volvía y descuidado.

Una vez me dijiste que perdiste un montón de pericia técnica debido al LSD, no a la hierba.

Fue por las drogas en general. Mi trabajo se volvió más simple y más iconográfico. Harvey Kurtzman me lo señaló. Me dijo, «Mira, Crumb, a tu trabajo le están sentando mal todas las drogas que tomas». Y yo no era capaz de verlo, porque seguía tomando un montón de drogas. [Risas]

¡Bueno, claro! [Risas]

Sólo más tarde, cuando volví a mirar mi trabajo, me di cuenta. Como cuando hice esa serie de sketchbooks contigo, en ese período entre 1970 y 1970, mi trabajo, el dibujo, los sketchbooks eran tan descuidados que dediqué semanas y semanas a mejorar y correjir el dibujo antes de enviarte el trabajo.

No discutiría eso, pero había una calidad imaginativa en tu trabajo que era bastante impresionante.

Sí, la imaginación todavía estaba en marcha, pero creo que el dibujo era mejor antes, como en el 67, 68, 69. Y además estaba bajo mucha presión, había muchas pequeñas editoriales que querían que hiciera cosas para ello, porque mi material vendía mejor que el de los demás. Así que todos andaban detrás de mí, cinco editores, todos diciendo, «Crumb, danos más material, danos más material», así que yo trataba de producir. Me quedaba despierto por las noches haciendo cómics, haciendo como dos páginas por noche.

¿Te sentías obligado?

Bueno, sí, todos dependían de mí para sobrevivir, todos esos pequeños editores. Trataba de tener a todo el mundo contento, quería ser querido. [Risas]

Bueno, esos días hace mucho que pasaron.

Vale, siguiente pregunta.

De acuerdo. Megan Kelso me ha pasado tres preguntas. La primera es, «¿Hay proyectos que hayas querido hacer a lo largo de los años pero que por alguna causa se te han escapado? ¿Por qué?

Sí.

¿Cuáles serían?

Bueno, el primero es que quería hacer un libro largo, un libro como de cien páginas con extractos de los diarios de Mi vida secreta, de Walter. ¿lo conoces?

No.

Un caballero victoriano que llevaba unos diarios secretos sobre su vida sexual, son geniales, de lo mejor de la literatura en inglés del siglo XIX, en mi opinión. [Risas] Y son muy francos, usa un montón de expresiones malsonantes y cosas así, pero es un caballero. Tiene mucho éxito con las mujeres y está muy decidido a acostarse con mujeres [Groth ríe] y es muy bueno haciéndolo.



Suena parecido a esa historia de Boswell que hiciste en Weirdo.

Sí, un poco así. A mediados de los 90, en el 96, empecé a hacer dibujos en mi sketchbook, pero no quedé muy contento con ellos, tenía que aprender más, y nunca llegué a hacerlo. Después de hacer Génesis creo que ya tengo la habilidad técnica para hacerlo. Antes no la tenía. Nunca estuve contento con los dibujos que hice en el sketchbook.

Cuando dices que querías aprender más para hacerlo, ¿quieres decir aprender más en términos de iconografía victoriana, o qué?

Bueno, los trajes victorianos son una cosa, pero cómo dibujar a gente de forma realista, cómo dibujarlos correctamente. Y me di cuenta de que iba a necesitar centrarme y concentrarme mucho, y nunca llegué a hacerlo. Mi vida ha sido una batalla constante para hacer lo que quiero hacer. [Risas] Así que eso es una cosa. Puede que todavía intente hacerlo, no lo sé. ¿Cuál es su siguiente pregunta?

Su segunda pregunta es, «¿Continúas teniendo ideas o comenzando proyectos siguiendo el mismo proceso que siempre has seguido, o ha cambiado tu proceso a medida que has envejecido?

Oh, sí, el proceso ha cambiado mucho. No es tan espontáneo como era cuando era joven. Me había acostumbrado a trabajar espontáneamente según me venían las cosas a la cabeza. Empecé a perder eso imnediatamente en cuanto me hice famoso, y me volví más vergonzoso y todo eso.

¿Echas de menos esa habilidad para crear rápidamente una historia?

En cierto modo sí. Ha sucedido de forma gradual, no estoy seguro de si lo hecho de menos, pero la vergüenza es matadora. Una vez que eres famoso y la gente empieza a alabarte, el precio a pagar es la vergüenza. Antes de eso simplemente intentas probarte a ti mismo, pero una vez que la gente empieza a alabarte, tienes que estar a la altura de tu propia reputación, y eso puede joderte de verdad. Eso te jode del todo.

Parece como si casi pudiera paralizarte creativamente.

Sí, es muy paralizante, causa un bloqueo creativo.

Sí, hay una gran diferencia entre tu trabajo en Weirdo y tu trabajo anterior a 1980. No estoy seguro de si ese es exactamente el punto de demarcación, pero me he dado cuenta de que tu trabajo en Weirdo estaba dibujado y compuesto con mucho más cuidado.

Sí, Cat Yronwode, cuando empecé a hacer Weirdo, fue mi crítica con mi material en Weirdo y dijo que era pesado y carecía de la espontaneidad tan libre de mi trabajo anterior y bla, bla, bla. Probablemente tenía razón. Pero yo no le gusto mucho.



[Risas] Me imagino que no.

La siguiente pregunta de Megan es, «¿Qué se siente al ver que tu hija se convierte en una artista?»

¿Qué se siente? ¿Al ver a Sophie convertirse en artista?

Sí. Creo que quiere conocer tus sentimientos más viscerales al ver su evolución a lo largo de los años.

Muy interesante, por supuesto, muy interesante… Por eso hemos sacado ese libro [Sophie Crumb: Evolution of a Crazy Artist]. Ha sido algo increíble ver su evolución, pero también ha hecho que me preocupe un poco por ella. Ella era una artista con mucho talento, y yo conocía todos los peligros y escollos que acarrera ese tipo de imaginación, ser ese tipo de persona. Y por supuesto… [Ríe]

¿Sí?

Sophie ha desarrollado todos los problemas asociados a ese tipo de persona.

¿Qué problemas han sido esos?

Estar ahí, en el filo, experimentando en áreas muy peligrosas, drogas y todo eso.

¿Y tú estabas al tanto de eso?

Sí, y ella es también muy testaruda, de manera que no había nada que Aline o yo pudiéramos hacer. Parece que ahora ya está de vuelta de todo eso y, no sé, está como resignada a ser esposa y madre, ya no dibuja mucho. Además, también la han atacado por ser mi hija, de manera que cada vez que publicaba algo recibía un montón de reacciones crueles en internet y tal.

Claro, eso es inevitable. Bueno, ser tu descendencia tiene que ser una tarea difícil. [Risas]

Sí, a veces Aline y yo nos arrepentimos de haber sido tan inisensatos como para tener niños. Pensamos que ambos somos incompetentes y que los artistas soñadores no deberían tener hijo. [Risas] Pero bueno…

Tu hijo Jesse también es artista, ¿no?

Sí, era un artista muy bueno, pero tuvo los mismos problemas. Ha sido incapaz de sobreponerse a la vergüenza de mi sombra, y creo que prácticamente ha abandonado. No estoy seguro, no lo sé. No hablo con él.

¿No hablas con Jesse?

Sí, no nos llevamos bien.

Jesús, qué mal.

Sí, está enfadado conmigo. Muy enfadado conmigo, sin posibilidad de arreglarlo.

Eso debe de ser muy triste.

Sí, es desolador.

¿Cómo lo llevas?

¿Cómo llevarlo? Bueno, intentas no dejar que te hunda y te deje sentado y mirando al vacío. Afortunadamente para mí, las substancias no me funcionan, el alcohol y las drogas no me funcionan, de manera que tengo que lidiar con la depresión. [Risas]

¿Le das muchas vueltas al asunto?

Bueno, sí, pero en determinado momento te vuelves insensible. Le das vueltas y vueltas y después de un tiempo te rindes. Vives con esa desolación. Simplemente es algo que pasa cuando envejeces, acumulas desolaciones, estoy seguro que de ya lo sabes. [Risas]

Sí, y lo único que puedes hacer es vivir con ello. [Risas] Y tratar de que hunda lo menos posible.

Por tu propia supervivencia, tienes que cauterizar tus emociones. Es la única manera de seguir adelante… Mucha gente bebe o toma drogas. Tal vez no la mayoría de la gente, pero sí mucha gente. Y si no haces eso, si permaneces sobrio y quieres tener la cabeza clara, tienes que vivir con ese dolor.



Sí, y además es que no tienes absolutamente ningún control sobre él.

Bueno, intentas controlar las cosas, no dejar que las cosas acaben en desastre si puedes evitarlo. [Risas]

Déjame hacerte una pregunta de Gilbert Hernandez, «¿Has pensado alguna vez en utilizar tu adorables chicas neumáticas para contar una historia relativamente seria? No se me ocurre ninguna historia tuya donde lo hayas hecho, pero déjame que te diga que eso hace que hacer cómics sea una experiencia mucho mejor, más inspiradora. Yo dibujo todas las mujeres sexys (para mí) que quiero en una historia, seria o no. Creo que podrías ser muy feliz creando un cómic en el que una o varias chicas sexys dominasen el aspecto visual de una historia seria».

Una historia seria.

Creo que se refiere a una historia en la que el humor no sea el tema o central, o que no sea de naturaleza satírica.

Sí, o mis propias fantasías sexuales locas. [Risas] Bueno, eso es lo que hice en Génesis. No estaba lleno de chicas sexys necesariamente, pero era un trabajo serio. Y si hiciera eso de Mi vida secreta, sería algo así.

Exacto, exacto.

Sí, lo he pensado. Sólo que no lo he hecho. Supongo hace falta saber lo que sucede en las cabezas y los coarazones de las mujeres. Yo no me atrevería. Eso es lo que hacen los hermanos Hernandez. A ellos les funciona. No sé cómo lo hacen. Yo no soy capaz.



¿Conoces a Lewis Trondheim?

Sí.

Ha hecho la pregunta más estrambótica.

Huh.

Ha dicho, «Todos los autores famosos hacen cómics, música y deporte. ¿Qué deporte practicas tú?

¿Los autores famosos hacen deporte?

¡Lo sé! Yo reaccioné igual, así que le escribí y le dije, «Ningún autor americano hace deporte, ¿de qué estás hablando?

Sí, es raro. Somos el grupo de gente menos deportista.

Sí. Así que envió una lista y parece ser que todos los autores europeos hacen deporte… es increíble. [Crumb ríe] Me volvió a escribir y decía, «Yo juego al squash, Baru, el último presidente en Angoulême, era profesor de educación física en un colegio, Christophe Blain y Boucq hacen culturismo, Jean-Yves Ferry, el nuevo guionista de Asterix, corre maratones, Mezières juega al tenis. El joven francés Bastien Vivès hace natación».

Huh.

Todos esos autores europeos hacen deporte.

Huh. Sí, creo que los autores aquí, en Francia, son gente más equilibrada que los americanos. [Groth ríe] Yo no practico ningún deporte. Hago cero deporte.

Cero. [Crumb ríe] Nunca has hecho deporte.

No. Doy un paseo de vez en cuando. [Ríe] En realidad no es deporte.

Bueno, probablemente por eso todavía te funcionan las rodillas.

[Ríe] Odio el deporte, la verdad.

No ves deporte, ¿no?

No. Mi unico interés en el deporte es Serena Williams. [Ríe]

Bueno, probablemente lo que te interesa no es su deporte.

Tenis shmennis, no me podría importar menos su técnica tenística.

[Ríe] Vale, vale. [Crumb ríe]

Volví a escribirle y le dije, «Esa pregunta es rara de cojones», así que escribió otra.

Preguntó, «¿Sabes que no hubieras dibujado siempre y en todas partes todas esas pequeñas tramas en tus viñetas, habrías tenido tiempo de dibujar 50 libros más?

Es totalmente cierto. [Groth ríe] Me arrepiento de no haber empezado a hacer Génesis con el pincel. Me habría llevado la mitad de tiempo.

¿En serio?

Lo pensé antes de empezar, usar sólo el pincel, pero después, una vez que hube empezado con la pluma, ya no podía cambiar a la mitad.

¿Y por qué elegiste entocnes la pluma en lugar del pincel?

Es una costumbre.

Recuerdo hablar contigo cuando empezabas a aprender a usar el pincel y me dijiste que era difícil, pero que dominarlo era increíblemente satisfactorio.

Sí. A las cómics les sienta muy bien el pincel.

Pero cuando dices que es un hábito, tú también has usado el pincel, así que también tienes ese hábito, ¿no?

Bueno, digamos que lo dejé. Dejé de usarlo a principios de los 90 o a finales de los 80. Volví a la pluma simplemente por la costumbre. La pluma fue mi primer instrumento, es como un idioma, ya sabes. La pluma es mi idioma materno, el pincel es como un segundo idioma. Tiene gracias, porque me estaba volviendo muy competente con el pincel cuando volví a la plima. Y también creo que para hacer Mr Natural y ese tipo de material no me parecía apropiado el pincel, el pincel era más para cosas de ilustración.

Tus biografías del blues están todas hechas con pincel.

Sí, lo de Jelly Roll Morton, lo de Charlie Patton y todo eso. El pincel es genial para obtener el efecto noir.



Era muy apropiado. ¿Crees que el dibujo de Génesis habría sido igual de bueno su hubieses usado un pincel?

Tal vez mejor, ¿quién sabe? Sólo sé una cosa, lo habría acabado mucho antes usando el pincel.

Arnold Roth pregunta, «¿Te pidió alguna vez Harvey Kurtzman que rehicieras o cambiases alguno de tus dibujos originales? Y si es así, ¿qué sucedió?

Hmm. Cuando trabajaba en Help, Kurtzman me hizo muchas sugerencias, pero no solían ser sobre el dibujo, salvo esa crítica sobre qué le había pasado a mi trabajo después de que empezase a tomar drogas. Nunca me hizo sugerencias detalladas sobre el dibujo. Me decía, como cuando hice esa historia sobre Bulgaria, «Céntrate más en los chistes. Imagínate que estás escribiendo para los chavales del barrio». [Groth ríe] Un consejo muy sabio.

Tuvo que ser difícil, dado lo lúgubre de tus dibujos de Bulgaria.

Bueno, además yo no tenía en mente a ningunos chicos del barrio, yo no andaba con los chavales del barrio cuando era niño ni cuando era joven. [Risas]

Pero tienes que pensar en esa especie comunicación de entretenimiento para la gente cuando haces cómics. Siempre tienes que hacer que sea entretenido. No puedes esperar que sean ellos los que vengan a ti. A mí no me gusta cuando veo que la gente hace cosas artísticas y esperan que el público se incline hacia atrás para entender qué es lo que están haciendo. Eso no funciona. Puedes ser profundo, pero no tienes que mirar a la gente por encima del hombro. Tienes que comunicar, tienes que mantener su interés.

Bueno, tú nunca estuviste particularmente interesado en hacer eso, ¿no?

¿En hacer qué?

En mantener el interés de la gente.

¡Joder que sí! ¿Estás de broma o qué?

Siempre pensé que estabas más interesado en expresarte como eres.

Me interesaban ambas cosas. Por supuesto que tienes que mantener el interés de la gente. No puedes presumir que lo van a leer si no pones algo para ellos. Tienes que entretenerlos, tienes que llegar a ellos. Gran parte del reto de cualquier medio en el que de verdad quieres llegar a la gente, es pensar en cómo hacerlo y además seguir siendo honesto y no sólo complaciente. Gran parte de los medios simplemente son complacientes. Ese es el problema de muchos cómics y de muchas películas, de casi todo, la música pop. La industria del cine es especialmente mala en ese sentido, porque hay mucho dinero involucrado cuando se hace una película, un programa para HBO o cualquier otra cosa. La gente que tiene el dinero se preocupa porque piensa que si no son complacientes no van a llegar a la audiencia, así que convierten todas las ideas en mierda. [Groth ríe] Porque en el proceso de intentar simplificarlo, hacerlo para tontos o lo que sea, están muy preocupados por si es demasiado sutil, por si no va a llegar a la gente. Matan todas las ideas buenas. La mayoría de buenas películas son ideas buenas convertidas en mierdas. [Risas] Incluso las buenas películas.

Mi teoría sobre Hollywood es que la gente que produce las películas en realidad producen lo que a ellos mismos les gusta. De manera que en verdad no están siendo complacientes.

Bueno, eso también. La gente con dinero tiene muy mal gusto. Eso es lo que dice Terry Zwigoff, que es alucimante las malas ideas que tienen. [Ríe]

Creo que hemos llegado a un punto en que la gente no tiene que complacer. Son autocomplacientes.

[Ríe] Sí, pero incluso cuando creen que están haciendo algo bueno y elevado, una vez que es engullido por la máquina, el proceso lo convierte en mierda. [Risas]

Asumo que no ves muchas películas contemporáneas.

No muchas, no. No muchas. De vez en cuando, no mucho.

Yo me he dado cuenta de que cada vez veo más películas antiguas. Películas mudas…

Oh, sí, yo también he visto últimamente muchas películas mudas, porque Pete Poplaski está aquí y es un auténtico connoisseur del cine mudo, de manera que me ha mostrado varias películas mudas geniales. Geniales.

Ya sabes que el 80% de las películas mudas que se han hecho han sido destruidas.

¿Perdidas? ¿El 80%, en serio? ¿Tantas?

Sí, sí.

¡Guau! Es increíble. También hay muchas malas. Pete me dice que había compañías que se especializaron en producir como churros mierda de segunda categoría. Tiene que hacber cientos de películas mudas malas. Pero probablemente lo que se ha perdido es sobre todo el material de segunda que hacían las compañías pequeñas.

Bueno, eso sería tranquilizador.

Porque, ya sabes, no hacían muchas copias y nadie se preocupaba por conservarlas. Cuando la compañía abandonaba el negocio, simplemente lo tiraban todo.

Pero dios sabe cuántas películas decentes o incluso buenas se perdieron.

Ni siquiera sabemos si eran buenas o no.

Bueno, hablando de películas mierdosas, permíteme pasar a tres preguntas que Bill Griffith tiene para ti. Son realmente buenas. La primera es… [ríe] Obviamente, no tengo cinta suficiente, pero «¿Qué es lo que más odias del mundo moderno?» [Crumb ríe] Me voy a sentar durante 20 minutos.

¿Lo que más odio del mundo moderno?

Sí.

Bueno, en el pasado había brutalidad y crueldad y todo eso, y todavía existe, de manera que lo que es específicamente odios del mundo moderno y que es diferente de tiempos pasados es que ahora se ha desarrollado un modo muy inteligente de gestionar la percepción, la persuasión y el engaño, esto se ha convertido en algo enorme y elaborado. Millones de personas se ganan la vida a base de el engaño y la artimaña, de vender cosas e ideas… son muy buenos haciéndolo. Esto es realmente odioso y despreciable, y mantenerse alerta frente a esto es un trabajo a tiempo completo. [Ríe] Eres constantemente bombardeado con estas técnicas de venta, constantemente. Eso, para mí, es realmente odioso. Es la típica banalización del mal, la mayoría de la gente que hace eso para ganarse la vida no tiene ni idea de que está involucrada en algo que puede ser perjudicial o maligno.



[Ríe] Acabas de comparar a la gente del marketing con los nazis.

Bueno, sí.

[Ríe] ¿En qué sentido?

La industria de las relaciones públicas, lo que esta impulsa, es muy amoral. Es una especie de nuevo tipo de fascismo que la gente no reconoce como fascismo porque lo asocian con tipos vestidos de uniforme haciendo el paso de la oca y llevándose a la gente inocente a los campos de concentración. No es eso, sino todo el secretismo y tal que crea una red de paranoia de tal forma que constantemente intentamos descubrir cuál es la conspiración. Crea una paranoia horrible en toda la sociedad. Acabo de leer un artículo en The New Yorker, creo, sobre la Agencia de Seguridad Nacional.

Ah, sí.

Me ha impactado mucho. Me ha impactado. La cantidad de gente que trabaja en esa agencia, y ese campus de cinco mil acres que tienen en las afueras de Washington. Hay miles de personas trabajando en ello. El artículo decía que hay algo así como dos millones de personas en los Estados Unidos que tienen acceso a documentos de información clasificada. [Ríe] Dos millones. [Ríe] Eso compensa los dos millones que hay siempre en prisión. [Risas]

Ellos son los que los ponen en prisión. Bueno, trabajan por nuestra seguridad.

Ese es el argumento, sí. Mantenernos seguros de los terroristas y esas mierdas. Y cuando empiezas a analizarlo, es montón de mierda horrible, es escalofriante. A veces piensas, «Dios, sé demasiado, van a venir a por mí». Te estoy hablando por teléfono y están escuchando esta conversación, van a, ya sabes… [Risas]

Vives en Francia, y llevas ya 20 años viviendo allí. ¿Crees que el aparato de marketing social y cultural es diferente allí al de Estados Unidos?

Sí, lo es. Está menos controlado por las corporaciones. En parte es porque los antiguos modos están muy profundamente arraigados aquí, y los franceses están muy orgullosos de sus maneras y resisten la corporización total de su cultura, pero está sucediendo. Es muy diferente de cuando llegué aquí. Me impresionó mucho cuando llegué lo anticuado que era todo, pero eso está cambiando, la gente está más americanizada. Son más grandes, más gordos, se visten más descuidadamente, como los americanos [risas]. Comen más comida rápida. Cuando llegué, la gente no comía comida rápida. No había comida rápida en los mercados. [Ríes] Ahora, por supuesto, tienen estanterías de patatas fritas y mierda así, como en América. Y hay artículos de último impulso en las cajas. No los había cuando llegué. [Ríe]

Así que está sucediendo, pero más lentamente.

Sí, aunque no es a la misma escala, aquí hay algo de resistencia. Por supuesto, si vas a un país como la República Checa, es triste, porque cedieron a esto completamente cuando se disolvió la Unión Soviética. A los poderes financieros corporativos occidentales no les llevó mucho tiempo mudarse allí y apropiarse completamente del país. En ciudades hermosas como Praga hay un McDonalds cada tres manzanas. [Ríe]

Oh, tío, eso es deprimente.

[Ríe] Pero aquí hay más resistencia. Francia tiene más inteligencia cultural y más orgullo. Los checos eran un pueblo desmoralizado.

Pero tal y como lo has descrito, al final ni siquiera los franceses van a ser capaces de resistir.

Es que es muy difícil resistirse, y el plouc medio aquí, la persona media…

[Ríe] ¿Plouc?

Sí, plouc. Tienen muy poca capacidad de defensa contra estas cosas. Están deslumbrados, como los americanos. Pero aquí hay bastantes fuerzas de resistencia, hay un nivel de gente inteligente que lucha contra ello. Nicolas Sarkozy es un tipo totalmente a favor de las corporaciones. Es un ideseable.

La sigiente pregunta de Bill es, «¿Escuchas tu colección de discos mientras trabajas?»

No. No lo hago. No soporto la música de fondo cuando trabajo. Me tomo un descanso y escucho unos discos.

Así que trabajas en silencio.

Sí. Cuanto más silencio, mejor. Así, lo único que puedo escuchar es la locura dentro de mi cabeza [Groth ríe], el monólogo demente que transcurre en mi cabeza a todas horas. [Risas] No soporto la música de fondo. La música que me gusta me distraería demasiado. Paro y la escucho.



¿Porque eres incapaz de no parar de trabajar para ponerte a escucharla?

Me despista demasiado. Cuando escucho música, la escucho de verdad. Pongo el disco, me siento, cierro los ojos y la escucho. En ese proceso, si lo haces así, si pones toda tu atención en la música cuando la escuchas, automáticamente te conviertes en un connoisseur, porque ya no puedes tolerar la música mediocre o por debajo de la genialidad.

¿Y qué pasa cuando entintas? Eso no requiere tanta atención como escribir o dibujar a lápiz, ¿no?

No. No puedo, no puedo. No sé. No puedo tener música de fondo mientras entinto.

Su última pregunta es, «si vivimos en un universo sin dios, ¿cómo explicas los Dream Fluff Donuts?» [Crumb ríe] Dijo que lo pillarías.

[Ríe] Bueno, obviamente esa es una gran paradoja [Groth ríe], luego no es la pregunta correcta. Pregunta equivocada.

Sí, no hace la pregunta correcta. Es lo contrario. ¿Cómo explicas a dios si vives en un universo de Dream Fluff Donut? ¡Para lo cual no hay respuesta!

Jaime Hernandez, «¿Cómo consideras que el envejecer ha afectado a tu trabajo, la práctica de tu trabajo y tu actitud en el trabajo?»

Esa es una buena pregunta. Me siento mucho menos motivado pra dibujar que antes, mucho menos. Ha corrido mucha tinta bajo el puente. Y al mismo tiempo he estado constantemente bombardeado por gente que quieres cosas de mí, y el valor del trabajo y todo eso. Todo son razones para no sentarse a dibujar. Todo eso. Y cuando la gente se pone a pelear sobre el valor del dibujo de antes, es muy desmoralizante. Como hace dos años accedí a hacer esa serie de sketchbooks para Taschen. Y Dian Hanson me dice, «¿Cuándo vas a hacerlo, cuándo vas a hacerlo? Tienes una fecha de entrega, dónde está?». Así que me paso un mes organizándolo en lugar de dibujar. O, vale, este otro tío francés que hace ediciones de mi trabajo y hace un trabajo precioso, precioso. Cornélius, ¿has visto sus libros?

Sí, los he visto.

Son preciosos. Están muy bien hechos. Los valores de producción son muy altos, de primera fila. Así que a menudo tengo que rehacer un dibujo antiguo para las portadas de esa serie, eso es lo que estoy haciendo ahora mismo. Estoy rehaciendo un dibujo antiguo para una portada. Y tengo que hacer una guía de color, tengo que hacer algo de rotulación. Y además tengo un trabajo aquí, hay una mujer de aquí que está haciendo un documental sobre el pueblo y quiere que yo haga la portada. Ese es el trabajo que tengo, cosas así.



Pero, ¿qué tiene eso que ver específicamente con envejecer? ¿No son sólo problemas tangenciales que tienen que ver con tu fama?

Bueno, es la acumulación del karma, de tu vida. Así es como ha acabado la mía. He sido testigo de cómo se desarrollaba este proceso durante los últimos 20, 30, 40 años, esta vida comiéndose mi motivación para dibujar. Y con los años cada vez dibujo menos y menos y menos, ahora incluso me maravillo de la cantidad de dibujos en sketchbooks que hice en los 90. Incluso a principios de los 2000, comparado con ahora. Ya casi nunca dibujo en sketchbooks. No lo hago nunca. Antes me lo llevaba a todas partes y dibujaba. Ahora ni siquiera me molesto.

Una vez em dijiste que si no dibujabas a diario no te sentias bien, o que te sentías mal.

Sí, y durante años eso ha sido una lucha, una lucha contra todas esas complicaciones de la vida que te alejan de dibujar. O sea, la vida siempre es una lucha para todo el mundo. Pero, gradualmente, poco a poco, mi voluntad para seguir trabajando se ha erosionado.

[Ríe] Dios.

Es verdad. Pero mira, he hecho miles y miles de dibujos, ¿cuántos dibujos tienes que hacer en una vida? Ya no me siento motivado a probarme a mí mismo. Vale, ya me he probado a mí mismo, ya he hecho todo eso. En realidad ahora me motiva mucho más estudiar y aprender. Ahora soy un lector voraz, más que nunca antes en mi vida. Siempre estoy intentando acabarme cinco libros a la vez, y no son novelas, créeme, son libros repletos de información. Es muy difícil retenerlo todo, tengo que tomar notas y todo. [Ríe]

¿Eras un gran lector de ficción?

No. Nunca. Leo algo de ficción, pero no soy un gran lector de ficción.

Una vez, Gil Kane me dijo que a medida que envejecía leía cada vez menos ficción, y había sido un gran lector de ficción, pero cada vez leía menos ficción y más para informarse.

Huh! ¿Ah, sí?

Sí.

¿Está muerto?

Sí. Sí, murió en el 2000.

Oh. Un hombre interesante. Recuerdo haberlo conocido en algún acto público de algún tipo.

Oh, sí, sí, estuvísteis juntos en una charla genial a dos bandas, en Dallas, hablábais el uno con el otro.

Dallas, sí. Era interesante, un tipo muy interesante.

Sí, lo era. Era un tipo genial.

Vale, sólo un par más. Tengo un par de preguntas relacionadas con Génesis. Gilbert Shelton pregunta, «¿Por qué Adán no tiene barba?

[Ríe] Por qué Adán no tiene barba.

[Ríe] Esta es difícil.

Creo que después se deja barba, ¿no se deja barba después de ser desterrado del jardín?

Puede ser, tendría que comprobarlo.

Creo que cuando es viejo se deja barba. Espera un segundo. Manténte al teléfono. [Ríe] [Larga pausa] Sí. Adán de viejo tiene barba. Me imagino que pensé que cuando está en el Jardín del Edén todavía es un chaval, sólo es un adolescente. Supongo que a pesar de todo podría tener barba, pero…

Es una respuesta cojonuda. Debería satisfacer a Gilbert. [Crumb ríe]

Su segunda pregunta, «Tengo curiosidad por saber de dónde ha sacado todas esas caras de apariencia tan auténtica en las genealogías. Seguro que no se las ha inventado todas».

Bueno, tiene razón. No me las inventé. [Groth ríe] La mayoría las saqué de fotos de libros. Tengo esos libros titulados The Secret Museum of Mankind, dos viejos libros que tienen un montón de fotos tomadas en los años 20, creo, y están llenos de fotos de gente de Oriente Medio y así, y otros lugares. He acumulado y reunido fotos de gente de esa zona del mundo, de Oriente Medio, África del Norte y Afganistán también. Cuando Afganistán salía en las noticias, muchas fotos de los guerreros afganos, los talibanes, eran geniales. Esos tíos con barba y turbante en la cabeza tienen un aspecto muy bíblico.



¿Interpretaste esas fotos?

Sí, sí. Pasé mucho tiempo revisando cosas buscando fotos, como viejos National Geographic y cosas así.

La cantidad de detalle que ponías en esos retratos relativamente pequeños era impresionante.

[Ríe] Yeah. Coy obsesivo compulsivo.

Aquí está la pregunta que has estado esperando. Es de Trina [Robbins].

¿Ah, sí?

Bueno, esperaba que te crucificase por tu racismo o misoginia o cualquier otro impulso políticamente correcto al que te abandonas, pero me dijo que no le ocurría ninguna pregunta sobre eso. O sea, en realidad no le pedí que preguntara específicamente eso, pero…

Bueno, me imagino que ya ha dicho lo que tenía que decir al respecto.

Me contestó diciéndome que no le ocurría nada que preguntarte, pero un par de días después me llegó una pregunta suya que decía, «Vale, entiendo que dibujaste Génesis porque estabas fascinado con la mitología mesopotámica y querías ver ese período ilustrado correctamente y con autenticidad, como nunca se había visto antes, y lo lograste. Pero, ¿por qué el Génesis? ¿Por qué no Gilgamesh, que es el que hubiera elegido yo si supiera dibujar como tú?

Bueno, en realidad es una buena pregunta, una pregunta inteligente. Estoy un poco sorprendido. [Risas] Pensé en Gilgamesh y en otras leyendas sumerias, pero no hay suficiente información, las traducciones de ese material no son adecuadas. Todavía están trabajando en ellas. Y Gilgamesh y todo eso es muy fragmentario, son todo fragmentos. No hay suficiente información. Y pensé en ello hace mucho tiempo, en hacer ese material. Pero no había suficiente donde hincar el diente.

Además es que en la cultura occidental hay algo iconográfico en el Génesis. Y como he dicho en muchas ocasiones, lo primero que pensé fue en hacer a Adán y Eva en plan gracioso, hacer una parodia de Adán y Eva, porque Adán y Eva son una cosa muy potente en nuestra cultura. Como eso no funcionó, pensé en hacerlo todo completo, copiarlo directamente de la Biblia e interpretarlo de un modo ilustrativo. E incluso entonces no pensé en hacer todo el maldito Genesis hasta que Denis Kitchen sugirió la idea de buscar un editor que pagase un montón de dinero para hacer todo el Génesis. Y, estúpidamente, yo dije, «Oh, sí. Vale». [Risas]



Parece una buena idea.

Ahí está. La gente dice, ¿Por qué lo ha hecho?», y yo pienso, «¿Sí, por qué lo hice?». Por razones más bien estúpidas.

Mirándolo con perspectiva, ¿te alegras de haber empleado cuatro años haciéndolo?

¿Si me alegro?

Sí, ¿crees que han sido cuatro años bien empleados, que no habrías empleado haciendo otra cosa que te hubiera agradado más?

Bueno, es una pregunta complicada. Todo el texto ya estuviera ahí una vez que empecé, así que simplemente fue cuestión de seguir adelante hasta el final, la última página del capítulo 50. [Ríe] Es como si hubiera comenzado una ruta, eso fue todo. No puedes desesperarte una vez que estás en ruta, tienes que seguir adelante a pesar de todo. No estaba seguro de cuánto tiempo necesitaría. Al empezar pensé que a lo mejor podría hacerlo en un año y medio. Pero cuando ya llevaba un tercio, me di cuenta de que me iba a llegar mucho más. Pero entonces ya no había marcha atrás.

No puedes hacer sólo la mitad del Génesis.

Sí.

¿Génesis te sirvió para hacerte más o menos independiente económicamente?

No, pero estuvo bien pagado. Yo diría que mi trabajo acumulado y el valor de los originales me han hecho económicamente independiente. Probablemente podría de dejar de trabajar mañana y no tendría problemas, a menos que se hundiera toda la economía. [Risas]

Lo cual puede suceder.

Por otra parte, probablemente ahora mismo podría vivir simplemente de vender mis sketchbooks. Tal vez no deberías publicar esto, alguien podría venir y robármelos. [Risas]

El siguiente es Jim Woodring.

¿Sí?

Pregunta, «¿A quién considerar realmente como una gran persona? Sé que admiras a Picasso, a Thomas Nast, a Kurtzman y a todos esos, pero me pregunto cual es tu idea de una personalidad completamente ejemplar.

¿Una personalidad completamente ejemplar? La señora de la pizza del otro lado de la carretera. [Groth ríe] No sé cómo lo hace. Es una santa, esta señora de la pizza. Siempre está alegre, siempre está ahí, rn ese camión cortando la pizza. Y además tiene otro trabajo. Mantiene a su madre y creo que ni tiene marido ni nada. Siempre está alegre, es guapa. Es ejemplar. Es una persona impecable.

¿La compararías favorablemente con Picasso, Thomas Naast y Kurtzman?

Su pizza está buenísima.

[Ríe] Vale.

Picasso era un tipo despreciable en muchos sentidos.

Oh, sí.

Su trabajo es buenísimo, buenísimo. Charles Bukowski, uno de mis escritores favoritos, era un tipo horrible. No vivirías con él. Así que una persona ejemplar… ¿Cómo puedes conocer a nadie muy conocido históricamente, o en el mundo de las artes o de las ciencias o lo que sea? Lo único en lo que puedes confiar es en aquello de lo que eres auténticamente testigo día a día. Y entre el rebaño anónimo, entre la gente anónima común olvidados por el tiempo tras su muerte, hay por ahí gente ejemplar. Aquí hay una profesora que es una persona impecable, no puedes sacarle ninguna falta. Es una persona extraordinariamente decente.

Sí, sí. A mí me costó mucho llegar a conciliarme con la idea de que un gran artista, o un artista que yo admiraba, no tenía por qué ser necesariamente una buena persona.

[Ríe] Bueno, pueden ser neuróticos, egocéntricos, egoistas… como yo. [Risas] Pero cualquiera que sea la fórmula que produce un arte genial, o bueno, o una escritura interesante, o ciencia, o políticos o lo que sea, no implica necesariamente que alquien sea ejemplar en todos los sentidos. Para nada.

Bueno, es maravilloso cuando conoces a alguien que admiras y que realmente es ejemplar.

Bueno, yo no conzco a nadie así, ¿tú sí?

Bueno, no sé…

¿Qué piensas de Obama?

Creo que su actuación ha sido triste y decepcionante.

Sí, muy decepcionante, pero los liberales que lo votaron tenían puestas en el muchas esperanzas, tenían la vaga esperanza de que fuera a darle la vuelta a ese juggernaut de dinero y poder, y no puede hacerlo. Simplemente no puede. No tiene el poder suficiente.

Pero dijeron la misma mierda de Lincoln. Todos decían que Lincoln era un incompetente. Que si fíjate en la guerra, en el desastre en el que nos ha metido, la Guerra Civil, blablabla. No tenía poder para detener la Guerra Civil. El juggernaut ya estaba en marcha cuando fue elegido presidente. Recuerdo que cuando vi a Obama en su discurso inaugural, con Larry Summers y Timothy Geithner a su lado, pensé, «Oh, no».

[Ríe] Mala señal.

Mala señal. Esas son las personas que realmente controlan todo. Esos son los que tienen el poder. Les gustaba más Bush, porque no iba a oponerse a ellos en nada, estaba muy contento de venderlo todo. Obama lo ha intentado, lo ha intentado de verdad. Pero no puede hacerlo todo.



Bueno, mira, yo no estoy convencido de que lo haya intentado con toda la tenacidad de principios que debería tener. Mi mayor queja contra él es que no no está intentando, no está luchado.

Oh, sí, lo está intentando.

¿Eso crees?

Leí ese libro de Wendell Potter. ¿Sabes quién es?

No.

Wendell Potter es la voz acusadora de la industria de los seguros médicos, es un tipo de la industria de los seguros médicos que tenía problemas de conciencia y lo dejó después de haber sido ejecutivo en una posición importante durante 20 años en una de esas grandes compañías. Ya no podía soportarlo. Así que se salió y empezó a luchar apoyando las reformas sanitarias con la gente de Obama. Lo tuvieron en gran consideración porque era la única persona que entendía las argucias bizantinas de la industria de los seguros médicos. Así que fue muy útil para explicar cómo funcionaban sus diferentes asquerosos mecanismos, sus instrumentos para ganar dinero y asegurarse de que quedaban por encima. Y en su libro dice que Obama peleó a diario, trabajó en muy duramente para intentar hacer algo, todos los días durante un año. Y ellos… el dinero y el poder son una puta apisonadora, el tío no tenía ninguna oportunidad.

Y bueno, no llegó a presidente siendo radical y antisistema, el está metido en el juego, es un político, así que jugó el juego lo suficiente como para llegar allí, lo cual es un compromiso diario. Comen mierda a diario para llegar a esa posición, así que está acostumbrado a comer mierda. [Groth ríe] Pero es como el caso de Lincoln. Lincoln también era un político, pero en esa posición y en con las circunstancias actuales en torno a quién maneja el cotarro, ¿quién podría cambiarlo? A menos de que estés hablando de una revolución armada. [Ríe] Espero que la Agencia de Seguridad Nacional escuche esto. Sí, he dicho «Revolución Armada». [Ríe] Por si lo están escuchando.

Por desgracia, la única revolución armada que vas a ver en America es la liderada por los del Tea Party.

Sí. Una locura absurda. Sí, es verdad, si esto sucediera en América, vendría de lado de la derecha. Cuando los soldados empiecen a desobedecer a sus superiores y a ponerse en su contra, será desde la derecha, no desde la izquierda. Pero será una nuevo tipo de derecha, muy populista y loca, y algún listo político demagogo tomará el poder y tendremos una nueva situación similar a la de Hitler. [Ríe] Y yo simplemente dire, «buena suerte». [Ríe]

Cuando dices que Obama está luchando, ¿crees que de verdad está aportando una inspiración a sus votantes, a lo que que queda de izquierda en la izquierda de este país?

Me sorprende que el tío todavía pueda pensar con claridad. [Groth ríe] No lo sé. Eso no lo sé. Está luchando a la contra. Pero lees lo mismo sobre Lincoln durante la Guerra Civil, y escuchas las mismas quejas. Conseguir que haya alguien con un mínimo de decencia en esa posición de poder en un sitio donde reinan el dinero y la corrupción como los Estados Unidos, que quede una brizna de decencia, es un milagro.

Sí, es una tarea imposible.

Quiero decir que Obama es un hombre decente.

Bueno, sí.

No lo sabe todo. Es naïve en muchos aspectos. Ha sido absorbido. He leído ese tema increíble sobre Sudáfrica, un caso realmente triste. Si quieres leer un buen libro, lee el libro de Naomi Klein titulado The Shock.

The Shock Doctrine. Sí, lo he leído.

Lo has leído.

Sí.

Ahí hay cosas muy interesantes sobre Sudáfrica. Cuando el nuevo gobierno se impuso al gobierno del apartheid y los tipos que se suponía que iban a controlar las políticas económicas iban a arreglar las cosas, los poderes bancarios internacionales fueron allí y los agarraron por las pelotas antes de que ni siquiera supieran lo que estaba pasando. Eran naïve, no entendían, todo era muy complicado, sutil y engañoso, ni siquiera se dieron cuenta, y ahora tienen esa deuda enorme con los poderes financieros internacionales. Y Obama, estoy seguro, probablemente no fue muy inteligente a ese nivel. Probablemente algo inteligente, pero ellos son jodidamente astutos.

En lugar de perder su casa, van a perder su país. [Crumb ríe] A eso se reduce. Cuando aparece el Fondo Monetario Internacional, sabes que estás jodido.

Ese es su modus operandi.

Tengo dos preguntas más. Una es de Kim Deitch. «A lo largo de tu carrera, has sorteado con habilidad todas las trampas y los cebos que han hecho sucumbir a muchas grandes personalidades de todo el mundo. ¿A qué atribuyes eso? ¿De dónde has sacado esos elevados ideales y cómo has sido capaz de conservarlos a lo largo de los años?».

Bueno, yo podría decir lo mismo de él. [Groth ríe] Ha mantenido su visión.

Sí, pero creo que en esta pregunta está implícito el hecho de que tú has tenido muchísimas oportunidades para venderte.

Bueno, supongo que simplemente no he tenido que hacerlo. De alguna manera, he sido milagrosamente lo suficientemente exitoso en mis propios términos. Y estaba tan acostumbrado a hacer mis cosas a mi manera, que tratar con gente que iba a pagarme mucho dinero para hacer gilipolleces me resultaba demasiado odioso. Simplemente no puedo hacerlo.

Hace años, unos 10 años, un poco menos, mi hijo Jesse, cuando todavía tenía relación con él, fue abordado por el propietario de Oakley Sunglasses, un tío millonario. Fue en la época de la burbuja de las punto-com, y el tío quería lanzar su propio servidor, como Gmail, Yahoo o lo que sea, iba a empezar una de esas cosas.



Oh, tío.

Y Jesse estaba muy emocionado con este asunto porque el tipo iba a pagarle 20.000 dólares por ser su contacto conmigo. Y le dio a Jesse un cheque de 200.000 dólares para mí. Todo lo que yo tenía que hacer para cobrar el cheque era firmarlo. 200.000 dólares, esto fue hace 10 años, tal vez en el 2000. La gente me advirtió, me decían, «No lo hagas», pero Jesse quería esos 20.000 dólares. Me decía, «Por favor, papá, tienes que hacerlo, me viene muy bien el dinero». Y yo mismo estaba tentado por los 200.000 dólares…

Apuesto a que si.

Así que firmé, lo hice. Me sentí un vendido, pero acepté y empecé a trabajar en unos iconos. Y tratar con el tío era un auténtico dolor, decía que quería a R Crumb, pero no tenía ni idea de qué iba mi trabajo. Y entonces hizo que otro tío me mandara muestras de cosas que le gustaban, que eran un poco en el estilo de un graffiti cutre. Cosas con aspecto de adolescente. Pero Jesse voló en su jet privado a Los Angeles y quedó deslumbrado por el tipo. El tío era un gilipollas. ¿Cómo se llamaba? Lo he olvidado. En fin, me puse a trabajar en esos iconos y, ugh, era horrible, y pensé, «Oh, ¿cómo voy a salir de esta, cómo voy a hacer este trabajo para ganarme mi dinero?». Quería darme acciones y esa mierda. Y entonces estalló la burbuja de las punto-com y se echó atrás. Dijo, «Déjalo». Fue un alivio de la hostia. Le devolví parte del dinero, parte de los 200.000 dólares, le envié 150.000 dólares.

¿Por qué lo hiciste?

Él no pensaba que yo hubiera lo suficiente como para ganarme los 50.000 dólares. Entonces me pidió un dibujo de él y su mujer.

Oh, dios.

Así que lo hice basándome en una foto. Luego quiso un dibujo de su perro, y le dije, «No dibujo perros, lo siento». Pero el todavía no estaba contento, así que le envié un original. Le envié la porta de Hup #2.

[Suspira.] Jesús.

Después de eso me dejó en paz. Eso es lo que pasa cuando tratas con gente como esa por la pasta, [gruñe], fatal, terrible. [Ríe] Bueno, ya sabes, he tenido ofertas del presidente de Nike, Mark Parker. Me ha ofrecido una gran suma de dinero para hacerle un cuadro muy especial, en el que quiere esto y lo otro. No lo voy a hacer. No necesito tanto el dinero. Me ha ofrecido cientos de miles, mucho, mucho dinero, pero no lo voy a hacer.

Bueno, pareces físicamente incapaz de hacer algo así.

Bueno, en parte es porque estoy muy mal acostumbrado. No he tenido que hacerlo desde que dejé´de trabajar para American Greetings, básicamente. Vivimos de la beneficiencia durante cuatro años, en la época hippy, pero ya sabes, era la época hippy, no necesitabas mucho dinero para salir adelante.

¿Crees que tiene que ver con la conciencia, es egoísmo, o de dónde viene esto?

¿De dónde viene?

Tu rechazo o tu incapacidad para hacer ese tipo de cosas.

Bueno, como he dicho, no he tenido que hacerlo, no tuve que hacerlo, no me han forzado. ¿Por qué debería hacerlo? Mi trabajo ha sido aceptado en sus propios términos. Zap Comix y todo eso, les gustaba lo que hacía. Como he dicho antes, sólo intentaba hacer algo entretenido, no esperaba que el público viniera a mí, normalmente tú tienes que ir hacia el público. Puedes ser profundo y todas esas mierdas, pero tienes que atraparlos, tienes que entretenerlos de alguna manera. Confundirlos, fascinarlos, sorprenderlos, algo. Si te vuelves muy artistilla y esperas que la gente pille lo que estás haciendo, olvídalo. Se alejarán de ti. Se irán a mirar otra cosa.



Sí, lo has dicho antes, que eres consciente de entretener a la gente o de atrapar al público, pero me pregunto cómo se integra ese proceso en tu dibujo.

¿El entretener?

Sí, cómo integras tu necesidad consciente de entretener con la expresión de lo que te sientes inclinado a expresar.

Mira el cómic. Fíjate en toda la historia del cómic. ¿Qué es? Es un medio de entretenimiento.

Sí, es un medio muy comercial.

Es una forma de contar con imágenes, y tienes que hacer que las imágenes sean legibles, todo tiene que ser legible, tienes que ser capaz de contar una buena historia, si eres humorista tiene que ser gracioso [ríe]. Para mí, ser gracioso es algo natural. La gente dice que mi trabajo es gracioso.

Es gracioso.

También es un poco loco. De ese tipo de locura que fascina a la gente.

Pero si todo eso te sale de manera natural, no tienes que preocuparte de ser entretenido. Eres intrínsecamente entretenido.

Sí, tal vez. Tal vez. O sea, para mí, yo crecí en una época en que los cómics eran entretenimiento ligero, de manera que aprendí todas las técnicas de ese tipo de entretenimiento y pude usarlas. Por eso lo hago.

Sí, los recursos.

Hice eso para sobrevivir, para conectar con el mundo, porque era un inadaptado. [Risas] Un tío raro, un pervertido. Pero muchas de las cosas que la gente critica en mi trabajo son las cosas donde estoy siendo más profundamente personal, el tema sexual y todo eso.

Exacto, exacto.

Y esa es la parte más inquietante, porque se hace muy duro, es muy duro. Cuando empecé a hacer eso en 1969, recuerdo muy bien que mucha gente a la que le gustaba el trabajo anterior, ya no disfrutaba de esto. Cuando hice Big Ass Comics y todo eso.



Una vez me dijiste que precisamente lo hiciste porque te estabas haciendo famoso y casi querías echar por tierra esa fama. Tu campaña comenzó con Big Ass Comics.

Sí, cuando vi que tenía ese efecto, dije, «Vale, que les den por el culo, haré más de esto». [Ríe]

Pero no funcionó muy bien. Ese trabajo también fue popular.

No tanto. La gente más o menos lo aceptó porque era parte del paquete, pero muchas gente, mucha gente, incluso otros autores de cómic me dijeron que debía dejar de lado esas rarezas indulgente, masturbatorias y sexuales. Incluso Justin Green me lo dijo. Me dijo que era muy indulgente. [Ríe] Pero tenía que hacerlo. No sé por qué, no sé por qué.

Te sentías obligado.

Aquí hay que tirar de Sigmund Freud, tal vez él pueda entenderlo.

Quería continuar la pregunta de Kim con una mía relacionada con lo que te ha preguntado. Me maravilla tu habilidad para mantener una visión tan consistente de lo que constituye la calidad en la cultura popular y tu negativa a ceder a la fuerza bruta de la cultura popular. Según mi experiencia, a medida que envejeces, la cultura popular se impone a la gente [Crumb ríe], ¿me entiendes? Es…

Absolutamente. Oh, es implacable. Implacable. [Ríe] Yo pasé por una fase en la que fui absorbido.

Pero hasta donde yo sé, no lo has sido.

En mi época hippy fue de alguna manera absorbido por la cultura popular.

¿Cuándo? ¿Cuándo fue esto?

En la época hippy, a finales de los años 60.

Pero has sido increíblemente consistente, incluso dogmático, en tus gustos. Y eso es de lo que estoy hablando, de que los gustos de la gente tienden a hundirse en la marea implacable de la cultura popular, simplemente se rinden. Les empiezan a gustar cosas que no les gustaban hace 10 o 20 años, o al menos se vuelven indiferentes a ellas, insensibles.

Bueno, eso es porque probablemente lo que les gustaba hace 10 o 20 años era una mierda. [Risas] Lo cuál facilita que uno se desembarace de eso. He conocido a mucha gente así que me ha alucinado, ha dejado de gustarles el punk rock o lo que sea cuando han cumplido los 50 años. [Ríe] Empiezan buscando algo diferente, o incluso a repudiar sus gustos previos. Pero creo que que yo estaba tan acojonantemente alienado cuando era adolescente, tan extremadamente alienado, que desarrollé fuertes gustos y una visión muy fuerte de mí mismo, porque era un inadaptado. Creo que es eso, y también que soy neurológicamente raro. [Risas]

Ese es el secreto. Pero tú no has flaqueado.

No, las cosas que me gustaban de adolescente todavía tienen mucha substancia para mí, incluso he profundizado más, las mismas cosas pero más profundamente, como lo música antigua que me gusta, cada vez estoy más profundamente en ella. O incluso otras manifestaciones culturales.

Esta puede parecer una pregunta rara, pero ¿no te gustaba el trabajo de Janis Joplin?

Creo que Big Brother and the Holding Company era una banda malísima, pero ella era una buena cantante.



Eso iba a decir, ¿qué tal ella como cantante?

La vi por primera vez en el auditorio Fillmore en San Francisco allá por 1967 o 1968. Estaba con esa banda estúpida, y después Gilbert Shelton me puso esas cintas viejas que tenía de ella en Austin, cantando blues antiguo y country antiguo, y me pareció que era buenísima haciendo eso. Pensé, «Oh, claro, sólo es una paleta de Texas, para ella es natural cantar con esa voz de campesina, gritona y nasal». Le salía de manera natural.

Pero cuando se hizo famosa con el rock ’n’ roll, vio que al público le encantaba cuando ella gritaba y pateaba, daba alaridos y aullaba. Básicamente, arruinó su voz haciendo eso. Y además recibía muchos malos consejos de la gente del negocio de la música pop, así que empezó a intentar sonar más como el último material de Aretha Franklin, trataba de acercarse más a eso porque eso es lo que la gente pensaba que estaba de moda, lo más guay y sofisticado. Así que perdió el contacto con aquello con lo que empezó. Y después simplemente se perdió, era un alma perdida. Después se hizo adicta a la heroína y tuvo una sobredosis. Murió boca abajo en su propio vómito en la habitación de un hotel.

Bueno, tú escapaste de ese destino.

Sí, milagrosamente. Fue un milagro.

[Ríe] De momento.

Un milagro. Creo esto se lo tengo que agradecer a Aline.

Sí, ya has dicho esto anteriormente, que ella te salvó la vida.

Me estabilizó.



Lo que supongo que también es un milagro.

Sí, pero yo no era una estrella del rock ni nada, no me adoraban así. [Ríe]

No, pero tuviste muchísimas oportunidades de cagarla.

Oh, sí, lo hice. [Groth ríe] Emprendí muchas rutas imprudentes. Y me apartaron del límite muchas veces. [Ríe] A veces me siento como el noctámbulo que sale por la ventana de su apartamento y se sube a la viga que está levantando una grúa hacia un edificio en construcción. [Groth ríe] Y luego sale por el otro lado de la viga para meterse en otra viga que están subiendo, esa cosa tan de cómic. Mi vida ha sido así. De alguna manera he conseguido ir trastablillando y salir adelante.

Sí. Tu vida es como la rutina de Harold Lloyd.

Sí, exacto. [Ríe] Es una metáfora, Harold Lloyd, Buster Keaton.

La última pregunta, que probablemente es retórica, es de Drew Friedman. Ha escrito, «Robert, a Drew Friedman le gustaría saber si crees que el viejo escroto de Rupert Murdoch cuelga hasta hasta el suelo». [Crumb ríe] Probablemente ni hace falta que respondas. [Ríe]

Típico de Drew Friedman. Espero que haga un dibujo de Rupert Murdoch.

Tal vez consiga que lo haga a raíz de esto.

Rupert Murdoch le saldría bien.

En realidad me sorprende que todavía no lo haya hecho.

Sí, ya podría haberlo hecho.

Me he dado cuenta de que mandó esta pregunta tres días después de que el periódico de Murdoch escribiera aquel artículo sobre ti.

¿Aquel absurdo australiano?

Sí, sí.

Qué cabrito.

Sí. [Crumb ríe] ¿Leíste la transcripción de su testimonio ante el Parlamento?

No.

Oh, deberías buscarlo en Google. Su hijo y él comparecieron ante el Parlamento hace tres o cuatro semanas para intentar arreglar el escándalo de las escuchas ilegales, y fue la típica actuación de marear la perdiz.

Huh. Lo buscaré. Me gusta leer ese tipo de cosas. Hace años vi un documental sobre Fox News.

¿Outfoxed?

Sí, creo que se llamaba así, sí. POr desgracia me pareció que estaba mal hecho. Pero había alguna información buena. Una de ellas era aquel tipo que había trabajado para Fox News y hablaba de cómo Rupert Murdoch enviaba directivas, casi a diario, directamente suyas. Metía mano de manera activa en Fox News.

Sí, es un cabrón con mala idea.

Sí. Pero odia el pecado, no al pecador. El pecado, lo que está mal, es que exista ese poder centralizado en una persona, que un hombre pueda poseer un imperio mediático. Eso no es bueno. Si yo poseyera un imperio mediático, seguro que también me odiarían. [Groth ríe] Prohibiría toda la música popular moderna inmediatamente. [Ríe]

Bueno, vale. Agradezco que te hayas prestado a esto.

Bueno, ya sabes, es fácil tentarme para que abra mi bocaza.

Es genial. [Crumb ríe] Podríamos hacer esto todas las semanas.

Dios. Olvídalo.