Entrevista con Jerry Siegel y Joe Shuster

En 1983, los creadores de Superman, Jerry Siegel y Joe Shuster concedieron una entrevista que se publicó en el número 2 de la revista Nemo. Por su extensión y lo revelador de los detalles en torno a la inspiración de ambos artistas para crear a su personaje y las distintas etapas por las que pasó el proyecto, se ha convertido prácticamente en la entrevista canónica sobre el nacimiento de Superman. La entrevista aparece y desaparece de internet intermitentemente, e incluso algunos fragmentos se han traducido al español en distintos blogs. Recientemente, el imprescindible blog de Daniel Best la publicó en su totalidad, y aquí reproducimos su traducción al español. Aprovechamos para recordar este otro artículo sobre la creación de Superman y la lucha por sus derechos de Siegel y Shuster que publicamos hace un par de años.

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¿Cómo os conocisteis?

JOE SHUSTER: Yo vine de Canadá cuando tenía unos 10 años, y mi familia se asentó en Cleveland, Ohio. A Jerry Siegel lo conocí en el Instituto Glenville, ambos formábamos parte del periódico del instituto.

JERRY SIEGEL: Antes de eso fuiste al instituto junior…

SHUSTER: Sí, fue el instituto junior Alexander Hamilton, donde también estaba en la plantilla del periódico del instituto, The Federalist. Hice un cómic que se llamaba, casualidad, Jerry, the Journalist. No se basaba en nada en particular, me pasaron el guión.

SIEGEL: Menuda coincidencia, lo escribió un primo mío… Era el editor del periódico. No conozco los detalles, pero Joe se mudó de aquel barrio al barrio en el que vivía yo, poco antes de que hablara con mi primo… Le dije que me gustaban los cómics y que había empezado a colaborar por correo con un dibujante… Y él me habló de Joe. Me dijo que Joe era muy bueno y que se mudaba a mi barrio y deberíamos conocernos. Eso fue lo que hizo que nos encontrásemos.

SHUSTER: Vivíamos a un par de manzanas el uno del otro, de hecho. Por aquel entonces teníamos unos 16 años.

SIEGEL: Algo así. Éramos chavales de instituto.

El material que apareció en el periódico del instituto, ¿era tu primer trabajo gráfico publicado?

SHUSTER: Sí, fue lo primero que publiqué. Era un cómic de humor, una caricatura.

SIEGEL: Era un chiste, autoconclusivo, separado.

¿Cómo era el instituto?

SIEGEL: Era el instituto Glenville, y aunque es cierto que nosotros estudiamos allí, hubo otros estudiantes en años posteriores que alcanzaron una celebridad considerable, entre ellos Jerome Lawrence, que después fue coescritor de Heredarás el viento y Tía Mame. Y también Seymour Heller, que también estudió allí y después se convirtió en manager de Liberace. Hubo otros compañeros a los que les fue bastante bien en años posteriores. Algunos de ellos trabajaban en el periódico.

¿Qué cosas os interesaban por aquel entonces, aparte del periódico del instituto?

SHUSTER: Yo intentaba ponerme cachas. Era muy flaco, empecé a levantar pesas y a hacer atletismo. Me compraba todas las revistas de culturismo en tiendas de segunda mano y me las leía…

SIEGEL: Yo iba al gimnasio del instituto y veía a Joe en acción. Era bastante bueno.

SHUSTER: …Me esforcé mucho durante cuatro o cinco años.

SIEGEL: Joe, ¿te importa si cuento una anécdota referida a ti?

SHUSTER: ¡Mientas no sea la de Miami!

SIEGEL: No, me refiero a la de las pesas. A Joe lo entrevistaron hace unos años porque era muy bueno levantando pesas. Pero ya sabes como son los periodistas, esperaron hasta que Joe hubo levantado y bajado las pesas varias veces. Cuando dejó las pesas y se derrumbó, esa fue justo la foto que querían: una imagen divertida en lugar del magnífico levantamiento que había hecho.

SHUSTER: Por cierto, Jerry y yo hicimos el primer fanzine de ciencia ficción, se llamaba Science Fiction.

SIEGEL: Y hay algo interesante que el aficionado común no conoce, porque la información no me llegó hasta hace poco. Recientemente compré un ejemplar de The Encyclopaedia of Science Fiction… el título era algo así y estaba publicado en Inglaterra. En la cubierta del libro listaban algunos “primeros”, y me tenían a mí como el editor de un fanzine de ciencia ficción que yo había sacado años antes incluso de conocer a Joe. Se llamaba Cosmic Stories. Era una publicación estrictamente de texto, hectografiada, creo. Creo que escribí casi todo yo, o al menos una gran parte. Se vendió por correo, y el artículo dice que no se conoce que exista ninguna copia hoy en día. Ese fue el primer fanzine de ciencia ficción de los Estados Unidos, y por lo sé, del mundo. Por aquel entonces yo tenía unos 14 años, era 1929, como un año o así antes de que conociera a Joe. Si existe alguna copia, debe ser un buen objeto de coleccionista. No es imposible que exista alguna copia en algún sitio, pero las posibilidades de que hayan sobrevivido otras copias son bastante remotas.

¿Recuerdas alguna de las historias que escribiste allí?

SIEGEL: Sí. De hecho incluso recuerdo que llamé al asunto Fantastic Fiction Publishing Company o algo así, y yo mismo mimeografié y vendí por correo los panfletos que había escrito bajo el seudónimo de Hugh Langley… o algo parecido. No tengo copias de aquello, pero recuerdo que cuando le enseñé el material a mi profesora de inglés, me dio una pequeña charla sobre que era una pena que malgastara mi tiempo escribiendo semejante basura cuando existían tantos maravillosos tipos de literatura en los que podría estar escribiendo. Y yo dije: “Bueno, esto es lo que me gusta y por eso lo escribo”.

SHUSTER: Los dos éramos muy aficionados a la ciencia ficción, por aquel entonces leíamos Amazing Stories y Wonder Stories.

SIEGEL: Cuando nos conocimos Joe y yo, fue como si se hubiera producido una combinación de los elementos químicos adecuados. A mí me encantaba su dibujo, el material que me enseñó… y eso que me enseñó cosas que había dibujado hacía años, cuando era adolescente, cosas de ciencia ficción. Pensé que tenía madera, aunque aún era un principiante… Pensé que tenía la facilidad para el dibujo de un Frank R. Paul, que era uno de los mejores ilustradores en el ámbito de la ciencia ficción.

SHUSTER: Yo era un ávido lector de HG Wells.

SIEGEL: Cierto. Y para nuestra sorpresa, descubrimos que ambos éramos muy aficionados a la ciencia ficción, Joe lo era tanto como yo, y ambos leíamos el mismo tipo de cosas.

JOANNE SIEGEL: En realidad, los tres estábamos destinados a conocernos, porque éramos niños jugando a ser adultos, intentando ser adultos desesperadamente. Y seguimos juntos desde el primer día en que nos hicimos amigos.

SHUSTER: No solo eso, sino que cuando conocía a Joe, para mi gran regocijo, me demostró que era un coleccionista. Coleccionaba algunas de las primeras páginas del Tarzán de Hal Foster y, después, los primeros Flash Gordon. Y me di cuenta de que nos interesaban exactamente las mismas cosas. A mí me volvían loco los mismos dibujantes que a él, y además él tenía ese maravilloso don para el dibujo. Entonces yo no sabía que algún día él sería tan famoso como esos otros dibujantes, pero pensé: “Jo, me encantaría trabajar con él”.

Joe, ¿cuál fue el primer trabajo tuyo que vio Jerry?

SHUSTER: Era de cuando yo tenía 14 años. Hice un dibujo a lápiz en la parte de atrás de un calendario. En aquellos tiempos nos solían regalar calendarios. Yo no tenía papel de dibujo, así que usaba lo que podía. Gran parte de mi trabajo estaba hecho en papel marrón de embalaje y en la parte de atrás de papel de empapelar paredes. El primer dibujo que vio Jerry en la parte de atrás de una hoja de calendario tenía unos 35 centímetros de ancho por 45 de ancho. Mostraba el mundo del mañana: una bella escena de naves espaciales, cohetes y rascacielos futiristas en la ciudad del futuro. Abajo puse mi nombre, la fecha y “La Ciudad del Futuro: 1980”. Eso fue en 1926 o 1927. Es una de las pocas cosas que he conservado.



SIEGEL: Por aquel entonces 1980 parecía el futuro lejano.

SHUSTER: Mi cómic favorito en aquella época era Little Nemo, de Winsor McCay. Era muy imaginativo, y ese fue el tipo de fantasía con la que crecía y que adoraba.

SIEGEL: Yo también. Me encantaba Little Nemo. Y recuerdo que cuando era niño alguien me dijo que se podía frotar un dibujo impreso con cera de vela, colocarlo en un papel en blanco, tomar un objeto pesado y frotar la parte de atrás del papel, y todo, color incluido, se transfería al papel. Me encantaba hacer eso con los cómics, incluido Little Nemo, que también era uno de mis favoritos. Eso fue años antes de que Joe y yo nos conociéramos.

SHUSTER: Jerry y yo también hicimos un cómic juntos.

SIEGEL: Eso fue más tarde, después de hacer nuestro fanzine Science Fiction. Ya he mencionado que saqué ese fanzine en 1929: indudablemente, quería ser escritor de ciencia ficción. Dado que me costaba conseguir que otra gente se acoplara a mis deseos y publicara mis cosas, empecé a publicarme yo mismo. Luego, después de conocer a Joe, empezamos a trabajar inmediatamente en una amplia variedad de distintos tipos de cómics: tiras de humor y tiras de aventura. Hicimos una tira sobre un cavernícola y la ofrecimos a los sindicatos. Esa fue una de nuestras primeras colaboraciones, pero no la primera de todas. No mucho después de eso apareció Alley Oop, y nosotros tardamos en reaccionar. Y luego había otra tira que yo había hecho antes de conocer a Joe –trabajé por correo con otro dibujante– y que se llamaba The Time Crusaders. Era sobre unos tipos que viajaban por ahí en una máquina del tiempo y tenían aventuras en el pasado y el futuro. La presenté y no mucho después apareció Brick Bradford.

SHUSTER: Una de las primeras tiras que hicimos juntos se llamaba Interplanetary Police.

SIEGEL: Sí, esa fue una de nuestras primeras tiras, tal vez la primera de todas. No puedo darte muchos detalles, salvo que, como el propio título sugiere, iba sobre las aventuras de la policía en el futuro lejano, y las aventuras tenían lugar en varios mundos. Hay algo divertido al respecto: la remití al United Feature Syndicate. Joe y yo esperamos conteniendo el aliento. Y un día recibimos una carta en cuyo sobre ponía United Feature Syndicate, el corazón se me desbocó y la abrí. Era una carta muy corta, y la primera línea era: “¡Enhorabuena!”. Y pensé, “Chico, lo hemos conseguido”. ¿Y cómo continuaba la carta? “Es una tira interesante, pero no podemos publicarla”, algo así, lo cual fue una enorme decepción.

Pero hicimos otras historias. También hicimos una tira sobre dos amigos que tienen una especie de mecanismo que les permite ver cualquier lugar del mundo, a través de muros y de lo que sea, y escuchar los que dicen los gánsteres, y se ponen manos a la obra para luchar contra los villanos. En cierto modo fue como un anticipo de la supervisión y la visión de rayos X de Superman, solo que utilizando un mecanismo. No recuerdo el título, Ralph algo.

Otra de las primeras tiras que hicimos Joe y yo se llamaba Snoopy y Smiley. Era una comedia a lo Laurel y Hardy, Charlie Chaplin o el Señor sabe qué. No se vendió. Por esa época contacté con J Allen St John, que había hecho todas las ilustraciones para los libros de Tarzán y trabajé con él en mi guión de algo llamado Rex Carsonof of the Ether Patrol. Sus dibujos eran muy buenos. Lo enviamos por ahí, no pasó nada y al final, con los años, se perdió. Pero justo por esas fechas Joe y yo empezamos nuestro fanzine Science Fiction, donde publiqué la primera historia de Superman que había escrito, y Joe hizo también su primera ilustración de Superman.

SHUSTER: El fanzine se subtitulaba The Advance Guard of Future Civilization.

SIEGEL: En el tercer número de nuestro fanzine escribí una historia titulada The Reign of the Superman. La escribí bajo el seudónimo de Herbert S Fine, que era una combinación de los nombres de uno de mis primos y el apellido de soltera de mi madre. Joe hizo las ilustraciones.

SHUSTER: Hice todas las ilustraciones de la revista, también las de todas las demás historias.



SIEGEL: Recuerdo que hicimos un cómic de una viñeta en la revista, era una especie de Increíble pero cierto del futuro titulada Queeriosities.

SHUSTER: En la revista teníamos cartas al editor, habíamos invitado a los lectores a escribir…

SIEGEL: Y uno de esos lectores era Julius Schwartz, que actualmente es el editor de Superman. Escribió diciéndonos cosas buenas, incluido que le gustaba el trabajo de Joe. Forrest Ackerman también contribuyó…

JOANNE SIEGEL: ¿Con historias?

SHUSTER: Eso creo. No he visto el material en años. Creo que también Mort Weisinger y Julius Schwartz colaboraron en una pequeña columna de cotillero de ciencia ficción que publicábamos en el fanzine, puede que lo hicieran bajo seudónimo.

¿Cómo se te ocurrió la idea para The Reign of Superman?

SIEGEL: Bueno, como fan de la ciencia ficción, conocía los temas que se trataban habitualmente. El tema del superhombre era un tema que existía desde Sansón y Hércules. Simplemente me senté y escribí una historia de ese tipo… solo que es esta historia, el superhombre era un villano.

¿Habías leído historias con superhombres haciendo de villanos?

SIEGEL: Si existían, yo no las conocía. Al fin y al cabo había toneladas de material publicado.

La amenaza calva del Superman en The Reign se parece mucho a Lex Luthor, el villano en las posteriores historias de Superman. ¿Te basaste conscientemente en ese primer personaje para crear a Luthor?

SHUSTER: El Superman malvado solo era mi idea de un villano. Supongo que se parece mucho a Telly Savalas.

¿Intentaste dar un giro respecto al tema tradicional del superhombre convirtiéndolo en un villano?

SIEGEL: No, no era para nada un giro, simplemente fue el modo en que pensé que funcionaría. Yo era un chaval joven y mis pensamientos no iban en esa dirección. Solo fue una historia que se me ocurrió. Se publicó en el número de enero de 1933 de Science Fiction. Un par de meses después de publicar esa historia, se me ocurrió que Superman como héroe en lugar de cómo villano podría ser un gran personaje de cómic al estilo de Tarzán, solo que más súper y sensacional que ese genial personaje. Joe y yo lo dibujamos en formato de comic book, eso fue a principios de 1933. Conseguimos que un editor se interesase en sacarlo, pero después se lo pensó mejor y ese fue el fin de aquella particular versión de Superman, llamada The Superman. Por cierto, lo rompimos prácticamente todo. Joe se enfadó mucho y rompió y tiró la mayor parte.

¿Existe todavía algo de aquello?

SHUSTER: Guardamos la portada. El resto de los dibujos eran una versión grosera de Superman. Realmente no era Superman, era previo a que evolucionase en un personaje disfrazado. Solo llevaba una camiseta y unos pantalones, era más como Slam Bradley que otra cosa. Sólo un hombre de acción. Pero lo llamamos The Superman. Era la segunda vez que usábamos el nombre, pero la primera vez que lo usábamos para un personaje con buenas intenciones. Soy un perfeccionista, y creo que el hecho de que rechazaran los dibujos me hizo querer romperlos. Simplemente los destruí. Dije, “Si alguna vez volvemos a hacerlo, lo voy a rehacer como dios manda”. Fue una época muy deprimente para nosotros.

SIEGEL: Años más tarde –tal vez hace 10 o 15 años– le pregunté a Joe si recordaba esa historia, y él recordaba una escena con un personaje en cuclillas al borde de un edificio, con una capa casi como Batman. No recordamos específicamente si el personaje llevaba una capa o no. El editor que lo rechazó, publicó Detective Dan. El boceto que se publicó en el libro de Steranko fue uno de los bocetos que Joe hizo entonces para aquella historia, para mostrarle al editor. En aquel boceto en concreto el personaje no llevaba un disfraz, pero Joe y yo –especialmente Joe– creemos recordar que había algunas escenas en las que el personaje tenía una capa como la de Batman.



¿Por qué razón cambiasteis a Superman de villano a héroe?

SIEGEL: Obviamente, siendo un héroe sería infinitamente más comercial que siendo un villano. A mi entender el cómic de Fu Manchú se metió en un montón de dificultades porque el personaje principal era un villano. Y con el ejemplo de Tarzán tras nosotros y otros héroes de acción que tenían mucho éxito, principalmente porque la gente los admiraba y respetaba, lo razonable parecía ser convertir a The Superman en un héroe. Lo primero que hicimos fue una historia corta, y eso es una cosa, pero crear un cómic de éxito con un personaje que esperas que continúe durante muchos años, bueno, convertirlo en un villano sería ir definitivamente en la dirección equivocada.

¿The Superman fue concebido como una tira como un comic book?

SIEGEL: Se concibió estrictamente como comic book. La idea era que llenara toda la publicación. Cuando Joe y yo nos conocimos, lo primeros que intentamos fue preparar y vender tiras de prensa, pero no lo conseguimos. Cuando vie aquella publicación, Detective Dan, se me ocurrió que nosotros podíamos hacer un personaje de comic book incluso más interesante que ese, que parecía una copia de Dick Tracy.

¿No hubo un personaje como Popeye, muy fuerte, que creaste muy al principio, antes de Superman?

SIEGEL: En realidad con eso no hicimos gran cosa. Fue una serie de pequeñas historias cortas que escribí y que se publicaron en mi periódico del instituto. Joe y yo hicimos pequeños bocetos, pero nunca llegamos mucho más lejos. Era Goober, the Mighty, un poco como Popeye pero satírico. Por supuesto, a nosotros nos gustaba Popeye, especialmente los dibujos animados, que influyeron mucho en mi escritura… y posiblemente también a Joe, por lo que sé.

SHUSTER: Sí.

SIEGEL: Porque la superfuerza y la acción en los dibujos animados eran sensacionales, más que en el cómic. Pensé: esto es realmente genial, pero es estrictamente comedia. ¿Qué pasaría si hubiera un personaje directamente de aventura? Se podía conseguir un cómic de aventuras muy dinámico. Y esa fue una de las influencias en Superman. Hubo muchas: Tarzán, que era el héroe de acción más grande de todos los tiempos, y otros, pero creo que los dibujos animados de Popeye fueron una de las influencias más fuertes.

Una vez dijiste que habías hecho una sátira de Tarzán.

SIEGEL: Era esa, Goober, the Mighty, que transcurría en la selva y hacía un poco de broma con el tema de Tarzán. Muchos de nuestros primeros trabajos eran humorísticos.

SHUSTER: Hasta hicimos un cómic de Laurel y Hardy, unas pocas tiras diarias de muestra, pero nunca se publicaron. Yo era un auténtico caricaturista, pero no tenía ni idea de hacia dónde íbamos. Me encantaba la ilustración, pero era esencialmente… tengo aptitudes para la comedia.

SIEGEL: A ambos nos encantaban las tiras de presa, lo que pasa es que fue el material de aventura el que conseguimos vender, y eso es lo que hicimos de ahí en adelante.

SHUSTER: Sí.

¿Qué cómics de humor os gustaban en aquella época?

SIEGEL: A mí me gustaba Li’l Abner, fue una gran influencia en mí.

SHUSTER: Mís ídolos eran Alex Raymond y Burne Hogarth. También Milt Caniff, Hal Foster y Roy Crane. Pero las películas eran la mayor influencia en nuestra imaginación, especialmente las películas de Douglas Fairbanks Senior.

SIEGEL: Yo leía una cantidad enorme de pulps, y Joe y yo prácticamente vivíamos en el cine.

SHUSTER: Jerry adoptó la técnica de visualizar la historia como el escenario de una película, y cada vez que me daba un guión, yo lo veía como un guión de cine. Esa era la técnica que usaba Jerry, y yo también la adopté.

¿Habíais tenido la oportunidad de ver guiones de cine profesionales?

SIEGEL: Para nada. De hecho, cuando entramos en el mundillo, ambos nos permitimos lo que pensábamos que era un material muy experimental. En el guión, yo trataba de incorporar al cómic lo que era tan popular en el mundo de los pulps. Usaba muchas cartelas junto a bocadillos de diálogo, visualizando el modo en que debería ser un cómic pulp. Ahora creo que éramos pioneros y que mucho de lo que apareció más tarde estaba influido por el modo en que nosotros manejamos nuestros primeros trabajos, como Slam Bradley, especialmente.

Slam Bradley fue un ensayo para Superman. Superman ya estaba creado, y no queríamos malgastar la idea de Superman, pero no podíamos resistirnos a poner en Slam Bradley parte del material que sabíamos que estaría en Superman si y cuando Superman fuera lanzado.



¿De dónde salió Slam Bradley?

SHUSTER: Oh, eso es una parte muy importante de nuestras vidas, una parte muy importante de nuestra historia. A veces Jerry dice que Slam Bradley fue el antecesor de Superman, porque lo hicimos sin restricciones, con completa libertad para hacer lo que quisiéramos. El único problema era que teníamos fechas de entrega. Teníamos que trabajar muy rápido, así que Jerry sugirió que ganaríamos tiempo poniendo menos de seis viñetas por página: cuatro o tres viñetas, y a veces dos viñetas. Creo que una vez pusimos una única viñeta en una páginas. A los chavales les encantaba, porque era espectacular, yo podía dibujar mucho más. Después, los editores nos pararon los pies, dijeron que no les dábamos a los chavales aquello por lo que habían pagado.

El personaje de Slam Bradley fue idea de Jerry. Querían un cómic de acción, y a Jerry se le ocurrió la idea de un aventurero con sentido del humor. El personaje tenía una actitud desafiante muy parecida a la del Zorro de Fairbanks Senior. Pero no podía volar, y no iba disfrazado.

Cuando concebisteis a Superman, ¿ya teníais en mente el tema de la identidad dual?

SIEGEL: Eso se me ocurrió a finales de 1934, cuando decidí que me gustaría convertir Superman en una tira de prensa. Se lo comenté a Joe y la posibilidad le entusiasmó. Una noche me quedé despierto hasta tarde, me venían a la cabeza ideas y más ideas, y escribía y escribía semanas de guiones para la tira de prensa que íbamos a presentar. Al llegar la mañana ya había escrito varias semanas de material, y fui corriendo a casa de Joe a enseñárselas.

SHUSTER: Ese fue un día muy importante en nuestras vidas. Nos sentamos y me puse a trabajar en todo aquello. Creo que yo había traído algunos sándwiches para comer, y trabajamos durante todo el día.

SIEGEL: Por supuesto, Joe había trabajado en aquella primera versión de Superman, y cuando yo llegué con esta nueva versión, quedó convencido inmediatamente. Y cuando yo vi los dibujos que emergían de su lápiz, casi me vuelvo loco. Sabía que Joe había madurado mucho desde que hizo The Superman, y me parecía que estaba haciendo un trabajo genial con estos nuevos dibujos.

SHUSTER: Me contagié del entusiasmo de Jerry y empecé a dibujar tan rápido como podía. Mi imaginación fue capaz de captar el concepto de Jerry.

SIEGEL: Verás, Clark Kent no surgió solo de mi vida privada, sino también de la de Joe. Cuando estudiaba en el instituto, pensaba que algún día me convertiría en periodista, y me gustaban varias chicas atractivas que o bien no sabían que yo existía, o no les interesaba mi existencia. De hecho, parecía que algunas hubieran preferido que yo no existiera. Se me ocurrió: ¿qué pasaría si fuera realmente tremendo? ¿Y si hubiera algo especial en mí, como que pudiese saltar por encima de los edificios, o lanzar coches o algo así? Entonces a lo mejor me harían caso. Esa noche en que me estaban viniendo todas esas ideas, me vino el concepto de que Superman podía tener una identidad dual, y que en una de sus identidades sería dócil y bondadoso, como yo, y llevar gafas, como yo. La heroína, que imaginé como una reportera, pensaría que él era una especie de gusano, pero al mismo tiempo estaría loca por el personaje de Superman, que podía hacer todo tipo de cosas fabulosas. En realidad, ella me moría por sus huesos, y la gran broma privada era que el tipo por el que estaba loca también era el tipo que despreciaba. Y daba la casualidad de que Joe era como una réplica mía.

SHUSTER: Yo también era pusilánime, llevaba gafas y era muy tímido con las mujeres.

SIEGEL: Y fue capaz de trasladarlo al dibujo, porque no solo lo dibujaba: lo sentía.



¿Tuvieron alguna influencia en el tema de la identidad dual héroes como el Zorro?

SIEGEL: Sin duda. Me encantó La marca del Zorro, y estoy seguro de que tuvo alguna influencia en mí. También vi La Pimpinela Escarlata, pero no me interesó mucho. Pero el reportero tímido con gafas salió de nuestras propias vidas. Por supuesto, nos encantaba Douglas Fairbanks haciendo de Robin Hood, y eso nos influyó a ambos: a mí en la escritura y a Joe en el dibujo. Estoy seguro de que inconscientemente recordábamos a Rodolfo Valentino en El caíd, y tremendo atractivo romántico de un tipo con un traje.

Aún así, el primer Superman evitaba a las mujeres.

SIEGEL: Sí. Pensé que el personaje sería tan avanzado que sería invulnerable en otros aspectos, además del físico. Secretamente, disfrutaba de la idea de que las mujeres, a quienes no interesaba alguien como Clark Kent, se volvieran majaretas por alguien como Superman. Disfrutaba del hecho de que él no se sintiera afectado por su admiración. Cuando te fijas, muchos de los grandes amantes de la historia ni siquiera están locos por las mujeres: son las mujeres las que están locas por ellos. Clark Gable era difícil de conquistar, y también lo eran otros héroes románticos.

Entonces, ¿Superman fue concebido como el héroe romántico idea del Hollywood de la época?

SIEGEL: Eso es.

Joanne, cuando viste por primera vez el personaje de Superman, ¿pensaste sobre él lo que Jerry y Joe creían que las chicas pensarían?

JOANNE SIEGEL: Me pareció que Superman era tremendo. Joe me enseñó el dibujo, y me convención inmediatamente. Pensé que era algo diferente, que Jerry había tenido una idea buenísima y que los dibujos de Joe le habían dado vida. Estaba emocionada por formar aunque fuera una pequeña parte del proyecto.

Cuando los conocí, me impresionó la edad de Joe. Nos conocimos durante la Gran Depresión. Yo era una adolescente, y mi padre estaba en paro, de modo que si quería dinero para mis gastos, tenía que ganármelo. Me encontré con que nadie me contrataba porque no tenía habilidades ni experiencia, e incluso los adultos tenían dificultades para encontrar trabajo.

Había leído un artículo sobre el trabajo de modelo, y pensé que a lo mejor podía hacer eso. Así que practiqué varias poses enfrente de un espejo y puse un anuncio en el Cleveland Plain Dealer, en la columna de búsqueda de empleo, anunciándome como modelo, y resultó que Joe lo vio. Nos escribimos, y él firmaba sus cartas como «Sr. Joseph Shuster», así que pensé que era un hombre más mayor. Concertamos una cita en su apartamento, donde vivía con sus padres, su hermano y su hermana. Fui un sábado por la tarde porque entre semana tenía que ir al instituto. Estaba muy nerviosa, porque pensaba que me iba a decir que yo era demasiado joven.

Ese día hacía un frío que pelaba y para cuando llegué allí ya estaba congelada, porque vivía en el otro extremo de la ciudad. Llamé a la puerta, se abrió un poco, vi a un jovencito al otro lado y dije: “Soy la modelo que está esperando el señor Shuster”. Él dijo: “Entre”, y nos pusimos a hablar. Le pregunté si me podía dejar el abrigo puesto, porque todavía tenía frío. En seguida nos emocionamos, no solo hablábamos del tiempo, sino también de películas y de otras cosas. Al final dije: “¿Sabe el señor Shuster que estoy aquí?”. Y él dijo: “Yo soy el señor Shuster?”. Así nos conocimos.

Pasamos al fondo y ese día posé para él. Después de eso posé para él todos los sábados. Cuando salí al salón, Jerry estaba esperando para conocerme, porque yo sabía que sabía que yo iba a venir. Su energía me dejó completamente atónita… ¡para que hablen de superenergía! Estaba sentado en una silla, moviendo los pies, pasando las páginas de unas revistas, esperándome ansioso. (A Jerry) Menuda locura de casa… Nos caímos genial. Luego descubrimos que todos habíamos trabajado en los periódicos de nuestros institutos, así que pensamos que teníamos un nexo de unión común ahí. Yo estaba en un instituto diferente, pero también había estado en el periódico y había querido ser reportera, así que me pareció muy emocionante posar como reportera. Desde entonces hemos estado siempre juntos.



¿Empezaste a salir con Jerry?

SHUSTER: Yo empecé primero a salir con ella.

JOANNE SIEGEL: Cierto. Empezamos a salir nosotros primero…

SIEGEL: Yo solo hacía de carabina.

JOANNE SIEGEL: …Y muchos años después, Jerry, Joe y yo tuvimos un encuentro en el Hotel Plaza de Nueva York, en un gran evento de dibujantes.

SIEGEL: Era una fiesta de disfraces. Diles de qué fuiste disfrazada.

JOANNE SIEGEL: Fui de Dixie Dugan, porque llevaba el pelo exactamente igual que ella por aquel entonces. Joe me llevó a la tienda de disfraces de Brooks y alquilamos un enorme vestido de gala para mí, de manera que tenía el mismo aspecto que Dixie Dugan. Por aquel entonces Jerry y Joe tenían problemas, había un juicio, y a mí no me apetecía ir de Lois Lane dadas las circunstancias. Pero Lois Lane también llevaba el pelo así, ¿recordáis? Después de esa reunión en el gran salón, Jerry y yo empezamos a salir, y nos casamos unos pocos meses después. Era 1948.

¿Cómo surgió Lois Lane?

JOANNE SIEGEL: Joe estaba redibujando el cómic, que iba a ser más realista y menos caricaturesco. Yo hacía de modelo para él todos los sábados hasta que tuvo suficientes dibujos. Hizo tantos dibujos de referencia que llegó un momento en que ya no necesitaba más.

SHUSTER: Para mí, ella era Lois Lane.

JOANNE SIEGEL: Por aquel entonces nos hicimos tan buenos amigos, que decidimos que siempre lo seríamos. Viajé mucho para mantenerme en contacto con Joe, y nos escribíamos. Después de eso trabajé mucho como modelo en Boston, pero el trabajo con Joe fue mi primer trabajo como modelo. Posé para muchos pintores e ilustradores en Boston, Provincetown y Nueva York… y también para algunos fotógrafos en Nueva York. Nunca fui modelo de moda, no era lo suficientemente alta. Yo quería crecer más, pero me quedé así.

¿Hiciste sugerencias sobre Lois Lane en la primera etapa?

JOANNE SIEGEL: No, no tome parte en eso para nada. Jerry había ideado a Lois Lane mucho antes de que yo apareciera en escena.

SHUSTER: Pero ella fue una gran inspiración para mí. Me animó, estaba muy entusiasmada con el cómic. Significó mucho para mí.

JOANNE SIEGEL: A menudo me escribía y decía que estaba a punto de tirar la toalla, y yo le decía: “Aguanta y lo conseguirás”. Tenía un presentimiento sobre el cómic y sobre ellos. Le dije: “Algún día serás muy famoso”. Pero Jerry era el cerebro detrás de Lois. La gente se confunde con la palabra modelo: está el modelo que es una inspiración y el modelo que posa. Yo era el modelo que posaba. Él inventó a Lois Lane antes de que yo entrara en escena.

Joe, ¿tuviste algún modelo masculino para Superman o Clark Kent del mismo modo que hiciste con Lois?

SHUSTER: No, estaba inspirado en muchos héroes de ficción y en los clásicos. Y, por supuesto, en las películas. En las películas mudas, mi héroes era Douglas Fairbanks Senior, que era muy ágil y atlético. Así que creo que puede que fuese una inspiración para nosotros, incluso su actitud. Tenía una pose que yo usaba a menudo al dibujar a Superman. En muchos de sus papeles ­–incluido Robin Hood– ponía las manos en las caderas y las piernas abiertas, riendo, sin tomarse nada en serio. Clark Kent, supongo, tenía algo de Harold Lloyd.



La pose de reírse ante el mal es más característica del primer Superman, que juega con los hampones y los cuelga de cables telefónicos.

SHUSTER: Ese es el que yo dibujé. Jerry y yo siempre pensamos que el personaje disfrutaba de lo que hacía. Se lo pasaba bien, no se tomaba en serio a sí mismo. Para él siempre fue todo una broma, como puedes ver en mis primeros dibujos.

¿De dónde salió el disfraz de Superman?

SHUSTER: Estaba inspirado en las películas de disfraces que hizo Fairbanks: nos influyeron mucho. Hizo La marca del zorro, Robin Hood y una película maravillosa llamada El pirata negro. Recuerdo que esas tres nos encantaron. Fairbanks se balanceaba colgado de cuerdas un poco del modo en que Superman volaba, o como Tarzán en su liana.

Antes incluso de poner nada sobre el papel, Jerry y yo discutíamos. Jerry decía: “Bueno, qué tal esto, o qué tal lo otro, o qué tal si lo hacemos así”. Y yo estaba de acuerdo en que la sensación de acción mientras volaba o saltaba… una capa le daría movimiento. Ayudó realmente, y era muy fácil de dibujar.

También tenía en mente a héroes clásicos y forzudos, y eso se nota en el calzado. En la tercera versión, Superman lleva sandalias con cordones hasta la mitad de la pantorrilla. Todavía pueden verse en la portada de Action Comics nº1, aunque se cubrieron de rojo cuando se imprimió para que parecieran botas.

¿A quién se le ocurrió la insignia de la S? ¿Por cuántas versiones tuvo que pasar?

SHUSTER: Jerry y yo lo discutimos en detalle. “Pongámosle algo en la parte frontal”. Creo que inicialmente queríamos usar la primera letra del nombre del personaje. Pensamos que la S era perfecta. Después de que se nos ocurriera esto, dijimos medio en broma: “Bueno, es la primera letra de Siegel y Shuster”. Progresivamente, a medida que el cómic evolucionaba, el emblema se fue haciendo más y más grande. Te habrás dado cuenta de que al principio era bastante pequeño.

Al principio casi era un simple triángulo, ¿no?

SHUSTER: En realidad, la idea era que pareciera un escudo. No puedo describirlo, pero yo tenía en mente eso que llaman emblema. Sí, yo tenía en el fondo de mi mente un emblema heráldico cuando lo hice. Era un triangulito con curvas en la parte superior.



¿Fuisteis capaces de prever las posibilidades de comercialización inherentes a Superman?

SIEGEL: Un día leí un artículo en una revista importante en la época sobre lo exitosamente que estaba siendo comercializado Tarzán por parte de Stephen Slesinger. Y pensé: “¡Guau!”. Superman es más súper que Tarzán, puede pasar lo mismo con Superman. Se lo mencioné a Joe y se entusiasmó mucho, y volví uno o dos días después y había hecho un gran dibujo de Superman que mostraba cómo se podía comercializar al personaje en cajas de cereales, camisetas y de todo. Pusimos todo el asunto de la comercialización en una de las primeras historias de Superman. El editor lo miró y pensó que era una buena idea, y desde entonces la comercialización de  Superman ha generado enormes beneficios.

SHUSTER: En ese dibujo, simplemente dejamos correr la imaginación. Visualizamos juguetes de Superman, juego, un programa de radio –fue antes de la televisión– y películas de Superman. Incluso visualizamos vallas publicitarias de Superman. Y todo se convirtió en realidad.



¿Cómo decidisteis los nombres para los personajes de Superman?

SHUSTER: Jerry creó todos los nombres. Éramos muy aficionados al cine, y nos inspiraban mucho los actores y actrices que veíamos. Para Clark Kent, combinó los nombres de Clark Gable y Kent Taylor. Metrópolis, la ciudad en la opera Superman, salió de la película de Fritz Lang, que nos encantaba a los dos.

¿Qué fue lo que os condujo a convertir a Superman en un visitante de otro planeta?

SHUSTER: Jerry le dio la vuelta a la fórmula del superhéroe que viaja a otro planeta. Puso al superhéroe en un escenario ordinario, familiar, en lugar de hacer lo contrario, tal y como se hacía en gran parte de la ciencia ficción. Que yo recuerde, esa fue la primera vez que se hizo.

¿Os influyeron las historias de John Carter of Mars de Edgar Rice Burroughs?

SIEGEL: No creo que me influyeran mucho cuando escribí The Reign of Superman. Sin embargo, cuando hice la versión de 1934 (que años después, en 1939, fue publicada con revisiones en Action Comics nº1), las historias de John Carter sí que me influyeron. Carter era capaz de saltar grandes distancias porque Marte es más pequeño que la Tierra, y también tenía una gran fuerza física. Yo visualicé el planeta Krypton como un planeta enorme, mucho más grande que la Tierra, de manera que cualquiera que viniese a la Tierra desde ese planeta, sería capaz de saltar grandes distancia y levantar grandes pesos.

Al principio Superman solo saltaba grandes distancias. ¿Cómo evolucionó su vuelo?

SHUSTER: Al principio solo saltaba grandes edificios. Había casos en los que saltaba un edificio alto, o aterrizaba, y en ese punto parecía que estaba volando, supongo. Fue algo natural, dibujarlo así.

Algunos críticos afirmas que Superman voló por primera vez en la serie de dibujos animados, y que eso os influyó para hacer volar al personaje de comic book.

SHUSTER: No, que yo recuerde.

¿Cómo hiciste el dibujo para la historia de Superman publicada en Action Comics nº1?

SHUSTER: Creo que hicimos los bocetos a lápiz y luego los pasamos a otro papel.

SIEGEL: Él era un trabajador muy meticuloso. Era la época en la que no tenía que producir toneladas de trabajo, de manera que tenía tiempo para poner todo su esfuerzo. Años después, estaba totalmente ahogado por el trabajo y tuvo problemas de visión.

SHUSTER: Una vez alguien me señaló que era muy meticuloso. Tenía que serlo, porque yo no veía: tenía que acercarme a dos centímetros del papel para poder ver las líneas finas.

SIEGEL: Es verdad, su cabeza estaba muy cerca del papel. Y para colmo, su familia tenía problemas económicos, y su apartamento en Cleveland no tenía calefacción. Joe trabajaba a menudo con guantes y varios jerséis, y una chaqueta o dos. Trabajaba con todas esas desventajas, además de su problema de visión.



SHUSTER: Action nº1 salió directamente de la tira de prensa: recortamos y pegamos. Tenían prisa porque se les echaba encima la fecha para publicar el primer número. Todo sucedió muy rápido. Tomaron la decisión de publicarlo y nos dijeron: “Vamos, tenéis que producir 13 páginas basadas en vuestra tira”. Era un trabajo a la carrera, y una de las cosas que menos me gusta es correr para dibujar. Soy demasiado perfeccionista para hacer algo mediocre. La única solución que se nos ocurrió a Jerry y a mí fue recortar las tiras en viñetas y pegar esas viñetas en una hoja del tamaño de la página. Si algunas viñetas eran demasiado largas, las acortábamos –recortándolas–, si eran demasiado cortar, las expandíamos. Algunas de las viñetas se expandieron para alcanzar el tamaño de la página. Fue un trabajo artístico.

¿Cómo era este dibujo en comparación con los dibujos para The Superman que habías roto?

SHUSTER: Aquellos primeros bocetos eran demasiado caricaturescos. Yo quería hacer dibujos detallados –asistía a clases de anatomía–, pero desgraciadamente no podía por falta de tiempo. Teníamos que producir el material como una fábrica. A veces quería sentarme y emplear una hora o dos en un dibujo, pero no era posible. Tenía que producir una página completa –o dos, o tres– en un día. A mí me gusta estar orgulloso de mi trabajo, y odiaba hacer un trabajo mediocre. Evidentemente, a algunos guionistas les gustaba mi trabajo por encima de otros precisamente por eso. Creo que Jules Feiffer lo llamó crudo. Pero a la vez, dijo que estaba vivo. No estaba pulido. Algunos de los primeros dibujos estaban muy bien dibujados, con mucho detalle, porque tuve mucho tiempo para trabajar en cada viñeta. Después tenía tiempo para capturar muy bien las escenas de acción, pero no tenía tiempo para poner detalles, para pulirlas.

Jules Feiffer también mencionó algo que nadie había mencionado antes: dijo que una de las razones por las que los chavales adoraban mi dibujo en Superman era porque era algo que podrían dibujado hecho ellos. Se podían identificar con ese tipo de dibujo. No voy a decir que fuera infantil, pero me tomo la apreciación de Feiffer como un cumplido. No denigró mi trabajo.

¿Hubo restricciones editoriales en los primeros cómics de Superman?

SHUSTER: Al principio teníamos mucha libertad, y Jerry escribía lo que le dictaba su imaginación, con mucha, mucha libertad. Ni siquiera teníamos supervisión editorial, porque tenían muchísima prisa en tener el material antes de la fecha límite. Pero después sí que hubo restricciones.

¿Cuánto del dibujo de la tira de Superman hiciste tú?

SHUSTER: Hice todo el trabajo desde el principio hasta el momento en que ya no pude afrontar el peso de la creciente carga de la producción artística yo solo. Necesitaba y tuve ayuda.

¿Quién fue el primer dibujante al que contrataste?

SHUSTER: Ha pasado tanto tiempo que nos resultaría difícil contestar esa pregunta con exactitud. En aquella época, la tira se vendió al McClure Syndicate. A medida que pasaba el tiempo, fue teniendo un equipo de producción, pero seguía involucrado en el dibujo. No en todos sus aspectos, pero estaba involucrado en los bocetos iniciales, el lápiz… Y hacía las caras de Superman, todas y cada una de ellas –lo cual era muy tedioso– porque Jerry insistía (y yo estaba de acuerdo) en que nadie más era capaz de capturar el espíritu, la sensación, de Superman. También hacía todos los cuerpos, de hecho. Mi equipo hacía sobre todo los fondos y el entintado, el pulido del lápiz –porque muchos de mis lápices eran bastante groseros. Pero eran muy espontáneos. Lo que yo hacía era plasmar la acción inicial del personaje, y ellos seguían a partir de ahí. Lo único que no entintaban era la cara de Superman. Durante un período de 8 o 10 años, yo hice todas las caras de Superman.

¿Cuál era tu método de trabajo con Jerry antes de que Superman requiriese un equipo de producción?

SHUSTER: Trabajábamos muy estrechamente. Al principio, se sentaba a mi lado en el tablero de dibujo. Nos sentábamos uno al lado del otro, era una auténtica colaboración. El tenía su guión y me describía la escena. Primero me la leía, y yo la absorbía y la visualizaba. Y él decía: “Eso es justo lo que yo tenía en mente”, o “Vamos a hacer algunos cambios aquí”. Incluso me describía las posiciones de Superman que quería y cómo actuaba el personaje. Era como el escenario de una película. Él lo hacía prácticamente todo salvo dibujar. Lo visualizaba todo para mí, y yo lo hacía mío.

Jerry fue el primero que recuerde –al menos en los comic books– que usó realmente el estilo de un guionista de cine. Describía cada escena, el plano utilizado –plano largo, medio, primer plano, picado. Era maravilloso. Supongo que desarrolló él mismo la técnica, porque ambos éramos fanáticos del cine. Estudiaba las técnicas de los seriales cinematográficos, pero nunca vio un guión de cine escrito.



¿Qué influencia tuviste en la representación de Superman en otros medios, como los dibujos animados de Fleisher, por ejemplo?

SHUSTER: Fue puramente accidental. Estaba de visita en Miami y un conocido me dijo: “¿Te gustaría venir y visitar los estudios?”. Yo dije: “Sí, me encantaría ver cómo hace Superman”. Estaban empezando. Fui allí y me fascinó. Sugerí: “No me importaría dibujar algunos planos para vosotros mostrando a Superman de lado, de frente, en tres cuartos; el aspecto de Clark Kent y de Lois Lane”. Dijeron: “Perfecto”. Les encantó que se lo hiciera. Así que me senté y empleé un par de día en dibujar esas hojas modelo. Me encantó, y me encantó estar involucrado en aquello. Y hasta tuvimos la suerte de que después nos acreditaron en los dibujos animados.

¿Estuvisteis muy involucrados en el programa de radio?

SHUSTER: No, la verdad es que no. Puede que a Jerry le consultasen sobre algunos de los guiones iniciales. Pero recuerdo que conocía a Bud Collyer, que interpretaba a Superman. Creo él programa estaba muy bien hecho.

¿Viste alguna filmación del serial de televisión?

SHUSTER: No, pero después conocí a algunos miembros del reparto. Hace algunos años tuvimos una reunión y nos entrevistaron en una emisora de Los Angeles, Canal 13. Hicimos un programa de una hora, y conocí a la chica que interpretaba a Lois Lane, Noel Neill, y a Jack Larson (Jimmy Olsen).

¿Tuvisteis alguna participación tú y Jerry en la elección del reparto de la película de Superman?

SHUSTER: Eso habría sido genial, pero nunca nos preguntaron quién debería interpretar qué, aunque yo tenía a alguna gente en mente. Una de las personas que tenía en mente para el editor del periódico, Perry White, era el tipo que interpretaba a Lou Grant: Ed Asner. Era magnífico como editor de periódico.

Pero habéis conocido a las estrellas de la película.

SIEGEL: Sí, en el estreno en Los Angeles. Christopher Reeve me pareció un gran Superman. Captó muy bien el sentido del humor que Joe y yo habíamos pretendido que tuviera el personaje al principio.

¿Qué es lo que creéis que ha hecho a Superman tan popular durante más de 40 años?

SIEGEL: Si te interesa lo que hace de Superman lo que es, esta es una de las claves que lo hacen universalmente aceptado: Joe y yo teníamos ciertas inhibiciones… que nos condujeron a una superación que expresamos a través de nuestro interés en la ciencia ficción y en nuestro cómic. De ahí es de donde vino el concepto de la doble identidad y los problemas de Clark Kent con Lois. Me imagino que hay mucha gente en este mundo igualmente frustrados. Joe y yo nos sentíamos así en el instituto, y él fue capaz convertir esa sensación en dibujos.

JOANNE SIEGEL: Muchos adolescentes sufren decepciones con las chicas…

SHUSTER: ¡Cierto! Por eso digo que es un tema universal, y por eso tanta gente se siente identificada.

JOANNE SIEGEL: Por eso las canciones de amor son tan populares. Están llenas de pasión por alguien a quien no interesa el cantante.

SIEGEL: Hay otra cosa que me gustaría comentar antes de que acabemos. Ha sido muy frustrante para Joe y para mí haber sido apartados del personaje que creamos y que amamos durante tantos años. Agradecemos que, en nuestros años de vejez –ambos tenemos casi 69 años–, la corporación que posee Superman nos esté tratando tan bien.

JOANNE SIEGEL: Tenemos una buena relación con DC y Warner.