Crónica del IX Viñetas desde o Atlántico (o dos días en el paraíso)

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Spiderman no quiso perderse las Viñetas


Uno de los redactores, el tio berni, un miembro del equipo técnico, Rob, y el editor de Entrecomics, FeR, no quisieron perderse el que está considerado como uno de los mejores salones del cómic patrios, y se presentaron allí el viernes… tres horas antes de que abriesen los chiringuitos. A lo largo de dos días pudieron disfrutar del ambiente, de las exposiciones, de los stands, de los autores y como no, de la magnífica ciudad de A Coruña. Según los organismos oficiales, 73.000 visitantes acudieron este año a las Viñetas desde o Atlántico. Este es un breve repaso de cómo vivieron el salón tres aficionados.

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El centro neurálgico del salón


El meollo.

El meollo del salón está en las inmediaciones del Kiosko Alfonso, junto a los jardines de Méndez Núñez, muy cerca del concurrido Paseo Marítimo y del centro histórico de la ciudad. En el propio Kiosko Alfonso se pudieron ver exposiciones de originales, asistir a las firmas de los autores y atender a distintas charlas, mientras que en el exterior se situaban los stands de tiendas y editoriales. La propia plaza donde se situa el Kiosko Alfonso y plazas adyacentes estaban adornadas con reproducciones de cartón piedra de personajes de cómic, como Mortadelo y Filemón, Batman, Spiderman, Torpedo, Carpanta, Groucho (Julius para los amigos), Tintin, Lucky Luke o Hellboy, que hacían las delicias de grandes y pequeños que aprovechaban para sacarse unas fotos con sus héroes del cómic (aunque más de uno confundiese a Carpanta con Mortadelo) y a acercarse curiosos al Kiosko Alfonso para contemplar los originales allí expuestos. También en la plaza de María Pita podían verse reproducciones de Asterix y Obelix y el Príncipe Valiente. La nota delirante la dio cierta organización que el sábado por la mañana convocó un mitin místico-religioso frente al Kiosko, en el que un predicador con micrófono, al mejor estilo estadounidense, clamaba las bondades del señor y la incapacidad de alcanzar la felicidad sin abrazar antes a Jesucristo. Después de haber pasado la noche sin dormir por motivos que se explicarán más adelante (o no), aquello parecía una mezcla de pesadilla y alucinación.

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Cuando el hambre aprieta no se respeta ni a los clásicos


Las firmas.

En cualquier salón del cómic uno de los mayores alicientes para los aficionados son las firmas de los autores, y este año en A Coruña el cartel era impresionante. Nosotros, evidentemente, hicimos cuanto pudimos para arrancar un original a nuestros ídolos, pero más de uno se nos escapó de entre las manos debido a que el número de autores interesantes era demasiado alto y las firmas se redujeron a dos horas al día durante dos días (salvo Peeters, Delisle y Larcenet, que sólo firmaron un día). Además de aficionados al cómic, allí asistieron muchos niños y padres de familia curiosos. Así nos gusta, haciendo cantera.
La estrella invitada sin duda era Bruce Timm, que a pesar de formar una cola enorme ante él, tiene la virtud de dibujar a gran velocidad, sobre todo cuando se le pide un Batman, y consiguió que una gran parte del público se fuese con su dibujo.
Brent Anderson puede que fuese el segundo en el ranking de popularidad, y aunque el número de personas que querían un dibujo suyo era muy elevado, apenas si unos pocos lo consiguieron, ya que se toma muy en serio cada dibujo y prefiere hacer pocos bien acabados que muchos birriosos. Cuando se acercaba la hora de cierre, anunciaba que ya no hacía más dibujos y que sólo firmaba.
Esad Ribic puede ser conocido desde ahora como “El Hombre Aleatorio”, ya que pasaba del esbozo chapucero al dibujo acabado sin ningún motivo aparente.
Para nosotros, el autor que realmente se convirtió en el alma de la fiesta y demostró mayor respeto por sus fans fue Manu Larcenet que además de hacer un montón de dibujos, siempre tenía unas palabras con los aficionados, en inglés, en francés o en el poquito español que dominaba y que le permitía soltar frases como “quiero los porros” o “me gustan tus domingas”. Se hizo un montón de fotos con los aficionados, se quitó la camiseta y nos mostró sus tatuajes y sus michelines, hizo que las embarazadas pasasen a los primeros puestos de la cola, nos pidió silencio y advirtió que NUNCA despertásemos a un bebé dormido (presente en la sala), y nos hizo posar a todos para sacar una foto. Cuando un miembro de la organización le comunicó que la firma terminaba a las 14:00, a 15 minutos vista, miró lo que quedaba de cola, se puso muy serio y soltó un NO rotundo: “Llevan esperando un montón de tiempo, no puedo dejarles sin su dibujo”. Así que emplazó a los fans restantes a que se encontrasen con él en un bar, durante la hora de la comida, para hacerles su dibujo. Un tipo realmente divertido y entrañable, este Larcenet, que además… dibuja como los ángeles.
Guy Delisle también tuvo un buen número de aficionados ante él, a los que despachó con un dibujo siempre diferente. Antes de dibujar miraba unos segundos a su alrededor y posaba la vista en los asistentes buscando la idea o el modelo adecuado. Después, ya no volvía a partar la mirada del papel hasta terminar el dibujo. Es de agradecer que, a diferencia de tantos otros, este autor no se haya aprendido cuatro dibujos de memoria “para los salones”.
Frederick Peeters tampoco pudo dar abasto en tan sólo dos horas para dibujar a todos los aficionados que se amontonaban ante él, demostrando el enorme éxito de Píldoras azules (aunque él mismo declaraba emocionado a un aficionado que le preguntaba por Lupus que estaba un poco harto de que todo el mundo le hablase Píldoras azules y nadie se acordase o conociese Lupus).
No tuvimos la oportunidad de ver de cerca de Jessica Abel, pero parece que tuvo un buen número de aficionados ante ella, todos con La Perdida bajo el brazo, y por lo que me pareció hablaba castellano (o español, si lo prefieren).
Lorenzo Gómez, Fermín Solís y Ángel de la Calle, espléndidos autores los tres, no tuvieron demasiado público, demostrando que ser español y además no dibujar superhéroes es toda una garantía para no ser reconocido por el público mayoriatario… a no ser que dibujes en El Jueves, porque Kim se hinchó a dibujar a Martínez el Facha en mil y un posturas. Numerosas señoras que pedían: “Hazme un Martínez para mi suegro” o “dibújeme algo contra el PP”, a lo que Kim respondía con una media sonrisa: “Pero si yo sólo hago chistes a favor del PP…”

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Sesión de firmas. De izquierda a derecha: Esad Ribic, Ángel de la Calle y Bruce Timm


Las exposiciones.

Las apretadas agendas, los horarios coincidentes y la penosa situación física de los firmantes tras casi 48 horas sin dormir impidieron que pudiésemos asistir más que a la exposición sita en el Kiosko Alfonso, que sin duda fue más que suficiente para constatar el altísimo nivel del festival de A Coruña al respecto. Casi 200 originales a disposición del público, con una amplia retrospectiva de Brent Anderson que incluía su trabajo en Ka-Zar, Batman, Green Lantern, Stike Force Morituri, Power Pack, Astro City, Superman… Una auténtica maravilla poder contemplar sus originales, algunos de los cuales gozaban del entintado de otro monstruo del cómic, Bill Sienkiewicz. Se podía comprobar como desde sus inicios, la maestría de este hombre dibujando era tremenda, y apenas hace uso de la tinta correctora en páginas realmente barrocas.
Los originales de Esad Ribic supusieron un auténtico festival de color para la vista, con muestras de X-Men: Hijos del átomo, Loki, Silver Surfer, Canción de hielo y fuego, y alguno que otro bastante cachondo (en todos los sentidos). Sin ninguna duda, los más espectaculares y que provocaban la admiración de todos los visitantes por igual.
Guy Delisle había escogido para la exposición mayoritariamente páginas de Pyonyang y Shenzen sin texto, para evitar la extrañeza que supone el idioma extranjero para los no francófonos. En esas condiciones, se hacía más evidente que nunca la gran capacidad narrativa del cómic cuando es llevado a cabo por un autor tan hábil como Delisle. Su utilización de los grises, tremenda. Originales de pequeño tamaño y gran calidad que demuestran que en cómic el tamaño tampoco importa.
Frederik Peeters también había elegido para su exposición originales de sus obras más conocidas en España, Píldoras azules y Lupus. Si en los primeros se constataba la fuerza y espontaneidad de una obra salida de las entrañas, los segundos resultaban incluso más espectaculares, con un Peeters mucho más experimental e imaginativo. Auténticamente deliciosos. Como nota curiosa, en el texto de presentación que cada autor había preparado para su exposición, Peeters comentaba que no veía el sentido de una exposición de originales y que, para él, el es cómic es yuxtaposición, y una página suelta no le comunica nada, siendo la narrativa en lo que está realmente interesado. A pesar de su muy acertada reflexión, conviene recordar que también hay yuxtaposición de viñetas dentro de una página y que puede considerarse una unidad narrativa en sí misma. Y más si se hace con la intencionalidad con la que lo hace Peeters.
En general y por lo que pudimos ver, la exposición fue un éxito, sobre todo porque por allí se pasaban no sólo aficionados al cómic, sino paseantes ocasionales y familias con sus niños que quedaban tan maravillados como nosotros con los dibujos allí expuestos.

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Original de Esad Ribic


Las charlas.

Las charlas, como siempre, dependiendo del grado de implicación del asistente pueden parecer más o menos interesantes, pero lo que sí nos parece un despropósito es que la charla de Delisle, Larcenet y Peeters coincidiera con las firmas de, por ejemplo, Bruce Timm y Brent Anderson. Durando el salón como dura una semana, parece un poco tonto hacer coincidir en el tiempo algunos de los actos más interesantes, ¿no? La otra solución, si se quieren reservar estos actos para los días de mayor afluencia, es ampliar el horario de apertura y espaciar los actos, ya que actualmente el Kiosko Alfonso, donde se realizaban estos las firmas y las charlas, abre tan sólo dos horas por la mañana y otras dos o tres por la tarde. De la charla de Bruce Timm ya dimos buena cuenta en el post de ayer, y al resto… pues no pudimos acudir. De verdad, una pena.

Los stands.

Entre los stands, un poco de todo. Tiendas de cómic, de merchandising, de tebeo antiguo, y alguna que otra de pequeñas editoriales o colectivos como BD Banda, Polaqia, Kalandraka, Astiberri o Ariadna (donde se podía contemplar una exposición de algunos originales del recientemente editado Nuestra guerra civil. De entre las grandes parece que sólo estaban presentes Panini, Ediciones B y La Cúpula (a estas alturas no vamos a decir que La Cúpula es de las pequeñas, ¿no?). Además, el Viñetas coincidía con la Feria del Libro Usado y de Ocasión, cuyos puestos se encontraban prácticamente a continuación de los puestos de cómic, invitando al paseante no lector habitual de cómic ha realizar un interesante recorrido por nuestro querido noveno arte. La afluencia de público, especialmente por las tardes, cuando el sol dejaba de castigar un poco, fue realmente alta. La nota negativa en cuanto a los stands, era el escaso número de horas de apertura, ya que por las mañanas sólo abrían de 12:00 a 14:00, y no volvían a abrir hasta las 18:00, aunque luego permanecían abiertos hasta las 22:00 aproximadamente. Lo cierto es que esas eran las horas de mayor afluencia, pero teniendo en cuenta que esas eran precisamente las horas a las que se programaban los distintos actos y a las que se podía contemplar las exposiciones, quedaba un buen número de horas muertas que el aficionado al cómic no tenía como rellenar.
Personalmente guardamos un gran recuerdo de la gente de Polaquia. Este año estaban implicados en un gran número de proyectos, ya que varios de sus componentes publican historias en el álbum Capital editado por De Ponent, y presentaban el álbum recopilatorio de historias aparecidas en su revista Barsowia titulado Barsowia en llamas y publicado por Dolmen en su Colección Dominó. Además, estaban ya disponibles: el número 8 de Barsowia, la última obra experimental de David Rubín en formato comic-book, Corazón de tormentas y Onde ninguén pode chegar (Edicións Lea), versión en gallego de la historia que ganó el año pasado el premio Castelao y que se incluye (en castellano) en El circo del desaliento, Tanque familiar, de Diego Blanco y 38, de Álvaro López y Luis Sendón. David Rubín amablemente nos invitó a la fiesta de quinto aniversario que esa noche ofrecía el colectivo Polaqia y nos dedicó su último tebeo. Por la noche, la fiesta dio de sí incluso más de lo esperado, y en uno o dos días podréis ver por aquí un post al respecto.

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Aspecto de los stands en la hora punta


La cuidad.

Obviamente, los salones del cómic no transcurren en el limbo, sino en localizaciones geográficas específicas que en ocasiones pueden ser determinantes para el éxito o fracaso del mismo. En este caso, la situación del Viñetas desde o Atlántico es privilegiada, porque por una parte está lo suficientemente disperso por la ciudad para que no quede nadie que no se entere de su celebración, y por otro su sede central, el Kiosko Alfonso, ocupa una localización privilegiada, junto al concurrido Paseo Marítimo y a 50 metros escasos del centro histórico de la ciudad. Así que para los visitantes “extranjeros” es una excelente oportunidad de conocer una ciudad bonita y hospitalaria y disfrutar de una excelente comida (y bebida) a un precio irrisorio, sin las prisas de las grandes ciudades pero con todo lo necesario para pasar una buena tarde y una mejor noche. Aquí, los horarios de los bares permiten tomarse la penúltima cuando el sol ya ha salido sin necesidad de pagar entrada…

A nosotros, que nos guarden el sitio, que el año que viene repetimos.

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No sólo de viñetas vive el hombre


el tio berni, Rob y FeR