Hammer of the Gods: Enemigo mortal (Oeming & Wheatley)

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Hammer of the Gods: Enemigo mortal (Oeming & Wheatley). Planeta, 2004. Rústica. Color. 160 págs. 9,95 €


El creador de la exitosa Powers cambia completamente de registro y se desmarca aquí con una serie épica basada en la mitología nórdica tan querida por el mundo superheróico. De hecho, es prácticamente imposible no tener en mente a Thor durante la lectura del álbum, especialmente al Thor que nos regaló Simonson en una de las mejores etapas del personaje. Y bueno, lo cierto es que Thor aparece como secundario en este tomo, aunque quien más nos recuerda al dios del trueno es el protagonista, a quien incluso dotan con 3 amigos…

Siendo un bebé (humano) a las puertas de la muerte, Modi es agraciado por los dioses con una enorme fuerza, resistencia e invulnerabilidad, a condición de que nunca empuñe un arma. Modi crece con el prurito de no poder llegar a ser nunca un gran guerrero, debido a la prohibición de usar armas, pero aún así tratará de honrar a los dioses que le han salvado la vida y bendecido a su familia. Pero un día, un hecho trágico hará que se tambaleen todas sus creencias y se embarca en un viaje, como no podía ser menos en una historia de vikingos, con la intención de pedir cuentas a los dioses por su irresposabilidad hacia los seres humanos. A lo largo de la aventura veremos desfilar a varios de los clásicos de la mitología nórdica, como los Gigantes, las Valquirias, y una buena colección de dioses por todos conocidos.

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Con esta premisa argumental y estos elementos tan familiares que permiten a Michael Avon Oeming y Mark Weatley ahorrarse un montón de explicaciones, construyen una historia épica en la que no falta nada: aventura, monstruos, amor, engaño, tremendas peleas… Y sin embargo algo no acaba de funcionar. El inicio de la serie me parece muy bien contado, muy prometedor, pero a medida que la historia avanza se van sucediendo hechos que, a poco que se piense, parecen ilógicos e innecesarios y que hacen que el lector se vaya distanciando de una historia que en principio había conseguido su implicación. Algunos de estos elementos distanciadores son pequeños detalles tan tontos como pasarse el álbum describiendo a una valquiria como “fea” y dibujarla bien guapetona, o un cambio radical en la actitud del protagonista hacia el final de la historia que no parece muy justificado. Por no hablar del epílogo anticlimático… Además, no sé si será cosa de la traducción o no, pero hay diálogos que no parecen tener mucho sentido y generan extrañeza.

De todos modos, la historia se lee con agrado, porque los autores consiguen crear un protagonista que se gana rápidamente las simpatías del lector y mantener el interés en su peripecia. Mención aparte merece el soberbio dibujo de Oeming, mezcla de Bruce Timm y Mignola, que conjuga la agilidad del primero con la oscuridad del segundo, logrando un estilo que casa a la perfección con el tono de la historia que se pretende contar. Aunque la narrativa de Oeming presenta claras deficiencias, sabe crear imágenes impactantes y con una gran fuerza, y los colores, muy oscuros, de Wheatley parecen apropiados en una tierra donde siempre es invierno… En resumen, un entretenimiento no exento de virtudes que hará las delicias de los aficionados a la aventura, a la mitología y las buenas ilustraciones.

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Interesante, pero no resiste una purga por motivos de espacio


el tio berni