El comienzo de la década de los ’70 supone una vuelta de tuerca en el trabajo de Kirby. Harto de que en Marvel no se reconociese su autoría en los argumentos y bastante mosqueado por el hecho de que no se le devolviesen los originales, el Rey decide dejar la compañía que le ha dado la fama y en la que ha forjado su leyenda y marcharse a la DC. Aparte de algunos trabajos esporádicos en series «de encargo» como Superman’s Pal Jimmy Olsen, Kirby tiene carta blanca, y es su oportunidad para demostrar que además de un excelente dibujante es un gran fabulador de historias. Kamandi, The Demon, todos los personajes del Cuarto Mundo dan fe de ello, aunque a menudo su gusto por lo excesivo en el dibujo se transmita también a sus guiones. Kirby quiere demostrar al mundo su capacidad creativa y se embarca en una sucesión de ideas extravagantes que raramente llegan a un fin, pero que sin duda nos indican que en su cabeza bullían decenas de conceptos novedosos.